Hay tramos de la acequia Fardes muy abandonados.
Fecha:8-1-2014 Las
Mimbres 8'30h.
M.I.D.E.:2,2,3,4. Fuente de Las Chorreras 9’00h
Duración: 7’30h. (Semicircular) Pié Majalijar 9'30h
Desnivel en subida: 600 metros Peñón de La Mata 11’30 – 12’00h.
Rangos de temperatura: de 0ºC a los 15ºC Cueva de Las Palomas 14’30h.
Las Mimbres 16’00h.
Hoy para
empezar la excursión tenía que desplazarme algo más de treinta y cinco
kilómetros, ya que tenía intención de aparcar en el área recreativa de Las
Mimbres, en el Parque Natural de la Sierra de Hüetor, desde donde empezaría a
caminar con la firme intención de alcanzar la cima del Peñón de la Mata (1.700 m.). No lo tenía fácil
después del parón navideño ya que he permanecido en “dique seco” todo el mes de
Diciembre, y estos prolongados descansos, a mi edad, se dejan sentir.
Pero antes de
llegar hasta las Mimbres me detengo en la entrada de la estrecha carretera que
me tiene que acercar. Son las ocho de la mañana, las nubes han hecho acto de
presencia por el este y el sol, a pocos minutos de su aparición, comienza a
iluminarlas aportándoles esos tonos naranjas y rojizos que las convertirán en todo un espectáculo visual. Soy conocedor de
que la magia apenas dura unos diez minutos, así que me dispongo a esperar y
disfrutarlo.
La espera, soportando los cero grados reinantes después de la estancia en el agradable espacio del coche, han dejado mis manos, descubiertas para el manejo de la cámara, heladas. Cuando llego al aparcamiento, diez minutos después, lo primero
que hago es ponerme los guantes, para enseguida iniciar la marcha. El objetivo de
hoy es “El Peñón de la Mata”. Éste peñón es una subida mítica para todos los granadinos,
pues a pesar de su reducida cota, soporta un aura de inaccesibilidad desde nuestra
última guerra civil. No en vano fue bastión codiciado por ambos bandos y pasó en sucesivas ocasiones al poder de uno u otro. Ello ocasionó muchísimas bajas,
aunque pensándolo bien una sola baja por un peñón ya es muchísimo.
Esta ascensión al “peñón”
se puede atacar desde varios inicios. El más cercano es desde Cogollos Vega, población que se
asienta prácticamente a sus pies en la cara sur. Pero yo quería hacer algo más
de recorrido, por lo que pensé en iniciar la caminata en ésta área recreativa.
Al principio hay que hacer una corta subida para acercarme al trazado de la acequia
Fardes, que transcurre a media loma recorriendo buena parte de la Cuerda de la
Gallega.
Tras ascender
hasta la cota de la acequia (que durante su recorrido apenas pierde 100 metros
de desnivel), me limito, ya llaneando a seguirla durante casi tres kilómetros
hasta la Fuente de las Chorreras. Este tramo tradicionalmente ameno por ir
junto al cauce de la acequia, hoy ha perdido bastante de su encanto ya que
actualmente el agua no consigue progresar mucho por ella. Apenas unos
centenares de metros más adelante el caudal ha quedado reducido a nada, entre desbordes, filtraciones y derramas. Lástima, pero me parece que la dirección del
Parque ha decidido dejar perder esta hermosa acequia, herencia árabe, que daba vida a lo largo
de su original recorrido que se prolongaba por encima de los quince kilómetros.
Hace algunos
años hice este itinerario y el agua progresaba por la acequia al menos hasta el
cortijo de Las Minas, alrededor de ocho kilómetros. Poco más adelante el
terreno no permitía que siguiera su curso en superficie y se soterró el cauce
por lo que no puedo asegurar si llegaba el agua a su destino final o no. De estos ocho kilómetros, hoy en superficie apenas consigue recorrer uno.
De origen
árabe nace en Fuente Grande (Prado Negro) y con una pérdida de cota mínima
llevaba su agua hasta la población de Cogollos, posibilitando mantener muchas
más parcelas de las que la propia de lluvia permitía, atravesando de norte a sur todo
lo que actualmente es el Parque Natural. Un legado que ha perdurado durante varios siglos y que en los últimos cincuenta años, por falta de mantenimiento e
interés ha reducido drásticamente su recorrido por lo que no es difícil que desaparezca en breve plazo y conste que deseo equivocarme
fervientemente.
Una vez
llegado a la fuente de Las Chorreras, dejo el acompañamiento de la acequia para
retomar la subida. Voy a seguir el trazado de la tubería que desde bastante
arriba surte a la balsa habilitada para casos de incendio. Asciendo ya por las
faldas del Majalijar (1.878 m.) techo de este Parque. El objetivo no es subir hasta su cima,
sino ganar cota hasta enlazar con un sendero que la atraviesa de norte a sur y
que es el que voy a usar para acercarme hasta mi meta.
La ida la voy
a hacer bastante alto (casi a los 1.700 m), acercándome bastante a las crestas,
primero del propio Majalijar, después del Peñón del Jorobado, para a partir de
aquí y ya visualizando el objetivo, crestear con sus múltiples subidas y bajadas
hasta el Collado de San Agustín, al pie del Peñón de la Mata. Sólo me queda
ascender los 150 metros verticales que me separan de la cima, recorriendo toda
su cara norte en que tras esquivar la potente pared cortada en
vertical que presenta en esta orientación, introducirme en un canuto, donde
tengo que sortear peñas y maleza junto con algún arbusto en una fuerte subida
antes de alcanzar los metros finales en que la piedra viva, fuertemente
erosionada y sin vegetación alguna me conduce hasta un estrecho desfiladero
entre dos rocas, dando paso a una pequeña vaguada donde me encuentro las ruinas
(sólo las paredes) de una pequeña construcción perteneciente también a la época
de la contienda.
Sólo quedan
escasos metros para acceder, ya de manera más cómoda hasta la cima. A pesar de
su escasa altitud, este peñón, al estar aislado permite desde su cima abarcar unas amplias panorámicas, tanto de la vega como de las sierras cercanas y por supuesto quedan a la
vista todos los tres miles de Sierra Nevada como inmejorable telón de fondo
ocupando todo el este.
Arriba me
demoro alrededor de media hora repartida entre la ingesta del bocadillo, las
fotos de rigor y la visita a otra construcción, ésta en bastante mejor estado,
también de la misma época. Es una pequeña estancia abovedada con paredes de
piedra que tuvo su uso también durante la guerra, ya que este enclave tenía
gran importancia estratégica por la gran extensión que desde aquí arriba se
podía controlar.
La bajada la
realizo por el mismo itinerario que la subida hasta el Collado de San Agustín.
Pero me detengo en el propio collado visitando otros restos de trincheras que
ocupan una pequeña elevación rocosa. A decir verdad toda la elevación se
habilitó como trinchera. Todavía algo más adelante volveré a avistar restos de
muros de otras trincheras desconocidas para mí, lo que verifica la importancia
del lugar como sitio codiciado por ambos bandos durante la guerra y a cuya conquista dedicaron importantes esfuerzos con sus innumerables víctimas.
El regreso lo
hago por un sendero que discurre unos 100 o 150 metros por debajo del camino
utilizado a la ida. La pérdida de altura lo alarga algo más pero a cambio el
efecto ”rompe-piernas” se suaviza ya que consigue mantener una cota mucho más
constante. Al menos hasta llegar de nuevo hasta la mole pétrea del Majalijar
donde de golpe recupera la altura perdida para enlazar con el sendero más alto.
Todavía me
desvío unos metros hacia arriba para acercarme hasta la Cueva de las Palomas
(de nuevo en los 1.700 m.), para aprovechando su sombra recuperarme un poco y
hacer algunas fotos a Sierra Nevada que se abarca ampliamente, visualizada en toda su
extensión al menos en su parte granadina. Desde el Pico del Caballo al sur
hasta el Picón de Jérez al norte con buena parte de las cimas emblemáticas
(tres miles) destacadas para aquellos que sabemos reconocerlas por su contornos.
Ahora sí,
bajar de nuevo hasta la Fuente de Las Chorreras para tras refrescarme y lavarme
retomar el curso de la acequia hasta la vertical de Las Mimbres. De nuevo el mismo recorrido
ensombrado en su mayor parte, dada la abundancia de encinas que cubren todas
estas laderas. Echo de menos nuevamente, en buena parte del recorrido, el rumor del agua
transitando por la acequia, ya que ésta por aquí está seca. Se aprecia en sus
márgenes que han estado trabajando las brigadas limpiando y podando. También se
aprecia que no han tenido el más mínimo cuidado para que no cayeran los restos
en el cauce cegándolo en su totalidad en algunos puntos.
Cuando llego
al tramo en que sí circula agua, el sendero gana enteros de forma automática.
El ir andando con el curso de agua siempre a la vista, a la vez que refresca, ameniza el recorrido. Pienso en la primavera cuando además los animales que
hacen de ella su hábitat, bien para vivir o para alimentarse (ranas, ratones,
lagartijas, lagartos, culebras y todo tipo de aves) ha de ser mucho más
interesante y gratificante. Apreciar todo lo que aporta un curso de agua estable
en estas sierras calcáreas que demuestran tener gran capacidad para recoger toda la lluvia caída, para aflorarla en cotas mucho más bajas dejando la zona intermedia
prácticamente seca durante muchos meses al año, será una lección perdida si se deja desaparecer.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo
demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar
con nosotros.
|
No sabemos si este blog incitará a las caminatas contemplativas o a lo contrario: a quedarse en casa tranquilamente, donde se pueden apreciar y saborear las bellezas naturales y las de la mano humana visitando, cómodamente, un blog como este.
ResponderEliminarEn cualquier caso, aunque el autor del blog no tenga poder para cambiar las condiciones naturales, las inclinaciones de la gente, se merece nuestra encarecida felicitación. Sensibilidad, belleza, sobriedad: son las cualidades que destacaríamos en estas fotos y en estos textos.