jueves, 31 de mayo de 2012

Maitena, Calvario, Estrella (Sierra Nevada - Granada)

Restaurante Maitena, junto al río Genil, inicio del sendero.

Ascendiendo por la Loma Maitena, con Güejar Sierra al fondo.

La carretera abajo se retuerce para poder acoplarse al terreno.

La Hortichuela queda justo enfrente.

La mayoría de los cortijos por los que paso son ruinas.

Cortijo "Las Herrerías".

El nacimiento de una gran loma.

Historia que se repite: bajar para volver a subir.

Trazado zigzagueante del sendero.

Puente sobre el río Vadillo.

El Mulhacén desde el refugio Calvario.

Refugio Calvario

Una de las muchas minas que veré durante el recorrido.

Chorreras junto a Cueva Secreta.

Un buen ejemplar de los avistados en la Junta de los Ríos.

No parecían muy preocupados por mi relativa cercanía.

Estas casi querían acercárse.

Multitud de mariposas por el camino

El sendero de La Estrella salva por este puente el Río Guarnón.

Rincón de la Vereda de la Estrella.



Fecha: 03-5-2012                                                                             Tiempos empleados en el recorrido de hoy:
M.I.D.E.:2,3,4,4                                                                                     Maitena (Restaurante)              7’30h.     
Duración: 8h 30’  (40.700p)                                                               Herrerías                                    9’30h
Desnivel en subida: 1.100 metros                                                     Refugio Calvario                      11’10h                       
   Junta de los Ríos                      12’30h
Rangos de temperatura: de 4’5ºC a los 16’5ºC                              Maitena (Aparcamiento)         16h


Hacía bastante tiempo que no recorría la loma de Maitena desde su inicio, así que para hoy había ideado un recorrido circular que transitara buena parte de las lomas de la Cuna de los Cuartos, Maitena, para terminar en la Loma del  Calvario donde visitaré los dos refugios que se ubican en ella y terminar en la Junta de los Ríos para volver por la Vereda de la Estrella, recorriéndola al completo.

El itinerario ideado se presentaba largo y no estaba seguro de que mi forma física respondiera al reto, así que he decidido madrugar y a las siete y media ya estaba en el aparcamiento junto al restaurante Maitena, con la mochila y los bastones. El sendero arranca justo del propio aparcamiento, junto al panel correspondiente.

Los primeros tramos, de fuerte subida (Cuesta de la Viña), dejando en seguida un cortijo a nuestra derecha en estado bastante ruinoso, para entre encinas y algún castaño suelto ir remontando metros de forma rápida. Hay que subir porque el sendero tiene que salvar unos tajillos que hay más arriba (Tajos del Veredón), dejándolos a la derecha. También atravieso una hermosa acequia (recientemente retocada) a la que han puesto un parapeto de troncos de madera, para posteriormente llegar a unos bancales de olivos, que ocupan parte de la loma por la que asciendo, en terrenos con bastante pendiente.

Toda esta subida la hago a la sombra. El sol, tan temprano, no ha tenido tiempo de remontar las altas cumbres. Consciente de que el caminar ascendiendo estos primeros repechos es mucho mas llevadero hacerlo por la umbría, a la vez que me sirve para irme entonándome, pues las fuertes rampas junto a una temperatura más alta, harían esta subida bastante más penosa. En estas ocasiones encuentro todo el sentido a mi hábito de madrugador, lo que me permite estar bastante alto cuando el sol comienza a calentar de verdad. La subida se sosiega, por ahora, cuando he remontado unos trescientos metros sobre el río. Estoy recorriendo la loma Cuna de los Cuartos, en la margen derecha del río Real.

A partir de ahora se alternarán los tramos llanos con alguna suave bajada y como no podía ser de otra manera, los repechos, cortos pero algunos duros que se van a ir presentando durante todo el camino. El primer cortijo que me encuentro en el de Fuentesuelas, que atravieso por unas antiguas construcciones en ruinas con algunos almeces muy grandes y alguna charca. Las construcciones más modernas quedan por debajo del trazado que estoy siguiendo.

Aquí es fácil perder el sendero porque se atraviesan una serie de bancales de pasto y otros de almendros por los que el trazado desaparece. Si no se tienen referencias más lejanas es muy fácil no encontrar la continuidad. Deciros que hay que llegar al carril de acceso al cortijo para remontándolo unos cien metros, volver a dejarlo por la derecha junto a un poste indicador. Se adentra de nuevo en la loma bajo unas encinas en moderada subida.

Una vez de nuevo en el sendero, señalizado en esta zona con grandes “lajas” de piedra hincadas verticalmente al margen del mismo, hasta llegar a nuestro siguiente cortijo no podemos perdernos. Tras un par de repechos fuertes, en que el sendero remonta por un barranco hasta un grupo de chopos primero y de nogales después, llanea de nuevo para acercarse a los terrenos del Cortijo de las Herrerías. Aquí nos podemos desviar un poco ascendiendo por encima de la era donde hay un estanque para refrescarnos en una fuente con cuatro caños a la sombra de un gran nogal.

A partir de aquí ya no quedan subidas sino tramos de llaneo y bajadas. Toda la cota que he ido ganando hasta ahora la acabaré perdiendo de golpe cuando el sendero decida bajar para cruzar el río Vadillo. Tras una fuerte bajada, llego a un sencillo puente formado por cuatro pulidos troncos anclados en ambos extremos que me sirven para salvar el caudal, para encontrarme de nuevo con que el sendero quiere recuperar la cota que el río le ha hecho perder. Al cruzar el río cambio de loma abandonando la de la Cuna de los Cuartos, para iniciar la ascensión por la de Maitena hasta enlazar con la llamada Cuesta de los Presidiarios. Esta loma nace en su parte baja en la confluencia de los ríos Vadillo y Real prolongándose hasta el Collado del Puntal de Bacares.

El río establece el límite entre las dos lomas. Tras una media hora de fuerte subida el sendero enlaza con el que desde el Vadillo se dirige al refugio del Calvario. Una media hora más de camino ascendente para llegar al refugio. Está situado este refugio en una amplia zona relativamente llana, vallada, donde quedan multitud de nogales, que nos ofrecerán su fruto a finales del otoño. Aquí me detengo para comer algo y descansar un rato, aprovecho para la inspección ocular de las dependencias. Junto a la chimenea me encuentro un montón de bolsas con basura, un par de botas viejas y alguna botella vacía, imagino que a la espera de que “otro” las retire. Al iniciar de nuevo la marcha descubro media docena de jabalíes que tranquilamente abandonan la zona vallada por algún “coladero” para desaparecer entre la maleza.

Al refugio del Aceral, situado algo más adelante, al que llego tras una media hora de caminata sin grandes esfuerzos ya que apenas se gana cota en el recorrido. En este pequeño refugio me encuentro a una pareja que ha pernoctado y a la que casi le sirvo de despertador, pues están recogiendo los sacos y son casi las doce. Me demoro charlando con ellos mientras hacen los preparativos de su desayuno y me comentan que sólo les queda bajar para coger el coche que lo tienen en el Barranco de San Juan. No tienen prisas.

Yo sigo atravesando el río Aceral para acercarme a la Junta de los Ríos, donde se funden el Valdecasillas que baja de la Laguna de La Mosca, enclavada a los pies de los tajos del Mulhacén y la Alcazaba; y el Valdeinfiernos alimentado por los ventisqueros de las Minillas del Sol y la Laguna Gabata, para una vez juntos adquirir el nombre de Real. Aquí el valle se ensancha algo, pero no lo suficiente para que el atravesarlos se pueda hacer saltando de piedra en piedra sin mojarme dada la gran cantidad de agua que llevan. El puente que facilitaba esa labor lo arrastró un alud hace unos tres años y sigue sin recolocar. Toca buscar una zona remansada y con las botas atadas entre sí y colgadas al cuello atravesarlo, así puedo apreciar la fresca temperatura a la que baja el agua. En la otra orilla me siento en una amplia y lisa piedra para darle tiempo al sol a que haga su labor en mis pies.

No me atrae subir a Cueva secreta, pero si acercarme a un arroyo que hay a su derecha, que despeñándose por un estrecho barranco (Barranco del Rincón) forma pequeñas pero sugerentes cascadas. Una vez arriba y cumplimentada la curiosidad, durante la bajada descubro a una treintena de machos cabríos que están pastando en las cercanías del río. Hasta ahora una pequeña loma impedía que nos viéramos y la brisa a mi favor no les lleva mi olor. Todo esto favorece que me acerque bastante, parece que aunque me han visto el hecho de no olerme y mi acercamiento pausado no lo interpretan como peligroso, así que aprovecho para las fotos de rigor.

Inicio el regreso recorriendo en su totalidad la Vereda de la Estrella. Durante este largo recorrido veo algunos deslizamientos de piedras, trozos del sendero se han desprendido barranco abajo, hacia el río que siempre discurre a mi derecha, ayudado por las lluvias; hay algún tronco caído al que hay que esquivar y el desprendimiento de piedras de distintos tamaños es habitual durante las tres horas que tardo en el trayecto. Una vez llegado al Barranco de San Juan, aun me quedan algunos kilómetros, los que me separan del Restaurante Maitena, en cuyo aparcamiento dejé el coche esta mañana.

Este último tramo, aprovechando que hoy miércoles apenas si hay tráfico en la zona, lo hago por el antiguo recorrido del tranvía, atravesando puentes y recorriendo los cinco túneles, la antigua parada final del tranvía en el Charcón y varios de los merenderos que resisten todavía en los márgenes del recorrido, intentando traer a mi memoria recuerdos de cuando ese trazado era habitual en mis acercamientos a Sierra Nevada. 





Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Sierra Mágina IV: (Mata Bejid - Puerto de la Mata y Gibralberca) Jaén

Las nubes, las protagonistas de buena parte de la jornada.

Vista general del Castillo de Mata Bejid

La gran era junto a las ruinas del Castillo.

El interior del Castillo: todo escombros.

Terreno adehesado

La niebla baja no dejaba ver las cimas.

Algunos ejemplares enormes y centenarios.

La fuente con su pequeño abrevadero.

La espesa niebla que me ayuda a formar bucólicas estampas.

En el puerto la nieve cubría casi todo el terreno.

De vuelta, ya con sol, se veían las cosas de otra manera.

Laderas compartidas por cultivos y bosques.

Vista panorámica con castillo y cumbres.

Centro de visitantes Mata Bejid


Enorme Quejigo en el sendero de Gibralberca.

Fuente en el área recreativa de Gibralberca

Vista general del área recreativa

A mediodía casi no quedan nubes.

El pueblo de Cambil.

Fecha: 18-4-2012
M.I.D.E.:2,2,2,2                                                                                                             
Duración: 7h  (34.300p)                                                                     
Desnivel en subida: 800 metros                                                        
Rangos de temperatura: de 9ºC a los 13’5ºC                                

Comparto con Joaquín Araujo plenamente la opinión que expresaba en su blog el pasado día 23/3/2012 opinando sobre la belleza amenazada de nuestro hogar, pequeño hogar planetario:

Apenas conozco mayor bondad que este regalo de incesante belleza que el paisaje nos obsequia todavía con formidable constancia”.

“Me ampara y enseña lo mirado. Heredé de todos los paisajes. Contengo inmensidades que me contienen, pero acepto ser parte, es decir contenido. Soy  de esos lugares, ciclos y procesos que me han hecho posible, física e intelectualmente. Nada me demanda el derredor pero reconozco la deuda y necesito devolver a cambio al menos reconocimiento y gratitud”.
Es la cuarta salida que dedico a la Sierra de Mágina (Jaén) y creo que por ahora va a ser la última a no ser que descubra algún recorrido que me atraiga lo suficiente como para animarme a hacerle otra visita. De los senderos de los que tengo información sólo me quedan dos trazados cortos en las inmediaciones de Mata Bejid y el enlace del recorrido de hoy con el pueblo de Torres. Quedan en la recámara para cualquier otra ocasión.

Me acerco por la autovía de Jaén para en el restaurante El Oasis dejar la autovía y tomar dirección Cambil, llegado al kilómetro 13 de la A-324 una vez pasado el pueblo, coger un carril que se adentra, primero a través de olivares de montaña que ocupan las estribaciones del Almadén (2.032 m) que lo llevamos a la vista, siempre a la izquierda de nuestra subida, para pasar después a terreno adehesado. La entrada del carril es estrecha y sólo están permitidos los vehículos autorizados por lo que recomiendo aparcar el coche unos metros más abajo en una explanada que forma el propio arcén de la carretera.

Esta ruta me va a permitir recorrer el que está considerado como uno de los montes mejor conservados de toda la sierra: el monte público de Mata Bejid. Aquí existe un centro de visitantes que permanece abierto de jueves a domingos durante todo el año, en que facilitan información sobre recorridos y características de la sierra. Quizás el primer atractivo de estos parajes sea el terreno adehesado: el bosque poblado de encinas y quejigos con grandes espacios intercalados por pastos de montaña y numerosos arbustos típicos del monte mediterráneo. También tendré ocasión de visitar restos de asentamientos de otras épocas como el Castillo de Mata Bejid y su era.

Cuando llego esta mañana y paro el coche me percato de que las nubes están tan bajas que apenas dejan ver las cimas de los montes más cercanos. Sopla aire a rachas que arrastran las nubes loma arriba y esto me anima a abandonar el vehículo y comenzar la marcha. Las previsiones hablaban de nubes y claros, me han debido tocar todas las nubes y juntas.

La transición de los olivos al monte mediterráneo, poco antes de llegar al Castillo hierve de vida. Los mirlos presentan una orgía auditiva de trinos, un par de ardillas corretean juguetonas junto a la carretera hasta que se encaraman a una recia encina cuando me ven, un pequeño zorro altera su rutina diaria al detectar mi presencia, las palomas dejan sus posaderos con un enérgico aleteo inicial y los arrendajos, esos escandalosos habitantes de nuestros bosques no tienen inconveniente en anunciar a todos sus vecinos mi presencia. 

A una media hora del inicio del recorrido llego al asentamiento del castillo, paraje denominado el Castillejo. El castillo queda a la izquierda de la pista y tras él escalando las laderas del Almadén un extenso y relativamente bien conservado encinar adehesado, salpicado de verdes prados de pastoreo todos ellos buscando escalar hasta la cima del cerro. Toda esta Dehesa a pesar de pertenecer hasta 1.862 a la ciudad de Jaén, año en que fue desamortizada, se mantiene en un excelente estado de conservación. Dominado por encinas y quejigos, algunos de gran tamaño, en los que pastorean rebaños ovinos y dependiendo de la época de la visita es frecuente avistar ardillas, arrendajos, pinzones, carboneros; y en primavera estalla la dehesa con multitud de orquídeas y las llamadas rosas de monte o peonías.

Este castillo está ubicado en lo que fue el paso entre las poblaciones de Cambil y Torres por lo que controlaba el tráfico entre ambos a través del puerto de la Mata (1.651 m). Esta posición fronteriza, al igual que otros muchos enclaves de la provincia propició que cambiara en varias ocasiones el control de musulmán a cristiano hasta su conquista definitiva alrededor del año 1.315. Junto al castillo aprecio los restos del cortijo y su era, construida con la técnica de “piedra seca”. Las dependencias del castillo muestran que su uso más reciente ha sido el de aprisco para el ganado. Sólo queda media torre del homenaje y otra en una de las esquinas del gran recinto que ocupó. Actualmente todo en ruinas de las que sólo quedan algunos lienzos de paredes tanto exteriores como interiores y una de las esquinas compuesta de piedras enlazadas que aun hoy muestran prestancia.

El castillo se encuentra a la izquierda del carril, junto a él una gran era (quizás la más grande que haya visto yo hasta ahora) confeccionada con piedras sin argamasa y enfrente las ruinas de un gran cortijo del que al igual que el castillo quedan los muros exteriores y alguna división interior, de los tejados de ambos quedan algunas vigas caídas y algunas tejas rotas, lo demás desapareció hace ya años.  

A algo más de una hora de camino del inicio llego a las inmediaciones de otro cortijo: de “Los Prados”, junto con una gran balsa de agua utilizada como aprovisionamiento en caso de incendio forestal, hoy prácticamente vacía, además de ser un vital criadero para los anfibios de la zona. También visito una fuente unos metros más arriba que alimenta un pequeño abrevadero y un gran platanero de sombra. Siempre debería estar a la vista la imponente mole de la Peña de Jaén, de 2.147 metros y el más occidental de los picos que conforman la cresta de Mágina, hoy todo oculto por las nubes.

Empiezo a ver restos de nieve, imagino que del fin de semana pasado y la niebla se espesa cada vez más haciéndome dudar de la conveniencia de seguir ascendiendo. Me autoconvenzo para seguir hasta el puerto, por si tengo suerte y despeja o al menos se elevan las nubes y me dejan ver algo.

Se afirma que el 80% de la información que recibimos proviene a través del sentido de la vista, por ello nos encontramos tan “indefensos” en la oscuridad o cuando, como hoy, la niebla limita la capacidad de ver. Durante la ascensión sólo diviso de 10 a 15 metros de carril por delante, el resto se lo tragan las nubes. Ello favorece que me concentre más en el oído y perciba mejor cualquier ruido que produce el bosque.

Más arriba llego al Puerto de la Mata, vaguada entre los cerros del Almadén (2.038 m) a la izquierda y el Ponce (2.006 m) a la derecha. Desde aquí en vista de que la niebla no sólo no despeja sino que se espesa más si cabe, decido dar media vuelta. Me faltan unos tres kilómetros para llegar al final, pero dado que no se ve casi nada, creo que no merece la pena seguir. Además me sirve como excusa para otra incursión en el futuro desde la población de Torres, que no conozco, para hacer el tramo hurtado hoy o incluso intentar una ascensión al Almadén.

Una vez abajo, de nuevo en el castillo empieza a despejar. El aire por fin ha conseguido arrastrar las nubes y accedo visualmente a las cumbres nevadas. Como no tengo ánimos para volver a subir, decido acercarme y merodear por el Centro de Visitantes de Mata Bejid a la vez que aprovecho para hacer otro recorrido, este de menor importancia dada su cercanía: Sendero de Gibralberca.

Es un sendero que tras los primeros centenares de metros lineales del principio se convierte en circular para rodear la loma del mismo nombre. Pasa de las laderas sur a las norte en un corto espacio de tiempo, lo que permite contemplar el cambio de vegetación. La primera mitad del recorrido, si seguimos la dirección de las flechas indicadoras nos llevan por entre un bosque de quejigos, arces, cornicabras, pinos carrasco y resinero, encinas. Alguno de los ejemplares realmente voluminoso y longevo.

Llegados al punto más alto del recorrido nos podemos deleitar con las vistas del mar que forman las copas de los pinos a nuestros pies y hoy las cimas de Sierra Mágina nevadas enfrente. Comienza la bajada para tras algunas curvas llegar al Área Recreativa Gibralberca. Está emplazada en una abierta ladera en pendiente donde encuentro una fuente que alimenta a varias piletas de piedra, algún albercón, un pilar de piedra para el ganado, y los bancos, mesas y barbacoas propias de las áreas.

El resto del camino, abandonado ya el bosque mediterráneo, me introduce en terrenos agrícolas, que en Jaén es lo mismo que decir cultivos de olivos, viejos árboles centenarios de un solo pie. Ya cerca de concluir el tramo circular tengo vistas hacia la Peña de Jaén (2.147 m) y el Almadén ahora totalmente despejados y enseñoreando sus cimas blancas de nieve.

El 16-7-2010 titulé una entrada, una de las primeras, como “Salida media frustrada”. Hoy ha sido la segunda vez que no he conseguido llegar al objetivo propuesto. Creo que me puedo dar por satisfecho ya que en casi dos años y más de un centenar de entradas, dos equivale a un uno por cien. Espero que el porcentaje se mantenga en niveles bajos como hasta ahora.  




Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.

jueves, 17 de mayo de 2012

Sorbas y sus cuevas (Almería)

Imágen del desierto de Tabernas.

Alías, pedanía de Sorbas.

Cortijo Alto de Cariatiz

Lo que en su día fue cuenca de arrecifes.

A esta tierra en cuanto se le da una oportunidad...

Lomas enteras cubiertas de esparto.

En la foto no se aprecia, pero mecidas por el viento...

Siempre que puede la vegetación lo ocupa todo.

Antiguos espacios aterrazados para el cultivo.

El conglomerado que contiene los cristales de yeso.

Centro de recepción para los visitantes de las cuevas.

La carretera cruza el desierto.

Las nubes amenazaban lluvia pero no llegó a caer.

A pesar de su aparente aridez soportan vida vegetal y animal muy especializada.

Alguna de las construcciones del paraje "Los Molinos".

Otras rehabilitadas y en uso ocupadas generalmente por extranjeros.

Recorrido por el cauce del Río Aguas.

Pasadizo entre la vegetación, en este caso cañas.

Grandes bloques desprendidos de las paredes.

Los propios bloques pétreos desprendidos habilitan puertas.

Pasos angostos donde hay que agacharse.

Distintos bloques desplomados unos sobre otros.

Antiguo cortijo en el Río Aguas, junto al desfiladero.


Junto al cauce donde no falta el agua.

La vegetación siempre encuentra una salida.




SORBAS (Almería)

Fecha: 14-4-2012

Hemos decidido pasar este fin de semana (mi mujer y yo) en la población de Sorbas para poder hacer distintas visitas que a lo largo del tiempo se han ido acumulando en el baul de los deseos insatisfechos y a las que había que darle salida antes de que se enquistaran o, algo peor, pasaran al olvido. Para ello nos hemos tenido que desplazar unos 200 km, que es la distancia que hay desde Granada. Durante el acercamiento, si se va con tiempo y antes de llegar a Tabernas, recomiendo desviarse para visitar el pequeño castillo de Gergal primero, ubicado en la falda de la sierra de los Filabres y por encima de la población, para posteriormente adentrarse un poco en el desierto de Tabernas antes de abandonar la autovía para encaminarnos hacia la población de Tabernas por la que hemos de pasar en nuestro recorrido.

El desierto al que tan poco habituados estamos la mayoría no es solamente una vasta extensión de anodinas colinas con poca o nula vegetación. Las lluvias en esta zona suelen ser de alrededor de 250 mm al año. Pero si apartándonos un poco de la carretera nos introducimos en él, podremos apreciar que no está tan desolado como aparenta, a la vez que notar la distinta belleza que ostenta y si tenemos la suerte de poderlo visitar algo después de una tormenta, disfrutaremos de una explosión de vida, efímera pero desbordante.

En la pedanía de Alías, a escasos kilómetros de Sorbas, dirección Murcia (antigua carretera nacional), se encuentra el lugar escogido para pernoctar. Es un cortijo totalmente restaurado a media altura de una pequeña loma, compuesto por un edificio donde se ubica la recepción, biblioteca y el comedor y a sus alrededores una serie de apartamentos individuales compuestos de salón y dormitorio con amplio cuarto de baño. Lo completa un pequeño porche con un par de tumbonas de las que no hemos hecho uso, por no acompañar las temperaturas en esta época y por el poco tiempo que hemos permanecido estáticos. 

Es un excelente lugar para desconectar, ya que alejado de todo bullicio, propicio para la lectura, el paseo, la contemplación, en definitiva para todo lo contrario de lo que solemos hacer en nuestros lugares de residencia habituales. Hoy, nada más llegar me he escapado para una vez superada la pequeña colina donde se sitúa el complejo, encontrarme en un relativa llanura totalmente cubierta de desarrolladas matas de esparto, que asemejando un mar mecido por la brisa, brillaba con los últimos rayos del sol poniente, presentando un espectáculo original y muy atractivo.

Sorbas es una población almeriense que geográficamente se encuentra bastante centrada en la provincia que cuenta aproximadamente con 3.000 habitantes y a algo más de 400 m. sobre el nivel del mar. El término de Sorbas, proveniente del árabe se podría traducir por “olla de arena” por ser una zona en que tradicionalmente y desde muy antiguo se cocían vasijas de arcilla de gran calidad; dentro del pueblo subsiste aún un barrio denominado de las Alfarerías a la vez que se encuentran restos de hornos árabes. Pero su historia es anterior ya que en los alrededores se han encontrado varios asentamientos íberos.

Tras la expulsión de los moriscos queda esquilmada tanto en población como en viviendas y otras construcciones, baste citar un párrafo descriptivo de aquella época (último cuarto del s.XVI): …”en Sorbas al norte de Almería, un tercio de las trescientas casas son habitables, los once molinos están destruidos, están caidos y sin aderezos, que solamente el del camino de Coca Alto, muele para la provincia del lugar… y las dos almazaras están inutilizadas…”.

Está la población de Sorbas ubicada ocupando una colina rodeada por el barranco labrado por el río Aguas. Dentro de su término hay diversos lugares que merecen una visita por su gran belleza paisajística. Junto a uno de ellos hemos estado hospedados, en un complejo rural de apartamentos denominado Cortijo Alto de Cariatiz, lugar recomendado para su visita por haber sido una antigua cuenca de arrecifes; no puedo olvidar la zona de los Molinos del río Aguas, el Barranco del Tesoro, para terminar mencionando el paraje Natural de los Karst en Yesos.

De todos ellos se nos habla en el Centro de Visitantes del Karst: meseta de piedra caliza, relieve condicionado principalmente por la disolución de las rocas que lo componen. Está dividido en diferentes salas donde se explica, mediante paneles, fotos, una reproducción parcial de una cueva y una excelente proyección de vídeo, el origen y la evolución de estos suelos junto con su explotación industrial. Está a la entrada de la población de Sorbas, suficientemente indicado y considero que es inicio indispensable para las distintas visitas posteriores.

El sábado amanece con algunas nubes altas que no amenazan lluvia, que a lo largo de la mañana van disipándose, no así el aire que conforme van pasando las horas se acrecienta hasta registrar rachas de 90 Km. hora en Almería capital y algo menos donde nos encontramos ya que las sierras nos resguardan, en parte, desgastando la fuerza mostrada en la costa para llegar hasta aquí suavizadas.

Teníamos para el sábado por la mañana reservada una visita guiada a una de las cuevas. Cavidades de las que se encuentran a cientos en la zona, que nos iba a servir como introducción a las formaciones kársticas de yesos que ha hecho famoso a Sorbas en buena parte del mundo. La visita, en su categoría de “básica”; hay otra “combinada” y aun una tercera “técnica” en que se aumenta tanto la dificultad de su recorrido como la duración y por supuesto el precio, nos introduce en una de las cuevas para recorrerla durante unos novecientos metros a través de lechos de arroyos, estrechos pasajes, gateras, placas desprendidas, chimeneas, profundo silencio y una vez apagadas las linternas, apreciar realmente lo que es la oscuridad absoluta.

La mayoría de estas cuevas están “vivas”, siguen sufriendo el proceso erosivo del agua cuando las tormentas deciden descargar sobre este desierto. Las diferentes fisuras y accesos canalizan el agua subterránea atravesando las cuevas, muestra de ello son los diferentes sedimentos vegetales que encontramos durante nuestro recorrido a distintos niveles dependiendo de la altura conseguida por el agua. Dándose la circunstancia de que en grandes tormentas, como la acaecida en el año 1.973 se llegó a inundar totalmente la cueva visitada. Agua que va perdiendo paulatinamente a lo largo de los días siguientes mediante salidas naturales y filtraciones.

Por la tarde hemos disfrutado recorriendo un tramo de una ruta comprendida en el sendero PR –A97 que con sus 38 Km. atraviesa gran parte del término Municipal de Sorbas. El pequeño tramo recorrido de aproximadamente una hora de duración, es el denominado “Los Molinos-Nacimiento del Río Aguas”. Comienza el recorrido en la cortijada de Los Molinos, en su día harineros, junto a ellos trozos de huerta tradicional dispuestos en bancales aterrazados y los sistemas de riego que sustentaban a ambos. Abandonados por sus pobladores en la década de los 60 y 70 por la fuerte emigración, rápidamente fueron ocupados por familias extranjeras.

Durante el recorrido podremos avistar distintos endemismos como la matamarillas, romerillo, narciso blanco; además de otras plantas exclusivas de terrenos de yesos. Junto a todas ellas la vegetación ligada al lecho del río: aneas, adelfas y cañas, que destacan por el fuerte contraste con el entorno desértico en que nos encontramos y que ayer mecidas por el viento reinante producían chasquidos característicos.

También durante la visita podemos apreciar las distintas redes para la conducción del agua, acequias y minas, algunas esculpidas en las paredes de yeso, para una vez llegados a pleno desfiladero encontrarnos, entre grandes bloques de rocas desprendidos de las verticales paredes, restos de molinos, casas, hornos y corrales. El recorrido se puede alargar siguiendo el cauce del río en sentido ascendente hasta llegar al propio pueblo, pero ya sobre el cauce seco, el agua no la volveremos a ver a no ser que ayude alguna tormenta.

El regreso lo realizamos el domingo a través de la alpujarra almeriense primero y granadina después. Durante el tiempo que ha durado el trayecto, la naturaleza nos ha mostrado los diversos fenómenos de su repertorio: sol, viento, lluvia, granizo, nieve, según las distintas altitudes por las que íbamos transitando, no en vano al llegar a Granada hemos avistado nieve y abundante en cotas relativamente bajas, de Sierra Nevada, allá donde las nubes lo permitían, curiosamente haciéndose principal protagonista en la fecha del cierre de la estación invernal. Bienvenida sea.



Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.