miércoles, 11 de abril de 2018

Loma Cuna de los Cuartos (Guéjar Sierra - Granada)




Tras dejar el coche junto a la antigua estación del tranvía de Maitena, comienzo la ascensión. Quiero acercarme a algunos cortijos avistados en numerosas ocasiones pero nunca visitados (aquí). En unos minutos cruzo el canal de La Viña, para seguir entre parcelas olivareras, encinas y algún castaño, ganando altura por la loma.

A pesar de caminar aun en zona umbría, la temperatura es muy agradable.


En un momento de mi ascensión me acerco a la cornisa para divisar la revirada carretera que da acceso al Hotel del Duque.

Los Hitos. Esas señales que si se han ubicado con "inteligencia" facilitan mucho el transitar por lomas donde los senderos no están muy definidos.

Voy a recorrer (buena parte en altura y su totalidad en longitud) la Loma Cuna de los Cuartos (se extiende desde Maitena hasta el río Vadillo). Esta loma por ubicación y geografía permitió el asentamiento de multitud de cortijos con parcelas aptas para el cultivo en sus alrededores, la mayoría de ellos actualmente en ruinas. Quiero visitar algunos de ellos.

Me asomo al filo de unos tajos y me encuentro justo debajo a estas tres tomando el sol.


He alcanzado el Barranco Cueva de Molina. donde se ubica el Cortijo de las Herrerías que aporta su nombre a toda la zona.

Tras perder durante un rato el norte (lo que me ha costado remontar loma arriba un buen trecho), alcanzo la pista de servicio de la zona de Herrerías y enseguida la primera "cortijá" objeto de mi visita (Hoya de Sánchez). Hay que bajar.

La era, elemento imprescindible para todos estos asentamientos serranos y que generalmente se conservan en bastante buen estado. 

Muy cerca las ruinas de las distintas dependencias, en este caso, por encima de los bancales de cultivo. El aporte de agua se conseguía del barranco anexo.

Otro elemento que he encontrado en las visitas de hoy ha sido el horno. Pequeña construcción anexa o aislada que por su robustez soportan el paso de los años de abandono aceptablemente.

Algunos de estos asentamientos construyeron albercas de obra, otros recurrieron a la típica balsa de Sierra Nevada, imagino que dependiendo de recursos y ubicación. Estos tenían un carril que facilitaba el acceso.

Las parcelas dedicadas al cultivo -patatas y cereales principalmente-, en los asentamientos visitados hoy estaban siempre por debajo de las construcciones.

En la mayoría de los casos los recios muros han aguantado mucho mejor que las techumbres el abandono de décadas (mayoritariamente todos estos asentamientos se dejaron de utilizar en la década de los sesenta), donde apenas queda alguna viga aun colocada.  

Estancias muy amplias, impropias de los habituales cortijos diminutos de otras zonas de la sierra. Debía haber mucha más masa forestal que permitiera estas construcciones.

No es habitual encontrar buena parte del maderamen de la techumbre aún en las ruinas. Posiblemente se deba al aislamiento y pocas visitas que reciben estos parajes.



Vista general del asentamiento con la Vereda de la Estrella al fondo.

Otro asentamiento cercano al anterior donde llama la atención la estancia circular anexa.

Los muros principales y las esquinas donde se engarzan las piedras de forma casi perfecta, permiten aguantar estoicamente el paso de los años.

Todas las construcciones visitadas hoy están orientadas hacia el sureste (solana) para paliar los saltos termométricos habituales de esta sierra y altura. Y muchos de ellos buscan el resguardo del norte asentándose junto a peñas o tajos.

El mejor ejemplo de lo anteriormente dicho me lo encuentro en éste asentamiento, que incluso aprovecha la pared rocosa del tajo para integrarla en la construcción ahorrando trabajo y material.


Los recios muros y la excelente trabazón entre las piedras permitieron elevar los muros de forma inusual en la zona.

No es habitual encontrarse construcciones de este tamaño. Paredes con altura de tres pisos y que se mantienen en pié.

El horno de nuevo en una construcción anexa, con una amplia piedra para la solera.

Ventanas de carpintería con marcos aunque siguen siendo de tamaño reducido en comparación con las estancias. La ventilación y la luz no eran prioritarias,  dejar el frío fuera era más importante.


Cansado de mover los "cuartos" (traseros) por toda la Cuna me acomodo entre las rocas cimeras del Puntal de Puesto Luque para tomarme el bocadillo y disfrutar de los "colosos" justo frente a mí. Pico Veleta.

Alcazaba.

Mulhacén.

El hecho de decidir no seguir visitando construcciones no me libra de seguir andando. Me falta al menos una hora para alcanzar el punto más lejano de mi marcha y poder iniciar el regreso: no quiero desandar lo andado buscando un recorrido circular.

He tenido que descender para encontrarme con el río Vadillo. Ahora me toca ascender de nuevo para volver a bajar al encuentro del río Genil, es lo entretenido de la sierra.

Puente del Burro sobre el río Genil al inicio de la Cuesta de los Presidiarios.

Confluencia del río Genil y el San Juan, con bastante caudal ambos. Los efectos de las lluvias y las nieves de estas semanas pasadas comienzan a apreciarse en zonas bajas.

Estación de Maitena          8'30h.        
                             Entorno Herrerías             10'15h.      12'30h.
                             Puntal de Puesto Luque     12'45h.      13'00h. 
                             Río Vadillo                        13'30h.
                             Puente del Burro               14'15h.
                             Estación de Maitena          16'15h.        


Granada, 27 de marzo de 2018.





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