Imagen casi completa del jardín del Carmen de la Fundación.
Dar-Al-Horra y Aljibe
del Rey (Albayzín- Granada).
Fecha: 13-02-2013
Sólo
lo que se ha imaginado previamente adquiere existencia real y, en
última instancia, los espacios fantasmales son tan necesarios como
los otros para sostener nuestra idea del mundo, que no se basa
únicamente en las realidades tangibles sino en un repertorio de
visiones, imágenes y creencias que definen igual que aquellas el
territorio que habitamos (Alberto Manguel).
Hoy he vuelto a dos
edificaciones situadas en el corazón del Albaicín, muy cerca
geográficamente entre sí, las dos comparten origen árabe aunque
con usos actuales muy distintos, de alguna forma estuvieron
relacionadas, es más, una de ellas propició la aparición de la
otra.
Me estoy refiriendo a
un palacio: Dar-Al-Horra y un aljibe: el del Rey, Real, Viejo o
Grande de la Alcazaba, que todos esos nombres ha soportado a través
de su dilatada historia.
Dar-Al-Horra
(Casa de la Señora) es un palacio nazarí construido en el siglo XV
sobre otro de origen zirí del siglo XI. En su momento habitado por
Aixa, reina y madre de Boabdil; habitada posteriormente por el rey e
Isabel de Solís, esclava cristiana que cautivó al rey
convirtiéndose en su segunda esposa.
Tras la conquista pasó
a propiedad de Hernando de Zafra para posteriormente anexionarse al
Monasterio de Santa Isabel la Real (monjas de clausura) y mas tarde
aun pasar a manos estatales, ya a mediados del pasado siglo XX. Está
ubicado en el centro de lo que fue la Granada musulmana, ocupando la
zona más alta de la colina en que se asentaba la Alcazaba Vieja y
junto a las murallas defensivas de la misma.
Estructurado en dos
pisos y un pequeño torreón como parte más visible de la
construcción, todo ello rodeando un pequeño patio cuadrangular cuyo
centro ocupa un pequeño estanque alimentado por una fuente. En sus
lados este y oeste flanqueado por diversas habitaciones y el norte y
sur por arcadas. Cabe pensar que sus dimensiones actuales son
bastante inferiores a las originales. Está complementado en la
actualidad por un pequeño patio-jardín en la parte opuesta a la
entrada.
El acceso se hace a
través del callejón de las Monjas, estrecho, quebrado y largo
pasaje que nace en la plaza de San Miguel Bajo y termina en la
Placeta del Cristo de las Azucenas donde se encuentra el otro
monumento al que haré una visita más tarde. Si subimos al torreón
tendremos amplias vistas ya que podemos dominar por un lado toda la
extensión de la colina que soportaba la Alcazaba, al fondo Sierra
Nevada y buena parte de lo que debía ser vega, hoy ocupado por la
ciudad cerrada por Sierra Elvira (anterior asentamiento de la
ciudad).
Al llegar nos
encontramos con una pequeña puerta que nos puede pasar desapercibida
si no nos fijamos en la placa que nos informa de los días y el
horario de visitas. Al atravesarla y en recodo nace un paseo
escalonado rodeado de vegetación con algunos ejemplares de longevos
cipreses que dejando a la izquierda unas construcciones anejas me
dirigen hacia el acceso al pequeño patio central que a su vez
distribuye las entradas al resto de los habitáculos.
Muy visible desde el
enfrentado mirador de San Cristóbal quizás el mejor lugar para
abarcar la construcción en su práctica totalidad. El propio
callejón transcurre por su fachada norte desde donde vemos la sobria
pared con algunas ventanas de las estancias y los diferentes tejados.
Sigue la construcción el esquema árabe de encerrar los jardines y
cármenes con sus exquisitos interiores entre paredes poco
llamativas, reservando el lujo y la exuberancia para el interior. Se
abastecía de agua a través de un ramal de la acequia Aynadamar que
accedía por la esquina noreste a través de una arcada que aun se
conserva y cuyos restos dentro de lo que hoy queda de jardín fueron
descubiertos en las labores de limpieza del mismo.
A
escasos cien metros lineales se encuentra el carmen denominado del
Aljibe
del Rey
por contener en su interior esta construcción. Ocupando una cota
dentro de la colina algo superior al palacio anterior desde su parte
más alta dominaba toda la extensión de la ciudad de su tiempo
vistas similares a las disfrutadas desde el torreón del palacio
nazarí con el telón de fondo de Sierra Nevada.
Ocupa lo que fue una
edificación árabe restaurada casi en su totalidad en el pasado
siglo después de una expropiación forzosa en 1998 a sus anteriores
dueños, en la que se mantuvieron los muros exteriores, siendo todo
el interior reedificado y acondicionado para sede de la Fundación
AguaGranada. En la reconstrucción se utilizaron materiales con muy
diversa procedencia acumulados en los diversos almacenes municipales
tanto para el interior del palacete como en el jardín.
Lo observamos así en
la propia puerta de entrada, más adelante en algunos retazos de
solerías diversas que conviven junto con otros muchos elementos
decorativos que adornan el jardín (copas del Carmen de los
Mártires, losas de mármol de los mostradores retiradas de las
pescaderías del antiguo mercado o escalones de diferentes lugares de
la ciudad, incluso alguna rueda de molino y las pilastras que en su
día marcaban las estaciones del Vía Crucis ubicado en los accesos a
la Abadía del Sacromonte). Todo ello expuesto o dispuesto a lo largo
del pequeño recorrido que he hecho por el jardín no deja de llamar
la atención por su diversidad.
La casa principal
consta de tres plantas articulada alrededor de un patio cuadrado que
comunica a su vez con el jardín. Posee además otro patio cuadrado
sobre la techumbre del aljibe que da acceso a salas informativas así
como al interior del mismo. El resto de la planta baja se ha
habilitado como museo donde se habla del agua y su importancia en la
época musulmana, con varias maquetas tanto del barrio como de las
modificaciones sufridas en la ciudad por el embovedado del río
Darro, así como la red de acequias que recorren todo el Albaicín
alimentando sus múltiples aljibes, como la ubicada en el propio
carmen. Las plantas superiores están dedicadas actualmente a usos
culturales y administrativos.
Aunque actualmente sólo
se conservan unos 32 aljibes, algunos de ellos incorporados a casas
particulares, la inmensa mayoría en el propio barrio del Albaicín
(se encuentran dos fuera de sus límites, una junto a la fachada de
la Capilla Real, junto a la Catedral, y otro en una callejuela
paralela a Santa Escolástica); se cree que en su tiempo la red
estuvo formada por más de 44 aljibes.
Bajo el patio ubicado
junto al edificio principal se encuentra el mayor aljibe del
Albaicín, con una capacidad de 300 m3. Duplicando al segundo de la
ciudad por su capacidad (el situado junto a la entrada de la Capilla
Real, en la fachada de la Catedral de Granada). La mayoría de los
aljibes eran alimentados por los distintos ramales de la acequia
Aynadamar que recorrían el barrio transportando el agua a lo largo
de 13 kilómetros de recorrido ya que nace en Fuente Grande, por
encima del pueblo de Alfacar a los pies de la Sierra de Huetor.
Esta acequia además de
proveer de agua a toda la ciudad musulmana alimentaba multitud de
molinos y huertas a lo largo de su recorrido aprovechando el desnivel
existente. En la ciudad el agua como elemento vital se hacía llegar
a todos los lugares mediante ramales y numerosos aljibes ubicados en
su mayoría junto a mezquitas (hoy iglesias: Salvador, San José,
Bartolomé, San Cristóbal) y para el abastecimiento público
mediante las situadas en encrucijadas de calles o placetas.
La boca del Aljibe del
Rey se encuentra en una esquina del edificio, plaza del Cristo de las
Azucenas. El interior es una construcción sencilla cuadrada de once
por once metros de planta. Compuesta por cuatro naves cubiertas con
bóvedas paralelas que se apoyan sobre los muros exteriores y nueve
pilares internos. Las paredes están enfoscadas y encaladas y el
suelo allí donde caía el agua de entrada era de piedra para
soportar el desgaste. El resto estaba enlosado con ladrillo cocido de
barro.
Era en su momento por
su capacidad la única en la que estaba autorizada la recogida de
agua para su venta por los aguadores. Los infractores de las
ordenanzas que regulaban el uso del agua se exponían a multas muy
elevadas que oscilaban entre los mil a los cuatro mil maravedíes
además de la rotura de los cántaros. Estas ordenanzas fueron
respetadas por los conquistadores por sus excelentes resultados:
Otrosi
mandamos que si alguna persona o personas tomare toda el agua de la
dicha acequia o alguna parte della/ o la guiare o mandare tomar y
guiar para regar o regare algunas viñas o hacas o cualesquier
heredad contra la voluntad del arrendador o por su voluntad viniendo
la dicha agua a la cibdad las noches y dias que ha de venir que cada
una de las tales personas que assi la tomaren o lleuaren pague cuatro
mil marauedis de pena.
Horarios:
Dar-Al-Horra
(martes y jueves no festivos de 10'00 a 14'00 horas).
Aljibe
Del Rey (visitas individuales lunes a viernes a las 12'00 horas)
(grupos previa cita, lunes a viernes de 10 a 14 horas).
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Lástima que los palacios no hayan recibido el tratamiento adecuado durante muchos años.
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