EL ÁRBOL
El árbol jamás duerme.
Dura pierna de roble, a veces tan desnuda quiere un sol muy oscuro.
Es un muslo piafante que un momento se para,
mientras todo el horizonte se retira con miedo.
Un árbol es un muslo que en la tierra se yergue como la erecta vida.
No quiere ser ni blanco ni rosado,
y es verde, verde siempre como los duros ojos.
Rodilla inmensa donde los besos no imitarán jamás falsas hormigas.
Donde la luna no pretenderá ser un sutil encaje.
Porque la espuma que una noche osara hasta rozarlo
a la mañana es roca, dura roca sin musgo.
Venas donde a veces los labios que las besan
sienten el brío del acero que cumple,
sienten ese calor que hace la sangre brillante
cuando escapa apretada entre los sabios músculos.
Sí. Una flor quiere a veces ser un brazo potente.
Pero nunca veréis que un árbol quiera ser otra cosa.
Un corazón de un hombre a veces resuena golpeando.
Pero un árbol es sabio, y plantado domina.
Todo un cielo o un rubor sobre sus ramas descansa.
Cestos de pájaro niños no osan colgar de sus yemas.
Y la tierra está quieta toda ante vuestros ojos;
pero yo se que ella se alzaría como un mar por tocarle.
En lo sumo, gigante, sintiendo las estrellas todas rizadas sin un viento,
resonando misteriosamente sin ningún viento dorado,
un árbol vive y puede pero no clama nunca,
ni a los hombres mortales arroja nunca su sombra.
Vicente Aleixandre: Mundo a solas.
Vamos ascendiendo a la vez que aumenta nuestra perspectiva permitiéndonos ampliar horizontes al abarcar mayor territorio. |
También tenemos a la vista otras poblaciones vecinas a la de nuestro destino. Estas sí en la carretera que se adentra en la Alpujarra. |
Ya arriba, junto al área de Puente Palo lo primero que nos encontramos es la acequia Grande de Cáñar que cruza la carretera. Junto a ella aparcaremos el coche. |
En esta zona los pinos ocupan el terreno. Pero un poco antes y a continuación serán los robles melojos los protagonistas. |
Por encima, allí donde los pinos ya no proliferan, dos de los tres miles más desconocidos de Sierra Nevada: Cerrillo Redondo (3.055 metros) y Pico del Tajo de los Machos (3.085 metros). |
Hemos dejado la carretera perimetral del Parque Nacional (alrededor de la cota 2.000) y acompañamos a la acequia del Almiar. Este va a ser nuestro recorrido hasta su fin. |
Aunque no va pletórica de agua, dadas las fechas en que nos encontramos y la insistente carencia de lluvia que arrastramos, consigue mantenerse, a pesar de las derivas y filtraciones, hasta su final. |
El cauce preparado para mayores caudales hoy se le quedaba "ancho". A la derecha siempre la vereda que la acompaña bajo ejemplares de robles centenarios. |
En algunas zonas, sobre todo por encima del recorrido de la acequia, aparecen las encinas y algunos espacios que me dio la sensación de que fueron parcelas cultivadas antaño. |
El reparto del agua es fundamental en estas acequias de las que dependían todos los cortijos que se ubicaban por debajo de ella (un tercio o un cuarto del caudal, sea este el que sea). |
La salida regulada del agua de la balsa, cuando se quería incrementar el caudal o hacer un riego extraordinario. |
Siempre por debajo las parcelas a regar y entre ambas hemos podido contabilizar hasta cuatro pequeñas balsas que seguramente servían de depósitos anexos a la mayor del Almiar. |
Extensas parcelas deforestadas para cultivos o pastos, hoy totalmente abandonadas ya que en todo el recorrido por debajo de la acequia sólo queda un pequeño cortijo dedicado a la ganadería. |
La balsa, abandonada acabará invadida por la vegetación y con el tiempo desaparecerá. |
Mi acompañante disfrutando de una ingesta a la vez que tomaba el sol, mientras yo merodeaba por los alrrededores. |
Aliviadero de la balsa del Almiar. |
Uno de los grandes troncos totalmente perforado en su base y con las paredes interiores quemadas. |
Este tramo, junto a la acequia, es parte de una de las etapas del sendero Sulayr, concretamente la etapa quinta que une Puente Palo con Capileira. |
El sendero casi exclusivamente por la derecha de la acequia durante todo el recorrido. |
Este es el tipo de roca de la zona y es la que se ha usado para todas las edificaciones, empleada en la construcción de balates, paredes de cortijos y aliviaderos de la propia acequia o de la balsa. |
Algunos ejemplares llamaban poderosamente la atención por altura y envergadura. |
Allá donde el agua se remansaba debido a alguna acumulación de hojarasca, el otoño hacía acto de presencia cubriendo casi por completo la superficie con las hojas caídas. |
Las viejas ramas se hacen hospitalarias y permiten la invasión. |
En el suelo unos panales de avispas. Mal momento para un derrumbe de la casa. |
Puente sobre el río Chico junto al área recreativa Puente Palo. |
En el cauce restos de arrastres cuando los brios del agua lo permitían. Ahora sólo queda esperar a nuevas crecidas para que limpien el cauce. |
Uno de los escasos cortijos donde apreciamos alguna actividad. |
Junto a las construcciones del área una fuente: Fuente Fresca, doble engaño: ni fresca ni fuente. |
Como siempre grandes contrastes entre las lomas norte y sur. Unas plenas de vegetación y otras áridas y semidesérticas. |
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