Al fondo Barranco Hondo por el que he descendido hoy.
Fecha:13-2-2013 Ermita
Nueva 7'50 h.
M.I.D.E.:2,2,3,3. Ermita Vieja 9'15h
Duración:
8'45h Circular (40.100) Picacho Alto 10'45h. Desnivel en subida: 1000 metros Piedra
Ventana 14h
Rangos
de temperatura: de 0ºC a los 16'5ºC Ermita Nueva
15'30h.
Estar
preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero
aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida. Arthur
Schnitzler.
Hace
algo más de un mes hice una ascensión con uno de mis hijos a la
Silleta del Padul y me acerqué (mi curiosidad siempre funcionando) a
un poste indicador que encontré por encima del estanque junto a la
Ermita Vieja donde indicaba el sendero a Picacho Alto. Yo había
ascendido a este pico por la otra vertiente, desde el río Dílar,
pero esta ascensión por la cara sur era para mí desconocida.
Aprovechando
que la nieve caída estos días atrás me harían entretenida la
subida me he decidido hoy a afrontarla. Desde Granada no parecía que
la nieve fuera un impedimento insalvable, no obstante he cargado con
los crampones para no tener excusas durante la jornada.
Para
llegar a Ermita Nueva hoy he escogido un itinerario distinto. He
subido por Otura y tras atravesarla dirección a Dílar, una vez
pasadas las urbanizaciones arranca una carretera asfaltada a la
derecha cuyo indicador más visible es el de “Almazara”. Es una
estrecha carretera con el piso bastante bien y con muy poco tráfico
que me lleva, soslayando la población de Dílar, hasta el punto de
inicio.
La
mañana estaba fría de temperatura y más de sensación térmica
provocada por la brisa que corría en todo momento, suave en aquellos
lugares resguardados, moderada en cuanto ganabas altura y coronabas
algún collado y severa en las cimas de las montañas. No obstante
puedo afirmar que no ha sido en absoluto un factor que haya deslucida
la caminata.
El
recorrido de inicio ha sido el mismo que emprendí en la pasada
subida hasta Ermita Vieja. Tras recorrer el carril que me acerca al
pié de la loma en donde se empina por primera vez una vez alcanzada
la línea de los pinos. Una media hora de subida hasta llegar al
collado para tras llanear algunos minutos descender hasta una seca
rambla. Estoy a mitad de camino entre ermitas.
La
suave pendiente de la rambla de arena sustituye durante unos
quinientos metros al sendero hasta que una señal me indica que debo
abandonarla porque el sendero decide empinarse seriamente loma
arriba. Esta fuerte subida me lleva hasta el primer cruce con la
carretera. A partir de este momento la nieve se hace presente de
forma casi continuada con espesores de cinco o más centímetros,
hasta la construcción de Ermita Vieja.
Me
demoro algo junto al estanque para enseguida retomar el sendero que
llaneando durante un rato me va a acercar hasta la base del Picacho
Alto (1.773 m) primer objetivo de hoy, la falta de pisadas me dice
que voy a ser el primero después de la última nevada; no se
explicarlo, pero me produce ilusión el que sea así. El viento a
veces bravo y siempre frío ayuda a aligerar en la subida para no
quedarme helado. Este mismo viento hace ascender caracoleando las
bajas nubes barranco arriba deshaciéndolas al llegar a la cima.
Bastante antes de llegar las ramas de la vegetación del collado me
están diciendo que no aguantaré mucho en las cimas expuesto al
aire.
Los
tramos nevados no han sido en ningún momento un impedimento que
dificultara la ascensión, ya que la nieve suelta aseguraba la
adherencia. Los crampones siguen en la mochila. Esta ladera por la
que asciendo está bastante limpia de nieve, pero cuando llego al
collado, el cambio de orientación, la abundante nieve junto al recio
viento se han coaligado para hacerme un serio ostigamiento durante el
breve rato que he durado arriba.
Ni
que decir tiene que en la cima apenas he permanecido, las rachas de
aire con granos de hielo de arrastre en suspensión sabían castigar
mi piel de forma constante. Buscar una recacha durante el tiempo de
hacer unas fotos y comenzar la bajada, al menos hasta alcanzar de
nuevo el collado para cambiar de orientación y protegerme del aire.
No ha vuelto a ser tan fuerte durante todo el resto de la jornada.
El
regreso hasta la Ermita Vieja ha sido un paseo sin incidencia alguna,
ya con la temperatura algo más alta y a resguardo del aire. Con algo
de precaución durante la fuerte bajada ya que el terreno lo exigía
y mucho más distendida la segunda mitad. Junto a la Ermita me
encuentro a un excompañero laboral al que han abandonado sus colegas
habituales por lo que se ha lanzado sólo, al igual que yo, con el
objetivo del Picacho.
En
la propia Ermita repito encuentro con excompañeros, esta vez cuatro
que han subido en sus bicicletas y están haciendo abituallamiento.
Más saludos y comentarios. Algo más abajo me cruzo con un corredor
de fondo que usa estas sierras para entrenarse, sube desde Padul. Nos
volveremos a encontrar algo más tarde para preguntarme si era mía
una riñonera que alguno de los ciclistas había olvidado junto a la
Ermita. Me hago cargo de ella ya que le comento que conozco a cuatro
de ellos, no sin antes agradecerle su interés (gracias Cristián o
Christian), sumo casi dos kilos más a mi mochila; kilos que tendré
que transportar el resto de la jornada.
Rodeando
la Silleta tomo un sendero que se dirige monte abajo hacia el Padul
en la creencia, según informaciones recibidas, que es el que me va a
llevar hasta Piedra Ventana. Tras bajar alrededor de trescientos
metros y más de media hora, llego a un carril, percatándome de que
por allí NO. Retroceder, esta vez subiendo hasta encontrarme a otro
“corredor de montes” que me informa de la situación exacta de la
Ventana. Es por otro sendero que también enlaza con El Padul,
ubicado mas al sur.
Todavía
me lo volveré a encontrar de nuevo después de haber hecho la visita
deseada. Me vuelve a adelantar poco antes de coronar la Silleta,
donde me espera para iniciar la bajada juntos. Sólo durante el
inicio ya que él con sus pocos kilos, su hábito de corredor y sin
mochila rápidamente me deja atrás y sólo lo vislumbro allá abajo
cuando cruza un claro o atraviesa el gran espacio abierto de una haza
junto al Cortijo Manar antes de perderse definitivamente por Barranco
Hondo. No lo vuelvo a ver. Viéndolo correr monte abajo, como antes
monte arriba, despierta en mí una rememoranza envidiosa que
rápidamente descarto.
La
bajada por Barranco Hondo, trayecto más corto posible entre la
Silleta y Dílar hace honor a su nombre ya que discurre casi por el
centro del mismo hasta abandonar las estribaciones de la Silleta y
adentrarse en las tierras de labor (olivos y almendros) existentes en
la base de la sierra. Esta bajada se hace corta por su mucho desnivel
y sus escasos caracoleos loma abajo. Una vez terminado el barranco y
los bosques de pinos con alguna encina suelta, se abre el terreno a
la vez que se suaviza, donde entran los cultivos.
Pasar
junto a una gran balsa de riego y ya por carril acercarme hasta la
carretera asfaltada a escasos cien metros del otro carril por el que
inicié la marcha esta mañana y a cuya entrada aparqué el coche.
Sólo queda recorrer los escasos 20 kilómetros que me separan de una
ducha reparadora.
Hoy
ha sido un día muy completo por distintos motivos. La salida ha
estado entretenida, por la abundante nieve, por el variado desnivel
que he solventado, por el fuerte aire que he tenido que soportar en
los collados sobre todo en Picacho Alto y la Silleta, por el
rendimiento físico mío que ha sido muy aceptable, por el trayecto
baldío que he sumado buscando Piedra Ventana donde no estaba y
finalmente por los distintos encuentros e incidencias que han
surgido.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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