miércoles, 26 de febrero de 2014

Peñón de la Mata (Sierra de Cogollos) Granada

Tras esperar, casi aterido, se inició el espectáculo.

Creo que mereció la pena la espera, como siempre cuando se trata de la naturaleza.

Arroyo que cruza el área recreativa. 

Recorrido del sendero junto a la Acequia Fardes.

Majalijar techo de este Parque, al que me acercaré más tarde, desde la fuente de las Chorreras.

Buscando el sendero al pie del Majalijar.

Parque Natural de la Sierra de Huétor.

Ya avisto el Peñón de la Mata.

Peñón de la Mata tapando Sierra Elvira y Pantano Cubillas.

Sólo me separan 150 metros verticales y un montón de pasos.

Vega de Granada desde el Peñón.

En la cumbre del Peñón de la Mata. ¿De dónde vendrá la costumbre...?

Entrada a la trinchera que permanece en la cima.

Otros restos de trincheras ubicadas en el Peñón.

Y quien les tira de las orejas a los cazadores si ellos portan la escopeta...?

Restos de trincheras en el Collado de San Agustín.

Izquierda: Peñón del Jorobado. Derecha: extremo suroeste del Majalijar.

Manchas verdes sobre rocosas y verticales paredes grises.

Sierra Nevada desde la Cueva de las Palomas.

Hay tramos de la acequia Fardes muy abandonados.



Fecha:8-1-2014                                                      Las Mimbres                                  8'30h.
M.I.D.E.:2,2,3,4.                                                      Fuente de  Las Chorreras              9’00h
Duración: 7’30h. (Semicircular)                            Pié Majalijar                                  9'30h     
Desnivel en subida: 600 metros                             Peñón de La Mata                   11’30 – 12’00h.
Rangos de temperatura: de 0ºC a los 15ºC           Cueva de Las Palomas                14’30h.
                                                                                 Las Mimbres                                 16’00h.


Hoy para empezar la excursión tenía que desplazarme algo más de treinta y cinco kilómetros, ya que tenía intención de aparcar en el área recreativa de Las Mimbres, en el Parque Natural de la Sierra de Hüetor, desde donde empezaría a caminar con la firme intención de alcanzar la cima del Peñón de la Mata (1.700 m.). No lo tenía fácil después del parón navideño ya que he permanecido en “dique seco” todo el mes de Diciembre, y estos prolongados descansos, a mi edad, se dejan sentir.

Pero antes de llegar hasta las Mimbres me detengo en la entrada de la estrecha carretera que me tiene que acercar. Son las ocho de la mañana, las nubes han hecho acto de presencia por el este y el sol, a pocos minutos de su aparición, comienza a iluminarlas aportándoles esos tonos naranjas y rojizos que las convertirán en todo un espectáculo visual. Soy conocedor de que la magia apenas dura unos diez minutos, así que me dispongo a esperar y disfrutarlo.

La espera, soportando los cero grados reinantes después de la estancia en el agradable espacio del coche, han dejado mis manos, descubiertas para el manejo de la cámara, heladas. Cuando llego al aparcamiento, diez minutos después, lo primero que hago es ponerme los guantes, para enseguida iniciar la marcha. El objetivo de hoy es “El Peñón de la Mata”. Éste peñón es una subida mítica para todos los granadinos, pues a pesar de su reducida cota, soporta un aura de inaccesibilidad desde nuestra última guerra civil. No en vano fue bastión codiciado por ambos bandos y pasó en sucesivas ocasiones al poder de uno u otro. Ello ocasionó muchísimas bajas, aunque pensándolo bien una sola baja por un peñón ya es muchísimo.

Esta ascensión al “peñón” se puede atacar desde varios inicios. El más cercano es desde Cogollos Vega, población que se asienta prácticamente a sus pies en la cara sur. Pero yo quería hacer algo más de recorrido, por lo que pensé en iniciar la caminata en ésta área recreativa. Al principio hay que hacer una corta subida para acercarme al trazado de la acequia Fardes, que transcurre a media loma recorriendo buena parte de la Cuerda de la Gallega.

Tras ascender hasta la cota de la acequia (que durante su recorrido apenas pierde 100 metros de desnivel), me limito, ya llaneando a seguirla durante casi tres kilómetros hasta la Fuente de las Chorreras. Este tramo tradicionalmente ameno por ir junto al cauce de la acequia, hoy ha perdido bastante de su encanto ya que actualmente el agua no consigue progresar mucho por ella. Apenas unos centenares de metros más adelante el caudal ha quedado reducido a nada, entre desbordes, filtraciones y derramas. Lástima, pero me parece que la dirección del Parque ha decidido dejar perder esta hermosa acequia, herencia árabe, que daba vida a lo largo de su original recorrido que se prolongaba por encima de los quince kilómetros.

Hace algunos años hice este itinerario y el agua progresaba por la acequia al menos hasta el cortijo de Las Minas, alrededor de ocho kilómetros. Poco más adelante el terreno no permitía que siguiera su curso en superficie y se soterró el cauce por lo que no puedo asegurar si llegaba el agua a su destino final o no. De estos ocho kilómetros, hoy en superficie apenas consigue recorrer uno.

De origen árabe nace en Fuente Grande (Prado Negro) y con una pérdida de cota mínima llevaba su agua hasta la población de Cogollos, posibilitando mantener muchas más parcelas de las que la propia de lluvia permitía, atravesando de norte a sur todo lo que actualmente es el Parque Natural. Un legado que ha perdurado durante varios siglos y que en los últimos cincuenta años, por falta de mantenimiento e interés ha reducido drásticamente su recorrido por lo que no es difícil que desaparezca en breve plazo y conste que deseo equivocarme fervientemente.

Una vez llegado a la fuente de Las Chorreras, dejo el acompañamiento de la acequia para retomar la subida. Voy a seguir el trazado de la tubería que desde bastante arriba surte a la balsa habilitada para casos de incendio. Asciendo ya por las faldas del Majalijar (1.878 m.) techo de este Parque. El objetivo no es subir hasta su cima, sino ganar cota hasta enlazar con un sendero que la atraviesa de norte a sur y que es el que voy a usar para acercarme hasta mi meta.

La ida la voy a hacer bastante alto (casi a los 1.700 m), acercándome bastante a las crestas, primero del propio Majalijar, después del Peñón del Jorobado, para a partir de aquí y ya visualizando el objetivo, crestear con sus múltiples subidas y bajadas hasta el Collado de San Agustín, al pie del Peñón de la Mata. Sólo me queda ascender los 150 metros verticales que me separan de la cima, recorriendo toda su cara norte en que tras esquivar la potente pared cortada en vertical que presenta en esta orientación, introducirme en un canuto, donde tengo que sortear peñas y maleza junto con algún arbusto en una fuerte subida antes de alcanzar los metros finales en que la piedra viva, fuertemente erosionada y sin vegetación alguna me conduce hasta un estrecho desfiladero entre dos rocas, dando paso a una pequeña vaguada donde me encuentro las ruinas (sólo las paredes) de una pequeña construcción perteneciente también a la época de la contienda.

Sólo quedan escasos metros para acceder, ya de manera más cómoda hasta la cima. A pesar de su escasa altitud, este peñón, al estar aislado permite desde su cima abarcar unas amplias panorámicas, tanto de la vega como de las sierras cercanas y por supuesto quedan a la vista todos los tres miles de Sierra Nevada como inmejorable telón de fondo ocupando todo el este.

Arriba me demoro alrededor de media hora repartida entre la ingesta del bocadillo, las fotos de rigor y la visita a otra construcción, ésta en bastante mejor estado, también de la misma época. Es una pequeña estancia abovedada con paredes de piedra que tuvo su uso también durante la guerra, ya que este enclave tenía gran importancia estratégica por la gran extensión que desde aquí arriba se podía controlar.

La bajada la realizo por el mismo itinerario que la subida hasta el Collado de San Agustín. Pero me detengo en el propio collado visitando otros restos de trincheras que ocupan una pequeña elevación rocosa. A decir verdad toda la elevación se habilitó como trinchera. Todavía algo más adelante volveré a avistar restos de muros de otras trincheras desconocidas para mí, lo que verifica la importancia del lugar como sitio codiciado por ambos bandos durante la guerra y a cuya conquista dedicaron importantes esfuerzos con sus innumerables víctimas.

El regreso lo hago por un sendero que discurre unos 100 o 150 metros por debajo del camino utilizado a la ida. La pérdida de altura lo alarga algo más pero a cambio el efecto ”rompe-piernas” se suaviza ya que consigue mantener una cota mucho más constante. Al menos hasta llegar de nuevo hasta la mole pétrea del Majalijar donde de golpe recupera la altura perdida para enlazar con el sendero más alto.

Todavía me desvío unos metros hacia arriba para acercarme hasta la Cueva de las Palomas (de nuevo en los 1.700 m.), para aprovechando su sombra recuperarme un poco y hacer algunas fotos a Sierra Nevada que se abarca ampliamente, visualizada en toda su extensión al menos en su parte granadina. Desde el Pico del Caballo al sur hasta el Picón de Jérez al norte con buena parte de las cimas emblemáticas (tres miles) destacadas para aquellos que sabemos reconocerlas por su contornos.

Ahora sí, bajar de nuevo hasta la Fuente de Las Chorreras para tras refrescarme y lavarme retomar el curso de la acequia hasta la vertical de Las Mimbres. De nuevo el mismo recorrido ensombrado en su mayor parte, dada la abundancia de encinas que cubren todas estas laderas. Echo de menos nuevamente, en buena parte del recorrido, el rumor del agua transitando por la acequia, ya que ésta por aquí está seca. Se aprecia en sus márgenes que han estado trabajando las brigadas limpiando y podando. También se aprecia que no han tenido el más mínimo cuidado para que no cayeran los restos en el cauce cegándolo en su totalidad en algunos puntos.

Cuando llego al tramo en que sí circula agua, el sendero gana enteros de forma automática. El ir andando con el curso de agua siempre a la vista, a la vez que refresca, ameniza el recorrido. Pienso en la primavera cuando además los animales que hacen de ella su hábitat, bien para vivir o para alimentarse (ranas, ratones, lagartijas, lagartos, culebras y todo tipo de aves) ha de ser mucho más interesante y gratificante. Apreciar todo lo que aporta un curso de agua estable en estas sierras calcáreas que demuestran tener gran capacidad para recoger toda la lluvia caída, para aflorarla en cotas mucho más bajas dejando la zona intermedia prácticamente seca durante muchos meses al año, será una lección perdida si se deja desaparecer.



Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.



miércoles, 19 de febrero de 2014

Sierra Mágina VI: Miramundos y Mágina (Jaén)

El inicio de la subida entre pinos y aromáticas junto con espartos.

De pronto se visualizan las moles a coronar.

Tinada de la Cruz, aprisco y un par de habitaciones para pernoctar los pastores.

Bifurcación se senderos.

Equilibrio inestable.

Barranco del Gargantón.

Una de las características de esta sierra es la abundancia de dolinas.

Confundidas con las blancas rocas me encuentro este rebaño de cabras.

Pequeño refugio que corona el pico Miramundos.

Desde el Miramundos se domina buena parte de la provincia.

Las nubes bajas no acaban de despejar los valles.

Parte del camino que enlaza el Miramundos con el Mágina.

Más cabras, estas salvajes de las muchas que avistaré durante la jornada.

Los escasos y minúsculos testigos de las pasadas nevadas.

Aposentada en la cima del Mágina no me cedió el lugar hasta que estuve junto al hito.

En la cara sur del Mágina, uno de los pozos de nieve, aprovechando la depresión de una dolina.

El agua junto a su aliado el tiempo, consiguen hacer destrozos en estas rocas.

Esta cara sur de la sierra está tapizada de sabinas rastreras allí donde la roca le permite prosperar.

Explanada donde está la fuente El peralejo.

Fuente "El Peralejo"


Fecha:11-12-2013                                                  Inicio                                  8'30h.
M.I.D.E.:2,2,3,3.                                                       Pista                                   9’45h
Duración: 7h. (Semicircular)                                   Miramundos                     11'45h    
Desnivel en subida: 1.000 metros                           Mágina                        12’15 – 12’30h.
Rangos de temperatura: de 3'5ºC a los 16ºC         Tinada de la Cruz            14h.
                                                                                   Fuente el Peralejo          15h
                                                                                   Inicio                               15’30h.


En marzo del año pasado tras otro par de incursiones en Sierra Mágina, me decidí a subir a los picos de Mágina y Miramundos, dos de las máximas cotas de esta sierra y por extensión de la provincia de Jaén. Mi desconocimiento del terreno, ya que era la primera vez que afrontaba la sierra por su cara sur, me obligaba a ser cauto y seguí a rajatabla las indicaciones de los senderos que conducen a las cimas de ambas montañas.

Ello me obligó a ascender primero al Pico Mágina (2.165 m.) para una vez abajo volviendo sobre mis pasos reiniciar la subida con dirección el Pico Miramundos (2.077 m.) desde la bifurcación del sendero. Una vez arriba intuí, casi tuve la certeza de que se podían haber unido ambos picos a través de las crestas, con lo que me hubiera ahorrado una fuerte subida y algunas horas de marcha.

La seguridad de que se podía hacer me dejó en aquel momento un cierto malestar por no venir bien indicado en las informaciones. Yo tengo una forma de solucionar estos sinsabores y es repetir el recorrido intentando hacerlo por donde yo creo que se puede. Así que en su día quedó pendiente una nueva subida para corroborar si tenía o no razón.

Hoy aprovechando que el buen tiempo en este fin de otoño se ha afianzado con contundencia y en previsión de tiempos peores, he decidido dar por zanjada la cuestión. Para ello me encamino de nuevo hasta Huelma para unos ocho kilómetros más allá en dirección a Cambil (A 324), tomar un carril (punto kilométrico 17’300, frente a la entrada del cortijo llamado “Vista Mágina”) que en un kilómetro y medio, tras dar servicio a algunas fincas olivareras y algún cortijo me aproxima hasta el inicio del recorrido, donde aparece el panel informativo y la prohibición de continuar para vehículos no autorizados.

Esta es una forma de acercamiento, otra es seguir un par de kilómetros más hasta acceder al Área recreativa El Peralejo y desde allí, primero por pista hasta la Fuente, y después por sendero acceder al inicio que yo he tomado hoy. Son un par de kilómetros más de recorrido por un terreno semi-llano, que discurre por el límite inferior del bosque de pinos; la linde entre bosque y cultivos.

Ya aprendí en mi anterior aproximación el sendero que escala loma arriba evitando el monótono discurrir de la pista de tierra con sus múltiples curvas y sinuosidades además de exceso de kilometraje. Tampoco viene indicado en la información de los paneles que hablan del recorrido. Es una subida que alterna los tramos de fuerte subida con algunos otros de falso llano e incluso alguna pérdida leve de cota. Tras una hora de caminar nos deja de nuevo en la pista de tierra en la cota 1.500m.

A partir de aquí al no encontrar la continuidad del sendero me limito a seguir por la carretera que por ahora deja de ascender para tras unos cientos de metros llaneando acercarse hasta el barranco de Las Salinas, donde se ubica la Tinada de la Cruz (1.600 m.). Es un barracón amplio, parte dedicado a redil ganadero y parte a refugio de pastores y cazadores, con algunos pozos unos metros por encima, alguno antiguo y en desuso y otro más moderno, junto con algunos abrevaderos ruinosos.

Sigue el carril ascendiendo por la propia falda de la amplia mole del Mágina para poco antes de llegar al Collado del Puerto o Bolos quedar reducido de nuevo a sendero. Algo más arriba me encuentro la esperada señal de la bifurcación de senderos, derecha: Miramundos, izquierda: Mágina (llevo dos horas de marcha ininterrumpida).

Hoy había decidido subir en primer lugar al pico de Miramundos para después intentar enlazar a través de las crestas con el de Mágina. Así que desecho el ramal de la izquierda y sigo ascendiendo por el de la derecha para llegar en unos minutos junto a unas vallas ganaderas, una de las muchas que recorren buena parte de toda esta sierra, dándonos a entender que su explotación ganadera ha sido ancestral.

El pequeño refugio que corona el pico Miramundos no se divisa hasta que no llegamos arriba. Acedemos a la alargada cima por su extremo sur y hay que recorrer una centena de metros hasta llegar hasta el otro extremo donde se ubica el refugio. Es una pequeña construcción de la que nos avisan que está en peligro de derrumbe, advertencia que parece no frenar a los diferentes visitantes que acceden a su interior para dejar constancia de su llegada en un libro de visitas que reponen anualmente.

Por su ubicación, desde la cima me deja contemplar buena parte de la provincia de Jaén, cerrada al norte por la Sierra de Cazorla, las elevaciones intermedias donde se asientan las poblaciones de Úbeda y Baeza, mucho más cercana la serrezuela de Bedmar con sus dos poblaciones, la propia Bedmar y Jódar, y por supuesto hacia el sureste la Sierra Nevada con la sierra Harana delante. Si el día lo permite y hoy lo hace las vistas son extensas y muy gratificantes.

Tengo que desandar unos minutos para en dirección suroeste intentar encontrar algún senderillo que me lleve por la línea de crestas en dirección al pico de Mágina. Encuentro uno señalado con un pequeño apilamiento de piedras que considero válido y lo sigo. No me equivoco ya que los distintos hitos perfectamente colocados y con suficiente periodicidad me van a ir conduciendo durante la hora que tardo en enlazar las dos cimas sin apenas dudas y por un terreno muy quebrado, pero que a su vez mantiene la cota de forma muy eficiente. Tal es así que sólo tendré que remontar un repechón al final para acceder al propio Mágina distinguible en la distancia por su hito de hormigón característico y la silueta de una cabra que comparte cima y que se resiste a abandonarla hasta que llego.

Durante el recorrido, siempre por encima de la cota 2.000 apenas si quedan algunas ridículas manchas de nieve que aguantan en las zonas más umbrías, allí donde el sol no alcanza en ningún momento del día. La agradable temperatura que disfrutamos estos últimos días del otoño no ayudan a que perdure la nieve ni siquiera en estas alturas. Llagado a la cima me demoro mientras me como un bocadillo, mientras me embeleso contemplando los comportamientos de una decena de cabras que andan entretenidas a escasos metros míos. Mi llegada silenciosa y mi quietud sentado en la cima no la consideran peligrosa y allí se están durante toda mi permanencia en la cumbre, algunas de ellas incluso permanecen echadas.

Mi puesta en marcha si las desplaza algunos metros ya que están junto al sendero de bajada, para enseguida retornar a sus lugares. En las faldas del Mágina, aprovechando una amplia dolina (depresión geológica característica de los relieves cársticos), se ubica un “pozo de la nieve”. Estructura circular con muros de piedra en seco que se utilizaba para almacenar la nieve y su posterior reparto durante la primavera en las poblaciones cercanas para usos caseros, ya que el frigorífico fue un invento muy posterior.

La falta de tiempo me desaconseja acercarme hasta la Peña de Jaén, otro dos mil de la cuerda del Mágina y extremo suroeste de la misma. Motivo para alguna otra visita a esta pequeña y atractiva sierra. El camino de bajada ya conocido por ser el utilizado en mi anterior estancia discurre por la amplia loma del Mágina, perdiendo altura de forma continuada. Hoy, algo más conocedor del terreno que piso, decido no seguirlo hasta la bifurcación, sino que “atrocho” loma abajo buscando la carretera que aunque no veo sé que está y dónde. A partir de aquí la bajada es repetir el itinerario seguido en la subida.

Una vez abajo, junto al aparcamiento, decido acercarme hasta la Fuente El Peralejo. La única agua que he visto durante todo el día ha sido escasa y en forma sólida acumulada en los restos níveos cercanos a la cota 2000.  Aprovecho que no la conozco para además de visitarla refrescarme y lavarme un poco. Es un amplio abrevadero alimentado por un escaso aporte ubicado a unos centenares de metros por encima de la propia área recreativa del mismo nombre.  Situada en un claro del bosque de pinos, la humedad del lugar ha permitido el desarrollo de algunos árboles de ribera.

Sólo queda regresar sobre mis pasos lo que completo en algo más de veinte minutos y reiniciar la vuelta hasta Granada.                                                       





Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.











miércoles, 12 de febrero de 2014

PR - A 19 Camino de los Neveros (Sierra Nevada - Granada)

La falta de luz apaga los colores por las mañanas.

El sol ilumina la sierra Harana.

El carril alterna los tramos nevados con los cubiertos de espículas.

En cualquier recorrido serrano los abandonados cortijos están siempre presentes.

Pronto me encuentro con lo que sería el "leitmotiv" de la jornada.

Algunas de las placas de hielo de un grosor más que apreciable.


Todo el recorrido permanece en la umbría, por ahora.

Desde la Peña del Perro avisto los Peñones de San Francisco ya calentados por el sol.

Ruinas del cortijo a resguardo de la Peña del Perro.

Los arroyos hoy bajaban helados.

Motivos ornamentales naturales.


Los primeros rayos de sol tamizados por el bosque.

Había que adivinar el trazado del sendero.

Refugio de San Francisco en los Llanos de Otero.

Desde el refugio: Hoya de la Mora, Mojón de Trigo y Veleta, de derecha a izquierda. 

Aunque aquí se está muy bien decido continuar mi marcha.

La carretera de acceso al refugio totalmente nevada y/o helada.

Vía pecuaria.

Trevenque y Lucero, parecidos razonables.

No se si he llegado al límite de proximidad permitido.

En el Dornajo abandono el sendero por la carretera.

El resto del Camino de los Neveros hasta Granada lo dejo para otro día.

Mil metros de altura son los que me separan de Güejar Sierra.


Fecha: 5-12-2013                                                                              Casillas de Martínez                            8’00h.
M.I.D.E.:2,2,3,3.                                                                                 Peña del Perro                                       9'00h
Duración: 5h  Circular                                                                    Refugio S. Francisco                      10 – 10'30 h.                   
Desnivel en subida: 500 metros                                                     Collado del Diablo                                11’05h
Rangos de temperatura: de 0ºC a los 6'5ºC                                 Dornajo                                                  12’15h
                                                                                                              Casillas de Martínez                           13’00h


Aunque este sendero de pequeño recorrido tiene su inicio junto al Centro de Visitantes “El Dornajo”, yo lo voy a comenzar algo más arriba, concretamente tres kilómetros carretera arriba (por la antigua subida a la sierra) junto a las Casillas de Martínez. En una pronunciada curva a derechas arranca una pista que además de dar servicio a un par de casas, se adentra por la loma entre pinos de repoblación.

Hoy me he encontrado el primer tramo nevado en algunos trechos, aquellos que están más orientados hacia el norte o menos protegidos por los pinos, junto a otros prácticamente limpios de nieve que no de espículas. Comienzo en la cota 1.860 m. Son aproximadamente unos cuatro kilómetros de pista que van a morir en la misma Peña del Perro (1.900m).

En todos los barrancos que he cruzado en que había agua, ésta estaba totalmente helada formando placas muy difíciles de atravesar, por la extrema dureza del hielo y porque al descongelarse y volverse a congelar reiteradas veces acaba formándose un verdadero cristal. Como los pasos problemáticos eran escasos y puntuales he optado en todos ellos por vadearlos o bien por arriba o por abajo, antes que calzarme los crampones.

Tras una hora de marcha, alejado ya del casi nulo tráfico que durante el invierno tiene este ramal de carretera, durante la que sólo he escuchado alguna perdiz al levantar el vuelo, o el chasquido típico de alerta de las cabras emitido para avisar a sus congéneres de mi presencia, he llegado a la Peña del Perro.

Desde aquí, asomado a la Peña con vistas inmejorables del barranco de San Juan, dominando visualmente buena parte de la loma de Jarras en primer término y la Loma la Cuna de los Cuartos por detrás, merece la pena detenerse un poco. Justo debajo del saliente rocoso que me sirve de mirador están las ruinas de un cortijo del que apenas quedan los muros, tanto de la casa como de los apriscos, y algo por encima una antigua balsa, inconfundible por su forma, ocupada hoy por algunas cabras.

Al asomarme espanto unas cabras que sobresaltadas por mi inesperada aparición se quedan paradas durante unos segundos, como no sabiendo qué hacer, ante mi inmovilidad deciden retirarse pausadamente hacia abajo atravesando unos tajillos con suma facilidad. Una de ellas era una cría bastante pequeña para las fechas en que nos encontramos, pero aun así siempre tienen la capacidad de dejarme maravillado con la facilidad que muestran, adultos y pequeños, para sujetarse sobre las rocas aunque la pendiente se acerque a la verticalidad.

A partir de aquí la pista se convierte en sendero y enseguida llego al Barranco de las Ánimas y tengo que cruzar el arroyo que me lo encuentro totalmente cristalizado. Ante la pereza de calzarme los crampones para volvérmelos a quitar inmediatamente después, opto por buscar la nieve blanda bastante por encima del sendero para reintegrarme a él algo más arriba. A partir de aquí esa va a ser la tónica. Los arroyos totalmente congelados hoy he tenido que esquivarlos todos.

Algo parecido me ha ocurrido cuando a media subida he llegado a la Choza del Billetes. Paraje habitualmente generoso en aguas hoy presentaba un aspecto impresionante por las amplias placas de hielo en que ésta se había convertido. He tenido que pasarlo por encima para evitarlas y volver  a llanear hasta reencontrar el sendero.

Buena parte de esta subida se hace atravesando un pinar de repoblación con algunas rampas cortas pero muy pronunciadas. Por haber decidido comenzar a andar temprano, todavía no me ha alcanzado el sol, aunque la baja temperatura, una vez en marcha, apenas si se hace notar, bastando con unos guantes ya que las manos son las que mas sufren.

De repente un rayo de sol me deslumbra al colarse entre los árboles, he tenido que pararme para hacer la fotografía de rigor, aunque al tenerlo tan bajo y totalmente enfrentado no ha salido demasiado bien. Algo más adelante aumenta la luz de repente y me percato de que estoy llegando al límite superior del bosque, esto indica que he llegado al Refugio de San Francisco (2.250 m).

Es el más antiguo albergue de Sierra Nevada, fechado en 1920. La historia comienza algunos años antes cuando diez granadinos deciden formalizar una sociedad excursionista. El refugio en sus orígenes era más grande y presentaba simetría, repitiéndose lo que hoy podemos ver a la derecha de una nave que unía las dos cúpulas.

Se escogió este lugar “Campos de Otero” además de por su horizontalidad, por estar orientado hacia el norte lo que facilitaba tanto la acumulación de nieve como su permanencia en el tiempo, habilitándose aquí las primeras pistas de esquí de Sierra Nevada. Llegó a contar con un remonte que subía hasta el tercero de los Peñones de San Francisco, hoy desmantelado, aunque si se mira con atención todavía se distingue el trazado de la pista.

Aquí termina el sendero PR-A19. Como quiero, siempre que puedo, hacer recorridos circulares, he decidido remontar por la pista de acceso al Refugio hasta el Collado del Diablo (2.350 m), junto a la carretera asfaltada por donde discurre la Vía Pecuaria, uno de los ramales del Camino de los Neveros. Esta será la cota más alta de mi recorrido de hoy. Son unos dos kilómetros de suave pendiente, ya que se ganan apenas cien metros. Toda la carretera esta nevada y allí donde hubo agua queda hielo, como ha sido la tónica durante toda la jornada. Una vez arriba, en el Collado, con cada paso perderé altura hasta regresar al inicio.

La vía pecuaria señalizada con hitos verdes va a recorrer las crestas hasta enlazar con el collado de Las Sabinas, pero antes dejo atrás el Albergue Militar y las edificaciones del MOPU, a los que desde mi posición más alta me permite ver la parte de atrás y todas las techumbres pintadas de color verde al igual que el albergue más alto Hoya de La Mora. Su perfecto estado de conservación y limpieza me ha llamado la atención, acostumbrado a ver por estas sierras edificios ruinosos en su mayoría.

Sigo descendiendo por la vía pecuaria, atravesando en un par de ocasiones la carretera y dejando el Monte Ahí de Cara (2.103 m) a mi derecha. En uno de mis cruces con la carretera, ya en el Dornajo (cota 2.000) decido abandonar el sendero que en fuerte bajada se dirige hacia El Purche, decidiéndome, más por obligación que por deseo, a seguir un par de kilómetros por la carretera antigua de acceso a Sierra Nevada en busca del aparcamiento, junto a las Casillas de Martínez donde dejé el coche aparcado esta mañana.

Este otro recorrido del Camino de los Neveros hasta Granada, lo tengo en mente desde hace algunos meses y algún día seguro que lo rememoraré, iniciándolo en Granada e intentando subir como mínimo hasta el Dornajo.

Hoy mientras hacía los algo más de veinte kilómetros de bajada hasta Granada ya se notaba un tráfico inusual de subida a Sierra Nevada para un jueves. De pronto me he acordado que mañana es festivo y que para algunos el fin de semana se prolonga, inclusive, hasta el lunes.


Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.