jueves, 5 de abril de 2012

Sierra Mágina III: (Mágina y Miramundos - Jaén)

Sucesiones infinitas de montes llenan el paisaje.

La primera pate del recorrido entre pinares por pista de tierra

Al llegar al collado descubro la mole gris pétrea del Mágina.

Pozos y abrevaderos en la paraje Tinada de la Cruz.

La sucesión de lomas difuminadas por la niebla tan característica de esta sierra.

Abrigo junto al sendero de subida al Mágina.

Las extensas manchas de las sabinas rastreras coloreando las lomas.

Un  pozo de nieve casi en la cima aprovechando la depresión de una dolina.

Desde la cima del Mágina.

Bifurcación en el sendero: hay que elegir.

Pequeño refugio en la cima del Miramundos.

Desde la cima del Miramundos dominando la depresión que recorre el río Jandulilla.

La serrezuela de Bedmar con Úbeda y Baeza al fondo.

Sierra Nevada, siempre presente.

Un esforzado ciclista en sentido contrario.

Refugio para pastores y ganado en la Tinada de la Cruz.

Curiosas formas labradas en piedra para amenizar la bajada.



Escasos restos níveos en los parajes más umbríos.

A veces un gigante solitario muestra sus heridas.



Fecha: 7-3-2012
M.I.D.E.:2,2,3,3
Duración: 7h  (35.500p)
Desnivel en subida: 1.400 metros (1.000 para la ascensión al Mágina y otros 400 para la del Miramundos)
Rangos de temperatura: de 2ºC a los 14ºC


Es la tercera salida que le dedico a Sierra Mágina (Jaén). La primera fue de aproximación, limitándome a recorrer su perímetro. La segunda ya fue una intrusión en su interior, llegando bastante alto por la cara norte de las máximas altitudes de esta sierra. En esta tercera he querido ya subir a sus cimas más emblemáticas a la vez que más altas.

El afrontar  tanto el pico Mágina (2.165 m) como el Miramundos (2.077 m), en estas fechas no ha sido un problema porque la subida la he hecho por su cara sureste. Apenas si quedaba, bien arriba, algún resto de nieve en las umbrías y aun así pequeños parches que sólo ayudaban a dar contraste a los paisajes, pero en ningún caso entorpecían el caminar. De hecho no recuerdo haber pisado nieve en todo el día.

La información de la que yo disponía me hablaba de que la subida a estos dos picos partía desde la carretera que une las poblaciones de Huelma y Cambil. Esta mañana me he encaminado hacia ellas para localizar la pista desde la que arranca el sendero. Gran parte del recorrido lo marcaban común para las dos ascensiones y ya bien arriba, a semejanza de una y griega, aparecían bifurcados dos senderos lineales que ascendían a sendos picos.

Debido a mi desconocimiento del terreno había previsto subir al Mágina primero y después si me quedaba tiempo y entusiasmo acometer el Miramundos. Para acercarme al inicio del sendero tengo que atravesar la población de Huelma, quizás el mayor de los pueblos que se asientan en las faldas de esta sierra. Acoge una población de más de 6.000 habitantes y ubicado a una cota de 1.100 m, sus actividades mayoritarias son la agricultura, ganadería y  la fabricación de muebles. Una vez dejada atrás la población, dirección Cambil, por la A-324 y en el punto kilométrico 17’300 (frente a un cortijo denominado “Vista Mágina”), arranca el carril que tras un par de kilómetros escasos me va a dejar a las puertas del inicio de la ascensión, junto al panel informativo de la ruta.

No hay sitio específico para aparcar, pero tampoco creo que sea necesario ya que el tráfico aparenta ser escaso. Yo he dejado el coche junto al letrero que prohíbe el acceso a todo vehículo motorizado no autorizado, a un lado de la pista intentando que molestara lo menos posible. La información hablaba de algo más de 10 kilómetros de recorrido hasta el pico Mágina y de cinco horas para su recorrido a los que habría que sumar otras dos horas si se quería encadenar el Miramundos, calificando la ascensión como dificultad alta.

El carril, nada más comenzar empieza a subir de forma moderada y continuada por entre pinos carrascos. Inmediatamente descartamos un ramal que sale a nuestra derecha. Tras algunas curvas voy ganando altura hasta llegar al barranco de Tosquilla desde donde poudo comenzar a divisar las cumbres de Sierra Nevada que ya no me abandonarán durante todo el recorrido. Tras un buen rato de subida llego a un collado donde la pendiente de la pista se suaviza y accedo visualmente al pico Serrezuela (1.962 m), que en la distancia forma una V muy pronunciada con el Mágina, con el que comparte la mayor parte de nuestro horizonte visual: la majestuosa y amplia mole gris del Mágina. Por esta zona dominan los pinos laricios, enebros rastreros y quejigos.

Al final del falso llano con que me regala el carril llego al barranco de las Salinas donde se encuentra la tinada de la Cruz. Barracón  con redil anexo usado como abrigo de los ganados durante las noches y refugio para pastores y cazadores con varios pozos de agua en sus alrededores, un poco más arriba de la construcción. La pista pronto se convertirá en sendero para llegar al Collado del Puerto o de Bolos, dando vista al profundo barranco del Gargantón, cuya cara norte mostraba las manchas de nieve más abundantes de todo el recorrido, ladera salpicada por grandes piedras calizas.

Aquí, ya por sendero, me encuentro la bifurcación del sendero, el poste indica el acceso a los dos picos anunciados. A la izquierda el Mágina a la derecha el Miramundos. Había decidido con antelación visitar el techo de la sierra y de la provincia en primer lugar, así que no me entretengo y prosigo la subida. Bordea el sendero un abrigo en la roca cerrado por muro de piedra suelta para darle mayor identidad y rodeado por otras construcciones que servían de aprisco para el ganado. La mole gris del Mágina se presenta moteada en toda su extensión por las manchas verdes que aportan las sabinas  que ocupan todo el terreno en el que no aflora la roca viva. Es la sabina una planta rastrera de hoja perenne de color verde oscuro, formando una estructura muy densa extendiéndose por las laderas evitando la erosión con ramas muy retorcidas que no suelen superar el metro de altura.

A dos mil metros aparece ante mí, aprovechando una dolina (depresión geológica característica de los relieves cársticos), la estructura de un pozo de nieve. Es una estructura redonda de unos diez metros de diámetro y actualmente poco más de uno de altura. En su día debió tener bastante más altura para que su capacidad de almacenar nieve fuera mayor, fin para el que se construían. Enseguida la cumbre del Mágina con vistas extensas en 360 grados. No es el Mágina un pico aislado sino una larga loma orientada de sur a norte que ostenta diversos resaltes, todos ellos superiores a los 2.100 metros, de sur a norte 2.147 m., 2.152 m., 2.165 m. donde se ubica el punto geodésico  y 2.151 m.

Durante toda la ascensión a esta montaña he sido especialmente consciente de que estaba acompañado por mi sombra, que pertinaz, me precedía anticipándose en el recorrido para marcarme en todo momento el sendero con leves desviaciones a izquierda o derecha por los cambios de dirección del sendero. El sol lo tenía a mi espalda. Una vez arriba, expuesto al más que fresco viento que soplaba, me he dado prisa para sacar algunas fotos y retomar la bajada. El aire estaba tan frío que a pesar de inhalarlo por la nariz notaba su frescor dentro de los pulmones.

Mi desconocimiento del terreno me ha limitado bastante, por lo que me toca desandar el camino hasta encontrar de nuevo el cruce de senderos indicado por un poste con los dos itinerarios y retomar la subida hacia el Miramundos.  Una ascensión que aunque ostenta un centenar de metros menos que la anterior, no por ello se hace menos dura a lo que colabora el ser la segunda de la jornada. La cumbre no se observa hasta que estamos junto a ella, cuando descubro que lo corona un pequeño refugio, con la puerta hacia el noroeste. Aunque hay un letrero junto a él indicando que está en ruinas, no parece que los excursionistas piensen lo mismo ya que presenta señales de uso. Yo me he limitado a coger el anuario del año 2012 para ojearlo y anotar mi presencia.

A pesar del descriptivo nombre asignado a esta cumbre: Miramundos, desde su cima, a decir verdad, no he divisado ningún otro mundo, pero sí un trozo bien grande de éste. El delimitado por Sierra Nevada con la Sierra Arana en primer término, Sierra de Baza, la de Cazorla, las poblaciones de Úbeda y Baeza con Sierra Morena de fondo y cerrando la Peña de Jaén y del Almadén en dirección a la capital. Si a esto sumamos el dominio de toda la sierra de Mágina, nos podemos imaginar el espectáculo que desde aquí arriba se contempla.

Aprovecho en la cima para releer algunos comentarios de anteriores visitantes reflejados en el anuario, anotar el mío y recostado en una de las paredes laterales del refugio, resguardado del fresco aire, comer algo a la vez que disfruto de  la caricia del sol en mi piel. Después del aire frio de la cima del Mágina, el sol sin aire del Miramundos es bálsamo. Llegado el momento de iniciar la bajada, guardo el anuario y cierro la puerta del refugio antes de echar a andar. El descenso es casi más molesto que la subida por la gran cantidad de piedra suelta, aunque el sendero está muy visible y no requiere gran atención el seguirlo. Ayuda, tanto en esta ascensión como en la anterior, la profusión de hitos de piedras que los excursionistas han  ido construyendo por todo el recorrido complementando los de madera puestos por el personal del Parque. Además es  justo reconocer que todos estos hitos están ubicados con mucha “inteligencia”.

Es tarde para comprender que podía haber enlazado las dos cimas y así evitarme el descenso hasta el cruce señalizado y la nueva subida, pero tanto la información que poseía como la aportada por los paneles informativos del incio los "pintaban" lineales. En estos casos, cuando desconozco el terreno, prefiero ser "sumiso" a las indicaciones aunque ello me ocasione, como hoy, doble esfuerzo. Entiendo las reticencias de los técnicos de los parques a sugerir itinerarios arriesgados, pero creo que esas reparos se solventarían con una información veraz, y después que cada cual elija libremente bajo su responsabilidad..

Casi llegando de nuevo al inicio, donde el sendero se convierte en pista, me cruzo con un esforzado ciclista que ha subido desde el pueblo de Huelma. Tras los saludos de rigor y las preguntas por los recorridos hechos y pendientes de hacer, ante mi queja de tener que recorrer tanto carril de tierra, me comenta la existencia de un sendero que de cogerlo me va a ahorrar casi los ocho kilómetros de pista. Como me informa de que bajará antes que yo, le  pido por favor, que me deje señalado el inicio del sendero del que me habla con cualquier tipo de señal en la seguridad de que no se me pasará por saber aproximadamente el sitio e ir atento al margen derecho de la carretera desde donde arranca y así me lo promete.

A un kilómetro por debajo de la tinada de la Cruz, cuando la pista comienza la bajada en serio veo la marca que me ha dejado indicando el inicio del sendero: un montón de piedras sujetando una rama de pino, (gracias Juan Pedro). Es de agradecer y yo así lo siento la ayuda que me presta cualquier persona que me encuentro en mi deambular por las sierras. Es de agradecer y mucho si esa información es sobre recorridos que facilitan el recorrido por parajes que desconozco, sobre todo si como la que me ha facilitado hoy Juan Pedro es clara y  precisa.

Una vez ya iniciado el sendero aconsejado, venía yo dándole vueltas a la importancia vital que tiene el lenguaje para los humanos. Quizás por presuponerle una serie de características, no somos conscientes del valor que le aportan. Escuchamos multitud de informaciones diariamente y generalmente las asumimos como verdaderas sin cuestionarlas, entre otras cosas, porque generalmente es así y por otro lado porque si no lo hiciéramos, si no presuponemos que las palabras son expresiones de verdades, ¿habéis pensado que sería de la humanidad y de su capacidad de comunicación?. Si durante cualquier conversación nos asaltara la duda de la verdad de lo comunicado ¿qué quedaría de las relaciones entre las personas?. Es bueno que sigamos transmitiendo veracidad a través de las palabras para que el magnífico hecho de la comunicación oral siga teniendo la importancia fundamental que tiene y su credibilidad connatural.

Con estas elucubraciones recorría el sendero recién descubierto, que en ocasiones presentaba fuerte pendiente y me iba acercando al inicio, a ratos bajo la sombra de los pinos, otros bajo el castigo del sol vertical del medio día, donde comencé la andadura esta mañana. Ayudaba a entretenerme en divagaciones el que el sendero estaba muy marcado y su seguimiento no requería atención apenas, dejando espacio para otras ocupaciones, salpicadas en ocasiones con la apreciación de las curiosas formas que la erosión aporta a las rocas, dándoles formas llamativas. Acabado el sendero, memorizo donde arranca y refuerzo un par de hitos que lo marcan. Es muy cerca del inicio de la pista, hacia la izquierda, en la primera curva del carril que presenta un murete de hormigón con canalización subterránea para dar paso al agua proveniente del barranco.

Ya abajo, de nuevo en el coche, he optado por volver hasta Granada por Cambil, para no repetir el mismo itinerario de la mañana, a la vez que curiosear por si se presenta a lo largo del recorrido algún cartelón anunciando una nueva ascensión por esta sierra y anotarla mentalmente para futuras visitas. Tanto por un sitio como por el otro (Huelma o Cambil) el kilometraje es similar: alrededor de los 90 kilómetros.   

Los tiempos empleados hoy en los recorridos: Inicio de la marcha:         8’30 Horas 
                                                                           Pico Mágina             11 Horas
                                                                           Miramundos             12’30 Horas
                                                                           Regreso al coche      15’30 Horas.


Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.

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