Final del recorrido de hoy, ya cerca de la Abadía del Sacromonte.
GRANADA. Mirando la
ciudad desde sus miradores I: Albayzín.
Fecha: 13-03-2013
Granada
tiene la ventaja de contar con algunas de sus zonas urbanas en
posición elevada con respecto al centro de la ciudad lo que habilita
algunos miradores desde los que contemplar buena parte de su
extensión. Además el escalar alguno de sus barrios las colinas
colindantes le da un atractivo especial.
Voy a usar el término "mirador" como aquel punto estratégico que se yergue o da acceso por su ubicación, sobre el paisaje urbano o natural y ponen de manifiesto la riqueza visual del entorno que abarcan.
Todos
conocemos el encanto especial que disfrutan las poblaciones que se
extienden laderas arriba sobre aquellas que se asientan
exclusivamente en llanuras. Ese encanto, en Granada se da por tener
dos enclaves más elevados que la ciudad y muy cercanos entre sí.
Uno de ellos es la colina sobre la que se asienta el Albayzín, por
lo que aquí podemos encontrar buenos miradores sin salir del casco
urbano y otro es la colina que sustenta el complejo de la Alhambra
prolongándose algo más arriba con la Silla del Moro e incluso más
todavía con el Llano de la Perdiz y a sus espaldas el Barranco del Abogado.
He
programado hasta nueve miradores desde los que voy a tomar fotos para
aportarlas a las distintas entradas que con este titular de Miradores
de Granada voy a elaborar. Evidentemente desde algunos se abarca casi
toda la ciudad y desde otros los horizontes son más reducidos y
locales. Alguno adquirió en su día fama universal gracias a alguna
visita importante y otros pasan desapercibidos, no solo para los
visitantes foráneos, sino incluso para algunos locales.
Los
voy a agrupar en cuatro entradas siguiendo un criterio de proximidad
geográfica lo que permitirá un recorrido natural. Comenzaré con
los miradores de San Cristóbal, San Nicolás y Mezquita Mayor (casi
contiguos) y los distintos que jalonan la Vereda de Enmedio (estos
últimos dando vistas casi exclusivamente al barranco del río Darro -Valparaiso-, se enfrentan sólo a la Alhambra y al Generalife).
Una
segunda entrada la dedicaré a los San Miguel Bajo (torre de la
iglesia) y su subida: Carril de la Lona, San Miguel Alto, Plaza de los Carvajales y por último uno
enfrentado al medio Albayzín situado en el margen izquierdo del río
Darro y a media colina entre éste y la Alhambra, ubicado al final de
la calle Almanzora Alta.
Dejando
para la tercera entrada los ubicados en la Silla del Moro y el del
Barranco del Abogado, éste último en la subida de vehículos hacia
la Alhambra desde los que se obtiene una de las más amplias visiones
de toda la ciudad junto con uno de los barrios más olvidados de Granada.
Por
su ubicación, su amplitud de miras y su innegable belleza dejo para
la última entrada y en exclusividad el mirador, que considero
personalmente, más completo de toda Granada, ya que desde él se
abarca toda la ciudad prolongándose las vistas hasta las cumbres de
Sierra Nevada por el este y la amplia vega hacia el oeste. Me refiero
a la Torre de la Vela en lo que fue zona militar (Alcazaba) y extremo oeste
tanto del conjunto monumental de la Alhambra como de la colina que lo
sustenta.
Mirador
de San Cristóbal.
Ubicado junto a la iglesia del mismo nombre en la antigua carretera
de Murcia, es la subida natural con vehículos al barrio del
Albayzín. Desde él abarcamos parte del propio barrio, la colina
donde se levanta San Miguel Bajo, con otras construcciones destacadas
como el Palacio del Dar-Al-Horra, Santa Isabel la Real y la muralla
que delimita la cara sur de la cuesta de Alhacaba. Buen mirador de la
Alhambra y de parte de la ciudad, que podemos complementar
descendiendo unos metros por la propia carretera hasta una
pronunciada curva (el Tambor), desde la que divisamos la
parte restante (los barrios norteños de la ciudad) Almanjayar,
Casería de Montijo y Nueva Granada.
Entre
nosotros y las faldas de la sierra donde se asientan buena parte de
los pueblos del cinturón urbano de Granada se interpone la colina de
la Alhambra por lo que nos oculta todo el barrio del Realejo. A este
mirador podemos llegar ascendiendo por la cuesta de Alhacaba, para a
media altura abandanarla por la izquierda y serpenteando por
distintas callejuelas acceder al mirador, o subir en autobús urbano
que nos dejará en el propio mirador ya que cuenta con una parada.
Trasladarnos
después al de San
Nicolás
para disfrutar de una de las mejores y amplias vistas del monumento
de la Alhambra y Generalife con el bosque de San Pedro dando color a
la ladera. La ventaja de este mirador es que contemplamos el
monumento desde cota similar, con un fondo ahora nevado de la sierra.
Junto a él podemos visitar los jardines de la Mezquita que con la
misma orientación complementa las vistas. Es el mirador mas conocido
gracias a la publicidad que le dio el presidente de Estados Unidos
Clinton en su visita a Granada, ya que fue comentado por multitud de
televisiones en las que compartió la opinión de que era el lugar
desde el cual se contemplaba la mejor puesta de sol. Lo encontrareis
siempre concurrido.
Sin
embargo no podemos divisar apenas la ciudad ya que queda oculta por
las casas del propio barrio. Recomiendo hacer una visita a la iglesia
de San Nicolás, que aunque no se permite el acceso a la nave de la
misma por su mal estado arquitectónico, si se permite la subida a la
torre. Es una estrecha estructura de cinco niveles que a partir del
primero se ha vaciado su interior para instalar una escalinata
totalmente metálica. Desde arriba se amplían las vistas algo entorpecidas
por la permanencia de las campanas en los vanos de tres de sus ventanas. Hoy ha
pesar del frío aire que se dejaba sentir arriba me ha merecido la
pena la ascensión. Se solicita un “donativo” de dos euros por
persona.
Antes
de abandonar este enclave podemos acercarnos a los jardines de la
Mezquita contigua a la iglesia. Desde sus jardines también
enfrentados a la Alhambra completaremos las panorámicas hacia ella,
aunque a decir verdad apenas apreciaremos diferencias de perspectiva
ya que su ubicación y orientación es similar. Es un pequeño jardín
con algunas fuentes abierto hacia el sur para la contemplación de
los palacios nazaríes.
Terminada
esta visita me dirijo hacia los distintos y pequeños miradores que
jalonan la Vereda
de
Enmedio.
Para los que no conocen la zona conviene proveerse de un plano ya que
hay que callejear medio barrio hasta llegar a la Placeta Cruz de
Rauda, al pié de la colina del Aceituno (San Miguel Alto) donde
arranca la denominada “verea”. Esta se prolonga hasta cerca del
Monasterio del Sacromonte (atravesando buena parte del valle de
Valparaiso), recorriendo toda la colina por encima del Camino del
Monte (éste asfaltado y via de acceso para los vehículos).
Este
recorrido tiene su réplica por la otra vertiente del río, casi a la
misma altura y con un recorrido algo más largo. Es un paseo que
tradicionalmente se hacía en los días de primavera y principios de
verano denominado Fuente del Avellano, ya que la propia fuente era el
destino del paseo donde se saciaba la sed en un manantial de
tradicional agua fresca. En mi niñez, años sesenta del pasado
siglo, todavía se podía escuchar por las calles de Granada los ofrecimientos de algún
aguador pregonando las excelencias del agua del Avellano trasportada
a lomos de su burro.
A
pesar del nombre no es estrictamente una vereda (camino estrecho
formado por el tránsito de personas y animales), aunque seguramente
fue su origen. Ahora es una tortuosa callejuela que se prolonga por
más de un kilómetro entre cuevas y casas de un antiguo barrio, tradicional arrabal de los gitanos granadinos. Entre la
ida y la vuelta por la carretera ya, vamos a pasear por la cuna de
las “zambras” e incluso podremos visitar el Museo Cuevas del
Sacromonte, algo más elevado que es sin duda un buen mirador
también.
Este
recorrido por la zona alta de uno de los barrios emblemáticos de
Granada “El Sacromonte” es muy atractivo por el emplazamiento ya
que se introduce en el valle del Valparaiso acompañando el curso del
río Darro y por el tipo de construcción que nos vamos a encontrar.
La casa-cueva es la vivienda típica de esta zona, siendo una de las
cunas del flamenco. Muestra de ello, aparte del carácter meramente
turístico, es la profusión de zambras y tablaos donde en primavera y verano se pueden disfrutar diferentes espectáculos flamencos. Llama la atención los curiosos nombres de algunos de estos establecimientos.
Para
todas estas visitas, recomiendo a ser posible, hacerlas a partir del
medio día, ya que por orientación el sol desvirtúa y dificulta
sobremanera la apreciación correcta de las panorámicas dada la
orientación del recorrido. Ni que decir tiene que si queremos sacar
algunas fotos durante las mañanas la posición del sol nos limitará
mucho.
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