Atardecer 5.
Parque
Natural Cabo de Gata: IV (Almería)
Fecha:
10 al 15 – 6 – 2013
Para
hoy habíamos previsto una visita a la población más importante de
la zona: Níjar.
Es uno de los municipios más extensos de España y ocupaba el cuarto
puesto en habitantes de la provincia de Almería. Ha contado con
presencia humana durante los últimos 10.000 años ya que se han
encontrado en la región vestigios del periodo mesolítico,
neolítico, edad del bronce, fenicios, cartagineses, íberos, romanos
y árabes.
Apenas
distante una treintena de kilómetros de nuestra ubicación, hoy
algunos mas ya que nos ha desviado la guardia civil por obras u otras
circunstancias ignoradas ya que el “número” estaba hablando por
teléfono y se había limitado a cruzar la moto en la carretera sin
ofrecer la más mínima información adicional. Después de rodear
por Atochares y San Isidro hemos aparcado el coche en la parte baja
del pueblo concretamente en la Avenidad de Federico García Lorca.
Remontar
toda la avenida donde ya se ven numerosas tiendas exponiendo las
celebérrimas jarapas (tejidos de gran colorido que se fabrican
usando retales de tela en telares tradicionales) y todo tipo de
artesanía en barro. Cuenta la población con dos oficinas de
información, una en la parte superior de la propia avenida y la otra
aun más alta frente al Ayuntamiento.
Hemos
visitado la Iglesia Parroquial, iglesia sencilla y sin ostentaciones,
muy agradable y hoy muy fresca, cuando el calor ya empezaba a dejarse
notar. Junto a las puertas de entrada y a la derecha tienen expuesto
un antiguo reloj que llama la atención por su pequeña esfera,
difícilmente visible si ocupaba el lugar que ocupa el actual.
Ya
en la plaza del Mercado y ocupando el edificio que antiguamente lo
contenía se ha instalado el Museo del Agua, elemento siempre
importante y más en estos parajes que tradicionalmente han carecido
de ella con mínima generosidad. A partir de la iglesia y siempre en
subida encontramos el casco antiguo, con callejuelas estrellas,
muchas de ellas con fuertes rampas donde su ubican casas modestas
pero perfectamente encaladas generalmente aterrazadas que van
ocupando la ladera a los pies de la Atalaya.
La
Atalaya, único elemento conservado de al antigua fortaleza que
ocupaba el cerro, de planta circular y con mayor diámetro en la base
que la parte superior y con dos ventanas, presenta actualmente varias
grietas que ponen en peligro su permanencia. Como otras de las muchas
que jalonan toda esta región servían para comunicar incidencias. Si
nos fijamos casi todas ellas están ubicadas o bien junto a la playa
o en las colinas de los alrededores pero siempre con continuidad
visual entre ellas para transmitirse las alertas.
Ésta
al estar ubicada en la posición más alta de la población permite,
si nos decidimos a acceder hasta ella superando los fuertes
desniveles, dominar toda la depresión donde se encuentran los
invernaderos. Estructuras que ocupan buena parte del denominado Campo
de Níjar y origen de buena parte de las verduras y hortalizas que
consumimos.
Por
la tarde decidimos acercarnos a los alrededores de la Urbanización
de Retamar para visitar la Torre
García,
veremos Torre, Ermita, playa y restos romanos. Es una torre vigía
como tantas otras que abundan en el extenso litoral almeriense. Hace
años recuerdo que mis hijos, cuando veníamos a este lugar buscando
playas tranquilas y coquinas, subían por la escala metálica de
acceso hasta arriba del todo para demostrarnos o quizás demostrarse
el gran valor ostentado y nosotros, conscientes de la importancia de
esas acciones de autoafirmación, consentíamos con el escondido
temor de que bajaran pronto y sin incidencias.
Construida
en la segunda mitad del siglo XVI, se ubica en las cercanías de la
única defensa medieval de origen musulmán que permanecía en pie
cuando la ciudad de Almería fue conquistada por el reino castellano
en el año 1.488. Como todas ellas su función era avisar de
invasiones berberiscas mediante fogatas durante la noche y ahumadas
durante el día: procedimiento típico musulmán.
Junto
a la propia atalaya, una circular ermita que sólo se usa durante la
romería de la Virgen del Mar, patrona de Almería. La imagen fue
encontrada en la playa de Torregarcía por el vigía Andres de Jaén
en diciembre de 1.502. A partir del año siguiente ha sufrido
diferentes modificaciones, como el recorte de la corona de madera
para implantarle una metálica, la adición de los brazos y un niño
Jesús. Es una talla en una pieza de madera de nogal de estilo gótico
y de autor desconocido, posiblemente perteneció a un navío
naufragado o atacado por piratas berberiscos.
Junto
a la Torre se encuentran unos restos romanos, se trata de los restos
de una antigua factoría de salazones. Durante la época romana la
costa andaluza estaba salpicada de diversas factorías, siendo la sal
el único conservador utilizado para los alimentos perecederos.
Estas
factorías producían variados alimentos como el pescado en salmuera
aunque el más apreciado era el garum (conocido ya en el siglo V a.C.
en Atenas, se sigue consumiendo hasta la Edad Media), que elaborada
con las partes blandas de los peces como intestinos, gargantas, etc.
a la que convenientemente salada se le añadían pequeños peces
enteros como anchoas. Todo se colocaba en una solución de salmuera y
se dejaba trabajar al sol, la pasta resultante se envasaba en
ánforas. El más apreciado era el de caballa que alcanzaba precios
prohibitivos.
La
factoría, al parecer completa, se compone de trece piletas grandes
en donde se clasificaban los distintos tipos de peces y otras muchas
piletas más pequeñas dedicadas a la elaboración del garum. Todas
las piletas se disponían alrededor de un gran patio descubierto
donde se haría el trabajo previo.
Hemos
hecho tiempo para disfrutar de la puesta de sol junto a la misma
orilla, sentados en la playa que por cierto es de chinorro grueso y
con desniveles importantes nada más que introducirnos en el agua.
Hoy mas que bañistas había gente asoleándose y sobre todo
pescadores con sus cañas clavadas en la arena.
Su
cercanía a la populosa urbanización de Retamar y las pistas de
tierra que la unen a la propia Cabo de Gata (pueblo) hace que nos
encontremos con numerosos paseantes, corredores y ciclistas e
incluso, ya a la vuelta, entre dos luces, algún veloz conejo.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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