miércoles, 13 de febrero de 2013

Joyas granadinas III-1: Dar-Al-Horra y Aljibe del Rey (Albaicín - Granada)

Fachada que da al Callejón de las Monjas.

Acceso al Palacio de Dar-Al-Horra.

Patio interior alrededor del cual se distribuye el palacio.

Carmen de las Torres lindante al visitado.

Desde una de las ventanas enfrentada a San Cristóbal.

Pequeña alberca y fuente en el patio interior.

Muralla de la antigua Alcazaba de la ciudad.

La Alhambra y Sierra Nevada.

Fachada del palacio desde el jardín. 

El palacio consta de dos alturas mas el torreón.

Calle del Albaicín que apenas se ha modificado en los últimos años.

Desde el torreón se domina buena parte de la colina.

Interior del Arco de las Pesas o Puerta Nueva.

Fachada de la Fundación AguaGranada y brocal del Aljibe.

Interior del carmen desde el patio.

Detalle expuesto en el jardín de la Fundación.

Patio que hace a su vez de techo de la Aljibe que en su día debía servir para recoger el agua de lluvia.

Interior del Aljibe del Rey.

Las naves abovedadas de cañón paralelas y los pilares que las soportan.

Interior del brocal del Aljibe con la marcas en la piedra de la cuerda a través del tiempo. 

Imagen casi completa del jardín del Carmen de la Fundación.




Dar-Al-Horra y Aljibe del Rey (Albayzín- Granada).

Fecha: 13-02-2013


Sólo lo que se ha imaginado previamente adquiere existencia real y, en última instancia, los espacios fantasmales son tan necesarios como los otros para sostener nuestra idea del mundo, que no se basa únicamente en las realidades tangibles sino en un repertorio de visiones, imágenes y creencias que definen igual que aquellas el territorio que habitamos (Alberto Manguel).


Hoy he vuelto a dos edificaciones situadas en el corazón del Albaicín, muy cerca geográficamente entre sí, las dos comparten origen árabe aunque con usos actuales muy distintos, de alguna forma estuvieron relacionadas, es más, una de ellas propició la aparición de la otra.
Me estoy refiriendo a un palacio: Dar-Al-Horra y un aljibe: el del Rey, Real, Viejo o Grande de la Alcazaba, que todos esos nombres ha soportado a través de su dilatada historia.
Dar-Al-Horra (Casa de la Señora) es un palacio nazarí construido en el siglo XV sobre otro de origen zirí del siglo XI. En su momento habitado por Aixa, reina y madre de Boabdil; habitada posteriormente por el rey e Isabel de Solís, esclava cristiana que cautivó al rey convirtiéndose en su segunda esposa.
Tras la conquista pasó a propiedad de Hernando de Zafra para posteriormente anexionarse al Monasterio de Santa Isabel la Real (monjas de clausura) y mas tarde aun pasar a manos estatales, ya a mediados del pasado siglo XX. Está ubicado en el centro de lo que fue la Granada musulmana, ocupando la zona más alta de la colina en que se asentaba la Alcazaba Vieja y junto a las murallas defensivas de la misma.
Estructurado en dos pisos y un pequeño torreón como parte más visible de la construcción, todo ello rodeando un pequeño patio cuadrangular cuyo centro ocupa un pequeño estanque alimentado por una fuente. En sus lados este y oeste flanqueado por diversas habitaciones y el norte y sur por arcadas. Cabe pensar que sus dimensiones actuales son bastante inferiores a las originales. Está complementado en la actualidad por un pequeño patio-jardín en la parte opuesta a la entrada.
El acceso se hace a través del callejón de las Monjas, estrecho, quebrado y largo pasaje que nace en la plaza de San Miguel Bajo y termina en la Placeta del Cristo de las Azucenas donde se encuentra el otro monumento al que haré una visita más tarde. Si subimos al torreón tendremos amplias vistas ya que podemos dominar por un lado toda la extensión de la colina que soportaba la Alcazaba, al fondo Sierra Nevada y buena parte de lo que debía ser vega, hoy ocupado por la ciudad cerrada por Sierra Elvira (anterior asentamiento de la ciudad).
Al llegar nos encontramos con una pequeña puerta que nos puede pasar desapercibida si no nos fijamos en la placa que nos informa de los días y el horario de visitas. Al atravesarla y en recodo nace un paseo escalonado rodeado de vegetación con algunos ejemplares de longevos cipreses que dejando a la izquierda unas construcciones anejas me dirigen hacia el acceso al pequeño patio central que a su vez distribuye las entradas al resto de los habitáculos.
Muy visible desde el enfrentado mirador de San Cristóbal quizás el mejor lugar para abarcar la construcción en su práctica totalidad. El propio callejón transcurre por su fachada norte desde donde vemos la sobria pared con algunas ventanas de las estancias y los diferentes tejados. Sigue la construcción el esquema árabe de encerrar los jardines y cármenes con sus exquisitos interiores entre paredes poco llamativas, reservando el lujo y la exuberancia para el interior. Se abastecía de agua a través de un ramal de la acequia Aynadamar que accedía por la esquina noreste a través de una arcada que aun se conserva y cuyos restos dentro de lo que hoy queda de jardín fueron descubiertos en las labores de limpieza del mismo.
A escasos cien metros lineales se encuentra el carmen denominado del Aljibe del Rey por contener en su interior esta construcción. Ocupando una cota dentro de la colina algo superior al palacio anterior desde su parte más alta dominaba toda la extensión de la ciudad de su tiempo vistas similares a las disfrutadas desde el torreón del palacio nazarí con el telón de fondo de Sierra Nevada.
Ocupa lo que fue una edificación árabe restaurada casi en su totalidad en el pasado siglo después de una expropiación forzosa en 1998 a sus anteriores dueños, en la que se mantuvieron los muros exteriores, siendo todo el interior reedificado y acondicionado para sede de la Fundación AguaGranada. En la reconstrucción se utilizaron materiales con muy diversa procedencia acumulados en los diversos almacenes municipales tanto para el interior del palacete como en el jardín.
Lo observamos así en la propia puerta de entrada, más adelante en algunos retazos de solerías diversas que conviven junto con otros muchos elementos decorativos que adornan el jardín (copas del Carmen de los Mártires, losas de mármol de los mostradores retiradas de las pescaderías del antiguo mercado o escalones de diferentes lugares de la ciudad, incluso alguna rueda de molino y las pilastras que en su día marcaban las estaciones del Vía Crucis ubicado en los accesos a la Abadía del Sacromonte). Todo ello expuesto o dispuesto a lo largo del pequeño recorrido que he hecho por el jardín no deja de llamar la atención por su diversidad.
La casa principal consta de tres plantas articulada alrededor de un patio cuadrado que comunica a su vez con el jardín. Posee además otro patio cuadrado sobre la techumbre del aljibe que da acceso a salas informativas así como al interior del mismo. El resto de la planta baja se ha habilitado como museo donde se habla del agua y su importancia en la época musulmana, con varias maquetas tanto del barrio como de las modificaciones sufridas en la ciudad por el embovedado del río Darro, así como la red de acequias que recorren todo el Albaicín alimentando sus múltiples aljibes, como la ubicada en el propio carmen. Las plantas superiores están dedicadas actualmente a usos culturales y administrativos.
Aunque actualmente sólo se conservan unos 32 aljibes, algunos de ellos incorporados a casas particulares, la inmensa mayoría en el propio barrio del Albaicín (se encuentran dos fuera de sus límites, una junto a la fachada de la Capilla Real, junto a la Catedral, y otro en una callejuela paralela a Santa Escolástica); se cree que en su tiempo la red estuvo formada por más de 44 aljibes.
Bajo el patio ubicado junto al edificio principal se encuentra el mayor aljibe del Albaicín, con una capacidad de 300 m3. Duplicando al segundo de la ciudad por su capacidad (el situado junto a la entrada de la Capilla Real, en la fachada de la Catedral de Granada). La mayoría de los aljibes eran alimentados por los distintos ramales de la acequia Aynadamar que recorrían el barrio transportando el agua a lo largo de 13 kilómetros de recorrido ya que nace en Fuente Grande, por encima del pueblo de Alfacar a los pies de la Sierra de Huetor.
Esta acequia además de proveer de agua a toda la ciudad musulmana alimentaba multitud de molinos y huertas a lo largo de su recorrido aprovechando el desnivel existente. En la ciudad el agua como elemento vital se hacía llegar a todos los lugares mediante ramales y numerosos aljibes ubicados en su mayoría junto a mezquitas (hoy iglesias: Salvador, San José, Bartolomé, San Cristóbal) y para el abastecimiento público mediante las situadas en encrucijadas de calles o placetas.
La boca del Aljibe del Rey se encuentra en una esquina del edificio, plaza del Cristo de las Azucenas. El interior es una construcción sencilla cuadrada de once por once metros de planta. Compuesta por cuatro naves cubiertas con bóvedas paralelas que se apoyan sobre los muros exteriores y nueve pilares internos. Las paredes están enfoscadas y encaladas y el suelo allí donde caía el agua de entrada era de piedra para soportar el desgaste. El resto estaba enlosado con ladrillo cocido de barro.
Era en su momento por su capacidad la única en la que estaba autorizada la recogida de agua para su venta por los aguadores. Los infractores de las ordenanzas que regulaban el uso del agua se exponían a multas muy elevadas que oscilaban entre los mil a los cuatro mil maravedíes además de la rotura de los cántaros. Estas ordenanzas fueron respetadas por los conquistadores por sus excelentes resultados:
Otrosi mandamos que si alguna persona o personas tomare toda el agua de la dicha acequia o alguna parte della/ o la guiare o mandare tomar y guiar para regar o regare algunas viñas o hacas o cualesquier heredad contra la voluntad del arrendador o por su voluntad viniendo la dicha agua a la cibdad las noches y dias que ha de venir que cada una de las tales personas que assi la tomaren o lleuaren pague cuatro mil marauedis de pena.
Horarios:
Dar-Al-Horra (martes y jueves no festivos de 10'00 a 14'00 horas).
Aljibe Del Rey (visitas individuales lunes a viernes a las 12'00 horas) (grupos previa cita, lunes a viernes de 10 a 14 horas).

1 comentario:

  1. Lástima que los palacios no hayan recibido el tratamiento adecuado durante muchos años.

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