miércoles, 31 de julio de 2013

Sierra Castril IV: Castril (pueblo) y Pasarela (Granada)

Castril.

Río Castril al inicio del cañón.

La pasarela que permite apreciar el cañón.

Parte del recorrido con la entrada de la antigua central al fondo.

Hoy tanto el caudal como la velocidad eran apreciables.

Las pasarelas elevadas sobre los cauces tienen un encanto especial.

A mitad de recorrido nos encontramos este puente colgante.

Desde el mirador, a medio túnel,  divisamos este pequeño salto.

Mesas junto al bar elaboradas con ruedas de molino.

El castillo que ocupa la cima de la peña está en reconstrucción.

Antiguo molino, hoy restaurante y casa rural adornada con elementos mecánicos.

Tatuando hasta los árboles para que no nos perdamos.

Puente colgante que apenas se balancea.

El gran caudal ha convertido estos árboles en acuáticos.

Las múltiples oquedades de la pared rocosa son bien aprovechadas.

La fuerza del agua ha perforado esta oquedad en la roca.

Incluso en las duras y verticales paredes del cañón prospera la vida.

La volada pasarela es el mejor reclamo para la visita de Castril.

Así de remansado se mostraba justo antes de encañonarse.

Iglesia y Castillo las dos construcciones mas emblemáticas de Castril.

Los campos vestidos de primavera.



Castril y su pasarela sobre el río (Granada)

Fecha: 15-04-2013

Hoya hacemos una visita a la población de Castril y hablo en plural porque viene conmigo una grata compañía como es la de Cristóbal. No podemos irnos después de visitar el Parque Natural de la Sierra de Castril sin acercarnos hasta el propio pueblo que aunque ya fuera de los límites del parque no por ello deja de ser interesante un paseo por él. Por la propia población y por el recorrido habilitado por el profundo y estrecho cañón que ha labrado el propio río en la parte baja del pueblo.

Población ubicada en el extremo sur del Parque de la Sierra de Castril con casi 2.400 habitantes y rodeando una destacada peña que ya fue escogida por los romanos por su facilidad defensiva. Ubicado a 890 metros de altitud y distante de la capital 140 kilómetros, destaca por la abundancia de agua proveniente de las sierras karsticas que la circundan por el norte.

El casco urbano repleto de casas encaladas fue declarado Conjunto de Interés Histórico Artístico. Darse un paseo por sus calles hasta la plaza Hernando de Zafra, visitar su iglesia del siglo XVI o subir hasta las ruinas del castillo árabe que coronan “La Peña”, es la mejor forma de disfrutar de esta localidad.

Sus primeros habitantes fueron los romanos que ya utilizaron su destacada Peña como asentamiento para un campamento militar, alrededor del cual se estructuraría la actual villa. Más tarde, durante la dominación árabe se convirtió en ciudad fortificada. No termina aquí su historia bélica ya que tras la invasión napoleónica fue incendiada en el año 1810, posteriormente durante la guerras carlistas, se libraron en su término la batalla del Llano de los Tubos (1838). Sus abundantes y frondosos bosques fueron esquilmados por la política maderera a partir de Felipe II.

No podemos irnos de este enclave sin bajar hasta el río para hacer el recorrido junto a él habilitado por pasarelas con piso formado con recias traviesas de ferrocarril sobre estructura metálica firmemente afianzada a las paredes rocosas del cañón labrado por el río. Si escogeis un día como hoy en que el caudal va pletórico, el espectáculo está asegurado. El tronar del agua ocupando todo el cauce entre paredes y la velocidad a la que circula bajo nuestros pies, bajo la pasarela es sencillamente impresionante.

Se inicia el recorrido atravesando el recoleto Parque de la Arboleda Perdida, ubicado en la margen izquierda del cauce. Pequeño espacio con algunos pequeños setos y una docena de frondosos árboles que van a proporcionar la imprescindible sombra tan ansiada en los meses del verano, para una vez terminado y tras bajar una corta rampa iniciar el caminar unos metros por encima del cauce por la mencionada pasarela. Pronto nos encontramos una fachada cerrando una oquedad excavada en la roca, es la “Fábrica de la Luz” actualmente en desuso y que ha tenido otras utilizaciones anteriores como la de museo.

Las pasarelas recorren este tramo del río por la izquierda hasta llegar a un puente colgante que lo cruza para a continuación introducirnos en una amplia galería horadada en la propia roca de casi setenta metros. A medio camino aparece a la izquierda una ventana o “balcón” sobre el río que nos permite disfrutar de una pequeña cascada provocada por una discreta presa donde nace una acequia. De nuevo volver a la oscuridad para terminar de recorrer los escasos metros de galería que nos quedan hasta salir por una puerta metálica de nuevo al exterior.

Las vertical pared rocosa que tenemos frente a la pasarela, llena de huecos de distintos tamaños y a distintas alturas han sido colonizados por aves de diferentes especies, mayoritariamente palomas que con sus nidos a nuestra propia altura casi nos dejan introducirnos en ellos. Abajo cuando el caudal es mucho más modesto, una vez avanzado el estío, es frecuente ver algún pescador rivalizando en astucia con los escurridizos habitantes del río, para tras la captura, si ha habido suerte, volver a liberar la trucha apresada.

El contraste entre la galería y el exterior, sobre todo si la visita se hace un día soleado como ha sido nuestro caso, es tremendo. La temperatura desciende bruscamente y el cambio lumínico del exterior con el interior te ciega tanto a la entrada como a la salida. La altura de la galería es suficiente como para no tener que preocuparnos de nuestras cabezas.

Una vez fuera hay que descender un poco para según indica una leyenda grabada en el tronco de un árbol y repintada encima, atravesar un puente con estructura de metal y acercarnos a una casa rural con bar y hospedaje, antiguo molino, que hoy estaba cerrada. Adornada en su exterior con diferentes elementos propios de su anterior uso: cigüeñales, tolvas, etc. Junto a él un pequeño parque con unos discretos columpios, algunas mesas formadas por gruesas ruedas de molino dispuestas en línea y un gallinero al fondo ocupan todo el espacio.

Por hoy hemos llegado al final del recorrido. Iniciamos el regreso deteniéndonos para fotografiar aquellos detalles que nos llaman la atención. A pesar de ser primeras horas de la tarde, cuando el sol calienta de verdad, la cercanía del agua y el propio rumor de la misma nos hacen olvidar la temperatura. En este estrecho cañón se crea un microclima muy agradable a la vez que muy distinto del que impera en el exterior, del que tomaremos verdadera conciencia cuando salgamos de él.

Unos metros, río arriba, se han habilitado las márgenes del río para poderse usar para el baño, habiéndose creado una zona de baño muy utilizada por los lugareños, que a falta de playa, disfrutan del agua de su río, ese bien tan abundante en Castril.




miércoles, 24 de julio de 2013

Sulayr Tramo 9: Fuente del Espino - Barranco del Riachuelo (Laroles - Granada)

A media subida al Puerto desde un pequeño mirador: Picón de Jérez y Cerro Pelao.

Pista por la que voy a transitar buena parte de la jornada.

Sólo quedan algunos ventisquerillos en las cimas de los "Morrones".

Muestra de las labores de entresacas efectuadas en estos bosques.

El agua todavía es abundante.

Todos los barrancos aun presumen de arroyo.

Viejos pluviómetros fuera de servicio.

Caseta donde se inicia una canalización.

Me muevo por el límite entre Parques: Nacional y Natural.

Aprovechando intensivamente las posibilidades.

La pista discurre en todo momento entre pinares.

El Chullo siempre presente a mi izquierda a la ida.

Los claros en el bosque son indicios de asentamientos humanos.

Era junto a la pista en el paraje conocido como "El Pozuelo".

Final de mi etapa de hoy.

Embalse de Benínar.

Cortijos en el alto río Laroles.

Acequia del Boy  que discurre paralela al carril.

Reparaciones en "la Perimetral".

Área Recreativa del río Laroles.

Bañárcal, población que presume de ser la más alta de Almería.

Puente por el que el Sulayr atraviesa el arroyo Palancón.

Ascendiendo junto al arroyo Palancón hacia el Puerto de la Ragua (GR-7)

Verdes prados en el Puerto de la Ragua.

Ferreira desde su mirador en el Puerto.



Fecha:29-5-2013                                                                            Puerto Ragua 7'30h.
M.I.D.E.:2,2,3,4.                                                                               Río Laroles 10'30h
Duración: 8h15' (36.000p) (Semicircular)                                   Caseta vigilancia 11'00h.
Desnivel en subida: 500 metros                                                    A. R. Río Laroles 12'00h
Rangos de temperatura: de 0ºC a los 12ºC                                   Posada Arrieros 13'45h.
                                                                                                         Puerto Ragua 15'45h.

Hace un par de semanas cuando subía al Chullo con mi hermano, tanto desde la loma como desde la cima me llamó la atención una pista que atravesaba la loma enfrentada a la nuestra hasta perderse. En su momento me pareció que podía ser interesante recorrerla, entre otras cosas porque esa parte de la sierra es una gran desconocida para mí.

Tras interesarme por ella sólo conseguí una referencia en que alababan la belleza de la misma ya que a cada barranco le asignaban un arroyo y a algunos de ellos cascadas de hasta de diez metros.Tras hablar con personal del ayuntamiento de Laroles me informaron que efectivamente la pista enlazaba con el pueblo.

Hoy me he lanzado a recorrerla, si no entera, ya que no he bajado al pueblo, si un buen trecho. Las pistas nunca han sido objeto de mi devoción y esta no ha sido una excepción.

Arranco a andar a las 7'30 horas desde el Puerto de la Ragua. La redonda temperatura que a esa hora marca el termómetro es de 0ºC. Enfrente del restaurante sale un carril que rápidamente se dirige hacia arriba. A los pocos metros, a la izquierda, tras el sendero de “accesibilidad universal” (Mirador del Hornillo), nace otro carril que es el que he tomado. Enseguida una cadena, lo que me indica que no voy a tener que preocuparme por el tráfico.

Comienza en suave ascenso que mantendrá durante un par de kilómetros, para después iniciar ya el descenso, en ningún caso acusado, que no abandonará hasta avanzada la mañana. El carril va a rodear los morrones por el sur. Yo estoy acostumbrado a verlos por su cara norte cundo realicé las etapas del Sulayr (15 y 16) que recorriendo sus lomas unían el Toril con el Cortijo de las Chorreras y Postrero Alto.

Hoy los voy a ver por detrás, primero el Morrón del Hornillo (2.338 m), más tarde el del Mediodía (2.756 m), para terminar a los pies del San Juan (2.786 m). Me voy a desplazar por el carril perimetral que en buena parte de su recorrido discurre justo por el límite entre Parques: hacia las cumbres el Nacional, a la izquierda el Natural. Paso por parajes, todos ellos con nombres alusivos: Horcajo del Hornillo, Loma del Mal Abrigo, Pandera del Pozuelo, Roza de la Tijera, dejando a medio camino el bonito cortijo de Las Primeras Aguas encarasolado y rodeado de pequeñas parcelas cultivadas.

Hoy si descendían por todos los barranquillos, arroyos, más o menos caudalosos, porque en las cimas aun quedan algunos pequeños ventisqueros, a los que no parece les quede mucha vida. A las dos horas de camino y algo antes de un cambio de dirección tras llegar a un collado, se ha unido por la izquierda a la pista que yo sigo el Sulayr (tramo 9), que no abandonará el carril hasta su finalización en el Refugio “Fuente del Espino”, final de la etapa.

Tras un tramo de clara bajada me dirijo hacia el río Laroles para sin detenerme (lo haré a la vuelta), proseguir por la loma, ahora subiendo, cruzarme con la Acequia del Boy, hasta llegar a terminar de nuevo en otro collado dando nacimiento a otro abierto barranco. No estoy a mucha distancia de las cimas pero las lomas crecen muy deprisa, ensanchándose rápidamente, lo que provoca que el transitar cada una de ellas me lleve más de una hora.

Aquí se cruza perpendicularmente un potente cortafuegos, que remonto durante unos minutos para acceder al puesto de vigilancia contra incendios que hay algo más arriba. Esta caseta, avistada desde hace un buen rato, había sido escogida como fin de mi avance, por lo que una vez en ella aprovecho para tomarme el bocadillo antes de iniciar el regreso. Estoy muy cerca del punto reflejado en el Sulayr como paraje del Mirador, prácticamente a media etapa 9.

Desde aquí observo la Sierra de Gádor, el Mediterráneo, el embalse de Benínar en la cuenca del río Adra, que recoge todos las aportaciones de los arroyos de esta zona del macizo y la sierra de la Contraviesa. Por arriba avisto el Morrón Sanjuanero donde se inicia el Barranco de Laroles y ya en la provincia de Almería las cumbres del Chullo cuya presencia se hará casi permanente a partir de ahora.

En este último tramo de carril hay personal trabajando. Unos ampliando y allanando la carretera dotándolo de un pequeño aliviadero para facilitar el paso del agua hacia los barrancos; otros levantando “balates” para frenar los deslizamientos de los tramos de laderas inestables. Tras amena charla aprovechando que están en su rato de bocadillo e interesándome por la amplitud de sus trabajos, prosigo yo mi andar al encuentro del Área Recreativa del río Laroles.

Es una pequeña instalación que se prolonga río arriba y que cuenta con una fuente de agua y tres o cuatro mesas. No lleva mucha agua el río y además se ve aligerado por la acequia (Boy) que le ha tomado, unos metros más arriba, prácticamente la mitad de su caudal. En esta parte alta del río, aprovechando que la ladera presenta menos pendiente, aparecen hasta media docena de cortijos, alguno de ellos con su era adosada y alguna charca por encima para acumular agua para riego. Han abancalado buena parte de sus alrededores y se ven cuidados y los terrenos cultivados.

Otro, sin embargo, algo más alto, visible desde la lejanía por el claro provocado en el bosque que lo engloba, sólo presenta los muros dejando los bancales abandonados para que los vuelva a recuperar la flora autóctona. Sin duda dentro de algunos años desaparecerá visualmente. Algo más adelante llego al paraje denominado Pozuelo. Una era entre pinos a mi derecha y las ruinas de un cortijo a mi izquierda.

Llegado de nuevo donde el sendero Sulayr se unió al carril, decido yo abandonando el carril, seguirlo, sabedor que cuando llegue al arroyo que baja del Puerto (arroyo Palancón) podré enlazar río arriba con el GR-7 que tras cruzar por el puerto se dirige al Marquesado. Se inicia como un estrecho carril usado para la entresaca de los pinares que a partir de ahora voy a atravesar. Acaba el carril y prosigue el sendero unos metros antes de iniciar la bajada saliendo del pinar para caminar por entre mejorana, té de la sierra, majuelos, agracejos, piornos y cardos.

Tras cruzar la carretera (A337 que baja desde el Puerto hacia Laroles), que a su vez es límite entre provincias, retomo de nuevo el sendero para bajar ya decididamente hasta el arroyo Palancón hasta cruzarlo por un puente de madera. Echo en falta, al cruzar el arroyo, junto al puente del Sulayr alguna información del Gr-7. No la encuentro por lo que remonto hasta la carretera asfaltada para una vez llegado a la Posada de los Arrieros, algo más arriba, volver a buscarlo.

La Posada de los Arrieros es la heredera de una antigua posada que daba cobijo a los innumerables arrieros que la usaban como descanso o pernoctación en su ir y venir entre las comarcas de la Alpujarra, tanto granadina como almeriense y la comarca del Marquesado; usado en el trasiego de mercancías, como camino más corto y asequible que ascendía junto al arroyo Palancón. Hoy siguen atravesando este puerto dos senderos: el GR-7 que une Ferreira con Bayárcal y Laroles y el Gr-140 que partiendo de Bayárcal muere en Cabo de Gata.

La Posada hoy estaba cerrada y junto a la puerta en las propias rocas que la sustentan los distintos letreros anunciando los senderos, pero yo no acertaba a encontrar el inicio. Al final me he colado entre la verja de entrada y la pared rocosa, accediendo al recinto y tras pasar un portichuelo encontrarme finalmente el sendero con su sañalización de colores identificativos (dos bandas: roja y blanca).

Discurre en todo momento por el mismo barranco que contiene el arroyo Palancón y muy cerca a él. Hay que cruzarlo en numerosas ocasiones, caminando a veces por su margen izquierda y otras por la derecha dependiendo de la anchura del barranco. El anuncio junto a la Posada le adjudicaba una duración de hora y cuarenta minutos, yo he tardado dos horas. Me ha extrañado porque habitualmente rebajo los tiempos estimados, hoy lo he incrementado claramente.

Al llegar al Puerto el arroyo ha desaparecido y sólo quedan verdes prados junto a la carretera y bajo los pinos, en algunos lugares, los más húmedos incluso encharcados, sobradamente hoyados y estercolados por el ganado, lo que hace que sea necesaria una atención especial al pisar, si no queremos llevarnos "sorpresas".

Una vez en el Puerto de la Ragua (2.000 m), localizo un sendero que me acerca hasta un mirador divisado desde la carretera de acceso esta mañana mientras subía. Es un corto recorrido de “accesibilidad universal” que no llega al kilómetro denominado “Hoyos de la Pura”. Acaba en un pequeño mirador desde el que se domina la población de Ferreira y buena parte del Marquesado. Tras esta visita retorno al coche y doy por finalizada la excursión de hoy.

Sólo queda hacer los 100 kilómetros que separan el Puerto de la Ragua de Granada.


Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.




miércoles, 17 de julio de 2013

Sierra Castril III: Cerro de Empanada - Granada.

Río Castril junto al puente donde se bifurca el sendero.

La primera subida jalonada de jaras en flor y cornicabras.

Estamos en el mes de las peonías.

El sendero tiene que escalar para buscar el paso por arriba a la derecha.

Hoy me estoy adentrando en pleno corazón de esta sierra.

Inicio de la inmensa loma tras la que discurre el arroyo de la Cerrada de la Magdalena.

Formas llamativas que adquieren las rocas por la erosión y supervivientes que las colonizan.

Uno de los arroyos que en mi ascensión cruzo.

El tipo de roca calcárea es propicia para formar cuevas y abrigos.

O espectaculares ventanas.

Todavía el agua circula por todos los barrancos haciendo su trabajo milenario.

Diferentes durezas provocan formas muy irregulares.

El único paraje avistado hoy en que se aprecia la presencia humana: cortijo del Maestrillo.

Loma arriba, casi en el collado aparece la Cueva del Maestrillo.

Empanada al fondo, mi objetivo de hoy.

Parece que el aire sopla siempre con la misma dirección.

Tengo que cruzar algún pequeño ventisquero de blanda nieve en que me hundo hasta el tobillo

El protagonista en la cima.

Desde la cima se domina el Barranco Túnez por donde discurre buena parte del sendero.

La valla metálica ganadera también escala casi hasta la cima.
En la cota 2.000 me encuentro esta curiosidad geológica: Falsa Ágata.

Las dolinas acompañan a ambos lados durante la ascensión por la cresta.



Precioso ejemplar de lagarto: estudiándonos ambos.

Ya de regreso sugerentes campos de trigo y amapolas.



Fecha:23-5-2013                                                          Ctjo. Nacimiento 8'30h.
M.I.D.E.:3,3,3,4.                                                             Cueva Maestrillo 10'30h
Duración: 7h30' (31.300p) (Lineal)                            Cerro Carrasca 11'30h.
Desnivel en subida: 1.100 metros                                Empanadas 12'15h.
Rangos de temperatura: de 9ºC a los 21ºC                  Cueva Maestrillo 13'30h.
                                                                                        Hazas de Nogales 14h.
                                                                                        Ctjo.Nacimiento 16h.


El cuerpo representa tus capacidades, tu técnica y tu fuerza; tu mente es tu voluntad y tu actitud y a veces no van a la par. Hay que gestionar bien este equilibrio. Albert Bosch.

Creía que con la salida de hoy terminaba con la Sierra de Castril, al menos con los recorridos mejor señalizados y con mayor interés. Hoy mirando la información disponible para la preparación de la salida de mañana me he encontrado con otro recorrido, que en principio parece atractivo: la subida al Buitre.

Tanto el cerro la Empanadas (2.106 m) como el del Buitre (2.020 m) están en el límite norte del Parque, incluso forman parte de la divisoria entre provincias (Jaén y Granada), límite que a mi siempre me ha parecido artificial, sobre todo cuando hablamos de separación entre espacios naturales en que la continuidad física y geológica es patente.

Para acceder al Parque Natural Sierra de Castril tengo que hacer unos 140 kilómetros desde Granada. Primero por la autovía dirección Baza para una vez llegado a la población desviarme a la izquierda hacia Benamaurel y posteriormente hacia Castril. Casi con el pueblo a la vista vuelvo a abandonar la carretera para tomar un carril anunciado como Parque Natural. Unos 10 kilómetros más, esta vez por carril terrero hasta llegar al Cortijo Nacimiento (1.168 m.) y aparcar, como ya muchos conoceréis, bajo la tubería que sirve el agua a la pequeña central hidroeléctrica que hay algo más abajo.

En este cortijo nacen al menos tres recorridos, con tres longitudes y durezas distintas: El Barranco de la Osa que incluye el nacimiento del río Castril con dificultad media, un recorrido de 8'5 kilómetros y con un desnivel de 362 metros; Cerro de Empanadas (que es el recorrido por mí hoy) con 16'7 kilómetros, dificultad media-alta y un desnivel de 938 metros;y Prados del Conde con 20'6 kilómetros, dificultad media y un desnivel de 636 metros.

El primer tramo, común a los tres, se hace por un sendero muy marcado que lindando con algunas parcelas cultivadas nos acerca hasta la acequia que da servicio a la central. Con ella comparte un corto tramo hasta llegar al río que he de cruzar por un puente, aquí es donde realmente comienza este sendero en solitario.

Nada mas cruzar el puente y retroceder unos pasos por la otra orilla del río se inicia la subida, primero de forma discreta entre cornicabras, retamas y alguna aromática. Pero en seguida el sendero se empina y comienza a serpentear por la loma para ganar altura. Es el primer tramo serio de ascensión. A media subida dejo un ramal a mi derecha que enlaza con el Cortijo de la Puerca (otro posible itinerario de subida). A lo largo de la mañana se seguirán alternando las subidas con alguna zona de llaneo e incluso más de una bajada, cuando el sendero se descuelga hacia el fondo de los barrancos en busca de alguno de los arroyos con los que se encuentra y cruza.

Esta primera subida, justificada por tener que salvar por encima unos tajos, me lleva hasta un collado casi en la vertical del cortijo Nacimiento, para enseguida descolgarse por la otra ladera en busca del cauce del arroyo. A partir de este momento el sendero se va a hermanar con el Barranco de Túnez y lo va a recorrer hasta las cercanías de la Cueva del Maestrillo (1.550 m.), ya casi en la cuerda de la Empanada.

Pero antes me ha hecho subir y bajar en reiteradas ocasiones, caminar entre pinares o entre cascajales, entre poblaciones de enebros negros, incluso a tramos sobre tiernos prados donde es difícil adivinar la dirección del sendero, para casi en seguida solaparse con el propio cauce del arroyo. Los cambios de orilla cuando sendero y arroyo se juntan son múltiples, hoy no me han causado problemas porque el caudal no era mucho y el paso del río era fácil saltando sobre las mismas piedras del cauce.

El cerro Empanadas (2.106 m.) no se ve hasta bien avanzada la jornada porque lo tapa la cuerda de la Cerrada de la Magdalena, larga y potente loma que alcanza altura enseguida y la mantiene durante casi todo su recorrido; es una vez llegado al arroyo junto a unos bancales sembrados de nogales (que aun no han despertado del sueño invernal) junto con algunos almendros, estos sí enseñando ya el fruto, todo junto al río (cortijo del Maestrillo), cuando accedo visualmente a la inmensa mole pétrea de la Empanada, justo enfrente, mostrándome a la vez que algunos ventisqueros que por ahí no se puede subir. El sendero sube por la derecha reptando a lo largo de la loma con dirección muy distinta a la del objetivo; aun tardará un buen rato en coronar el collado, desde donde ya si definitivamente, recorrerá toda la sucesión de crestas hasta llegar a la cima.

De los más de 1.000 metros de desnivel en subida que he hecho hoy, al menos las dos terceras partes empiezan aquí. Se empina de nuevo y en serio la vereda tomando la dirección este en busca de un collado (Salitre) que cierra el semicírculo que forma la cuerda o sierra Empanadas. Hay que ir con cuidado cuando nos separamos del río, una equivocación de ramal a la hora de elegir sendero, como el mío de hoy, me ha costado tener que remontar monte a través hasta el collado y no lo recomiendo. Unos minutos antes de coronar este collado pasa el sendero junto a un amplio y largo abrigo (Cueva del Maestrillo 1.550 m.).

Ya en el collado la subida continúa pero ahora se dirige hacia el norte, busca definitivamente la cuerda que trazando un amplio semicírculo, recorre toda la cresta hasta llegar a mi destino de hoy. Esta larga cuerda, incómoda de andar por su erosionada superficie, piedra que presenta infinidad de aristas y oquedades, está “adornada” con una fea valla ganadera que casi se prolonga hasta la misma cima. Recorre la divisoria entre provincias. Junto a ella primero en terreno granadino y más arriba en el lado jienense aparecen un rosario de dolinas de muy diversos tamaños y profundidad, hoy apenas les quedaba nieve pero si estaban todas cubiertas con verdes prados.

Durante todo el tránsito de la cuerda tengo la cima a la vista pero se me alarga demasiado el llegar a ella, sobre todo el último tramo donde trato de esquivar los pocos neveros que quedan, la nieve está muy blanda y me hundo hasta el tobillo. La corona el habitual hito y una placa en que se recomienda volver por el mismo camino de subida. Yo tenía intención de hacer al menos la bajada por otro lado, convirtiendo en circular este tramo, como aparece en los planos. La falta de hitos durante toda la cuerda me han hecho desistir y he optado por bajar por donde he subido, evitando algún despiste como en la ascensión.

Ya el recorrido de regreso no ha ofrecido problemas añadidos a los propios de la fuerte pendiente y la atención continuada para tratar de no perder el trazado en la bajada para lo que me he dedicado durante mi estancia en la cima a seguirlo y memorizarlo durante todo su recorrido visible. En esta última subida y durante el recorrido de todas las crestas se echa en falta algún indicador o hito mas, porque la información de hacerlo por “la cresta” para mi no ha sido suficiente despertando dudas. Más abajo, a partir de las plantaciones de nogales las indicaciones son suficientes y muy bien ubicadas ya que el sendero no ofrece apenas dudas en su seguimiento, salvo alguna excepción que enseguida queda disipada por las señales existentes.

Se domina desde la cima buena parte de los denominados Campos de Hernán Perea, amplia depresión elevada que es la encargada de recoger tanto el agua de lluvia como la nieve y que una vez filtrada aporta las tres cuartas partes del agua que manarán en los “nacimientos del río Castril”. Toda esta Sierra de Castril está formada por calizas y éstas a su vez están expuestas a un tipo particular de erosión, el modelado kárstico le aporta un aspecto característico en su larga pero eficaz transformación paisajística.

Este proceso químico de disolución se provoca cuando la caliza entra en contacto con el agua de lluvia y el dióxido de carbono de la atmósfera. Entre las formas que adopta el paisaje, destacan, los lapiaces (acanaladuras paralelas en la superficie de la roca), las dolinas (cavidades subterráneas colapsadas), los profundos cañones, las cuevas y las simas. Entre éstas últimas cabe mencionar por su excepcionalidad la Cueva de Don Fernando (aun en exploración) y de la que se conoce una profundidad de 241 m. y un desarrollo superior a los 2.500 m. Otro ejemplo que cabe mencionar es la Torca de la Fuente Fría que contiene el lago subterráneo más importante de la provincia.

Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.