Desnivel en subida: 1.100 metros Puntal
Loma Púa 13’30h.
Rangos de temperatura: de 14ºC a los 25ºC Hoya de la Mora 15’30h.
Aunque
es cierto que he dejado durante unos meses de ocupar un día a la semana para
subir a la sierra de forma sistemática, no por ello he perdido las ganas y el
interés por hacer salidas esporádicas y aprovecho cualquier “excusa” para
realizarlas.
Hoy
mi hijo Carlos, en periodo vacacional, ha querido dedicar la jornada a conocer
uno de los “tres miles” ignoto para él. Enumerados los diferentes candidatos,
optó por el Cerro de los Machos (3.329 metros) y me solicitó las labores de
guía.
Yo
a mi vez le propuse un recorrido circular ya que la excursión no iba a ser
larga en tiempo ni dura en intensidad. Así que tras dejar el coche en el aparcamiento de la cota 2.500 iniciamos la
ascensión. Estos primeros tramos de subida muy conocidos y marcados por la gran
afluencia de gente que los recorre no ofrecen dudas. Tras dejar atrás el monumento a la Virgen de
las Nieves, optamos por la variante que atraviesa Cauchiles. El sendero –uno de
ellos- sube prácticamente en línea recta hacia el pico del Veleta, cortando en
reiteradas ocasiones la carretera.
Como nosotros no queremos coronar el Veleta, en la
subida nos desviamos algo hacia la izquierda buscando las ruinas de las
trincheras: Las Posiciones (3.000 metros). Tras reconocerlas y recorrerlas por
mi hijo, ya que no recordaba haberlas visitado, nos introducimos en el Corral
del Veleta por el Veredón: uno de los accesos y el más alto hacia el barranco
del Guarnón salvando los Tajos del Campanario.
Pero poco antes parada obligatoria en el “mirador”,
justo antes de iniciar la corta y brusca bajada que nos acerca hasta la cresta
de la bien formada morrena frontal del extinto glaciar que hubo a los pies del
Veleta ocupando su cara norte.
Como decidimos que iba a ser un recorrido tranquilo
y didáctico, nos acercamos hasta el túnel (refugio artificial en la cota 3.000,
a los pies de los tajos en su cara norte). El conocimiento de este refugio
puede ser de gran ayuda en circunstancias adversas.
Una vez revisado comenzamos a recorrer la morrena frontal del último glacial
penibético por su cresta para acercarnos hasta la Laguna. Ésta ocupa una
pequeña depresión a los pies del imponente tajo norte del Veleta, casi
trescientos metros por debajo del “picacho” y junto a la pared vertical de esta
cara. Nos demoramos recorriendo todo el perímetro.
Junto a la laguna y durante su recorrido perimetral,
descubrimos dos entradas de agua, provenientes ambas de los ventisqueros que
ocupan el canuto de “Las Campanitas” (3.324 metros). Uno de ellos es superficial
y aporta un pequeño caudal de cristalina agua. Junto a él, otro, éste
subterráneo, se introduce en la laguna marcando su progresión mediante el
arrastre de lodo muy fino que se reparte de forma arbórea a la vez que
progresa. Este es el que enturbia toda la laguna. El arrastre del finísimo lodo
que acaba ocupando toda la lámina antes de depositarse en su fondo ayudando a
impermeabilizarla.
Toca seguir la ascensión para coronar el Cerro de
los Machos (3.329 metros). La falta de distancia se compensa con fuerte
desnivel que hay que superar para alcanzar la cima coronada por un gran
apilamiento de piedras que indica que hemos alcanzado la cumbre. Junto a él una
placa adosada a la roca en recuerdo de un montañero: Antonio Lizancos Morales
(15-3-83). Aprovechamos la estancia en la cima para comer.
Le propongo a Carlos hacer el paso a través del
“Campanitas” y parte alta del tajo del Veleta (cara este) pero no lo ve claro,
por lo que decidimos bajar del cerro por el sendero que nos lleva hasta la
carretera. Es una fuerte bajada. No en vano perdemos trescientos metros en
pocos minutos, aunque a medio camino nos demoramos entretenidos observando un
grupo de cabras comandado por un viejo macho que exhibe una majestuosa
cornamenta.
Nos acercamos hasta el collado de la Carihuela a
través del paso que recorta por los Vasares (paso de los expertos), ahorrando
algo de tiempo y desnivel. Ya junto al refugio me pregunta mi hijo por un
puntal cercano y al comentarle que a pesar de su inocente apariencia es un tres
mil, decide que nos acerquemos a su cima. Son apenas quince minutos.
Es el Puntal de Loma Púa (3.234 metros), extremo más
alto de una larga cuerda que nace mucho más abajo junto a la unión de los ríos
Naute y Toril, allí donde se ubica la central eléctrica de La Cebadilla
(por encima de Capileira). Ocupan su cumbre unos restos de trincheras de los que solo quedan
retazos de sus muros. Es hora de descender.
Nos descolgamos, para no hacer el mismo recorrido,
por el sendero que desde la Carihuela baja hasta los Lagunillos de la Virgen.
Recorremos los alegres borreguiles que en estas fechas siempre adornan este
conjunto de pequeñas lagunas antes de alcanzar el Embalse de las Yeguas.
Sólo nos queda terminar el descenso hasta las
cercanías de los albergues donde damos por terminada la excursión. Ahora es el
vehículo el que trabaja para acercarnos hasta Granada. Nota: Las doce fotos últimas me las ha cedido mi hijo Carlos porque las mías sufrieron un percance irreparable.
Recordatorio: en nuestras salidas al campo
sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y
residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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