domingo, 26 de octubre de 2014

Joyas granadinas V: Fundación Francisco Ayala




PEQUEÑAS JOYAS GRANADINAS

Fundación Francisco Ayala.

Ocupa la Fundación desde el año 2006 el Palacete del Alcazar del Genil en pleno centro de la ciudad. El palacete es el resto de un conjunto de edificios que se usaban en funciones representativos, siendo sede de los actos protocolarios de la familia real de la Alhambra, que era su propietaria. Para tal fin disponía de sistema defensivo propio.

Se conserva una "qubba" -estructura cuadrada y techo de madera no plano: semiesférico, piramidal según los casos-. Construcción característica del arte musulmán asumida posteriormente por la arquitectura cristiana (arte mudejar). Con unas dimensiones de 5x5x10, conserva la yesería original, con restos policromados.

A este edificio central se le adosan en el siglo XIX dos pabellones laterales (que son los que realmente contienen la fundación) y se le rodeó de jardines. Rescatado de la desidia y el olvido, ubicado también en el márgen izquierdo del río Genil, está hoy asociado al mayor intelectual granadino del siglo XX.

Luz García-Duarte (Granada, 1878-Burgos,1935), madre de Francisco Ayala, representó pictóricamente un rincón de la casa de su padre, el médico y catedrático Eduardo García Duarte. La casa fue construida por D. Eduardo en 1869 y derribada un siglo después; ocupaba la esquina del Carril del Picón y Gran Capitán, con entrada por la calle Canales, que hoy se llama precisamente Rector García Duarte. Tras la muerte de su constructor en 1905 la casa pasó a ser propiedad del también médico José Martín Barrales, padre de la poeta Elena Martín Vivaldi.

El jardín de la casa fue famoso en la ciudad y se conserva algún otro cuadro pintado por Luz que lo representa. Destaca el que toma como título "Nuestro jardín" de uno de los textos más conocidos de Francisco Ayala, incluido en su libro "El jardín de las delicias". En ese mismo libro Ayala describe la actividad artística de su madre en el relato titulado "A las puertas del Edén". El nacimiento de una numerosa prole y las dificultades económicas la apartaron de su bien dominada aficción.

En 1922 la familia Ayala García-Duarte se trasladó a Madrid y, en 1932, a Burgos; con ellos iban las obras de la madre que, tras la guerra civil, Vicente Ayala, hermano del escritor, se llevó a Buenos Aires en el fondo de un baul. Este cuadro, junto con otros tres, fue donado por él a la Fundación Francisco Ayala antes de su fallecimiento en 2012, a los 101 años de edad. Así, su larga peripecia ha terminado felizmente con la restitución a Granada, por obra del arte y la literatura, de la imagen de uno de los rincones desaparecidos para siempre.

Reverso de una postal que está disponible para el público en la sede de la Fundación.

Visitable de lunes a viernes en horario de 9 a 15, sin necesidad de reserva previa.



Publicidad de la Fundación.

Vista general del edificio.

Entrada a la qubba.

La qubba es sólo el módulo central de la edificación.

Templete de entrada adicionado en fechas muy posteriores.

El espacio central está profusamente decorado con yeserías. 

El techo del recinto central de madera como era habitual en los espacios árabes.

La luz accede por pequeñas ventanas ubicadas en el tercio superior de los muros.

Todas las paredes además de la decoración con yeso estaban policromadas.

Fuentes simétricas con comunicación entre ellas mediante canalillo.

Además del espacio central, dos alcobas -alhanías- laterales.

El engarce entre techumbre y paredes cubierto por "panal" de yesería muy trabajado.

Pórtico de entrada a la qubba.

Parte de la biblioteca de Francisco Ayala recogida en la sede de la Fundación.

En la segunda planta una pequeña sala de congresos y conferencias.

Adornando las paredes de acceso a la segunda planta fotografías de Ayala.

El edificio está totalmente rodeado por espacios ajardinados.

A la derecha del conjunto un patio sembrado de naranjos a nivel superior al de la entrada.

Junto al edificio aun permanecen algunos árboles frutales: caquis y granados.

Fachada principal del complejo.

Granada, 17 de octubre de 2014 


1 comentario:

  1. No sé por qué razón esta propuesta tuya no la había visto. Ya veo que es de octubre del año pasado pero no me importa porque me parece digna de ser comentada. Para empezar no encierra los posibles peligros de tus correrías de la Sierra, bastante más arriesgadas y estoy de acuerdo contigo que se trata de un monumento que, pese a estar fragmentado en su reconstrucción, tiene bastante interés. Me gusta, además, la semblanza que haces de la familia de Francisco Ayala que yo no conocía. Gracias y un abrazo

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