Algunos prefieren que los suban.
Fecha:29-7-2013 Hoya
de la Mora 7'30h.
M.I.D.E.:3,3,3,4. Posiciones 8'45h
Duración:
7'30h. (Semicircular) Carihuela
9'15h.
Desnivel
en subida: 1.440 metros Lagun. Peñón
Colorado 10h
Rangos
de temperatura: de 10'5ºC a los 19'5ºC Veleta
12'15h.
Lagun.
De la Virgen 13'20h.
Hoya
de la Mora 15h.
Cualquier
colegial puede hacer experimentos durante la clase de física y
comprobar si determinada hipótesis científica es cierta. Pero el
hombre, dado que vive sólo una vida, nunca tiene la posibilidad de
comprobar una hipótesis mediante un experimento y por eso nunca
llega a averiguar si debía haber prestado oído a su sentimiento o
no. (Milan Kundera)
Hay
una zona de Sierra Nevada que por haberla avistado siempre muy
avanzado el verano siempre la había asociado a sequedad y aridez y
por lo mismo falta de interés. En los meses del estío apenas se ve
humedad y sólo destacan los grandes pedregales y los altos tajos que
la componen. Estoy hablando de los Tajos del Nevero (aunque en otros
mapas lo mencionan como Tajo de Lagunillos) y el pequeño lagunillo
que se forma cuando hay nieve bajo unas chorreras.
Para
mí es una de las zonas más desconocidas de Sierra Nevada, esta
vertiente sur que podemos atacar desde Capileira, siguiendo uno de
los recorridos señalizados “sendero del río Toril” para ya bien
altos abandonarlo para seguir el arroyo Peñón Colorado o el rio
Lagunillos. No ha sido este mi trayecto de hoy, ya que he preferido
acercarme a la Carihuela, para tras atravesar Loma Púa un poco por
debajo del Puntal (3.224 m.), su zona más alta, dejarme caer hasta
el arroyo en mi intento de no esforzarme en demasía.
Este
recorrido afrontado por mi hoy es mucho mas suave que la ascensión
por Capileira si a ello sumamos que el acceso en kilómetros es
también más corto, aunaba todas las ventajas. Por otro lado la
alergia lleva castigándome durante todo el mes por lo que no tenía
mucha confianza en poder completar el recorrido y la seguridad de no
poder hacerlo si lo endurecía.
Una
vez aparcado el vehículo en los albergues (concretamente junto al
Hoya de la Mora 2.500 m.), inicio la ascensión de forma pausada. Aun
así, enseguida empiezan a dejarse oir múltiples ruiditos de mis
bronquios, bastante castigados durante estos días (no quiero pensar
que pasaría si fuera fumador). Espero que la forzada respiración
profunda que exige el esfuerzo ayude a limpiarlos a lo largo de la
jornada.
Ha
amanecido un buen día de montañismo, la fresca temperatura ayuda a
que las ascensiones sean más gratas y una suave brisa reconforta. El
ser madrugador no me permite coincidir con otros excursionistas, que
generalmente “arrancan” más tarde, por lo que toda la ascensión
hasta las Posiciones ha sido en soledad. A partir de aquí si
coincido ya con algún otro esforzado que se ha ayudado del microbús
para ahorrar esfuerzos.
Ni
que decir tiene que ya en el refugio de la Carihuela si coincido y saludo a algunos
que han pernoctado, para enseguida, al apartarme del trillado
recorrido hacia el Mulhacén, volverme a quedar solo. No suele
aventurarse la gente fuera de los recorridos tradicionales, o bien
por desconocimiento o por falta de interés, no parece que la
“curiosidad” sea abundante en los visitantes a esta sierra.
Tengo
que descender unos metros para salvando unos ventisqueros por debajo
del refugio, saltar al otro lado de Loma Pua, justo por debajo del
Puntal. Enseguida destacan, allá abajo, unas manchas verdes en medio
de amplios ventisqueros que rodean lo que queda de un antiguo
lagunillo, inexistente hoy en parte por estar invadido por los
neveros, en parte por colmatación.
El
circo glaciar que cierra todo este paraje es un rincón muy agreste y
transmite claramente la imagen de salvaje. No es habitual en la
vertiente sur de Sierra Nevada estos parajes tan abruptos ya que
generalmnente ofrece espacios mucho mas suaves y alomados. En los
basares entre altos tajos que acumulan mayor cantidad y grosor de
nieve (lo que le da el nombre de Nevero) caen las chorreras que
alimentan tanto los pradillos como los distintos encharcamientos.
Es
una bajada de alrededor de 200 metros entre amplios cascajales
formados de piedra de tamaño medio, muy incómoda de andar. Si a
esto añadimos los frecuentes tajillos que salpican la bajada, nos
podemos hacer una idea de lo molesto del terreno. Los amplios tajos
de la derecha son la cara sur de las crestas que unen la Carihuela
con el Elorrieta. Aquí nacen diversos arroyos, como el Lagunillos,
objeto de mi visita, Peñón Colorado, tributarios ambos del río
Toril que al unirse al Naute, allá muy abajo, junto a la central de la Cebadilla, da
nombre al río Poqueira.
En las cercanías de los nacimientos de agua me llama la atención una vistosa mancha verde que en medio
del blanco de la nieve y del marrón de la piedra destaca
sobremanera. Estos prados, los más altos de esta cara sur son los
que regados por los deshielos de los ventisqueros altos dan vida a
unas charcas que acaban formando el arroyo.
Decido
descolgarme junto al arroyo al menos una centena de metros apreciando
los ventisqueros horadados y las pequeñas cascadas que forma en su
precipitada caída. Aunque casi todo el trayecto discurre por debajo
de largo y estrecho ventisquero que ocupa el fondo del barranco. No despierta excesivo
interés el casi oculto arroyo entre amplios cascajales discurriendo entre tajos y
dado que no tengo yo hoy un estado de forma idóneo, decido abandonar
mi acompañamiento y comienzo la ascensión, (he bajado hasta la cota
2.700 m.).
De
nuevo en Loma Púa decido descolgarme hasta la Laguna de Aguas
Verdes, con un colorido espectacular debido a la incidencia oblícua
de los rayos solares. Una vez abajo disfrutar de los diferentes
matices que la diferente profundidad aporta a la laguna, para
terminar volviendo a remontar hasta la antigua carretera ya que va a
ser el camino más cómodo para recorrer los basares del Veleta y
atravesar los ventisqueros por los más que señalados pasos ya
elaborados.
Como
me voy sintiendo cada vez mejor decido remontar hasta el Veleta para
avistar la posible subida a los Machos en una o dos semanas. Este
recorrido si está más frecuentado, entre otras cosas porque ya ha
entrado en funcionando el telesilla que sube hasta la cota 3.000 m.,
facilitando el acceso a aquellos que no quieren o no pueden subir
andando desde abajo.
Ahora
sí, sólo queda bajar. Vuelvo a hacerlo por la cornisa hasta el
refugio para buscar el paso que atraviesa el tajo desde el Cerro de
los Machos ya que hace muchos años que no lo hago. Una vez
encontrado lo señalizo con un hito, aunque creo haberlo memorizado
suficientemente. Aquí atiendo las múltiples explicaciones
solicitadas por un solitario excursionista que quiere ir al Mulhacén
y ni siquiera lo identifica en el horizonte, posibilidades para
pernoctar e itinerarios para bajar a la Alpujarra. Trato de darle la
información de forma clara y concisa aunque le recomiendo que la
contraste a lo largo de su andar con otros excursionistas a fin de
evitar posibles pérdidas.
Llegado al refugio escojo la dura bajada hasta los Lagunillos de la
Virgen, curiosamente me encuentro bastante más nieve abajo, junto a ellos, que en la propia bajada donde sólo tengo que
atravesar uno. Además de pararme junto a uno de los Lagunillos para
tomar algo, recorro los cuatro, todos con nieve, algunos incluso
medio tapados por los ventisqueros perimetrales. Tras ellos la
Laguna/Embalse de las Yeguas, hoy con bastantes visitantes ocupando buena parte de su contorno. Por aquí ya si me cruzo con otros senderistas, en
ambos sentidos. Dada la concurrencia no me detengo mucho junto a la
laguna. Estos espacios que por su accesibilidad se llenan de
visitantes con su jolgorio, risas y voces son un repulsivo para mí
que me gusta disfrutar de la sierra en silencio.
Por
debajo de las Yeguas las habituales vacas ocupando los borreguiles y
una vez traspasado el collado el personal de la estación con su
incesante trasiego de coches atendiendo a las labores de
mantenimiento de las instalaciones. Desde la Estación están
promocionando los recorridos por esta zona intentando que las visitas
sean numerosas también durante el verano: objetivo superar las
20.000 del verano pasado. Una vez que he bajado más acercándome al
complejo de Borreguiles, ya no me detengo para nada. Es la zona de la
sierra, junto a Pradollano más “humanizada” y por ello ha
perdido el encanto que yo busco cuando asciendo a Sierra Nevada.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
Los
clásicos decían que los mitos y leyendas son las historias que no
pasaron nunca y que son siempre.
Montero Glez.
La
Dama de las Nieves
En
los albores de los tiempos nacieron las leyendas en un intento de
justificar hechos a los que no se encontraba explicación, entonces
nació la que hablaba de la Dama de las Nieves que afirma que en los
fríos inviernos la gente que se aventuraba en las cumbres nevadas y
se perdían porque el hielo y la nieve ocultaba los senderos,
acababan con ellos tras una larga agonía provocada por el hambre y
el frío.
Para
mitigar este duro y prolongado sufrimiento la Dama acogía entre sus
brazos a los moribundos dándole cobijo hasta que la muerte se hacía
con ellos. La dulce voz con que los arrullaba y la contemplación de
su bello rostro los ayudaba a que olvidaran los duros momentos de su
agonía.
Los
ancianos afirmaban que habían visto a los que morían en las nevadas
cumbres llevados de la mano por la blanca Dama hasta las puertas del
inframundo; otros que los acurrucaba entre sus brazos para
preservarlos de la nieve.
En
mis muchas caminatas por las sierras no he podido confirmar la
existencia de esta Dama de las Nieves, pero son muchos los que
aseguran que han visto a la Dama caminar hacia las elevadas cumbres y
tras seguirla han hallado el cuerpo de alguna persona que congelada en el
hielo mostraba una sonrisa en sus labios.
El
otro día en uno de mis recorridos por Sierra Nevada creí verla junto a un lagunillo,
escondida entre los ventisqueros al pie de majestuosos tajos.
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