El suave clima de que disfruta permite el cultivo, casi exclusivo, de los cítricos.
Fecha: 2-2-2016 Guájar
Fondón 9’00h.
M.I.D.E.:2,2,3,3. Castillejo 10’00h.
Duración: 6h (Semicircular) Guájar
Faragüit 10’40h.
Desnivel en subida: 430 metros Guájar
Alto 12’30h.
Rangos de temperatura: de 7’5ºC a los 18ºC Mirador de la Viñuela 13’20h.
Guájar
Faragüit 14’30h.
Guájar
Fondón 15’00h.
Estos
tres hermanos que comparten nombre y discrepan en el apellido, fueron
poblaciones independientes hasta hace unas décadas (1973) en que decidieron
unirse y habilitar la “capitalidad” en la población central. Comparten laderas
en las estribaciones de la zona septentrional de la costa granadina. Tras la
conquista del reino de Granada fueron repartidas estas tierras entre fieles
servidores de los Reyes Católicos, pero fue tras las rebeliones moriscas
(guerras de las Alpujarras) cuando prácticamente desaparecieron todos sus
pobladores ante el avance del Marqués de Mondejar cuando remontó el río Toba
con la orden de aniquilar a todos los moriscos.
Posteriormente
se repoblaron estos pagos con 90 colonos entre los que se repartieron las
propiedades pertenecientes a los moriscos, gente venida de Granada, Jaén y
Ciudad Real principalmente, quedando los núcleos poblacionales reducidos a los
tres que se conservan actualmente, ya que se abandonaron los demás
asentamientos (Guájar la Vieja y/o el asentamiento fortificado de El
Castillejo).
Ocupan
un reducido y precioso valle subtropical atravesado por el rio de la Toba. Su
nombre, el compartido por las tres poblaciones deriva del árabe con un
significado de: abrupto, escarpado y de difícil acceso, lo que ya nos indica lo
que nos vamos a encontrar en su entorno: multitud de barrancos, enclaves y
paisajes de belleza sobresaliente.
El
núcleo urbano más importante de los tres es el intermedio: Guájar Faragüit
(Jardín escondido),
"Está cercada de bancales y arbolado de almeces y parrales,
que van subiendo desde el río y forman una gradería vistosa
su clima es templado, con vientos N. y E., y solo se
padecen algunas calenturas.
…Los
cerros, tajos y peñascos de que se halla erizada
la mayor parte del término, están poblados de
pinos,
carrascos, romeros y aulagas , encontrándose
solo
algún
viñedo hacia el N. en el sitio llamado los Jarales,…”
Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de España (Pascual Madoz).
cuya
iglesia es un buen ejemplo de las construcciones mudéjares. Construida, tras la
conquista, sobre una mezquita en los primeros años del s. XVI, siendo una de
las iglesias que no se vio afectada por la guerra de los moriscos de 1568; otras
muchas fueron incendiadas. En un cerro cercano al núcleo se puede visitar El
Castillejo, antiguo poblado fortificado almohade del s. XIII.
Voy
a dejar el coche a la entrada del más bajo de los tres: Guájar Fondón, para
iniciar un recorrido, que si no me pierdo, enlazará las tres poblaciones con
alguna variante que también trataré de caminar. En este “Fondón” inicio la
subida ya por las mismas calles del pueblo. Están los panaderos con sus
vehículos repartiendo la mercancía y son ellos los que me indican el camino a seguir
para iniciar el recorrido hacia el Castillejo: señalando siempre hacia arriba.
Durante
los primeros minutos voy bordeando parcelas cultivadas, todas ellas con frutos
tropicales: chirimoyas, aguacates, naranjos, etc. Tras alcanzar una antigua
acequia, el sendero –SL-A52- llanea entre olivos (algunos de troncos enormes,
retorcidos y llamativos que enseñorean su vejez), buscando el barranco Rendate (aquí tengo que extremar la
atención para no perderme). Tras cruzarlo el paisaje comienza a cambiar,
desaparecen los frutales dando paso a jaras, aulagas, espartos y pinos. La
subida se acrecienta pero para compensar el sendero se clarifica y deja de
ofrecer dudas.
Desde
lejos se divisan los restos de las murallas del antiguo asentamiento coronando
el Cerro Testigo; una vez alcanzado el collado sólo me quedan escasos minutos
para encontrar primero los restos de una antigua canalización y una alberca,
tras algunos pasos más entro en el recinto dolomítico de El Castillejo (405
metros). Restos -en relativo buen estado de conservación- de un poblado
fortificado datado entre finales del siglo XII y principios del XIV; los muros
exteriores y los interiores delimitando las viviendas presentan buena
conservación.
Lo
que sí sigue siendo es una inmejorable atalaya desde donde se divisan
excelentes y amplias vistas, tanto de Guájar Faragüit como parte de Guájar
Fondón y las sierras que los rodean: sierra de Jurite, de la Mesa y del
Chaparral así como buena parte del curso del rio Toba (por las muchas tobas
calcáreas o travertinos que presenta a lo largo de su cauce). La bajada se hace
rápida, por pendiente y cortedad, hasta cruzar de nuevo otra acequia: Allá de
Cara (expresión local: en frente, en aquella cara, respecto al pueblo), de
origen nazarí que se conserva perfectamente.
Por
debajo, ya junto al río, alguna fuente que mana en medio de una roca (Fuente
Santa); manantial de aguas cristalinas, (donde si hacemos caso a la leyenda se
cuenta que bajaban las mujeres, que habitaban El Castillejo a lavar la ropa),
algún abrigo rocoso, humedad y vegetación por doquier, para atravesado el río
ascender en busca de las primeras construcciones de Guájar Faragüit.
Alcanzada
la carretera pregunto por el inicio de la segunda parte de mi recorrido: el
sendero que me ha de acercar hasta Guájar Alto (SL-A53). Tengo que caminar unos
quinientos metros por la propia carretera hasta encontrar un poste indicador
que me remite de nuevo hasta el río por un pendiente carril cementado. Tras
cruzarlo y remontar los primeros metros por una endiablada pista terrera en
construcción, me desvío adentrándome en bosque de pinos buscando, ahora por
sendero, el Collado de la Villuela o Viñuela. En estos primeas rampas de
ascensión, ya por el sendero, me encuentro multitud de conchas fosilizadas,
bivalvos que acreditan los orígenes marinos de estas sierras.
Una
vez alcanzado el collado la pendiente suaviza y camino por una pista que tras
recorrer un par de lomas, volveré a abandonar para seguir otro sendero que transita
entre bosque cerrado de pinos. Pero lo que me llama la atención y verifica la
bondad del microclima es la abundancia de bojes y palmitos además de jaras y
esbeltos romeros. Tras recorrer diversos barrancos aparece enfrentado el pueblo.
Guájar Alto, blanco, pequeño y recogido, recostado en la ladera y totalmente
rodeado de los verdes intensos de los frutales tropicales que el benigno clima
y la abundante agua mantienen.
El
regreso, por el mismo recorrido hecho a la ida salvo que alcanzado de nuevo el
Collado me acerco hasta el mirador de la Villuela que busca asomarse casi en
verticalidad sobre el cauce del río Toba. Oigo rumor fuerte de agua y tardo en
localizar que allá abajo, junto a la carretera que une los pueblos, hay una
cascada por la que se precipita lo que me parece ser el sobrante de una
acequia. Son una treintena de metros por una pared casi vertical, tapizada de
musgos por la que se desploma el agua al reencuentro con el río.
De
regreso en Guájar Faragüit recorro un enlace que une los dos primeros pueblos.
Es un carril cementado que a media altura entre carretera y río y bordeando
parcelas cultivadas, en apenas quince minutos me devuelve hasta el primero de
los pueblos donde aparqué esta mañana el coche. Decido acercarme, ya con el
coche, hasta la cascada para verla desde cerca, por lo que remonto un par de
kilómetros hasta localizarla.
Es
una preciosa cascada a la que han habilitado un mirador y en la loma enfrentada
un sendero que gana altura para poder observarla desde diferentes perspectivas.
De nuevo en Guájar Faragüit decido hacer el camino de vuelta por la carretera
que se dirige, atravesando la sierra (GR-3204), hasta Pinos del Valle y desde
él recorrer buena parte de los pueblos del Valle de Lecrín dedicados en
exclusividad al cultivo de cítricos por la particular bonanza del clima que se
mantiene durante todo el invierno, aunque a decir verdad, este año no ha hecho
falta ya que el propio invierno ha sido excesivamente benigno.
Mientras
remonto por la carretera, remozada recientemente, me veo obligado a parar
repentinamente para no atropellar a una hermosa culebra bastarda que extendía
su casi metro de longitud ocupando buena parte de mi carril. Estaba tomando el
sol, ganando calorías en estos días soleados y templados del invierno en que
debería estar hibernando. Una muestra más de las anomalías climáticas que
estamos padeciendo.
A
medio camino paro para asomarme al mirador de Guájar Faragüit antes de alcanzar
el collado y dejar de ascender. Todavía haré otra parada en el propio collado
para acercarme hasta un rojo y pequeño castillo (Castillo Venta de la Cebada) a
la derecha de la carretera, junto a él y cerca de su fachada norte los restos
de una enorme aljibe de planta rectangular y una señorial casa –ahora en
ruinas- a la izquierda (Venta de la Cebada).
Una
semana después de mi visita (8-2-2016) se declaró un incendio en las
inmediaciones del río Toba, aparentemente provocado (el tercero en dos días y
bastante próximos entre ellos) que arrasó zonas de matorral y arbolado.
Recordatorio: en nuestras salidas al campo
sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y
residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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