No conseguí entender qué me quería decir.
Fecha:14-8-2013 Albergue
Universitario 8h.
M.I.D.E.:3,3,3,4. Posiciones 8'30h
Duración:
7'30h. (Circular) Carihuela 9h.
Desnivel
en subida: 1.100 metros Lagunas de Rio Seco
10h
Rangos
de temperatura: de 11'5ºC a los 23ºC Laguna Larga y Gabata
11'15h.
Cabecera
R. Valdeinfierno 12'10h.
Corral
del Veleta 14'30h.
Posiciones
15'30h.
Albergue
Universitario 16'15h.
Mi
existencia ha adquirido ahora el lastre que necesitaba para alcanzar
el peso conveniente. Ya no volveré a temer esos fantasmas de los que
tan a medudo era juguete. Goethe.
Consciente de que no
estoy en muy buena forma física, había elaborado una ruta circular
para hoy con algunas posibles variantes para adecuarla, sobre la
marcha, a mis sensaciones a lo largo de la jornada. En principio
había pensado visitar detenidamente las lagunas de Río Seco, cambiar
de vertiente para acercarme a la Larga y Gabata y ya de vuelta
detenerme en los lagunillos que ocupan la cabecera del Valdeinfierno,
para terminar recorriendo el Corral del Veleta con subida al Cerro de
los Machos, si procedía.
Para no endurecer en
demasía la salida habia reservado, tanto para la subida como para la
bajada un asiento en el microbús que hace el recorrido desde el
Albergue Universitario (2.500 m.) hasta las Posiciones (3.000 m.). Me
he alegrado, sobre todo a la vuelta contar con él ya que he acabado
bastante “perjudicado”.
La mañana ha comenzado
con una fresca y agradable temperatura que casi invitaba a ponerse la
sudadera. El hacer la primera media hora de ascensión en el microbús
me ha hecho desistir de abrigarme. Ya una vez arriba y comenzado a
andar no la he echado en falta en absoluto (de todas formas siempre
la llevo junto con un chubasquero en la mochila en prevención de
situaciones inesperadas). Las tormentas en agosto son frecuente en la
alta montaña, una mojadura o una bajada de temperatura pueden
hacerte pasar un muy mal rato.
A los pies del refugio
de la Carihuela queda un ventisquero que a primera hora estaba
bastante duro, ha sido el único que ha exigido atención en todo el
día. Porque el otro que podía resultar arriesgado (Corral del
Veleta: Veredón) a la hora que lo he atravesado no ofrecía ya
dureza. Seguir caminando por la pista de tierra, ya que he desistido
de usar el Paso de los Guías porque queda bastante nieve y no merece
la pena arriesgarse por ahorrar ¿cinco minutos?.
Al inicio de los
Crestones (Collado del Lobo) me he asomado y fotografiado los tajos
del Mulhacén y de la Alcazaba para ver la nieve, si es que la tenía,
ya que la próxima semana posiblemente alguno de ellos o incluso los
dos sean el objeto de nuestra salida: completamente limpios a fecha
de hoy no pondrán dificultades a su tránsito.
Una
vez llegados a la altura de Río Seco me descuelgo unos cien metros
hasta las lagunas. Hoy estaban en sus alrededores concentradas
diversos grupos de cabras, tanto machos con sus exuberantes
cornamentas, como hembras y sus crías un poco más bajas. He
comenzado la visita por el lagunillo Alto de Río Seco (estoy
aplicando los criterios usados para nombrar las lagunas elegido por
Antonio Castillo en su libro: Lagunas de Sierra
Nevada).
Después he seguido
bajando al encuentro de la Laguna de Río Seco (la más amplia de las
tres y situada en el centro) para terminar el periplo en el Lagunillo
Bajo de Río Seco. Las tres estaban hoy con abundante agua y amplios
borreguiles que quizás es el mejor indicador de que el año ha sido
generoso en nieves. En éste último me he demorado al encontrarme
con un colega alicantino que literalmente me ha confesado: he querido
venir a subir a los tres picos mas altos de Sierra Nevada antes de
que me haga demasiado viejo y no pueda hacerlo; y en ello estaba. Un
rato de charla, fotos mútuas con fondo acuático, algunas preguntas
y sinceros deseos de disfrute durante la jornada.
Tengo que remontar algo
más de doscientos metros para cambiar de vertiente. Hasta ahora me
he movido por la mediterránea, a partir de aquí tras saltar a la
vertiente norte de los Crestones, me moveré por la atlántica. Tras
coronar los Crestones inicio una pronunciada bajada de cerca de
trescientos metros para visitar las lagunas Larga y su pequeña
acompañante La Gabata, que además de servir de desagüe a la
anterior es la que da origen a las chorreras.
A media bajada, algo
por debajo del Mirador de Ferrer, me encuentro una pequeña charca
alimentada por un ventisquero entre unos pedregales, estas pequeñas
charcas e incluso lagunillos son frecuentes y numerosos en los años
abundantes de nieve, con una vida limitada a la existencia de
reservas sólidas en sus alrededores, son sorpresas inesperadas en
medio de las lomas que transito.
Junto a la laguna
Gabata, en una de las entradas de agua provenientes o bien de la
Larga o de los ventisqueros situados por encima, me detengo para
tomarme el bocadillo a la vez que disfruto observando a las aves que
entre las hierbas de los prados se dedican a cazar insectos. Están
tan atareados que me permiten acercarme hasta menos de un metro de
ellos, sólo se quedan mirándome como calibrando mis intenciones
antes de seguir con su tarea alimentaria.
Sigo el itinerario
previsto para visitar un par de lagunillos que ocupan la cabecera del
río Valdeinfierno, avistados desde arriba al iniciar la bajada,
ahora quiero acercarme a ellos. Uno, el bajo, está prácticamente
pegado al sendero, es doble y rodeado de verdes borreguiles; el otro
algo más arriba, me obliga a remontar una veintena de metros para
visitarlo. Ubicado en medio de un pedregal, sin presentar zona verde
alguna y medio ocupado aun por un pequeño nevero que a la vez que lo
alimenta lo protege.
Sólo queda dirigirme
hacia Veta Grande, paso natural de la Loma del Lanchar hacia el
Corral del Veleta. Una vez en el collado tengo dos opciones: iniciar
la fuerte bajada siguiendo el sendero o remontar por las crestas
hacia el Cerro de los Machos. Escojo ésta última animado por las
buenas sensaciones físicas y pensando que de todas formas he de
subir. Tras media hora de ascensión y ya a los pies del último
esfuerzo, los Machos presentan una zona de fuerte pendiente salpicada
de tajillos que me desaniman automáticamente.
Mi cansancio y el
estorbo de los bastones, ya que tendría que usar profusamente ambas
manos en los agarres, me hacen desistir. Vuelta a bajar lo ascendido
para retomar el sendero desechado en el collado. Aquí se ubica uno
de los tramos, tanto en subida como en bajada mas pronunciados de
toda la sierra. Y soy consciente de que todo lo que estoy bajando
acabaré subiéndolo ya que el Veredón arranca en la parte superior
del Corral, literalmente pegado al tajo que presenta la cara norte
del Veleta.
A pesar de que intento
perder la menor cota posible en la travesía de la cabecera del
Guarnón, aquella a la que me obligan los tajos que protegen esta
zona de la loma de Los Machos, me veo obligado a remontar casi los
trescientos metros por un terreno de piedra suelta en su mayor parte;
sólo casi arriba atravieso los prados alimentados por los diferentes
arroyos que van aflorando por el deshielo de los neveros junto al
gran tajo.
Dejo a mi derecha el
refugio artificial del abortado túnel que en su día iba a atravesar
el Veleta para dar continuidad a la carretera por esta cara norte y
tras salvar un ya tierno nevero asciendo el Veredón hasta el Mirador
donde me paro ya acabada la subida para descansar y hacer tiempo para
coger el microbús. El cansancio no me impide apreciar la grandeza y
majestuosidad del Corral del Veleta, ese circo glaciar que aun
conserva hielo fósil en su subsuelo, recuerdo de las últimas
glaciaciones.
A pesar del cansancio
puedo hacer mía la frase del inicio, la experiencia y la voluntad
acumulada a través de los años la hacen plenamente asumible.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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