Mil metros de altura son los que me separan de Güejar Sierra.
Fecha: 5-12-2013 Casillas
de Martínez 8’00h.
M.I.D.E.:2,2,3,3. Peña del Perro 9'00h
Duración: 5h Circular Refugio
S. Francisco 10 – 10'30 h.
Desnivel en subida: 500 metros Collado del
Diablo 11’05h
Rangos de temperatura: de 0ºC a los 6'5ºC Dornajo 12’15h
Casillas
de Martínez 13’00h
Aunque este sendero de pequeño recorrido tiene su
inicio junto al Centro de Visitantes “El Dornajo”, yo lo voy a comenzar algo más
arriba, concretamente tres kilómetros carretera arriba (por la antigua subida a
la sierra) junto a las Casillas de Martínez. En una pronunciada curva a
derechas arranca una pista que además de dar servicio a un par de casas, se
adentra por la loma entre pinos de repoblación.
Hoy me he encontrado el primer tramo nevado en
algunos trechos, aquellos que están más orientados hacia el norte o menos
protegidos por los pinos, junto a otros prácticamente limpios de nieve que no de espículas. Comienzo en la
cota 1.860 m. Son aproximadamente unos cuatro kilómetros de pista que van a
morir en la misma Peña del Perro (1.900m).
En todos los barrancos que he cruzado en que había
agua, ésta estaba totalmente helada formando placas muy difíciles de atravesar,
por la extrema dureza del hielo y porque al descongelarse y volverse a congelar
reiteradas veces acaba formándose un verdadero cristal. Como los pasos
problemáticos eran escasos y puntuales he optado en todos ellos por vadearlos o
bien por arriba o por abajo, antes que calzarme los crampones.
Tras una hora de marcha, alejado ya del casi nulo
tráfico que durante el invierno tiene este ramal de carretera, durante la que
sólo he escuchado alguna perdiz al levantar el vuelo, o el chasquido típico de
alerta de las cabras emitido para avisar a sus congéneres de mi presencia, he llegado a la Peña del Perro.
Desde aquí, asomado a la Peña con vistas
inmejorables del barranco de San Juan, dominando visualmente buena parte de la
loma de Jarras en primer término y la Loma la Cuna de los Cuartos por detrás,
merece la pena detenerse un poco. Justo debajo del saliente rocoso que me sirve
de mirador están las ruinas de un cortijo del que apenas quedan los muros,
tanto de la casa como de los apriscos, y algo por encima una antigua balsa, inconfundible por su forma, ocupada hoy por algunas cabras.
Al asomarme espanto unas cabras que sobresaltadas
por mi inesperada aparición se quedan paradas durante unos segundos, como no
sabiendo qué hacer, ante mi inmovilidad deciden retirarse pausadamente hacia
abajo atravesando unos tajillos con suma facilidad. Una de ellas era una cría
bastante pequeña para las fechas en que nos encontramos, pero aun así siempre
tienen la capacidad de dejarme maravillado con la facilidad que muestran,
adultos y pequeños, para sujetarse sobre las rocas aunque la pendiente se
acerque a la verticalidad.
A partir de aquí la pista se convierte en sendero
y enseguida llego al Barranco de las Ánimas y tengo que cruzar el arroyo que me
lo encuentro totalmente cristalizado. Ante la pereza de calzarme los crampones
para volvérmelos a quitar inmediatamente después, opto por buscar la nieve
blanda bastante por encima del sendero para reintegrarme a él algo más arriba. A partir
de aquí esa va a ser la tónica. Los arroyos totalmente congelados hoy he tenido
que esquivarlos todos.
Algo parecido me ha ocurrido cuando a media
subida he llegado a la Choza del Billetes. Paraje habitualmente generoso en
aguas hoy presentaba un aspecto impresionante por las amplias placas de hielo
en que ésta se había convertido. He tenido que pasarlo por encima para
evitarlas y volver a llanear hasta
reencontrar el sendero.
Buena parte de esta subida se hace atravesando un
pinar de repoblación con algunas rampas cortas pero muy pronunciadas. Por haber
decidido comenzar a andar temprano, todavía no me ha alcanzado el sol, aunque
la baja temperatura, una vez en marcha, apenas si se hace notar, bastando con
unos guantes ya que las manos son las que mas sufren.
De repente un rayo de sol me deslumbra al colarse
entre los árboles, he tenido que pararme para hacer la fotografía de rigor,
aunque al tenerlo tan bajo y totalmente enfrentado no ha salido demasiado bien.
Algo más adelante aumenta la luz de repente y me percato de que estoy llegando
al límite superior del bosque, esto indica que he llegado al Refugio de San
Francisco (2.250 m).
Es el más antiguo albergue de Sierra Nevada, fechado
en 1920. La historia comienza algunos años antes cuando diez granadinos deciden formalizar una sociedad excursionista. El refugio en sus orígenes era más grande y
presentaba simetría, repitiéndose lo que hoy podemos ver a la derecha de una
nave que unía las dos cúpulas.
Se escogió este lugar “Campos de Otero” además de
por su horizontalidad, por estar orientado hacia el norte lo que facilitaba
tanto la acumulación de nieve como su permanencia en el tiempo, habilitándose
aquí las primeras pistas de esquí de Sierra Nevada. Llegó a contar con un
remonte que subía hasta el tercero de los Peñones de San Francisco, hoy
desmantelado, aunque si se mira con atención todavía se distingue el trazado de
la pista.
Aquí termina el sendero PR-A19. Como quiero,
siempre que puedo, hacer recorridos circulares, he decidido remontar por la
pista de acceso al Refugio hasta el Collado del Diablo (2.350 m), junto a la
carretera asfaltada por donde discurre la Vía Pecuaria, uno de los ramales del
Camino de los Neveros. Esta será la cota más alta de mi recorrido de hoy. Son
unos dos kilómetros de suave pendiente, ya que se ganan apenas cien metros.
Toda la carretera esta nevada y allí donde hubo agua queda hielo, como ha sido
la tónica durante toda la jornada. Una vez arriba, en el Collado, con cada paso
perderé altura hasta regresar al inicio.
La vía pecuaria señalizada con hitos verdes va a
recorrer las crestas hasta enlazar con el collado de Las Sabinas, pero antes
dejo atrás el Albergue Militar y las edificaciones del MOPU, a los que desde mi
posición más alta me permite ver la parte de atrás y todas las techumbres
pintadas de color verde al igual que el albergue más alto Hoya de La Mora. Su
perfecto estado de conservación y limpieza me ha llamado la atención,
acostumbrado a ver por estas sierras edificios ruinosos en su mayoría.
Sigo descendiendo por la vía pecuaria,
atravesando en un par de ocasiones la carretera y dejando el Monte Ahí de Cara
(2.103 m) a mi derecha. En uno de mis cruces con la carretera, ya en el Dornajo
(cota 2.000) decido abandonar el sendero que en fuerte bajada se dirige hacia
El Purche, decidiéndome, más por obligación que por deseo, a seguir un par de
kilómetros por la carretera antigua de acceso a Sierra Nevada en busca del
aparcamiento, junto a las Casillas de Martínez donde dejé el coche aparcado
esta mañana.
Este otro recorrido del Camino de los Neveros
hasta Granada, lo tengo en mente desde hace algunos meses y algún día seguro
que lo rememoraré, iniciándolo en Granada e intentando subir como mínimo hasta
el Dornajo.
Hoy mientras hacía los algo más de veinte kilómetros de
bajada hasta Granada ya se notaba un tráfico inusual de subida a Sierra Nevada para un jueves. De pronto me he acordado que mañana es festivo y que para
algunos el fin de semana se prolonga, inclusive, hasta el lunes.
Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar
nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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