Los campos vestidos de primavera.
Castril y su pasarela
sobre el río (Granada)
Fecha: 15-04-2013
Hoya
hacemos una visita
a
la población de Castril y hablo en plural porque viene conmigo una
grata compañía como es la de Cristóbal. No podemos irnos después
de visitar el Parque Natural de la Sierra de Castril sin acercarnos
hasta el propio pueblo que aunque ya fuera de los límites del parque
no por ello deja de ser interesante un paseo por él. Por la propia
población y por el recorrido habilitado por el profundo y estrecho
cañón que ha labrado el propio río en la parte baja del pueblo.
Población ubicada en el extremo sur
del Parque de la Sierra de Castril con casi 2.400 habitantes y
rodeando una destacada peña que ya fue escogida por los romanos por
su facilidad defensiva. Ubicado a 890 metros de altitud y distante de
la capital 140 kilómetros, destaca por la abundancia de agua
proveniente de las sierras karsticas que la circundan por el norte.
El casco urbano repleto de casas
encaladas fue declarado Conjunto de Interés Histórico Artístico.
Darse un paseo por sus calles hasta la plaza Hernando de Zafra,
visitar su iglesia del siglo XVI o subir hasta las ruinas del
castillo árabe que coronan “La Peña”, es la mejor forma de
disfrutar de esta localidad.
Sus primeros habitantes fueron los
romanos que ya utilizaron su destacada Peña como asentamiento para
un campamento militar, alrededor del cual se estructuraría la actual
villa. Más tarde, durante la dominación árabe se convirtió en
ciudad fortificada. No termina aquí su historia bélica ya que tras
la invasión napoleónica fue incendiada en el año 1810,
posteriormente durante la guerras carlistas, se libraron en su
término la batalla del Llano de los Tubos (1838). Sus abundantes y
frondosos bosques fueron esquilmados por la política maderera a
partir de Felipe II.
No podemos irnos de este enclave sin
bajar hasta el río para hacer el recorrido junto a él habilitado
por pasarelas con piso formado con recias traviesas de ferrocarril
sobre estructura metálica firmemente afianzada a las paredes rocosas
del cañón labrado por el río. Si escogeis un día como hoy en que
el caudal va pletórico, el espectáculo está asegurado. El tronar
del agua ocupando todo el cauce entre paredes y la velocidad a la que
circula bajo nuestros pies, bajo la pasarela es sencillamente
impresionante.
Se inicia el recorrido atravesando
el recoleto Parque de la Arboleda Perdida, ubicado en la margen
izquierda del cauce. Pequeño espacio con algunos pequeños setos y
una docena de frondosos árboles que van a proporcionar la
imprescindible sombra tan ansiada en los meses del verano, para una
vez terminado y tras bajar una corta rampa iniciar el caminar unos
metros por encima del cauce por la mencionada pasarela. Pronto nos
encontramos una fachada cerrando una oquedad excavada en la roca, es
la “Fábrica de la Luz” actualmente en desuso y que ha tenido
otras utilizaciones anteriores como la de museo.
Las pasarelas recorren este tramo
del río por la izquierda hasta llegar a un puente colgante que lo
cruza para a continuación introducirnos en una amplia galería
horadada en la propia roca de casi setenta metros. A medio camino
aparece a la izquierda una ventana o “balcón” sobre el río que
nos permite disfrutar de una pequeña cascada provocada por una
discreta presa donde nace una acequia. De nuevo volver a la oscuridad
para terminar de recorrer los escasos metros de galería que nos
quedan hasta salir por una puerta metálica de nuevo al exterior.
Las vertical pared rocosa que
tenemos frente a la pasarela, llena de huecos de distintos tamaños y
a distintas alturas han sido colonizados por aves de diferentes
especies, mayoritariamente palomas que con sus nidos a nuestra propia
altura casi nos dejan introducirnos en ellos. Abajo cuando el caudal
es mucho más modesto, una vez avanzado el estío, es frecuente ver
algún pescador rivalizando en astucia con los escurridizos habitantes
del río, para tras la captura, si ha habido suerte, volver a liberar
la trucha apresada.
El contraste entre la galería y el
exterior, sobre todo si la visita se hace un día soleado como ha
sido nuestro caso, es tremendo. La temperatura desciende bruscamente
y el cambio lumínico del exterior con el interior te ciega tanto a
la entrada como a la salida. La altura de la galería es suficiente
como para no tener que preocuparnos de nuestras cabezas.
Una vez fuera hay que descender un
poco para según indica una leyenda grabada en el tronco de un árbol
y repintada encima, atravesar un puente con estructura de metal y
acercarnos a una casa rural con bar y hospedaje, antiguo molino, que
hoy estaba cerrada. Adornada en su exterior con diferentes elementos
propios de su anterior uso: cigüeñales, tolvas, etc. Junto a él un
pequeño parque con unos discretos columpios, algunas mesas formadas
por gruesas ruedas de molino dispuestas en línea y un gallinero al
fondo ocupan todo el espacio.
Por hoy hemos llegado al final del
recorrido. Iniciamos el regreso deteniéndonos para fotografiar
aquellos detalles que nos llaman la atención. A pesar de ser
primeras horas de la tarde, cuando el sol calienta de verdad, la
cercanía del agua y el propio rumor de la misma nos hacen olvidar la
temperatura. En este estrecho cañón se crea un microclima muy agradable a la vez que muy distinto del que impera en el exterior, del que tomaremos verdadera
conciencia cuando salgamos de él.
Unos metros, río arriba, se han
habilitado las márgenes del río para poderse usar para el baño,
habiéndose creado una zona de baño muy utilizada por los lugareños, que a
falta de playa, disfrutan del agua de su río, ese bien tan abundante
en Castril.
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Es un pueblo maravilloso nosotros tenemos varios amigos con casas rurales en Castril y todos los que les visitan acaban encantados con el lugar. Os dejo el enlace de las casas de estos amigos por si alguien quiere ir y busca alojamiento.
ResponderEliminarcasas rurales en castril