martes, 24 de marzo de 2015

Almedinilla - Córdoba




ALMEDINILLA.

En mis desplazamientos a la provincia de Córdoba para mis caminatas por las Subbéticas siempre he pasado junto al pueblo -rodeándolo-, y me ha llamado la atención los distintos carteles anunciando tanto el Poblado Íbero como la Villa Romana. Hoy nos hemos -me acompaña mi mujer- acercado para hacer realidad una visita postergada durante meses.

Almedinilla es una pequeña población que no supera los 2.500 habitantes entre el núcleo principal y las aldeas (hasta cinco) aledañas. Ubicado en el extremo más oriental de la provincia cordobesa y a los pies de la Sierra de Albayate, su término municipal linda con el de Alcalá la Real (Jaén) y Montefrío (Granada); llama la atención el detalle de que la separan menos kilómetros de estas capitales que de la propia suya (84, 67 y 114 km. respectivamente).

Además del preceptivo paseo por sus calles hoy vamos a visitar cuatro enclaves de la población:

Poblado Íbero "El Cerro de la Cruz". Pertenece a la Baja Época Ibérica (siglos II-III a.C.). La ingente cantidad de utensilios domésticos recuperados ha sido posible por ser un yacimiento escasamente expoliado.

Museo Histórico-Arqueológico. Ocupa un edificio que fue almazara y molino harinero, a la salida de la población junto al cauce del río Caicena. Río que alimentó hasta diez molinos a lo largo de su cauce. Reparte sus tesoros entre cuatro salas:
lª. Sala dedicada a los Molinos y al Cereal.
2ª. Sala del Aceite y del Olivo.
3ª. Sala de la Cultura Ibérica con infinidad de piezas en perfecto estado: vasos, platos, ánforas, ajuares funerarios.
4ª. Sala de la Cultura Romana. Espectacular conjunto escultórico del que destaca el dios grecoromano "Hypnos".

Villa Romana "El Ruedo". Junto al propio centro de recepción y la propia carretera A-339, datado en los siglos I al VII d.C, es el lugar donde se encontraron todos los elementos expuestos en la sala del museo.

No quiero terminar este pequeño comentario sin agradecer la intensa, extensa y grata visita en la que durante tres horas Emilio Ruiz nos ha guiado personal y didácticamente por todos y cada uno de los espacios. Es recomendable solicitar previamente la visita: 957 703317 - 606972070 o info@almedinillaturismo.es.

Para finalizar nos hemos acercado hasta una pequeña cascada de agua en el propio río Caicena denominado "Salto del Caballo". Corto recorrido (kilómetro y medio) que une el museo con la cascada  por la que se despeña el río.


Vista general de Almedinilla.

Recreación de una de las viviendas íberos en el poblado. En la fachada uno de los moldes para la fabricación de los adobes.

Aprovechando lo pendiente del terreno tallan en la propia roca los escalones para acceder a la zona dedicada al descanso.

La parte principal de la excavación bajo la protección de techado para resguardarla de las lluvias. La materia constructiva principal de este poblamiento son los adobes elaborados de barro y paja, endurecidos por el sol.

Los íberos ya inventaron los "adosados" compartiendo las paredes intermedias entre viviendas.

Las primeras hileras de los muros siempre en piedra para preservar el resto de la humedad. A partir de las primeras hileras se sustituye la piedra por los adobes. 

En alguna de las viviendas han respetado las marcas que han dejado las ánforas recuperadas. Casi todas las viviendas poseían una zona de almacenaje, de ahí la ingente cantidad de vasijas recuperadas.

Había viviendas con y sin porche, todas con cubierta de barro sobre vigas de madera y cañizo. Por las pequeñas dimensiones se supone que gran parte de la vida doméstica se desarrollaba en el propio porche o a la entrada de la vivienda.

Esta construcción contenía en su interior un pequeño silo para el almacenaje de grano excavado en la propia roca base. Los constructores íberos buscaban la roca madre para comenzar la construcción de sus casas.

Bajo el porche su ubicaba el aljibe que recogía y almacenaba el agua de lluvia.

Paseo que une el pueblo con el museo, flanqueado de cipreses.

El edificio, antigua almazara y molino rodeado de huertos ecológicos, a orillas del río y en las faldas del Peñón de la Cruz .

Maquinaria de la anterior almazara que sirven para ilustrar los distintos procesos para la extracción del aceite.

Vasijas íberas en perfecto estado con diferentes motivos decorativos. En los almacenes del museo se guardan por cientos.

Lo mismo ocurre con los platos y armas de los guerreros encontradas en las tumbas. Las lanzas se inutilizaban -doblándolas- ya que se consideraban efectos personales, cor lo que se impedía su reutilización.

En la sala dedicada al arte romano abundan las conjuntos escultóricos no siempre conservados en su totalidad.

Joya romana del museo: Hypnos (Somnus), gemelo de Tanatos (muerte sin violencia); adormideras, sueño, soñar, muerte.

Detalle de la cabeza alada, alas que le permitían desplazarse velozmente a cualquier lugar del mundo.

Lástima por las mutilaciones que el tiempo ha propiciado.

Parece impensable que una población de estas dimensiones sea titular de estas joyas: querer es poder. 

Entrada al museo. Almedinilla destina a cultura el 15% de su presupuesto; la media de otros consistorios oscila entre el 3% y 4%.

Junto a la villa romana nos encontramos con este gran horno industrial cerámico: 12 metros de diámetro. Hubo que reubicarlo ya que el trazado de la actual carretera (A-339), estaba proyectada por encima de su original emplazamiento: un polígono industrial en las inmediaciones de la villa romana.
En primer lugar el acceso para carga de combustible y sobre la superficie se apilaban los materiales de construcción a cocer que se cubrían con barro y/o cenizas. 

Todos los suelos tienen mosaicos que permanecen como se encontraron, no han sido reconstruidos.

La totalidad de las paredes de las estancias muestran pinturas, algo inusual en otros yacimientos.

Distintos motivos ornamentales: imitación de mármoles, geométricos, cenefas, vegetales, decoraban las estancias de la "domus"

Protegidas bajo techado las estancias principales de la casa romana.

Una pasarela metálica circunda la edificación para permitir el disfrute de las distintas estancias lo más cerca posible.

Los distintos motivos geométricos de los mosaicos sirven para que los alumnos visitantes los recreen en los talleres.

Se les proporciona un conjunto de hasta 500 teselas de diferentes colores para que reproduzcan un motivo de los avistados.

Cascada y triclinium a los pies del dios Hipnos. Se intentó representar la oscura cueva, domicilio del dios y nacimiento del río Lete (río del olvido) que nacía en ella. 

Mosaico  que se ha completado en dibujo recreando las figuras perdidas.

Acceso entre tajo y casas por un paseo, flanqueado de esbeltos cipreses, hacia el museo.

Antiguo molino en la ribera del río Caicena.

Nos dirigimos hacia la cascada "Cola del Caballo".

Antes de llegar, desde un collado enfrentado, tenemos la primera vista de la cascada.

Después llegaremos hasta su misma orilla.

Es la misma cascada que aparece en el documental emitido en el centro de recepción.


Granada, 7 de marzo de 2015.



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