Cortijo Linarejos |
Voy dejando el pueblo de Jatar atrás. |
Este primer tramo de recorrido entre pinos sueltos. |
Mirando atrás donde destaca el Pantano Bermejales |
Mirador del Portichuelo |
Al fondo a la izquierda el Lucero y junto a él el Lucerillo. |
Bajando al Cortijo Venta de López me encuentro esta fuente. |
Desde el portichuelo, vista general de las ruinas de la Posada |
Ya junto al Puerto de Cómpeta, cantera y depósito. |
Vista desde abajo del corte vertical de la cantera. |
Asomado al Puerto de Cómpeta y mirando en dirección a Málaga. |
Cabras monteses cruzando la carretera por delante de mí. |
Inicio de la subida al Lucero. |
El Lucero a la izquierda y Lucerillo a su derecha. La diferencia de altura es bastante mayor de la que se aprecia. |
Desde la vaguada entre los Luceros. |
Examinando la dura subida que me resta. |
Las ruinas que me encuentro en la cima. |
A ver quién encuentra la rana. |
Las nubes ocupando los espacios que he abandonado. |
Diciendo adiós a Játar y al Lucero. |
Fecha: 29-2-2012
M.I.D.E.:2,2,3,3
Duración: 7h (36.200p)
Desnivel en subida: 900 metros
Rangos de temperatura: de 3’5ºC a los 16’5ºC
No recuerdo quien afirmaba: “Es
preferible no hacer lo que a uno le guste, sino que te guste aquello que haces”
Desde hace algunas semanas estaba
dándole vueltas a hacer un recorrido que arranca desde el pueblo de Jatar. No
me había decidido porque las referencias que tenía no eran claras y alguna de ellas hablaba de la escasez de hitos
en puntos estratégicos que habían llevado al informador a cometer errores y
andar más de lo debido. Como desconocedor del terreno intento informarme
primero y las referencias a las que tenía acceso no eran muy tranquilizadoras.
Finalmente tras hablar con una de las técnicas del parque, me aseguró que
estaba el recorrido perfectamente balizado y en orden. A fecha de hoy así lo
confirmo.
Tenía como objetivo para hoy
enlazar, a ser posible, dos recorridos. El primero denominado: Jatar – Puerto
de Cómpeta, que partiendo de la parte alta del pueblo acaba en el límite entre
provincias (Granada – Málaga), siempre dentro del parque de las Sierras de
Almijara, Alhama y Tejeda, en este caso concreto en la de Alhama. Y muy cerca
del puerto enlazar con un segundo: Raspón de los Moriscos o subida al Lucero.
Para iniciar el primero de los
recorridos previstos, me dirijo al pueblo de Játar, pequeña localidad que dista
de Granada unos 60 km. Cuenta con poco más de 500 habitantes y se ubica en las
faldas de la sierra a casi los 1.000 m de altura. El sendero nace de unas naves
industriales situadas algo separadas del casco urbano y en la parte más alta.
Allí me he encontrado el panel informativo del inicio del sendero aunque es
también conocido como “Recorrido Micológico”, al menos en parte.
Arranca el sendero justo en el
límite inferior del parque en el paraje conocido como los Enebrales, a unos dos
kilómetros del pueblo. Discurre por el llamado Colada del Camino de Cómpeta,
siempre en ascensión no muy pronunciada. A los pocos minutos ya dejamos por
debajo el cortijo Linarejos.
Muy cerca del cortijo Linarejos
está la cueva del mismo nombre, que aunque la mayor parte del año e incluso
durante años sufre un prolongado
letargo, sin embargo, después de caída una fuerte lluvia sobre las laderas de
las montañas vecinas, cobra vida. Y despierta emitiendo un ruido ensordecedor
para acto seguido proyectar un chorro de agua que emerge con inusitada fuerza,
alcanzando en ocasiones hasta el techo de la cueva. Agua que se desparrama por
toda la ladera, hasta perderse entre zarzales, mimbres y álamos. A decir de los
locales desde el colapso de parte de la techumbre de la cueva el agua sale con
menor “fiereza”.
La carstificación es una forma de
erosión habitual en estas montañas por ser calcáreas. El agente modelador: agua
cargada de dióxido de carbono, que al filtrarse por las hendiduras y las
grietas va disolviéndolas, hasta formar o bien galerías verticales (simas) u
horizontales, creando en el interior del macizo calcáreo una importante y a
veces complicada red de galerías, que con el paso del tiempo llegan a
convertirse en grutas o cavernas. Cuando la lluvia caída llena todas estas
galerías y cavidades busca salida a través de un sifón existente en la cueva de
forma espectacular.
En este primer tramo del
recorrido abundan los romeros, enebros y sabinas y algunos ejemplares de pino
sueltos. Cuando llego al Mirador del Portichuelo (paso estrecho y encajonado
que usaban los pastores para el recuento de los ganados), accedo a unas muy
amplias vistas de barrancos (entre ellas la del río Añales), por otro lado el
valle del Temple, y entre las cumbres destaca, hacia el sur, la forma piramidal
del Pico del Lucero, segundo objetivo autoimpuesto para hoy.
Una vez pasado el mirador el
sendero desciende hacia los dominios de la antigua posada “Venta de López”. Por
situarse en sitio estratégico cobijó en su día a comerciantes del Valle del
Temple, arrieros, pastores, sirviendo de punto de encuentro entre productos de
ambos lados: cereales hacia Málaga y pasas, vino y pescado desde la costa. A
pesar de estar en ruinas se aprecian los elementos imprescindibles de cualquier
cortijo: la casa, redil, abrevadero, junto a la entrada una era y en los
alrededores algunas pequeñas parcelas aparatadas para cultivo.
Sigue el sendero en bajada hasta
un riachuelo que tras cruzarlo inicia una corta pero fuerte subida a través de espesos
pinares de repoblación con abundancia de helechos para, al coronar, enlazar con
una pista forestal desde la que se divisa ya la gran cantera de mármol ubicada
junto al puerto. Los hitos indican un pequeño recorte que no aconsejo por estar
invadido de zarzas y menos si se va con niños, ya que éstas quedarían a la
altura de su cara. Es preferible bajar por la pista aunque se den algunos
cientos de pasos más. Tras las casetas de la cantera nos encontramos enseguida
el letrero anunciador del Puerto de Cómpeta, a 1.410 m de altura. Desde aquí y
ya en bajada se puede enlazar, caminando ya por la vertiente malagueña de la
sierra hasta la zona de acampada controlada Fábrica de la Luz perteneciente al
municipio de Canillas de Albaida (Málaga).
Una vez avistado el puerto y la
llamativa cantera, me dejo caer por la pista descendente para dejando atrás el
depósito de agua para el servicio contra incendios del Infoca (con capacidad de
1.169 metros cúbicos), y tras “repostar” en la Fuente Barrera, encontrar a la derecha
el cartel anunciador del segundo sendero del día. Denominado como Sendero
Raspón de los Moriscos, me va a acercar a una de las cimas emblemáticas de
estas sierras, también llamado Pico del Lucero, cuya forma piramidal es visible
desde amplias zonas de estas sierras, así como de distintos puntos del interior
de las provincias de Granada y Málaga. Esta ruta es uno de los senderos con
mayor tradición para los senderistas, por su dureza y carácter alpino.
Le otorgan una duración de dos
horas y una calificación de dura. Consta esta subida al Lucero de tres tramos
en ascensión con sendos collados intermedios. Cada uno supera en dureza y
amplitud al predecesor. Durante los dos primeros no divisamos nuestra meta
porque queda oculta por otras elevaciones, que aunque inferiores en cota se
encuentran más cerca, tapándolo. Me muevo por formaciones geológicas de
calizas, dolomías y mármoles.
Arranca el sendero con un
engañoso tramo casi llano para tras recorridos un par de cientos de metros,
acometer ya en serio la primera subida, corta pero dura hasta coronar en un
pequeño collado donde durante unos escasos minutos llanea, para enseguida
iniciar el segundo tramo de subida algo más dura y prolongada que el anterior.
Este segundo nos dejará justo en la base del pico bicéfalo y ya con ambos a la
vista: Lucero a la izquierda y Lucerillo a la derecha separados por una pequeña
vaguada.
Una vez alcanzado el segundo
collado se nos presenta la mole del pico en toda su magnitud. Acompañado por
otro, algo más bajo a su derecha, a los que se encamina el sendero en amplios zigzag.
El sendero, indeciso opta por acercarme hasta el paso que hay entre ambos
cerros, para una vez ya en él, además de ofrecer inmejorables panorámicas hacia
la parte malagueña por hacer de divisoria, decantarse claramente ascendiendo hacia
el Lucero (1.779 m), abandonando al Lucerillo, algo más bajo. Aquí los zigzag
acortan sus recorridos acoplándose a la cima de la pirámide hasta coronar. Este
último tramo apenas sostiene vegetación debido a la pobreza del suelo y las
duras condiciones climáticas que han de soportar. Sólo encontraremos algunas
especies vegetales especializadas (sabinas, enebros y algunas aromáticas y
entre ellas algunos ejemplares endémicos).
Una vez arriba me encuentro
además de las ruinas de un fortín militar,
reminiscencias constructivas de los años cuarenta para el control de los
“maquis”, panorámicas de 360 grados entorpecidas hacia el mar por el manto de
nubes, que cubriendo todo el espacio, impide acceder visualmente a la costa e
incluso a África, lo que no minimiza el gran espectáculo visual del que
disfruto. Mirador casi centrado en la
línea de cumbres del parque que me permite dominar y admirar la mayoría de ellas.
Hoy he conseguido coronarlo en algo menos de hora y media.
Ya de vuelta, descendiendo del
Lucero me cruzo con un numeroso grupo de senderistas (unos veinte) que me
comentan que han dejado los coches por debajo del Puerto de Cómpeta, zona
malagueña. Cuando me cruzo con el último me vuelvo para ubicarlos por el
sendero y me los encuentro salpicando toda la subida con sus multicolores vestimentas,
aportando una nota de color a la masa gris pétrea de la montaña. Cada uno o
pareja sube a su ritmo por lo que cuando los primeros coronan los últimos
apenas han llegado a la vaguada que separa los dos picos.
Sólo resta desandar lo andado ya
que los recorridos de hoy, tanto el primero como el segundo, son lineales.
Volviendo al primer párrafo de la
entrada os comentaré que yo suelo salir los miércoles a hacer algo con lo que
disfruto, recorrer senderos por sierras, algunas veces conocidas y otras, como
es el caso de hoy totalmente desconocida, hoy además de cumplir con el ya
hábito de hacer algo con lo que disfruto me he encontrado con que lo que he
hecho me ha gustado. ¿Se puede pedir más?
Recordatorio: en nuestras salidas al
campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y
residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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