Desde el refugio, despedida
Fecha:9-10-2013 Refugio
Postero Alto 8'30h.
M.I.D.E.:3,3,3,4. Río Alhorí 10h
Duración:
6'15h. (Circular) Picón de Jerez
11'20-12'15h.
Desnivel
en subida: 1.300 metros Mirador Alto
12'45h
Rangos
de temperatura: de 8ºC a los 21'5ºC Chorreras Negras
13'15h.
Refugio
Postero Alto 14'40h.
Uno
no puede evitar perder capacidades físicas a medida que cumple
años, pero sí puede gestionar la velocidad a la que las pierde y,
lo más importante, librarse ¿salvo accidente o enfermedad cerebral?
de traspasar el tan temido umbral de la dependencia. La receta es
entrenarse.
Volviendo
a la rutina semanal de excursionar. Después de muchos años en que
la salida semanal ha sido constante, al principio por satisfacer la
necesidad de conocer la sierra, nuestra sierra, aquella a la que mis
mayores me llevaron cuando niño y me hicieron amar por lo que de
ella obtenía y por lo que en ella aprendía, han ido convirtiéndose
casi en una necesidad y ahora cuando me salto alguna de las salidas,
siento por un lado que se acrecienta el deseo; por otro la casi
traición a una necesidad.
Hoy
acompañado de mi hermano José Antonio hemos acordado volver, para
mi subida reiterada y reciente, a ascender desde el refugio Postero
Alto (1.800 m.) hasta el Picón de Jerez (3.020 m.) para descender por
su vertiente norte hasta el Mirador Alto. A partir de aqui buscar el
paraje conocido como Chorreras Negras (2.408 m.) para finalmente
regresar hasta el refugio.
No
era este el recorrido previsto por mí, pero como he dado a elegir a
mi hermano, el ha decidido, a la vuelta, visitar el afamado enclave
del aterrizaje forzoso en los años 60 del avión americano,
coincidiendo con algunos problemas físicos que me ha dado hoy mi pie
izquierdo, ambos factores han hecho recomponer, casi sobre la marcha,
el recorrido de hoy.
La
subida al Picón desde el refugio Postero Alto es dura ya que en
alrededor de tres horas de marcha se solventan 1200 metros de
desnivel. Los grandes desniveles en tiempos reducidos se pueden
equiparar siempre a dureza. Hoy no iba a ser una excepción. Hemos
arrancado a andar desde el refugio con una temperatura muy agradable;
al principio por el propio cortafuegos donde se encuentra el
refugio, para una vez ganada altura y atravesar perpendicularmente el
sendero Sulayr, convertirse en sendero con infinidad de ramales en
este primer tramo debido a partes iguales a los senderistas y a la
abundancia de ganado en la zona.
Me
ha dado la impresión de que las muchas ganas y grandes ánimos con
que se afrontan estos primeros minutos de subida, las intactas
fuerzas con que cuentan los excursionistas le hacen trazar
itinerarios alternativos; fe de ello da que el sendero original, con
sus idas y venidas a lo largo de la loma dulcificando la subida, ha
desaparecido totalmente. En su lugar el trazado actual afronta la
subida por la loma de forma directa, sin concesiones en ningún
momento. Pocos son los trazos sinuosos que a fecha de hoy podemos mas
que ver, adivinar y que seguro que en su día formaban el recorrido
único.
Así
lo que en principio sabemos que va a ser duro, se ha endurecido
todavía más por la verticalidad que entre todos le hemos dado al
recorrido. Pasada una hora se bifurca el sendero: a la izquierda
hacia el Puerto de Trevélez, hacia la derecha hacia el río Alhorí.
Nosotros, tras dudar unos instantes, optamos por el río. Aquí se
suaviza la subida e incluso, después de atravesar un pequeño
barranco con amplios prados encharcados, accedemos a la Puerta del
Alhorí donde se inicia una tímida bajada por una amplia terrera. Es
un pequeño collado desde el que divisamos el barranco por el que
discurre el río.
Tras
los escasos minutos los que nos separan el collado del propio río,
llegamos al propio cauce que se despeña barranco abajo con prisas.
El caudal es más que apreciable teniendo en cuenta la época otoñal
en la que nos movemos, entre el desplome y la abundancia de agua el
cauce se dibuja mediante una línea blanca de espuma. A pesar de lo
avanzado del mes todavía, tanto en el propio circo glaciar donde
tiene su nacimiento como en las laderas colindantes permanecen
algunos ventisqueros, lo que favorece que a ambos lados del cauce
principal aparezcan nacimientos de agua, algunos ferruginosos que
alimentan los prados que acompañan toda la ascensión a ambos lados
del río. El sendero asciende por la margen derecha, paralelo al
propio cauce pero se puede hacer por la izquierda buscando el sol si
apetece. Ascendemos junto al río y a su propio ritmo, remontando
unos cientos de metros hasta llegar a la cubeta glaciar.
Este
pequeño circo glaciar, cerrado en su cara sur y este por una potente
pared rocosa, se abre hacia el noreste acogiendo una pequeña cubeta
que en su día contuvo el glaciar. Cerrada por una marcada y bien
formada morrena muy visible desde bastante antes de llegar. Aunque
posiblemente en su día contuviera una laguna, hoy apenas si se
produce algún somero encharcamiento durante la primavera y primer
verano.
El
río nace justo debajo de la morrena. Aparecen varios arroyos que
rápidamente unifican sus cauces e inician el fuerte descenso,
barranco abajo, perdiendo altura de forma vertiginosa. A partir del
nacimiento, con la mole del Picón a nuestra derecha, sólo queda
afrontarlo por donde el criterio de cada cual aconseje. Apenas nos
ayudan algunos hitos que sólo insinúan diferentes posibilidades loma arriba.
A
media subida nos encontramos con los separados restos de lo que fue
un largo y majestuoso ventisquero, que protege la subida al Picón
por esta vertiente hasta bien entrado el verano. Hoy sólo quedaban
algunos trozos aislados que no impedían afrontar la subida por allí
donde consideremos más acertado. Apenas si existen diferencias entre alternativas, todas son duras o muy duras y la homogeneidad del
terreno que pisamos así como su pendiente no nos ayudan a decidir.
Una
vez arriba entre hitos, vivac y punto geodésico (3.090 m.), mi
hermano quiere acercarse al Puntal de Juntillas (3.139 m) y “echarle”
una mirada a la laguna del mismo nombre. Yo hoy bastante
“perjudicado” por mi pie izquierdo decido acomodarme entre las
piedras e intentar recuperar mi dolorido apoyo. Allí, recostado
entre las piedras, mantengo la posición extasiado en mi soledad,
bajo un acariciante sol e inmerso en un absoluto silencio durante la
casi hora que ocupa mi hermano en su desplazamiento. De nuevo juntos,
algo de comer e iniciar la bajada.
Buscamos
la cara norte para la bajada (el Panderón), para una vez perdida
altura irnos desviando hacia la derecha (siempre loma a través, sin
sendero ni indicación alguna) buscando los tajos cercanos a Chorreras
Negras. Queremos, ya que ninguno de los dos lo conocemos, acercarnos
a este enclave, al que últimamente se le ha dado una cierta
notoriedad por parte de las autoridades del pueblo de Jérez,
programando una subida a primeros de septiembre para recordar el
rescate de la tripulación y pasajeros de un avión americano
estrellado en este enclave en los años 60.
Debido
a un tremendo golpe de suerte junto a la pericia del piloto que logró
posar el avión en unos prados totalmente nevados junto a unos tajos,
se pudieron salvar todos los viajeros ayudados por personal que
ascendió desde el pueblo en su auxilio. Viendo el entorno aprecio
que más que pericia del piloto debió ser la suerte, ya que el día
de ventisca que cuentan que hacía, hacía imposible ver el terreno
sobre el que volaba.
Justo
a los pies de las Chorreras Negras (tajillos rocosos oscurecidos por
el agua en su descenso), se ha colocado un panel dando algunos datos
del hecho, junto con algunas fotos del propio avión, cuando aun se
encontraba en el lugar. Ya sólo nos queda seguir descendiendo, a
ratos por la propia vereda, a ratos por donde nuestro criterio nos
dicta hasta reencontrarnos con el río Alhorí, cruzarlo y buscar el
mejor acercamiento para llegar de nuevo hasta el Refugio Postero
Alto.
Tras
cruzar el río, fuertemente encajonado en este tramo, encontramos un
sendero que en bajada nos acerca a unos prados ocupados por ganado
vacuno. Enseguida encontramos un estrecho carril que seguimos con
entusiasmo después de la jornada sin apenas senderos, que nos
deposita en el cortafuegos, unos metros por encima del propio
refugio.
Todavía
en el descenso ya en coche, nos cruzamos con una patrulla de la
guardia civil que nos para, se interesa por nuestro recorrido y tras
preguntarme por el motivo de nuestra visita a la sierra me solicita
que le abra el maletero para inspeccionarlo. No se me ocurre preguntar
que es lo que buscan, porque intuyo que es simple rutina y nosotros
no tenemos nada que ocultar. Después y ya sin mas incidencias
bajamos, primero a Jérez del Marquesado para una vez atravesado
llegar a Guadix y desde allí, una vez tomada la autovía regresar hasta Granada.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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