Gor desde su mirador.
Fecha:18-10-2013 Floranes
9h.
M.I.D.E.:2,2,3,3. Arredondo 10'15h.
Duración:
6'45h. (Circular) Tío Capote
12'45h.
Desnivel
en subida: 300 metros Floranes
13'15h.
Rangos
de temperatura: de 13ºC a los 26ºC Mirador de Barea
13'50h
Gor
15'45h.
El
año pasado hice una serie de salidas para conocer la Sierra de Baza y
tras los comentarios en casa sobre las impresiones mi hijo Carlos me
arrancó el compromiso de volver a hacer algún recorrido cuando el
tuviera algún día disponible durante la semana. Es cierto que esta
sierra en verano y otoño sin lluvias es algo árida, por lo que
siempre recomiendo sus visitas en la primavera, pero los que tienen
obligaciones laborales no siempre disponen de sus días libres cuando
quieren.
Así
que hoy decidimos hacer una incursión por la zona sureste de la
Sierra de Baza. Nos adentramos por Caniles (GR 800) para ya bien
altos encontrarnos una pista de tierra a derechas con el indicador
de Floranes. Una vez llegados a la edificación rotulado como
refugio, abandonar el coche e iniciar uno de los senderos que a sus
puertas tienen inicio.
Elegimos
el denominado Floranes – Arredondo por ser el mas largo y por
entender que dada la curiosidad zoológica y botánica de mi hijo va
a ser el que más le satisfaga. Se inicia el caminar por un carril de
tierra que en ligera pendiente busca un collado donde a su vez se
subdivide en dos recorridos. El de la derecha desciende hasta el
paraje denominado Tío Capote, es un corto sendero de apenas una hora
que lleva hasta unas ruinas de cortijos algo por encima del arroyo.
Nosotros
seguimos el de la izquierda, que continúa un tramo todavía por la
citada pista para tras unos centenares de metros y tras atravesar un
puente quedarse reducido ya a sendero. Los pinos y encinas van a ser
predominantes durante todo el recorrido, los espartos y las
aromáticas cubrirán el suelo. Esta sierra es prolífica en setas pero la
falta de lluvias de estos últimos días no propician su aparición
así que apenas nos encontramos algunos buscadores. Parece
inconcebible que alguno de ellos, mayor, siga usando una bolsa de
plástico para la recolección, desgraciadamente necesitamos para
hacer las cosas bien que nos tutelen hasta en nuestros ratos de
esparcimiento.
El
sendero recorre las lomas a una cota cercana a los 1500 metros
durante más de una hora. En este recorrido nos tropezamos con varios
jabalíes que rápidamente desaparecen entre la maleza.
Anteriormente, en la carretera de acceso avistamos un par de ciervos,
también muy esquivos, no en vano unos y otros son objeto de caza en
el Parque Natural. Entre los recolectores de setas y los abundantes
cazadores han dejado “sembrado” todo el recorrido de basura.
Hemos ido viendo cascos de botella y latas de refrescos colgados en
las ramas de los árboles, bolsas plásticas y cajetillas de tabaco
durante toda la jornada y pañuelos de papel no han faltado a lo
largo de nuestro caminar, una verdadera pena.
Durante
la primera hora de recorrido vamos avistando en la loma de enfrente
(solana) diferentes cortijos, todos ellos en estado avanzado de
abandono o simplemente en ruinas: la Fabriquilla, Cortijo La Loma,
Pinar Hoya, Cortijo Bodurria y el propio Arredondo. Esta sierra
fuertemente poblada hasta la primera mitad del siglo pasado sufrió
en su segunda mitad una fuerte emigración auspiciada por las duras
condiciones climáticas y la falta de rentabilidad de las pequeñas aunque numerosos
explotaciones mineras.
El
último tramo del sendero ya en bajada se acerca hasta el arroyo
Bodurria para una vez cruzado ascender por la ladera contraria en
busca del Cortijo Arredondo algo mas elevado en la ladera. Es un edificio actualmente
cerrado, asentado en medio de numerosas paratas repletas de nogales,
de los que no hemos conseguido ver ni un sólo fruto. Los únicos
residentes son algunos pastores que aprovechan estos terrenos para
alimentar numerosos rebaños donde se mezclan las cabras y las ovejas
a partes iguales.
Estando
en las cercanías de Arredondo llega uno de los mencionados rebaños.
Tras saludar al pastor (Fin de semana) aprovecho para, dado su
inmejorable conocimiento del terreno, indagar un posible recorrido
circular y evitarnos volver por donde hemos venido. Amablemente nos
ilustra de posibles alternativas que nosotros vamos a seguir. Nos
sugiere volver por la loma donde se asientan todos los cortijos que
hemos ido avistando en nuestra ida, para acabar haciendo el otro
sendero que saliendo de las cercanías de Floranes se dirigía hasta
Tío Capote. A mi me encanta la posibilidad ya que en mi anterior
estancia aquí intuí la posibilidad del recorrido pero no me atreví
por desconocimiento del terreno.
Siguiendo
las indicaciones nos acercamos por la pista forestal hasta un área
recreativa cercana “El Pinarillo”. Ubicada un poco por debajo de
la carretera y lindante con un barranco por el que discurre un arroyo
tributario del Bodurria. Tras la visita, volvemos a la pista para
tras cruzar un pequeño puente tomar un desvío a la derecha que es
el que daba servicio a los cortijos mencionados y digo daba, porque
su deterioro, los amplios y profundos socavones junto con los cauces
abiertos por el agua de las tormentas que lo recorren hacen casi
imposible su tránsito para vehículos.
En
nuestro descenso nos encontramos primero con una alberca y algo más
abajo el Cortijo de la Loma rodeado, al igual que Arredondo, de
amplios espacios poblados de nogales. Actualmente usado como redil
para el ganado o cobijo circunstancial de cazadores, es el que
mantiene la techumbre en mejor estado ya que los siguientes sólo
mostrarán sus ruinas.
Seguimos
descendiendo buscando algunos senderillos que nos faciliten el
acercamiento hasta La Fabriquilla. Amplio cortijo que solapaba las
tradicionales labores agrícolas y ganaderas con la fundición de
plomo. En unas ruinas situadas algo por encima del propio cortijo
todavía se puede apreciar en los muros laterales al menos dos
pequeños hornos donde se fundía el mineral para la obtención del
metal. A un lado destaca el montón de escoria que se fue acumulando
durante su época productiva.
Hay
que seguir descendiendo buscando la linea colorista del bosque de
ribera que acompaña todo el recorrido del arroyo Bodurria, hasta
encontrar un paso libre de maleza y zarzas donde cruzarlo para
remontar por la ladera contraria buscando las extensas ruinas de otro
complejo de cortijos: es el denominado Tío Capote. Compuesto hasta
por una docena de construcciones con la era en su parte más alta.
Detenernos en ella para apreciar, desde arriba, el conjunto de
construcciones por encima de las choperas y algunos serbales que
empiezan a adquirir los típicos colores amarillos y anaranjados del
otoño, antes de reiniciar la marcha.
Ya
sin detenernos, remontamos hasta llegar de nuevo al Refugio Floranes
donde además de apreciar las cuatro secuoyas que hay junto a la
alberca rodear el edificio, que el permanecer cerrado a cal y canto
no impide que se vaya deteriorando a ojos vista. Supongo que no
ayudan las numerosas visitas de personas que buscando las setas pasan
por el lugar y seguramente no todos respetuosos con el entorno.
Decidimos
remontar ya en el coche, los seis kilómetros que nos separan del
Mirador de Barea hasta volver a introducirnos por otra pista que
discurre por un trazado superior. Tras dos kilómetros por la misma
nos encontramos a la derecha un montículo formado por rocas muy
fracturadas que ha sido aprovechado para habilitar en su cima un
original mirador. Desde él se contempla, en días soleados como hoy,
medio Parque Natural así como las sierras limítrofes, desde Sierra
Nevada, hasta la de Cazorla y Sagra.
Para
regresar optamos en lugar de volver sobre nuestros pasos, atravesar
todo el Parque para buscar la salida por el pueblo de Gor, ya cercano de nuevo a la autovía.
La carretera, a tramos con profundas rodadas, hay que tomársela con
calma por lo que los algo mas de veinte kilómetros nos van a llevar
alrededor de la hora. Paramos en una fuente con estanque adyacente y
atravesamos Las Juntas y Los Corrales, pequeñas poblaciones
incrustadas en el propio Parque y que anteceden por este
recorrido a Gor.
Antes
de acceder a la población hacemos la última parada en el mirador
del Cerrillo de la Horca del que se abarca toda la vaguada donde se
asienta el pueblo y donde mediante paneles explicativos nos informan
de las circunstancias geológicas del terreno que estamos avistando.
Solo nos queda atravesar la población de Gor.
Sólo nos resta buscar la autovía para regresar a Granada.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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