Noria instalada a la entrada de Güejar Sierra.
Fecha: 22-7-2014 Barranco San Juan 8’00h.
M.I.D.E.: 2,2,2,2. Abuelo 8’35h
Duración: 7h Lineal Desvío Vadillo 9’10h
Desnivel en subida: 700 metros Río
Guarnón
10’10h
Rangos de temperatura: de 15ºC a los 27ºC Junta de los ríos 11’10h – 12h.
Barranco de San Juan 15’00h
"La montaña como desafío, el lento
respirar del que se encomienda a sí
mismo para sortear la prueba, la mirada hacia atrás lo tranquiliza, el guía lo
acompaña".
"El guía le proveerá de comida, de
bebida, le indicará cuando ha de hacer un último esfuerzo, le descubrirá los
detalles aprendidos tras largas caminatas, le aconsejará para el futuro, le
sanará las heridas… cuán importante es tener un guía en la montaña, y en la
vida…"
Elogios de un hijo.
La salida de hoy va a estar más cerca del paseo que
de la excursión, al menos en relación a lo que estoy acostumbrado a hacer en
mis caminatas semanales. La razón es que me acompaña mi hijo Javier y
precisamente, a petición suya hemos escogido este itinerario por la escasez de
desnivel que hay que afrontar a la par que tiene la longitud suficiente como
para dedicarle una jornada, ya que su estado de forma no es óptimo.
Es un sendero profusamente conocido tanto por
locales como por foráneos, ya que no es inusual encontrarse transitando por él
a extranjeros. Es la vía principal de acceso al corazón del Parque Nacional de
Sierra Nevada, si a la cara norte de los grandes (Mulhacén y Alcazaba) queremos
acercarnos. Construida a finales del siglo XIX para dar salida al mineral
(galena y pirita) de las varias minas que vamos a visitar. Además en su tramo
inicial coincide con la penúltima etapa del Sulayr, al menos parcialmente.
Pero antes hay que acercarse hasta Güejar Sierra,
para tras atravesarla llegar a Maitena, estación final en su día del tranvía de la
sierra, aunque en horarios específicos prolongaba algo más su recorrido
llegando hasta el Charcón e incluso hasta el Mesón de San Juan junto a la
confluencia de éste con el Genil. Al mismo mesón podemos acercarnos con
el coche por una estrecha carretera, a tramos asfaltada, otros simplemente
cementada, que da servicio a una serie de restaurantes de verano y que muere
en la junta de los ríos Genil y San Juan.
El mesón de San Juan ocupa el final de esta estrecha
carretera, donde a sus puertas, se ensancha formando una explanada que aprovechamos
para dejar el coche. Aunque la Vereda de la Estrella nace algo antes, nosotros
la vamos a iniciar en este punto. Tras cruzar el río Genil (el San Juan lo
dejamos a nuestra derecha) por un puente de madera iniciamos con una corta
subida el sendero que va a acompañar el
río durante toda la jornada por su margen izquierda.
Es una corta subida que aprovecha para ganar una
cincuentena de metros, distancia que con escasos altibajos va a mantener hasta
el final. Una vez superada la corta ascensión la Vereda llanea entre algunos
almendros asilvestrados, robles y sobre todo castaños, la mayoría aislados,
otros formando pequeños bosquetes. Abajo, junto al cauce la típica población de
ribera, con chopos, fresnos y siempre el pertinaz arrullo del agua del río, que
con el paso de los minutos llega a pasar desapercibido aunque siempre esté
presente.
Cuando llevamos alrededor de media hora de marcha
(unos 2.3 kilómetros) pasamos bajo un árbol emblemático para todos los
que transitamos este camino: el Abuelo. Es un enorme castaño, considerado como
el árbol más longevo del Sulayr. Es un magnífico ejemplar que llega a medir 8
metros de circunferencia en su tronco y cubre con su sombra alrededor de 300
metros cuadrados.
Pasar bajo él -por otro lado obligado-, detenerse
junto a su tronco y elevar la mirada hasta el cielo para apreciar la
majestuosidad de su ramaje que se abre a ambos lados de la vereda ocultando
totalmente el sol, es transitar desde la luz y el calor a la sombra y el fresco,
para enseguida volver a ser deslumbrados por los rayos de sol.
Otra media hora de camino y llegamos a un cruce: a
la izquierda la bajada que sigue el Sulayr encaminándose hacia el refugio Peña
Partida; al frente nuestra vereda que seguiremos. El curveo es continuo lo que
impide abarcar con la vista el recorrido, solo apreciamos que seguimos el
propio barranco del río, vadeando las diferentes lomas que se descuelgan de las
cumbres.
De pronto, las primeras ruinas de una de las minas
de las que hasta los años sesenta del siglo pasado se extraían los tesoros
cautivos en sus extrañas: siderita, pirita y calcopirita. Hemos llegado a la
mina de La Probadora. Aunque realmente lo que daba valor a la extracción era la
obtención de cobre y plata.
Había previsto la curiosidad de mi hijo por visitar
la galería de esta explotación, así que indicándolo la bocamina, le alargo una
linterna y le invito a penetrar. Yo permanezco a la espera en la entrada. Al
rato lo veo salir semicerrando los ojos deslumbrado por la intensa luz del
exterior. Proseguimos, para enseguida, tras una corta bajada, atravesar el río
Guarnón (aquel que baja desde el Corral del Veleta) por un puente de madera.
La vereda sigue circundando lomas, que a partir de
aquí se estrecha, aunque todavía nos tiene que acercar hasta otras dos
explotaciones mineras, coetáneas con la anterior, para “acabar” en la Junta de
los Ríos. Este nombre lo recibe el paraje en que se unifican los cauces del
Valdeinfierno y el Valdecasillas.
Enseguida me percato, y se lo comento a mi hijo, de
la reposición del puente que hace cinco o seis años fue desplazado de su
ubicación por un alud y hasta ahora ni había sido recolocado ni sustituido, lo
que dificultaba sobremanera el cruce del río sobre todo cuando iba crecido. Ya
luce un nuevo puente de fuerte construcción, con más elevación que el anterior
y mejor anclado en ambos extremos, aunque tardía la actuación mi enhorabuena a
quien corresponda. Hemos caminado cerca de trece kilómetros ascendiendo
alrededor de 700 metros.
Aprovechamos las robustas vigas del anterior,
colocados en las cercanías como asientos, bajo la sombra de unos
arbustos, para descansar y comer. A mi hijo, quizás por el cansancio y pensando
en el regreso no le seduce la idea de visitar Cueva Secreta, así que cuando
terminamos iniciamos el regreso.
Las condiciones han cambiado drásticamente, la
verticalidad del sol se hace notar calentando la cubeta del barranco y la falta
de brisa ayuda a recalentar el aire que se mantiene estático, haciendo la transito de la sombra al sol muy drástico.
Hoy quizás, más que la longitud del trazado y la subida inherente a cualquier recorrido, ha pesado la
alta temperatura que hemos soportado durante todo al regreso. Regreso en el que
hemos invertido el mismo tiempo que en la ida y eso que era en bajada.
Sobre todo los pies de mi hijo, menos acostumbrados
a las apreturas del calzado y en absoluto al terreno serrano, han acabado
rebelándose mediante alguna ampolla y bastantes molestias. En definitiva, nada
que no tenga arreglo con unos días de descanso y remojo en la playa, para eso
está de vacaciones.
Si en lugar de haber porfiado hubiéramos llegado a
la apuesta, habría ganado yo ya que aseguraba que durante el regreso, a
pesar del calor reinante y la hora tardía, nos encontraríamos a más de uno
haciendo el camino de subida; mi hijo no daba crédito cuando nos hemos cruzado a
tres parejas soportando los rigores del mediodía. A nosotros que no nos importa madrugar, recordábamos la sombra y la excelente
temperatura de la que hemos disfrutado durante todo el trayecto de ida, sin llegar a entender estas tardías salidas.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo
demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar
con nosotros.
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He descubierto tu página, y me ha parecido que tiene un ritmo y exposición interesante.
ResponderEliminarTe recomiendo que te pases por Jaen, y descubras el Valle del Quiebrajano, Castillo de Otiñar, Barranco de la Hoya, frente de Ventisqueros, etc.
Verás maravillosas estructuras tectónicas, santuarios celtas, tecnocomplejos neardenthales, lagos magdalenienses, castillo medieval, restos de glaciarismo, etc, etc.
Como estoy jubilado, si te pasas por aquí, yo te lo enseño.
Pablo.
ppma121@gmail.com
Saludos.