miércoles, 12 de febrero de 2014

PR - A 19 Camino de los Neveros (Sierra Nevada - Granada)

La falta de luz apaga los colores por las mañanas.

El sol ilumina la sierra Harana.

El carril alterna los tramos nevados con los cubiertos de espículas.

En cualquier recorrido serrano los abandonados cortijos están siempre presentes.

Pronto me encuentro con lo que sería el "leitmotiv" de la jornada.

Algunas de las placas de hielo de un grosor más que apreciable.


Todo el recorrido permanece en la umbría, por ahora.

Desde la Peña del Perro avisto los Peñones de San Francisco ya calentados por el sol.

Ruinas del cortijo a resguardo de la Peña del Perro.

Los arroyos hoy bajaban helados.

Motivos ornamentales naturales.


Los primeros rayos de sol tamizados por el bosque.

Había que adivinar el trazado del sendero.

Refugio de San Francisco en los Llanos de Otero.

Desde el refugio: Hoya de la Mora, Mojón de Trigo y Veleta, de derecha a izquierda. 

Aunque aquí se está muy bien decido continuar mi marcha.

La carretera de acceso al refugio totalmente nevada y/o helada.

Vía pecuaria.

Trevenque y Lucero, parecidos razonables.

No se si he llegado al límite de proximidad permitido.

En el Dornajo abandono el sendero por la carretera.

El resto del Camino de los Neveros hasta Granada lo dejo para otro día.

Mil metros de altura son los que me separan de Güejar Sierra.


Fecha: 5-12-2013                                                                              Casillas de Martínez                            8’00h.
M.I.D.E.:2,2,3,3.                                                                                 Peña del Perro                                       9'00h
Duración: 5h  Circular                                                                    Refugio S. Francisco                      10 – 10'30 h.                   
Desnivel en subida: 500 metros                                                     Collado del Diablo                                11’05h
Rangos de temperatura: de 0ºC a los 6'5ºC                                 Dornajo                                                  12’15h
                                                                                                              Casillas de Martínez                           13’00h


Aunque este sendero de pequeño recorrido tiene su inicio junto al Centro de Visitantes “El Dornajo”, yo lo voy a comenzar algo más arriba, concretamente tres kilómetros carretera arriba (por la antigua subida a la sierra) junto a las Casillas de Martínez. En una pronunciada curva a derechas arranca una pista que además de dar servicio a un par de casas, se adentra por la loma entre pinos de repoblación.

Hoy me he encontrado el primer tramo nevado en algunos trechos, aquellos que están más orientados hacia el norte o menos protegidos por los pinos, junto a otros prácticamente limpios de nieve que no de espículas. Comienzo en la cota 1.860 m. Son aproximadamente unos cuatro kilómetros de pista que van a morir en la misma Peña del Perro (1.900m).

En todos los barrancos que he cruzado en que había agua, ésta estaba totalmente helada formando placas muy difíciles de atravesar, por la extrema dureza del hielo y porque al descongelarse y volverse a congelar reiteradas veces acaba formándose un verdadero cristal. Como los pasos problemáticos eran escasos y puntuales he optado en todos ellos por vadearlos o bien por arriba o por abajo, antes que calzarme los crampones.

Tras una hora de marcha, alejado ya del casi nulo tráfico que durante el invierno tiene este ramal de carretera, durante la que sólo he escuchado alguna perdiz al levantar el vuelo, o el chasquido típico de alerta de las cabras emitido para avisar a sus congéneres de mi presencia, he llegado a la Peña del Perro.

Desde aquí, asomado a la Peña con vistas inmejorables del barranco de San Juan, dominando visualmente buena parte de la loma de Jarras en primer término y la Loma la Cuna de los Cuartos por detrás, merece la pena detenerse un poco. Justo debajo del saliente rocoso que me sirve de mirador están las ruinas de un cortijo del que apenas quedan los muros, tanto de la casa como de los apriscos, y algo por encima una antigua balsa, inconfundible por su forma, ocupada hoy por algunas cabras.

Al asomarme espanto unas cabras que sobresaltadas por mi inesperada aparición se quedan paradas durante unos segundos, como no sabiendo qué hacer, ante mi inmovilidad deciden retirarse pausadamente hacia abajo atravesando unos tajillos con suma facilidad. Una de ellas era una cría bastante pequeña para las fechas en que nos encontramos, pero aun así siempre tienen la capacidad de dejarme maravillado con la facilidad que muestran, adultos y pequeños, para sujetarse sobre las rocas aunque la pendiente se acerque a la verticalidad.

A partir de aquí la pista se convierte en sendero y enseguida llego al Barranco de las Ánimas y tengo que cruzar el arroyo que me lo encuentro totalmente cristalizado. Ante la pereza de calzarme los crampones para volvérmelos a quitar inmediatamente después, opto por buscar la nieve blanda bastante por encima del sendero para reintegrarme a él algo más arriba. A partir de aquí esa va a ser la tónica. Los arroyos totalmente congelados hoy he tenido que esquivarlos todos.

Algo parecido me ha ocurrido cuando a media subida he llegado a la Choza del Billetes. Paraje habitualmente generoso en aguas hoy presentaba un aspecto impresionante por las amplias placas de hielo en que ésta se había convertido. He tenido que pasarlo por encima para evitarlas y volver  a llanear hasta reencontrar el sendero.

Buena parte de esta subida se hace atravesando un pinar de repoblación con algunas rampas cortas pero muy pronunciadas. Por haber decidido comenzar a andar temprano, todavía no me ha alcanzado el sol, aunque la baja temperatura, una vez en marcha, apenas si se hace notar, bastando con unos guantes ya que las manos son las que mas sufren.

De repente un rayo de sol me deslumbra al colarse entre los árboles, he tenido que pararme para hacer la fotografía de rigor, aunque al tenerlo tan bajo y totalmente enfrentado no ha salido demasiado bien. Algo más adelante aumenta la luz de repente y me percato de que estoy llegando al límite superior del bosque, esto indica que he llegado al Refugio de San Francisco (2.250 m).

Es el más antiguo albergue de Sierra Nevada, fechado en 1920. La historia comienza algunos años antes cuando diez granadinos deciden formalizar una sociedad excursionista. El refugio en sus orígenes era más grande y presentaba simetría, repitiéndose lo que hoy podemos ver a la derecha de una nave que unía las dos cúpulas.

Se escogió este lugar “Campos de Otero” además de por su horizontalidad, por estar orientado hacia el norte lo que facilitaba tanto la acumulación de nieve como su permanencia en el tiempo, habilitándose aquí las primeras pistas de esquí de Sierra Nevada. Llegó a contar con un remonte que subía hasta el tercero de los Peñones de San Francisco, hoy desmantelado, aunque si se mira con atención todavía se distingue el trazado de la pista.

Aquí termina el sendero PR-A19. Como quiero, siempre que puedo, hacer recorridos circulares, he decidido remontar por la pista de acceso al Refugio hasta el Collado del Diablo (2.350 m), junto a la carretera asfaltada por donde discurre la Vía Pecuaria, uno de los ramales del Camino de los Neveros. Esta será la cota más alta de mi recorrido de hoy. Son unos dos kilómetros de suave pendiente, ya que se ganan apenas cien metros. Toda la carretera esta nevada y allí donde hubo agua queda hielo, como ha sido la tónica durante toda la jornada. Una vez arriba, en el Collado, con cada paso perderé altura hasta regresar al inicio.

La vía pecuaria señalizada con hitos verdes va a recorrer las crestas hasta enlazar con el collado de Las Sabinas, pero antes dejo atrás el Albergue Militar y las edificaciones del MOPU, a los que desde mi posición más alta me permite ver la parte de atrás y todas las techumbres pintadas de color verde al igual que el albergue más alto Hoya de La Mora. Su perfecto estado de conservación y limpieza me ha llamado la atención, acostumbrado a ver por estas sierras edificios ruinosos en su mayoría.

Sigo descendiendo por la vía pecuaria, atravesando en un par de ocasiones la carretera y dejando el Monte Ahí de Cara (2.103 m) a mi derecha. En uno de mis cruces con la carretera, ya en el Dornajo (cota 2.000) decido abandonar el sendero que en fuerte bajada se dirige hacia El Purche, decidiéndome, más por obligación que por deseo, a seguir un par de kilómetros por la carretera antigua de acceso a Sierra Nevada en busca del aparcamiento, junto a las Casillas de Martínez donde dejé el coche aparcado esta mañana.

Este otro recorrido del Camino de los Neveros hasta Granada, lo tengo en mente desde hace algunos meses y algún día seguro que lo rememoraré, iniciándolo en Granada e intentando subir como mínimo hasta el Dornajo.

Hoy mientras hacía los algo más de veinte kilómetros de bajada hasta Granada ya se notaba un tráfico inusual de subida a Sierra Nevada para un jueves. De pronto me he acordado que mañana es festivo y que para algunos el fin de semana se prolonga, inclusive, hasta el lunes.


Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.



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