Voy a tratar de contar mis experiencias en las salidas por las sierras y las calles de Andalucía. Recorridos, impresiones, cansancios.
miércoles, 11 de marzo de 2015
Trincheras Sierra de Huétor V: (Cerros Tamboril y Tambor - Huétor Santillán - Granada)
TRINCHERAS EN LOS CEROS DEL TAMBORIL Y TAMBOR .
La mezcla entre roca y vegetación es una de las características de esta sierra.
Aunque la luz de la mañana no es propicia ¿quién se resiste?.
Acequia Fardes. Herencia morisca que parece que o va a llegar a cumplir los 800 años.
El cauce de la acequia permite esta exuberancia en ambas riberas.
Lamentable que se deje morir algo que sostiene tanta vida. Y, estamos hablando de un Parque Natural.
Las cimas rocosas y cortadas de la vecina Sierra de Harana, (Jinestral).
Desde la fuente de Las Chorreras la mirada se eleva instintivamente hacia arriba.
En las zonas de umbría, a pesar de haber pasado 10 -buenos- días de la nevada, aun se acumulan algunos centímetros.
Las cimas rocosas de la Cuerda de la Gallega.
Aquí la acequia ya no transporta agua, la ha perdido entre taponamientos y fugas.
Poco a poco va licuándose vivificando todo su entorno.
En algunos barrancos protegidos permanentemente por la umbría, la nieve apenas ha perdido espesor.
Incluso, a veces aun "llovía" nieve desde las ramas de los árboles.
Las profundas huellas que dejaba en algunos lugares alcanzaban los 20 centímetros.
Cortijo Linillos, hoy en ruinas. Me recuerdo, no hace tanto, resguardado de un chaparrón en su soportal.
Ubicado unos metros por encima del recorrido de la acequia, tenía suministro propio de agua un poco más arriba.
Este ha sido mi itinerario de subida hacia primero el collado y después el cerro Tamboril.
Antes de alcanzar la cima ya me encuentro con las primeras construcciones.
La línea defensiva escalaba hasta la cima del Tamboril y se prolongaba alcanzando el próximo Tambor.
Excelentes panorámicas desde la cima del cerro Tamboril: Peñón de la Mata y Sierra de Elvira.
Mirada entre "hermanos". Apenas los separan unos minutos de marcha y un metro de altura.
Hoy la nevada seguro que ha ocultado a mi vista algunas de las trincheras existentes.
Desde la lejanía sería imposible localizarlas si no se sabe previamente hacia donde hay que mirar.
Alcanzado el cerro Tambor inicio el regreso. De Sierra Nevada se visualiza toda la línea de los tres miles.
Desde el Tambor, el Majalijar techo de este Parque Natural.
Huellas delatoras del deambular de los animales serranos.
Área de Acampada "Florencia", donde se aprecian las muchas huellas de los visitantes.
En las fuentes del área se aprecia el grosor de la nevada.
Las instalaciones sólo están abiertas durante la temporada veraniega.
Barbacoas que hoy no calentaban nada.
Vista general del área de acampada Florencia con el Majalijar de horizonte.
Fecha:28-1-2015 Las
Mimbres 8’30h.
M.I.D.E.:2,2,3,3. Cortijo
Las Chorreras 9’30h.
Duración: 6h (Circular) 16.5 Km.
Cortijo
Linillos 10’55h. Desnivel en subida: 833 metros Cerro
Tamboril 11’30h.
Rangos de temperatura: de -3ºC a los 13’5ºC Cerro Tambor 12’00h.
Zona
Acampada Florencia 13’30h.
Las
Mimbres 14’30h.
“... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada”. A. Machado.
Hoy
continúo con la visita, si las encuentro, a otro conjunto de trincheras
ubicadas en el Parque Natural Sierra de Huétor. Ya conocía la importancia que
esta pequeña sierra, cercana a Granada, tuvo durante la pasada Guerra Civil,
pero ignoraba algunos de los enclaves que durante ella se escogieron para cavar
puestos de vigía o tiro, aprovechando enclaves muy estratégicos y con gran
visibilidad y dominio sobre el terreno circundante.
Conforme
voy conociendo nuevos lugares (y aun me queda al menos otro por visitar) me
percato de que esta sierra fue una “posesión” muy codiciada e importante para
unos –que no querían bajo ningún concepto perder su dominio- y, otros –que
pelearon muy duro por dominarla-.
Debemos
imaginarnos esta sierra mucho más despoblada de cubierta vegetal. Las
repoblaciones se iniciaron una vez terminada la guerra, por lo que las vistas a
las que ahora accedemos desde estos enclaves, están lejos de las despejadas que
en su momento debió haber, más si tenemos en cuenta que la poca vegetación
arbustiva existente tuvo que ser esquilmada para calentarse. Ahora, perdida su
importancia estratégica guerrera, mantienen sin embargo la de ser
extraordinarios miradores naturales.
Aunque
la geografía es común y la continuidad física prolonga estas montañas hasta la
cercanía de Diezma, las más cercanas a cada una de las poblaciones recibe el
nombre de la misma, así nos encontramos con denominaciones de sierras de: Viznar,
Alfacar, Cogollos, Beas, Huétor, Iznalloz e incluso Harana (que como excepción,
confirma la regla).
Los
menos tres grados centígrados que hay a mi llegada son engañosos. En cuanto
asciendo, acercándome al trazado de la acequia la temperatura se atempera
llegando incluso a hacerse agradable. A partir de ese momento y con la ayuda
del sol, que va ganando altura y a pesar del extenso manto de nieve, no volveré
a necesitar abrigarme durante el resto de la jornada, incluso prescindo de los
guantes.
Me
dirijo hacia el Cerro Tamboril (1.591 metros), donde mis referencias sitúan
este complejo trincheril. Gemelo a este cerro –en altura e incluso en el
nombre-, se sitúa el del Tambor (1.592 metros), que por su cercanía aprovecharé
para visitar. Como dato curioso mencionaré que el límite del Parque atraviesa
la cima del Tamboril dejando al suroeste y fuera de su término al Tambor
(adopciones incompletas). En mis recorridos por la Sierra de Huétor estoy
constatando que una de las características de las ubicaciones de trincheras a
lo largo y ancho de esta sierra era la visibilidad entre unos puestos y otros,
por lo que la comunicación por señales debía ser habitual.
El
camino más corto para acercarme hasta la base del Tamboril sería atravesando el
Parque a través del carril general, que recorre la base del mismo cerro, pero
no es mi intención esa, por lo que decido aparcar el coche junto a la Fuente de
los Potros (área recreativa de las Mimbres) para remontar hasta la acequia
Fardes y en su compañía desplazarme hasta las inmediaciones del Cortijo
Linillos.
No
por conocido y reconocido anteriormente deja de tener un especial encanto este
tramo de sendero totalmente horizontal que recorre -por una cota baja- toda la
Cuerda de la Gallega, amenizado por el cauce de la acequia Fardes y con la
siempre presente, en la lejanía y a nuestra izquierda, de Sierra Nevada. A la acequia accedo subiendo desde el espacio dedicado a los columpios de los más
pequeños. Tras unos minutos de fuerte subida –alrededor de 100 metros- me
reencuentro con ella.
La
última vez que anduve junto a la acequia constaté su abandono, ya que estaba en
varios tramos, obstruida por ramas de las podas y algunos desprendimientos.
Hoy, además de todo lo apuntado en aquella ocasión, la he encontrado cortada.
Un tramo de alrededor de 50 metros se ha venido abajo por lo que, si no se
actúa rápidamente, perderemos una de las obras de regadío construidas durante
la dominación árabe, con una maestría notable.
A
pesar de la pena que este abandono produce, el recorrido sigue siendo
encantador. Hoy amenizado por los restos níveos que la baja temperatura ha
conseguido mantener y que en las zonas umbrías ha llegado a acumular más de
veinte centímetros. El recorrido bajo encinas, quejigos, robles, sauces y
mimbreras más los inevitables pinos, todo regado por la acequia con más de 700
años, pronto dejará notar la falta de agua ya que no consigue avanzar por su
cauce más allá del primer barranquillo, no sobreviviendo siquiera a la propia
valla del Cortijo Las Mimbres, que me ha venido acompañando casi desde el
principio.
Tras
una hora de marcha alcanzo la fuente, en la parte alta, junto a la gran balsa para
el servicio del Infoca, todo ello ubicado por encima del cortijo Las Chorreras.
Aquí es obligado un breve alto para admirar, tras un giro de 360 grados, todo
lo que se ve. Estoy al pie del Majalijar, cima y límite oeste del Parque Natural.
Ahora, por la mañana, recibiendo el sol aún bajo, ofrece una estampa
inconfundible, elevándose más de seiscientos metros sobre mi cabeza. También
domino las cumbres destacadas de la Cuerda de la Gallega: Majalijar a la
izquierda (1.878 m), Alto de las Buitreras (1.785 m), Tajo de los Halcones
(1.567 m.), para terminar con el Tajo de los Garduños (1.515 m), por la derecha.
El
sendero sigue acompañando al ya seco cauce de la acequia durante otros cuatro
kilómetros. Salvo algunos cortos tramos en que discurre por mina y algún otro
en que la dificultad del terreno obliga al sendero a separarse temporalmente
del cauce, el hermanamiento es continuo. Así llegaré hasta las inmediaciones
del Cortijo Linillos. Actualmente recomiendan –cartel junto a la fachada- no penetrar
por su estado ruinoso.
Camino
sobre el carril del propio cortijo a la busca de la carretera, pero sin
intención de llegar a ella, por ahora. Cuando paso bajo la línea de alta
tensión, decido no vadear más y ascender directamente siguiendo el trazado de
la propia línea eléctrica. Arriba, en el collado, se divisa una de las torretas. Estoy
seguro de que va a cobijar el principio de mi objetivo. Monte a través, con la
dificultad añadida de la nieve que cubre buena parte de la ladera, me lanzo a
la subida.
En
el mismo collado ya encuentro los primeros restos. Son pequeñas construcciones
rectangulares muy desechas por el abandono y el tiempo. Aun se aprecian, en éstas
primeras avistadas, lo que fue el acceso en forma de L, imagino que para cortar
el aire. A partir del collado hay continuidad de trincheras hasta la cima del
Tamboril (1.591 metros), cumbre que alcanzo en algunos minutos y continúan
ocupando buena parte del itinerario que lo une a su hermano el Tambor (1.592
metros), incluida la corta vaguada que los separa.
He
alcanzado el punto más lejano y más alto del recorrido programado para hoy. El
aire que comienza a soplar no me impide que siga visualmente las maniobras de
un helicóptero que sobrevuela esta parte de la sierra. No parece que esté
buscando algún accidentado, parece mejor que se han desviado de su ruta para
recrearse, desde el aire, de la vista de esta pequeña y hoy “sierra nevada”.
La
vuelta he decidido hacerla por la pista principal que atraviesa
longitudinalmente (norte – sur) el Parque. Quiero acercarme hasta el Área de
Acampada de Florencia que hace ya algunos años que no visito, y por otro
lado, evitarme el recorrido junto a la acequia cuando el sol ha calentado y la
fundida nieve convierte el sendero en un auténtico barrizal.
La
Zona de Acampada Libre Organizada Florencia se abre a los pies del Cerrillo
del Poste (1.374 metros). Aprovecha una
gran explanada donde se han instalado mesas, barbacoas y fuentes junto a un par
de edificaciones para los servicios, cocina y almacenaje. Salpicado de algunos
árboles para proveer sombra y la cercanía del arroyo de Las Perdices (que suele
llevar agua hasta avanzado el otoño) lo convierten en lugar muy atractivo,
inmerso en pleno Parque Natural, ideal como inicio de numerosas salidas, por lo
que es habitual encontrarlo lleno de gente joven durante el periodo veraniego.
Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras
pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con
nosotros
Te estás convirtiendo en un verdadero maestro del camino, de los caminos. Es valiosa esa especialidad porque significa haberte pateado cada recorrido, cada recodo, con nieve como en este caso o con sol como también se aprecia. No sé lo que calentaría pero sí que le daba color al paisaje. Este recorrido de hoy lo he compartido contigo en otro tiempo y con los pequeños en LA FUENTE DE LOS POTROS, por ejemplo para pasar el día. ¡Qué fuerte eres!
Gracias Antonio por tus comentarios. Siempre es grato recibirlos, porque al menos te demuestran que te leen, si encima consigo despertar gratos recuerdos dormidos... ¿qué mas se puede pedir?.
Te estás convirtiendo en un verdadero maestro del camino, de los caminos. Es valiosa esa especialidad porque significa haberte pateado cada recorrido, cada recodo, con nieve como en este caso o con sol como también se aprecia. No sé lo que calentaría pero sí que le daba color al paisaje. Este recorrido de hoy lo he compartido contigo en otro tiempo y con los pequeños en LA FUENTE DE LOS POTROS, por ejemplo para pasar el día. ¡Qué fuerte eres!
ResponderEliminarGracias Antonio por tus comentarios. Siempre es grato recibirlos, porque al menos te demuestran que te leen, si encima consigo despertar gratos recuerdos dormidos... ¿qué mas se puede pedir?.
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