y noroeste.
Fecha: 20-8-2014 Casa
F. Cortijuela 7’30h.
M.I.D.E.:2,2,3,4. Río Dílar 8’30h
Duración: 9h30’ Lineal Río Dúrcal 10’15h
Desnivel en subida: 1.370 metros Final
recorrido 11’45h-12h.
Rangos de temperatura: de 16ºC a los 27ºC Río Dúrcal 13’30h
Río Dílar 15’40h.
Casa F. Cortijuela 17h.
El
recorrido de hoy se solapa en su primera parte con la etapa segunda del Sendero
Sulayr, concretamente hasta la confluencia con el río Dúrcal. Así el inicio lo
haré a las puertas de la Casa Forestal de la Cortijuela (1.700 m.), para continuar por la pista forestal
rodeando el Trevenque por su cara este, hasta llegar al Collado Martín, donde
comienzo a descender hasta alcanzar, primero el Cortijo Chaquetas y
posteriormente el río Dílar. Ascender por la vertiente contraria (Dehesa de
Dílar en la loma Peñamadura) al encuentro de otra cuenca: la del río Dúrcal.
Una
vez alcanzado el río desviarme del Sulayr para proseguir junto al canal que
alimentaba la central hidroeléctrica de Dúrcal. Pretendo llegar hasta la cámara de
carga para desde ahí iniciar el retorno. Es una larga etapa con un desnivel
acumulado importante y que si no se han modificado mis referencias, en algún
tramo me costará seguir el sendero por estar invadido por la maleza que
escamotea algunos hitos haciéndolos invisibles.
Hace
unos meses intenté alcanzar esta toma del canal subiendo desde Dúrcal pero las
condiciones climatológicas, bastante adversas me lo impidieron, así que hoy con
mucha mejor climatología espero alcanzar el objetivo partiendo desde el otro extremo.
Tras
algo más de tres kilómetros de pista, que en suave pendiente va a rodear la
falda del Trevenque por su vertiente este, bajo dosel de pinos, antes de llegar junto al Cortijo
Chaquetas, para abandonarla y descender al río Dílar por una ladera con fuerte pendiente
de launas inestables. No es inusual, en la primavera, ver que el sendero a
desaparecido en algún tramo porque las launas saturadas de humedad se han
deslizado ladera abajo. Junto
al cortijo hay posibilidad de repostar agua.
Una vez cruzado el río se inicia
un ascenso pronunciado y continuado para superar los 300 metros que asciende el
sendero escalando la Dehesa de Dílar, caracoleando entre robles melojos. Durante la subida, junto al sendero, por esta dehesa avistaré numerosos restos de construcciones: balates delimitando pequeños bancales, rediles, alguna era y restos de cortijos. Esta Dehesa de Dílar estuvo fuertemente poblada y explotada hasta mediados
del pasado siglo, actualmente me la encontraré totalmente abandonada y con
suerte sólo me toparé con alguna cabra o jabalí.
Cuando
he recorrido los 6 primeros kilómetros alcanzo una zona llana en medio de un
extenso piornal. El sendero deja de ascender para virar hacia el sur, primero
llaneando por la loma de Peñamadura (1.980 m.) junto a unas antiguas corraletas
para el ganado, hasta alcanzar el punto más alto de mi recorrido junto a un
portichuelo antes de comenzar definitivamente a bajar en busca del otro río del
día: Dúrcal.
Cualquier punto de esta larga loma es
buen lugar para detenerme durante unos minutos y echar la vista atrás
apreciando buena parte del valle por el que discurre el río Dílar y que pronto desaparecerá de mi vista, con la destacada figura piramidal del Trevenque.
Ahora, enfrentados tengo el Castillejos, la atalaya más al este de los Alayos
que recorrí la semana pasada. Si me acuerdo, a la vuelta ya de bajada en el coche, intentaré tomar varias fotos del Trevenque conforme lo voy rodeando.
Una vez iniciado el descenso claro y continuado llego hasta un portillo que otros años cuidaba de dejar cerrado a mis espaldas, hoy no ha hecho falta porque
apenas si existen los pilares de piedra laterales. Estoy en la divisoria de los
términos municipales de Dílar y Dúrcal, pero no sólo comparto divisoria
territorial sino fluvial e incluso de mares. He dejado atrás la atlántica donde
desagua el río Dílar a través del Genil y Guadalquivir para penetrar en la
mediterránea donde va a morir el río Dúrcal después de entregar sus aguas al Guadalfeo.
El descenso se hace cada vez más pronunciado al alcanzar otro paso que aprovecha una angostura que se utilizaba en su día para recontar el
ganado. Usando una zona de tajos y ayudado por un tramo de valla metálica
a ambos lados, se obligaba a los rebaños a pasar por un paso estrecho donde el
pastor verificaba que estaban todas sus cabezas de ganado. Era frecuente en las sierras
encontrarse estos “contaderos” aprovechando o maximizando los recursos
geográficos existentes. Todavía comparto recorrido con el Sulayr en su tránsito
por la comarca del Valle de Lecrín. El resto de esta etapa y las siguientes
discurren por la vertiente sur de Sierra Nevada a la vez que se introduce en la
Alpujarra.
Terminando la bajada acercándome al río Dúrcal, el sendero me llevará
atravesando antiguos terrenos de cultivos, hoy abandonados, que van recuperando
la vegetación autóctona: principalmente el encinar junto a hiniestas, escobones
y majuelos. Es frecuente avistar por aquí jabalíes. Los últimos metros los hago
por un carril que se habilitó en su día para la construcción de un dique, para
enseguida, tras volver a abandonarlo, llegar hasta el puente que cruza el río aprovechando
el azud que se construyó para la represa donde arranca la Toma del Canal. Llevo alrededor de 10 km., aquí abandono el Sulayr para llaneando acompañar al canal (construido en el año 1.923).
Esta
segunda parte del recorrido de hoy, prácticamente llana en su totalidad, no en vano voy a seguir un canal y en
bastante tramos protegido del sol por la exuberante vegetación que la abundancia del agua ayuda a mantener, se hace muy cómodo de caminar. Sigo progresando sobre
todo al principio bajo robles melojos por un claro sendero tapizado de restos vegetales que amortiguan e insonorizan mis pisadas y que en escasas ocasiones se
separa varios metros del canal, durante el recorrido lo va a acompañar e incluso
llegan a solaparse.
Voy
a atravesar diversas propiedades privadas, parcelas pertenecientes a cortijos donde los árboles frutales va a ser una
constante: cerezos, nogales, manzanos y que en su mayoría se siguen explotando
aunque sea de forma estacional. Incluso en alguno de ellos se estaba realizando alguna
obra de mejora y consolidación. La abundancia de agua parece que los siguen
haciendo atractivos. A mi me alegra ver que estas edificaciones se siguen manteniendo.
Es el
canal una construcción de factura rectangular abovedada con una altura de metro y medio y fuera de servicio. A lo largo del recorrido veré tramos cegados por haberse
introducido por los múltiples agujeros tierra y rocas de desprendimientos.
Avistaré diversas construcciones metálicas para salvar los barrancos y allí
donde la canalización está en la superficie se ha sustituido por tubo de fibra
de vidrio de dimensiones considerables.
A
medio recorrido me he encontrado una estructura que no había visto en otros
canales de servicio de centrales. Se trata de una serie de estanques
comunicados que tenían la función de retener los lodos por decantación y
conseguir que tanto el canal como la tubería de bajada hasta la central y por supuesto el agua transportada permanecieran lo más limpia posible.
El
río Dúrcal por su caudal y pendiente tiene que arrastrar mucho material en su
recorrido. Prueba de ello puede servir el ejemplo del gran dique construido por
encima de la toma que está totalmente colmatado.
La segunda parte de mi excursión de hoy, casi en su totalidad la hago junto o sobre el canal hasta llegar a
un barranco donde un gran desprendimiento me ha impedido proseguir. Podría
haber continuado descolgándome unos metros ladera abajo, buscando una pista que
recorre la misma loma algo más baja, pero la hora y los kilómetros que llevaba
más los que me esperaban de regreso me han aconsejado dar por terminado mi avance. Si no me
equivoco me he quedado a unos dos kilómetros de la cámara de carga.
El
regreso, por tratarse de un recorrido lineal ha sido repetir camino invirtiendo
las subidas por bajadas y viceversa. Al final he caminado 33 kilómetros que
sumado al desnivel acumulado en ascenso han hecho, que lo que en principio parecía una
salida sin gran dificultad, se convirtiera en bastante dura. La ventaja es que a la vuelta
me suelo tomar los tramos con más calma y he ido aprovechando todas las
oportunidades para refrescarme, incluida la fuente última junto a la Casa
Forestal La Cortichuela.
No
parece un recorrido muy frecuentado a pesar de que estamos en pleno periodo
vacacional. Sólo me encontré al final una pareja –padre e hijo- que compartían
unos días de senderismo. Habían salido del Dornajo y pensaban aparecer el
sábado por Trevélez, a razón de dos etapas Sulayr por día. Es tan importante
compartir experiencias y desgraciadamente cada vez más inusual.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo
demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar
con nosotros.
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