El lavado de cara al observatorio del Mojón de Trigo es patente.
Fecha:
6-11-2013 Hoya de la Mora 8'15h.
M.I.D.E.:2,3,3,3 Posiciones 9'30h.
Duración:
6h (Circular). Carihuela 10'30h.
Desnivel
en subida: 900 metros Elorrieta 11'45-12'15h.
Rangos
de temperatura: de 8ºC a los 17ºC Yeguas
13'00h.
Hoya
de la Mora 14'15h.
El
recorrido de hoy ha sido corto debido a varios factores, primero la
premura por regresar de mi hermano que hoy me acompañaba y segundo
porque mis pies sufrieron la semana pasada castigo excesivo del que a
fecha de hoy no se habían recuperado adecuadamente, por lo que la
brevedad, dentro del malestar ocasionado ha sido bien recibida.
Era
un día programado para recuperar itinerarios que por no haberlos transitado durante años se van olvidando como es el recorrido desde
la Carihuela hasta el refugio Elorrieta por encima de los Tajos del
Nevero. Es un terreno muy quebrado, lleno de cascajales y pequeños
tajos que hacen difícil su tránsito. Como apenas hay tramos sin
piedras, el sendero cuando se avista es bastante difícil de seguir y
los pequeños apilamientos indicadores de piedras apenas destacan sobre el fondo
rocoso del mismo color.
Aun
así, al menos cuando la nieve no cubre el paraje, merece la pena
este paso ya que nos podemos ahorrar además de algún tiempo, muchos
metros tanto de bajada como de subida que nos añadiría el tener que
bajar hasta los Lagunillos de la Virgen para volver a subir por la
cara oeste de los Tajos de la Virgen.
Arrancamos
a las ocho y media de la Hoya de la Mora con una inusual temperatura
para estas fechas de 8 grados. El aire en total calma promete un día
inmejorable de sierra. Así se mantendrá durante toda la jornada. La
subida por Cauchiles es sobradamente conocida, nos la tomamos con
tranquilidad y en algo más de una hora estamos a la altura de las
Posiciones. Estas ruinas, antiguas trincheras construidas durante la
Guerra Civil ubicadas en la cabecera de la cuenca del río San Juan
(3.000 m), siempre han sido una referencia en la subida hasta el
Veleta. Junto a ellas nace el Veredón que se interna en la Corral
del Veleta, a los pies del majestuoso tajo norte del Veleta. A partir
de aquí continuamos por la carretera acercándonos a la arista sur
de la loma del Veleta (Panderón) en busca de la entrada al paso.
Mi
hermano no lo conocía y yo recordaba que estaba bastante alto ya que
hace unas semanas me introduje por él una centena de metros y balicé su entrada con un apilamiento de piedras. Sin embargo, algo despistado, lo buscaba a menor
cota de la real. Una vez llegados a él (3.300 m.) nos introducimos
por el hasta llegar a un cortado en que hay que agarrarse a las
piedras para ayudarse a pasar. Yo lo hago pero mi hermano no lo ve
claro, por lo que decidimos que yo continúe, ya que he pasado, para averiguar si hay
más pasos complicados o a partir de aquí es más cómodo.
Este
paso atraviesa el tajo sureste del Veleta por los Vasares a una cota
muy elevada y sirve de enlace entre el Veleta (3.394 m.), Las
Campanitas (3.324 m.) y el Cerro de los Machos (3.329 m.) acortando de
forma significativa los recorridos en los que se atraviesa Sierra Nevada
de norte a sur o las llamadas “Integrales”, con un mínimo
costo en cuanto a pérdida/ganancia de cota.
Tras
un par de centenares de metros recorridos sin dificultad alguna,
decido darme la vuelta para consensuar lo que vamos a hacer. O
pasamos y enlazamos con el Cerro de los Machos o volvemos. Mi
acompañante sigue sin verlo claro por lo que vuelvo a cruzar la
estrecha repisa ayudándome de las manos (aquí me han sobrado los
bastones que habitualmente suelo llevar) y reiniciamos la bajada de
nuevo hasta el refugio de la Carihuela (3.205 m.) recorriendo en bajada todo el
Panderón.
No
puede faltar la visita de rigor al refugio para constatar que hoy
está limpio y cerrado, aunque han apilado en una bolsa detrás de la
puerta algunos desperdicios. Este refugio tiene capacidad para unas
diez o quince personas en dos plataformas de madera, se complementa
con una amplia mesa rodeada de un banco, todo ello de madera. Tras la
visita volvemos a cerrar y retomamos la marcha para acercarnos a
redescubrir el paso que une este refugio, bordeando el Puntal de Loma
Púa (3.224 m..), con otro refugio Elorrieta (3.185 m), en la cabecera del río Lanjarón, camino habitual
para acercarnos hasta el Cerro del Caballo a la vez que itinerario en
las travesías.
Este
paso a media altura que transita todos los Tajos del Nevero y de la
Virgen por su cara este no excesivamente conocido y de difícil
seguimiento por lo abrupto del terreno, por el continuo soslayo de
tajos y el tener que atravesar fuertes cascajales donde el recorrido
apenas marcado por algunos apilamientos rocosos, pueden pasar
fácilmente desapercibidos para aquellos excursionistas que no estén
avezados en esta sierra o no tengan clara la orientación en la que
dirigirse.
Como
referencias más visibles comentar que el recorrido siempre se hace
por la cara este, bastante alto y pasa a los pies del “oso”,
monolito muy visible que se levanta a medio camino junto a las crestas.
Hay que ir atentos porque a partir de este visible “hito” hay al
menos dos variantes de acercamiento, una más alta que corona unos
metros antes del antiguo pluviómetro que permanece en la cima del
monte Elorrieta, unos metros antes del propio refugio; otro que
recorriendo la loma a menor altura enlaza con el refugio, por su
parte de atrás justo en la explanada a la que daban las ventanas del
mismo orientadas hacia el barranco del río Toril.
El
amplísimo refugio que en su día tenía capacidad hasta para 50
personas y que estuvo totalmente equipado con solería, paredes
alicatadas hasta media altura, grupo electrógeno y depósito de agua
en las inmediaciones con conexión hasta el propio refugio por
tuberías de hierro empotradas bajo el suelo para evitar que se
helasen, actualmente está totalmente desmantelado y en ruinas al 90%
de su extensión. Apenas queda utilizable una esquina (suroeste) donde
aunque el deterioro es palpable, al menos permanece la puerta y
alguna ventana lo que la hace algo más habitable.
Este
gran refugio, construido en las primeras décadas del pasado siglo
formaba parte de un ambicioso proyecto de refugios y viveros que
escalaban todo el barranco del río Lanjarón hasta éste el más
alto. Junto a ellos se habilitaban espacios abancalados para los
viveros en que crecerían las coníferas, para una vez nacidas y
aclimatadas en el propio terreno trasplantarlas intentando que el
éxito de supervivencia fuera máximo.
No
nos resta más que iniciar el descenso por un sendero, esta vez muy
visible y marcado que tras perder cota de forma rápida nos acerca,
primero hasta los lagunillos de la Virgen (nacimiento del río Dílar)
y algo más abajo a la propia Laguna/Embalse de las Yeguas. Aquí nos
demoramos algo para beber en uno de los manantiales que aun alimenta
el lagunillo superior y para hacer algunas fotos a las Yeguas.
Enlazamos con un tramo de pista que tras remontar hasta el collado
junto a los Observatorios de Sierra Nevada, une la laguna con el
complejo de Borreguiles.
Desde
aquí, dejando todo el complejo alto de la estación de esquí
(Borreguiles 2.700 m.) a nuestra izquierda, seguir perdiendo altura
hasta llegar a los albergues, concretamente al de la Hoya de La Mora, junto al
que hemos dejado el vehículo esta mañana en un amplio aparcamiento
habilitado para el efecto.
Pero
todavía antes en uno de los cruces con la carretera asfaltada,
seguimos ésta para acercarnos a la base de un pequeño cerro (Mojón
del Trigo 2.606 m.) que está coronado por un antiguo observatorio
astronómico, abandonado durante muchísimos años (yo siempre lo he
conocido en ese estado de deterioro). Actualmente la Universidad de
Granada, propietaria del edificio, está rehabilitando el pequeño observatorio al
que ya se le ve un aspecto totalmente distinto del que nos tenía acostumbrado a los asiduos de esta sierra. La techumbre remozada,
rejas en las ventanas y pintado en su conjunto parece ser que se va a
dedicar a promocionar la observación astronómica de forma divulgativa al publico en general.
Unos
metros más abajo nos encontramos la barrera que limita y controla el
acceso al Parque Nacional y enseguida llegamos de nuevo al
aparcamiento para ya en el coche descender los cerca de dos
kilómetros verticales que nos separan de Granada, algo que
conseguimos tras recorrer los 35 kilómetros de carretera hasta la
capital.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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