Rincón de la Vereda de la Estrella.
Fecha: 03-5-2012 Tiempos
empleados en el recorrido de hoy:
M.I.D.E.:2,3,4,4 Maitena (Restaurante) 7’30h.
Duración: 8h 30’ (40.700p) Herrerías 9’30h
Desnivel en subida: 1.100 metros Refugio Calvario 11’10h
Junta de los Ríos 12’30h
Rangos de temperatura: de 4’5ºC a los 16’5ºC Maitena
(Aparcamiento) 16h
Hacía
bastante tiempo que no recorría la loma de Maitena desde su inicio, así que
para hoy había ideado un recorrido circular que transitara buena parte de las
lomas de la Cuna de los Cuartos, Maitena, para terminar en la Loma del Calvario donde visitaré
los dos refugios que se ubican en ella y terminar en la Junta de los Ríos para
volver por la Vereda de la Estrella, recorriéndola al completo.
El
itinerario ideado se presentaba largo y no estaba seguro de que mi forma física
respondiera al reto, así que he decidido madrugar y a las siete y media ya
estaba en el aparcamiento junto al restaurante Maitena, con la mochila y los
bastones. El sendero arranca justo del propio aparcamiento, junto al panel
correspondiente.
Los
primeros tramos, de fuerte subida (Cuesta de la Viña), dejando en seguida un
cortijo a nuestra derecha en estado bastante ruinoso, para entre encinas y
algún castaño suelto ir remontando metros de forma rápida. Hay que subir porque
el sendero tiene que salvar unos tajillos que hay más arriba (Tajos del
Veredón), dejándolos a la derecha. También atravieso una hermosa acequia (recientemente
retocada) a la que han puesto un parapeto de troncos de madera, para posteriormente
llegar a unos bancales de olivos, que ocupan parte de la loma por la que
asciendo, en terrenos con bastante pendiente.
Toda
esta subida la hago a la sombra. El sol, tan temprano, no ha tenido tiempo de
remontar las altas cumbres. Consciente de que el caminar ascendiendo estos primeros repechos es mucho mas llevadero hacerlo por la umbría, a la vez que me sirve para irme entonándome, pues las fuertes rampas junto a una temperatura más alta, harían esta subida bastante más penosa. En estas ocasiones encuentro todo el sentido a mi hábito de madrugador, lo que me permite estar bastante alto cuando el sol comienza a calentar de verdad. La subida se sosiega, por ahora, cuando he
remontado unos trescientos metros sobre el río. Estoy recorriendo la loma Cuna
de los Cuartos, en la margen derecha del río Real.
A
partir de ahora se alternarán los tramos llanos con alguna suave bajada y como
no podía ser de otra manera, los repechos, cortos pero algunos duros que se van
a ir presentando durante todo el camino. El primer cortijo que me encuentro en
el de Fuentesuelas, que atravieso por unas antiguas construcciones en ruinas
con algunos almeces muy grandes y alguna charca. Las construcciones más
modernas quedan por debajo del trazado que estoy siguiendo.
Aquí
es fácil perder el sendero porque se atraviesan una serie de bancales de pasto
y otros de almendros por los que el trazado desaparece. Si no se tienen referencias
más lejanas es muy fácil no encontrar la continuidad. Deciros que hay que
llegar al carril de acceso al cortijo para remontándolo unos cien metros,
volver a dejarlo por la derecha junto a un poste indicador. Se adentra de nuevo
en la loma bajo unas encinas en moderada subida.
Una
vez de nuevo en el sendero, señalizado en esta zona con grandes “lajas” de
piedra hincadas verticalmente al margen del mismo, hasta llegar a nuestro
siguiente cortijo no podemos perdernos. Tras un par de repechos fuertes, en que
el sendero remonta por un barranco hasta un grupo de chopos primero y de
nogales después, llanea de nuevo para acercarse a los terrenos del Cortijo de
las Herrerías. Aquí nos podemos desviar un poco ascendiendo por encima de la
era donde hay un estanque para refrescarnos en una fuente con cuatro caños a la sombra de un gran
nogal.
A
partir de aquí ya no quedan subidas sino tramos de llaneo y bajadas. Toda la cota
que he ido ganando hasta ahora la acabaré perdiendo de golpe cuando el sendero
decida bajar para cruzar el río Vadillo. Tras una fuerte bajada, llego a un
sencillo puente formado por cuatro pulidos troncos anclados en ambos extremos que me sirven para salvar el caudal, para encontrarme de nuevo con que el sendero
quiere recuperar la cota que el río le ha hecho perder. Al cruzar el río cambio
de loma abandonando la de la Cuna de los Cuartos, para iniciar la ascensión por la de
Maitena hasta enlazar con la llamada Cuesta de los Presidiarios. Esta loma nace en su parte baja en la confluencia de los ríos Vadillo y Real prolongándose hasta el Collado del Puntal de Bacares.
El
río establece el límite entre las dos lomas. Tras una media hora de fuerte
subida el sendero enlaza con el que desde el Vadillo se dirige al refugio del
Calvario. Una media hora más de camino ascendente para llegar al refugio. Está situado este refugio en una amplia zona relativamente llana, vallada, donde quedan multitud de nogales, que nos ofrecerán su fruto a finales del otoño. Aquí me
detengo para comer algo y descansar un rato, aprovecho para la inspección ocular
de las dependencias. Junto a la chimenea me encuentro un montón de bolsas con
basura, un par de botas viejas y alguna botella vacía, imagino que a la espera
de que “otro” las retire. Al iniciar
de nuevo la marcha descubro media docena de jabalíes que tranquilamente
abandonan la zona vallada por algún “coladero” para desaparecer entre la
maleza.
Al
refugio del Aceral, situado algo más adelante, al que llego tras una media hora de caminata sin
grandes esfuerzos ya que apenas se gana cota en el recorrido. En este pequeño
refugio me encuentro a una pareja que ha pernoctado y a la que casi le sirvo de
despertador, pues están recogiendo los sacos y son casi
las doce. Me demoro charlando con ellos mientras hacen los preparativos de su desayuno y me comentan que sólo les queda bajar para coger el
coche que lo tienen en el Barranco de San Juan. No tienen prisas.
Yo
sigo atravesando el río Aceral para acercarme a la Junta de los Ríos, donde se
funden el Valdecasillas que baja de la Laguna de La Mosca, enclavada a los pies
de los tajos del Mulhacén y la Alcazaba; y el Valdeinfiernos alimentado por los
ventisqueros de las Minillas del Sol y la Laguna Gabata, para una vez juntos
adquirir el nombre de Real. Aquí el valle se ensancha algo, pero no lo
suficiente para que el atravesarlos se pueda hacer saltando de piedra en piedra
sin mojarme dada la gran cantidad de agua que llevan. El puente que facilitaba
esa labor lo arrastró un alud hace unos tres años y sigue sin recolocar. Toca
buscar una zona remansada y con las botas atadas entre sí y colgadas al cuello atravesarlo, así puedo apreciar la fresca
temperatura a la que baja el agua. En la otra orilla me siento en una amplia y lisa piedra
para darle tiempo al sol a que haga su labor en mis pies.
No
me atrae subir a Cueva secreta, pero si acercarme a un arroyo que hay a su
derecha, que despeñándose por un estrecho barranco (Barranco del Rincón) forma pequeñas pero sugerentes cascadas. Una vez arriba y cumplimentada la
curiosidad, durante la bajada descubro a una treintena de machos cabríos que
están pastando en las cercanías del río. Hasta ahora una pequeña loma impedía
que nos viéramos y la brisa a mi favor no les lleva mi olor. Todo esto favorece
que me acerque bastante, parece que aunque me han visto el hecho de no olerme y
mi acercamiento pausado no lo interpretan como peligroso, así que aprovecho
para las fotos de rigor.
Inicio
el regreso recorriendo en su totalidad la Vereda de la Estrella. Durante este
largo recorrido veo algunos deslizamientos de piedras, trozos del sendero se
han desprendido barranco abajo, hacia el río que siempre discurre a mi derecha,
ayudado por las lluvias; hay algún tronco caído al que hay que esquivar y el
desprendimiento de piedras de distintos tamaños es habitual durante las tres
horas que tardo en el trayecto. Una vez llegado al Barranco de San Juan, aun me
quedan algunos kilómetros, los que me separan del Restaurante Maitena, en cuyo
aparcamiento dejé el coche esta mañana.
Este
último tramo, aprovechando que hoy miércoles apenas si hay tráfico en la zona,
lo hago por el antiguo recorrido del tranvía, atravesando puentes y recorriendo
los cinco túneles, la antigua parada final del tranvía en el Charcón y varios
de los merenderos que resisten todavía en los márgenes del recorrido, intentando
traer a mi memoria recuerdos de cuando ese trazado era habitual en mis acercamientos
a Sierra Nevada.
Recordatorio: en nuestras salidas al
campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y
residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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