Ya de regreso sugerentes campos de trigo y amapolas.
Fecha:23-5-2013 Ctjo.
Nacimiento 8'30h.
M.I.D.E.:3,3,3,4. Cueva Maestrillo 10'30h
Duración:
7h30' (31.300p) (Lineal) Cerro Carrasca
11'30h.
Desnivel en subida: 1.100 metros Empanadas 12'15h.
Rangos
de temperatura: de 9ºC a los 21ºC Cueva Maestrillo
13'30h.
Hazas
de Nogales 14h.
Ctjo.Nacimiento
16h.
El
cuerpo representa tus capacidades, tu técnica y tu fuerza; tu mente
es tu voluntad y tu actitud y a veces no van a la par. Hay que
gestionar bien este equilibrio.
Albert Bosch.
Creía que con la
salida de hoy terminaba con la Sierra de Castril, al menos con los
recorridos mejor señalizados y con mayor interés. Hoy mirando la
información disponible para la preparación de la salida de mañana
me he encontrado con otro recorrido, que en principio parece
atractivo: la subida al Buitre.
Tanto el cerro la
Empanadas (2.106 m) como el del Buitre (2.020 m) están en el límite
norte del Parque, incluso forman parte de la divisoria entre
provincias (Jaén y Granada), límite que a mi siempre me ha parecido
artificial, sobre todo cuando hablamos de separación entre espacios
naturales en que la continuidad física y geológica es patente.
Para acceder al Parque
Natural Sierra de Castril tengo que hacer unos 140 kilómetros desde
Granada. Primero por la autovía dirección Baza para una vez llegado
a la población desviarme a la izquierda hacia Benamaurel y
posteriormente hacia Castril. Casi con el pueblo a la vista vuelvo a
abandonar la carretera para tomar un carril anunciado como Parque
Natural. Unos 10 kilómetros más, esta vez por carril terrero hasta
llegar al Cortijo Nacimiento (1.168 m.) y aparcar, como ya muchos
conoceréis, bajo la tubería que sirve el agua a la pequeña central
hidroeléctrica que hay algo más abajo.
En este cortijo nacen
al menos tres recorridos, con tres longitudes y durezas distintas: El
Barranco de la Osa que incluye el nacimiento del río Castril con
dificultad media, un recorrido de 8'5 kilómetros y con un desnivel de
362 metros; Cerro de Empanadas (que es el recorrido por mí hoy) con
16'7 kilómetros, dificultad media-alta y un desnivel de 938
metros;y Prados del Conde con 20'6 kilómetros, dificultad media y
un desnivel de 636 metros.
El primer tramo, común
a los tres, se hace por un sendero muy marcado que lindando con
algunas parcelas cultivadas nos acerca hasta la acequia que da
servicio a la central. Con ella comparte un corto tramo hasta llegar
al río que he de cruzar por un puente, aquí es donde realmente
comienza este sendero en solitario.
Nada
mas cruzar el puente y retroceder unos pasos por la otra orilla del
río se inicia la subida, primero de forma discreta entre
cornicabras, retamas y alguna aromática.
Pero
en seguida el sendero se empina y comienza a serpentear por la loma
para ganar altura. Es el primer tramo serio de ascensión. A media subida
dejo un ramal a mi derecha que enlaza con el Cortijo de la Puerca
(otro posible itinerario de subida). A lo largo de la mañana se
seguirán alternando las subidas con alguna zona de llaneo e incluso
más de una bajada, cuando el sendero se descuelga hacia el fondo de
los barrancos en busca de alguno de los arroyos con los que se
encuentra y cruza.
Esta primera subida,
justificada por tener que salvar por encima unos tajos, me lleva
hasta un collado casi en la vertical del cortijo Nacimiento, para
enseguida descolgarse por la otra ladera en busca del cauce del
arroyo. A partir de este momento el sendero se va a hermanar con el
Barranco de Túnez y lo va a recorrer hasta las cercanías de la
Cueva del Maestrillo (1.550 m.), ya casi en la cuerda de la Empanada.
Pero antes me ha hecho
subir y bajar en reiteradas ocasiones, caminar entre pinares o entre
cascajales, entre poblaciones de enebros negros, incluso a tramos
sobre tiernos prados donde es difícil adivinar la dirección del
sendero, para casi en seguida solaparse con el propio cauce del
arroyo. Los cambios de orilla cuando sendero y arroyo se juntan son
múltiples, hoy no me han causado problemas porque el caudal no era
mucho y el paso del río era fácil saltando sobre las mismas piedras
del cauce.
El cerro Empanadas
(2.106 m.) no se ve hasta bien avanzada la jornada porque lo tapa la
cuerda de la Cerrada de la Magdalena, larga y potente loma que
alcanza altura enseguida y la mantiene durante casi todo su
recorrido; es una vez llegado al arroyo junto a unos bancales
sembrados de nogales (que aun no han despertado del sueño invernal)
junto con algunos almendros, estos sí enseñando ya el fruto, todo
junto al río (cortijo del Maestrillo), cuando accedo visualmente a
la inmensa mole pétrea de la Empanada, justo enfrente, mostrándome
a la vez que algunos ventisqueros que por ahí no se puede subir. El
sendero sube por la derecha reptando a lo largo de la loma con
dirección muy distinta a la del objetivo; aun tardará un buen rato
en coronar el collado, desde donde ya si definitivamente, recorrerá
toda la sucesión de crestas hasta llegar a la cima.
De los más de 1.000
metros de desnivel en subida que he hecho hoy, al menos las dos
terceras partes empiezan aquí. Se empina de nuevo y en serio la
vereda tomando la dirección este en busca de un collado (Salitre)
que cierra el semicírculo que forma la cuerda o sierra Empanadas.
Hay que ir con cuidado cuando nos separamos del río, una
equivocación de ramal a la hora de elegir sendero, como el mío de
hoy, me ha costado tener que remontar monte a través hasta el
collado y no lo recomiendo. Unos minutos antes de coronar este
collado pasa el sendero junto a un amplio y largo abrigo (Cueva del
Maestrillo 1.550 m.).
Ya en el collado la
subida continúa pero ahora se dirige hacia el norte, busca
definitivamente la cuerda que trazando un amplio semicírculo,
recorre toda la cresta hasta llegar a mi destino de hoy. Esta larga
cuerda, incómoda de andar por su erosionada superficie, piedra que
presenta infinidad de aristas y oquedades, está “adornada” con
una fea valla ganadera que casi se prolonga hasta la misma cima.
Recorre la divisoria entre provincias. Junto a ella primero en
terreno granadino y más arriba en el lado jienense aparecen un
rosario de dolinas de muy diversos tamaños y profundidad, hoy apenas
les quedaba nieve pero si estaban todas cubiertas con verdes prados.
Durante todo el
tránsito de la cuerda tengo la cima a la vista pero se me alarga
demasiado el llegar a ella, sobre todo el último tramo donde trato
de esquivar los pocos neveros que quedan, la nieve está muy blanda y
me hundo hasta el tobillo. La corona el habitual hito y una placa en
que se recomienda volver por el mismo camino de subida. Yo tenía
intención de hacer al menos la bajada por otro lado, convirtiendo en
circular este tramo, como aparece en los planos. La falta de hitos
durante toda la cuerda me han hecho desistir y he optado por bajar
por donde he subido, evitando algún despiste como en la ascensión.
Ya el recorrido de
regreso no ha ofrecido problemas añadidos a los propios de la fuerte
pendiente y la atención continuada para tratar de no perder el
trazado en la bajada para lo que me he dedicado durante mi estancia
en la cima a seguirlo y memorizarlo durante todo su recorrido
visible. En esta última subida y durante el recorrido de todas las
crestas se echa en falta algún indicador o hito mas, porque la
información de hacerlo por “la cresta” para mi no ha sido
suficiente despertando dudas. Más abajo, a partir de las
plantaciones de nogales las indicaciones son suficientes y muy bien
ubicadas ya que el sendero no ofrece apenas dudas en su seguimiento,
salvo alguna excepción que enseguida queda disipada por las señales
existentes.
Se domina desde la cima
buena parte de los denominados Campos de Hernán Perea, amplia
depresión elevada que es la encargada de recoger tanto el agua de
lluvia como la nieve y que una vez filtrada aporta las tres cuartas
partes del agua que manarán en los “nacimientos del río Castril”.
Toda esta Sierra de Castril está formada por calizas y éstas a su
vez están expuestas a un tipo particular de erosión, el modelado
kárstico le aporta un aspecto característico en su larga pero
eficaz transformación paisajística.
Este proceso químico
de disolución se provoca cuando la caliza entra en contacto con el
agua de lluvia y el dióxido de carbono de la atmósfera. Entre las
formas que adopta el paisaje, destacan, los lapiaces (acanaladuras
paralelas en la superficie de la roca), las dolinas (cavidades
subterráneas colapsadas), los profundos cañones, las cuevas y las
simas. Entre éstas últimas cabe mencionar por su excepcionalidad la
Cueva de Don Fernando (aun en exploración) y de la que se conoce una
profundidad de 241 m. y un desarrollo superior a los 2.500 m. Otro
ejemplo que cabe mencionar es la Torca de la Fuente Fría que
contiene el lago subterráneo más importante de la provincia.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
|
Que fantasticas imagenes...Saludos.
ResponderEliminar