miércoles, 18 de julio de 2018

Hitos

Parque Natural Sierra de Huétor (Cerro de la Semilla).

Parque Natural Sierra de Huétor (Cerro de la Canasta)

Marcando límites de propiedad (Barranco de San Juan - Sierra Nevada)

Estribaciones de la Alcazaba: Yunque (Sierra Nevada)

Sierra Nevada: Morrón del Hornillo.

Sierra Nevada: Loma del Mulhacén 


Haza del Lino (Contraviesa - Granada)

Monumental hito que corona La Maroma en el Parque natural de las sierras de Almijara, Alhama y Tejeda (Málaga).

Cuerda del Alguacil (Sierra Nevada)

Cuerda del Alguacil (Sierra Nevada)


Sierra Mágina (Jaén)

Sierra Mágina (entre picos Miramundos y Mágina) Jaén.

Sierra Mágina (Jaén).


Hitos.



Hay elementos que pasan desapercibidos en el devenir diario bien por su pequeño tamaño, bien por la poca importancia que les damos o porque su uso e interpretación sólo la hacemos una minoría, ya sea por su específico significado o por puro desconocimiento.



Me estoy refiriendo a los hitos en su significado: "mojón o poste con que se marcan los límites de un terreno, o la dirección, etc. de los caminos". En teoría son hitos desde las señales de tráfico hasta cualquier señal que nos sirva para interpretar cualquier límite, dirección o sentido. Evidentemente, hay variadas formas de hacer resaltar esa información, desde postes verticales, muretes sobre el terreno o simplemente montoncitos de piedras o de cualquier otro material que sirva para llamarnos la atención y transmitirnos alguna información.


Hoy me voy a centrar en los hitos que pululan por toda las sierras y que de tanta utilidad me han sido y lo siguen siendo. Cuando un sendero se utiliza frecuentemente, las propias pisadas o las herraduras de los animales lo van marcando hasta hacerlo visible desde la distancia. Esto es válido si el terreno es terrero o lo cubre la vegetación. Pero no ocurre lo mismo cuando el paso es esporádico o la vegetación se reproduce con rapidez o cuando el terreno es pedregoso y nuestro caminar apena deja huella.



En las sierras que visito habitualmente, Sierra Nevada, Mágina, Baza, Huétor, Harana...  por su composición rocosa, nos encontramos con el último caso, sobre todo cuando se sobrepasan ciertas cotas en que apenas la tierra esconde las rocas, siendo esta el actor predominante. Aquí los hitos o son verticales con lo que esto supone: elaboración, transporte e instalación mas mantenimiento que sin duda es la partida más costosa, ya que los fuertes vientos, los largos meses de invierno cubiertos de nieve los degradan rápidamente otorgándoles corta vida. Si nos paseamos por cualquier sierra veremos que muchos de los indicadores de "Parque Nacional"  o "Parque Natural", están tumbados e incluso bastante desplazados.



Otro inconveniente de los hitos verticales -ya sean de madera o metálicos- es que se utilizan como "rascadero" para cabras, jabalíes o vacas, siendo fácil adivinar el destino final de los mismos. No es desdeñable el impacto visual añadido.



Por todo ello llego a la conclusión de que los hitos más eficaces, por duración, escasísimo coste, facilidad de instalación y bajo impacto visual son los formados por montones de piedras apiladas. El material lo encontramos "in situ", la instalación se hace en breves momentos y tenemos la seguridad de que los animales los van a respetar por lo que su durabilidad es más que apreciable.



Pero todo tiene sus pros y sus contras. El máximo inconveniente de este tipo de construcciones en su visibilidad ya que apenas se distinguen de lo circundante. Al usar material del entorno su color no es llamativo y por otro lado no se trata de hacer verdaderas "montañas" de piedras para que resalten. Además la distancia entre ellos viene determinada, si queremos que su visibilidad sea máxima, por la orografía del terreno. En una loma tendida los hitos pueden espaciarse bastante a la vez que no tienen que elevarse demasiado sobre el terreno, ya que la amplitud de visión facilita su localización.



Es en terrenos escabrosos, zonas de tajos, canchares o pendientes pronunciadas es donde el hito adquiere toda su importancia. Aquí la notoriedad hay que concedérsela no al propio hito sino al "hacedor de hitos". La persona que los ubica debe tener el conocimiento necesario como para transmitir mediante ellos la información suficiente. De alguna manera los dota de cierta inteligencia para poder transmitir la información adecuada.



En espacios abiertos o de suave pendiente podemos unir dos hitos visualmente y su prolongación nos llevará al tercero o sus proximidades, porque generalmente se alinean en el espacio. No ocurre lo mismo en fuertes pendientes, cuando apenas hay visión lejana ya que el propio terreno lo impide; aquí hay que ubicar y buscar los hitos siempre por encima de nuestra cabeza, si subimos y buscarlos detenidamente si bajamos, ya que los senderos zigzaguean fuertemente con desplazamientos cortos y frecuentes.



En ambos casos se deben, y así se hace, escoger lugares significativos (rocas ya existentes o pequeños desniveles) para hacerlos resaltar y hacerlos más visibles a contraluz.



Aunque conozcamos el camino el hito transmite seguridad. Me ocurre frecuentemente ir caminando por un recorrido conocido, sé el destino y alguna de las formas de alcanzarlo por haberlo hecho anteriormente, sin embargo, sobre todo en zonas muy pedregosas el encontrar el hito transmite tranquilidad y seguridad. Nos transmite el mensaje: vas en la dirección correcta y si no tes desvías excesivamente no vas a encontrar imprevistos que te hagan rectificar el trazado, o lo que es peor, retroceder.



Por supuesto y sería inconsecuente no hacerlo, suelo en mi deambular por las sierras añadir alguna piedra a aquellos hitos que se han degradado por las inclemencias del tiempo. De alguna manera colaboro mostrando mi agradecimiento a los constructores anteriores, ayudando a mantener un conjunto de señales útil para todos los excursionistas. O seguir agrandando la red de hitos elaborando alguno en aquellos puntos estratégicos que considero que puedan ser de utilidad para los venideros.



Hace tiempo, en una de mis salidas por Sierra Nevada me crucé con un "estólido" que iba dándole patadas a los hitos que encontraba en la zona de Cauchiles. Aparte de mirarlo con no muy buen gesto y recriminarle lo que estaba haciendo, sentí pena por la demostración de "animalidad" de la que hacía gala. Alguno de los "racionales" y no precisamente éste era un chiquillo, me recordó que el animal que tiene mayor capacidad de sorprender, hoy por hoy, al propio hombre, sigue siendo él mismo o alguno de sus especímenes.

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