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Vista general del enclave El Tesorero. |
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Se aprecian muy bien los terrenos aterrazados dedicados al cultivo. |
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El arroyo Uclías que daba vida a la aldea. |
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Construcción típica de la zona. |
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El alineamiento de las fachadas nos indica el trazado de la calle. |
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Estado en que se encuentran casi todas las construcciones. |
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Empinada calle acoplándose al terreno. |
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Ingeniosa manera para ascender a la parte superior. |
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Sistema constructivo de las techumbres. |
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Aun se pueden apreciar algunos elementos decorativos. |
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Las calles semiobstruidas por las piedras caídas de los muros y techumbres. |
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Algunas de las casas se mantienen aun en aceptables condiciones. |
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Detalle de lo que pudo ser la entrada de un palomar. |
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Vista desde una de las eras con que contaba la aldea. |
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Sistema constructivo de piedras entrelazadas para dar consistencia a los muros. |
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Sacando provecho a los desniveles. |
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Una pequeña alacena todavía permanece en la pared. |
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Algunas de las paredes muestran formas redondeadas. |
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Desde la loma de enfrente se aprecia mejor la disposición de la aldea. |
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Restos de maquinaria agrícola abandonada en una de las eras. |
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El arroyo Uclías da vida a todo el paraje. |
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Abancalando el terreno mediante balates confeccionados con "piedra en seco". |
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Visualmente y desde la lejanía se pueden adivinar los cursos de agua.
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Fecha: 7-10-2012
El
Tesorero.
No
por ser una de las últimas visitas a esta sierra es la menos
llamativa sino todo lo contrario. Concretamente unas fotos del
Tesorero vistas hace años, no recuerdo donde ni cuando, despertaron
en mí un fuerte interés por la belleza y supongo que por la calidad
de las mismas, me llamaron poderosamente la atención hasta el punto
de que su recuerdo ha aguantado el paso de los años. Fueron de esas imágenes
que cuando las ves despiertan el deseo de verlas personalmente y
vuelven a la memoria de forma recurrente. Qué mejor momento que este
otoño en que me había propuesto hacer algunas visitas a la Sierra
de Baza para conjugar memoria y deseos. Indagando la ubicación del
Tesorero me he encontrado con otras aldeas de las mismas fechas
repartidas por la sierra.
Para
llegar hasta esta aldea hay que tomar un carril terrero que sale a
nuestra izquierda a la altura del kilómetro 29 (señalización
antigua por hitos de obra) y recorrer los 15 kilómetros que dista de
la carretera asfaltada. El carril está en buenas condiciones y os
aseguro que el espectáculo, tanto de la zona donde está hubicada la
aldea como la aldea misma merecen la pena el largo desplazamiento por
su colorido y singularidad.
Algún
autor escribe para el “Proyecto Sierra de Baza”:“si tuviéramos
que destacar alguna aldea de la Sierra de Baza por su arquitectura
singular, belleza y definición de los poblamientos que mejor
reflejan la identidad de este Parque Natural, no dudaríamos en
indicar al poblado minero de El Tesorero, una bellísima aldea que se
emplaza en la parte oriental del Parque...” “La aldea de El
Tesorero: un legado histórico que no podemos dejar perder”.
Es
una aldea minera perteneciente al término municipal de Baza.
Emplazada en el corazón del Parque Natural de la Sierra de Baza a
orillas del arroyo Uclías y alrededor de los 1.600 metros de
altitud. A pesar de sufrir una situación de abandono de decenas de
años aún nos muestra en sus parcelas aterrazadas un aspecto
majestuoso. Construido con materiales propios de la zona (esquistos,
similar a las pizarras) y piedra natural que le confieren una
integración total en el entorno en que se ubica.
El
distrito minero “El Tesorero” fue uno de los más importantes de
toda la provincia, formado por media docena de explotaciones entre la
que destacaba por su importancia la denominada Hernán Cortés. De
ellas se extrajeron millones de toneladas de cobre primero (siglo
XIX), para pasar más tarde (siglo XX) a la explotación del hierro.
Los principales minerales extraídos de estas explotaciones fueron:
siderita en primer lugar por su abundancia, seguida de calcopirita,
pirita, arsenopirita y cuarzo junto con otra docena de minerales
secundarios: tetraedrita, bismuto, hematíes, etc.
Este
poblado bastante más extenso y con bastantes más habitantes en su
día que el de Los Mellizos, creció por el efecto llamada que los
múltiples yacimientos mineros de la zona efectuó sobre los
habitantes de los alrededores, sobre todo los ubicados en la zona
almeriense. Acarasolado en una colina del margen izquierdo del arroyo
Uclías, algo por debajo de su salida de un cerrado barranco por el
que discurre después de nacer en la cota 1.900 m. En esta zona
aprovechando que el barranco se ensancha a la vez que aparece el
encinar y los terrenos son más fértiles debido a los abundantes
sedimentos, sumado a la abundancia del agua, permitió a sus
habitantes aterrazar las laderas mediante balates, dedicándolos para
el cultivo de lo más necesario, con frutales en las márgenes,
recordándome casi de inmediato la forma de aprovechamiento de las
empinadas laderas de los pueblos alpujarreños granadinos asentados
en Sierra Nevada.
Al
igual que Los Mellizos ya figura en el Catastro de Ensenada (1.743)
contando entonces con media docena de viviendas y con el apelativo de
“Cortijo”. Su eclosión demográfica se dará en el siglo XIX y
primeras décadas del XX con los afloramientos y explotación mineras
de la zona. El trabajo en las minas y la abundante agua que permite
el riego de los bancales ganados al monte, hacen del Tesorero una
pujante aldea que en el año 1.866 ya cuenta con más de 100 vecinos.
Pero sería en los primeros años del siglo siguiente cuando el
historiador local José Sánchez contabiliza hasta 166 bautizos en
una sola decena de años.
Este
incremento rápido poblacional hizo que se dotara de iglesia y
colegio a la aldea que estuvo en uso hasta los años 60, en que la
emigración despobló el asentamiento obligando a cerrar la escuela,
aun cuando el edificio presenta actualmente un estado recuperable,
con algunas de sus habitaciones hundidas. El lugar posee la
suficiente belleza y atractivos como para que se estudie su posible
rehabilitación y posterior uso antes de que termine convirtiéndose
en un montón de piedras apiladas.
Por
encima del poblado el arroyo encajonado en los barrancos conocidos
como El Peñón del Ciervo y El Espino, nombres que ya me indican la
vegetación dominante en estos parajes, llamando la atención un
espeso espinar que imposibilita absolutamente su tránsito para las
personas, lo que favorece que sea utilizado como isla refugio para el
resto de fauna.
Actualmente
la aldea sufre un estado de abandono total que no se manifiesta tan
brutalmente como en otras construcciones quizás debido a sus escasas
visitas y ubicación recóndita. El tipo de construcción utilizado
en esta aldea necesita un mantenimiento anual ya que cuando se
produce una gotera y no se tapona de forma inmediata acaba
desmoronando toda la techumbre en poco tiempo a la vez que la humedad
va empapando los muros laterales que con su falta de cemento, ya que
están compuestos de piedras unidad con algo de argamasa e incluso en
algunos casos tierra, hasta desmoronarlos.
Nos
hemos paseado largamente por sus empinadas calles visitando las
construcciones, deteniéndonos en aquellas que nos llamaban más la
atención. Una de ellas contaba con un pequeño establo adosado a la
puerta con un minúsculo piso superior imagino que dedicado a
gallinero. La forma de ascender a ese segundo nivel se hacía con
lajas sobresalientes del muro inteligentemente colocadas para
asemejando una escalera posibilitar la ascensión.
La
visita a la aldea ha estado acompañada con las espectaculares vistas
al arroyo Uclías que hoy mostraba sus galas otoñales por
excelencia, junto con las paratas verde intenso de los prados que las
cubren, contrastando con los ocres y marrones oscuros aportados,
tanto por los muros de las casas como los levantados para sustentar
los distintos bancales, en ambos casos de piedra local, lo que hacen
del conjunto una visión sencillamente impactante.
El
primer sentimiento que aflora es el deseo de que se adopten las
medidas pertinentes para que no se siga deteriorando un enclave que
me ha impresionado muy favorablemente por su belleza y que podría
convertirse en un museo natural que reflejara y explicara la forma de
vida de unos mineros que luchaban por sobrevivir en estos parajes con
inviernos muy largos y duros, no hace demasiados años.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
BUENA VALORACION DE ESTE HERMOSO HE HISTORICO LUGAR AUNQUE DE POCO
ResponderEliminarHA SERVIDO TAN ACERTADA DESCRIPCION DEL LUGAR, Y EN LAS RUINOSAS CONDICIONES QUE SE ENCUENTRA SIN QUE NADIE HAYA PUESTO REMEDIO NI TOMADO LAS OPORTUNAS MEDIDAS QUIENES TENGAN LAS COMPETENCIAS.
SOY DEFENSOR DE LA NATURALEZA, ALDEAS Y CORTIJOS ABANDONADOS.