Sólo la compañía de las gaviotas.
Parque
Natural Cabo de Gata: II (Almería)
Fecha:10
al 15 – 6 - 2013
Hoy, segundo día de
nuestra estancia en el Parque Natural vamos a hacer un recorrido por
distintos lugares emblemáticos del mismo. Ocuparemos toda la mañana
en recorrer el tramo situado al norte de Cabo de Gata. Visitaremos el
Pozo de los Frailes, San José, adentrarnos en la zona minera de
Rodalquilar, para ya a la vuelta detenernos en la Isleta de los Moros
y los Escullos.
El estar de vacaciones
se debe asociar a la falta de prisas, los agobios hemos decidido
dejarlos en Granada. Por otro lado las distancias entre lugares son
relativamente cortas por lo que si algo se queda sin ver y creemos
que merece la pena, basta con volver cualquier otro día.
El
primer enclave reseñado por el que pasamos es el Pozo
de los Frailes,
es una barriada minúscula que aparte de mostrarnos sus encaladas
casas, la publicidad nos invita a visitar una magnífica Noria de
Sangre construida a principio del siglo XX sobre otro pozo anterior,
diversos abrevaderos (no podemos olvidar el recurso ganadero como
complementario y a veces único de estos habitantes), lavaderos y un
molino de viento.
A
continuación nos acercamos a la población de San
José.
Es la población con mayor infraestructura turística de todo el
parque. Cuenta con puerto deportivo, diferentes playas en el mismo
casco urbano y los accesos a las conocidas playas de Monsul y
Genoveses.
A lo largo de todo el
desplazamiento iremos avistando los típicos cortijos de esta zona.
Generalmente pequeñas construcciones, compactas y muy funcionales,
en su mayoría adoptan la forma cúbica con paredes blancas y
terrados de color gris. En torno a la vivienda se disponían la era,
cuadras, el aljibe, el pajar y los apriscos para el ganado. La forma
constructiva no ha ayudado a su conservación ya que el uso de los
palos de la flor de la pitaca como soporte en sustitución de vigas
de madera no aseguraban larga vida sin mantenimiento.
Una
vez abandonado San José, a unos cientos de metros nos encontramos el
desvío a la derecha que nos indica la dirección de Rodalquilar.
Pero antes visitamos Los
Escullos,
pequeña localidad con menos de 100 habitantes que aparte de las
calas aledañas es interesante visitar por la existencia de una
batería o castillo defensivo.
Mandado construir por
Carlos III en 1764 para defender el litoral, tras pasar por diversas
vicisitudes, desartillada por los franceses, en el siglo XIX ocupada
por las fuerzas encargadas de la vigilancia costera, posteriormente
abandonada y últimamente restaurada.
Seguimos
nuestro recorrido para al coronar una empinada cuesta encontrarnos el
anuncio, justo en el collado del Mirador
de la Amatista.
El nombre se le asigna por la existencia de una antigua explotación
de cuarzo amatista que se encontraba en la zona. Cuenta con un
pequeño aparcamiento junto al Punto de Información y a sus
espaldas, distante apenas 50 metros, un excelente mirador sobre la
costa con magníficas vistas.
A
partir de aquí la carretera desciende para adentrarse en la amplia
depresión de Rodalquilar.
Enseguida se nos indica un desvío a nuestra izquierda animándonos a
entrar, primero en el antiguo pueblo minero, hoy totalmente
abandonado como las instalaciones mineras que se encuentran más
arriba.
Antiguo poblado que
estuvo en funcionamiento desde el primer cuarto de siglo (XX) hasta
mediados de los años sesenta y cuya extracción fue el oro. En el
poblado podemos hacer hasta tres visitas recomendadas: el Museo
Geominero – Casa de los Volcanes, el Centro Fitoturístico (flora)
con el Jardín Botánico de “El Albordinal”.
Si continuamos las
indicaciones podemos recorrer, por un carril de tierra ascendiendo la
loma, las distintas estructuras que perduran de la explotación. Las
torres de trituración a las que llegaba el mineral depositado en una
gran tolva superior y por debajo, las piscinas de decantación.
Proseguimos la visita adentrándonos en subida por el barranco donde
avistamos multitud de escombreras y boca-minas excavadas a la
búsqueda del mineral de oro (con el famoso “filón 340”).
Aunque son conocidas
como explotaciones auríferas, ese es solo el más reciente de los
metales que ha aportado a lo largo de su historia. La actividad
minera con grandes altibajos se mantiene entre los siglos XVI y XX,
explotándose diferentes minerales: alumbre (alunita) para fijación
de los colores en la Edad Media, amatistas para joyería en el XVIII,
coalines para cerámicas en el XIX y XX, plomo y plata en el XIX, oro
en los siglos XIX y XX, etc., hasta clausurarse definitivamente en el
año 1990.
Una
vez acabada la subida llegamos a una amplia llanura, terrenos
pertenecientes al Cortijo
del
Fraile.
Junto a él y en sus proximidades encontraremos algunos aljibes para
acumular el agua de lluvia que oportunamente se están recuperando.
El carril de acercamiento delimitado por sendas hileras de pitas nos
conduce hasta la edificación principal. El propio cortijo debió ser
una amplia construcción compuesta de varias dependencias, hoy
aparentemente totalmente abandonadas, pero que aun muestra su antigua
importancia. Famoso por los luctuosos hechos ocurridos en él.
En sus cercanías ocurrió un asesinato que sirvió de inspiración, más tarde, a
Federico García Lorca para su creación “Bodas de Sangre”. (en
1928, horas antes de que se celebrara una boda, la novia dejó
plantado al novio y huyó con su primo a lomos de una mula. A unos
kilómetros, Montes cayó muerto a tiros, mientras que a Francisca
intentaron estrangularla, librándose de una muerte segura al
aparentarla).
Declarado Bien de
Interés Cultural consta de varias dependencias que se articulan
alrededor de un patio central: oratorio, campanario, cripta
funeraria, hornos, cuadras, cochineras y aljibe. Construido por los
dominicos en el siglo XVIII (de ahí su nombre), en 1836 pasó a
manos privadas (desamortización). Es un interesante ejemplo tanto de
aprovechamiento ganadero y agrícola como de arquitectura popular.
Ya
de regreso nos detenemos en la Isleta
del Moro. Pequeña
barriada asentada en la misma costa donde todavía es posible ver
repasar las redes por los pescadores o sacar sus capturas de las
bascas después de la jornada de pesca. En la parte alta de la
población se ubica el Mirador
de la
Isleta,
con muy interesantes vistas de la recoleta y totalmente calmada
Bahía, Los Escullos y el Cerro del Fraile (restos de una caldera
volcánica colapsada) que ostenta la cota más alta de esta Sierra
volcánica de Cabo de Gata (493 metros).
La tarde que en
principio tenía que ser tranquila dedicada a tomar el sol en la
playa, yo que no acostumbro a estar mucho rato en quietud, me encargo
de moverla iniciando una caminata por la arena. No es una playa de
arena fina, a tramos tiene grava gruesa y muchas conchas,
por lo que mis pies no acostumbrados a caminar descalzos, han
empezado a protestar pasado un rato lo que me ha obligado a calzarme
las chanclas y regresar.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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