domingo, 13 de diciembre de 2015

Joyas granadinas: Museo Instituto Padre Suárez - Granada.




Museo Instituto Padre Suárez

Fachada principal del Instituto Padre Suárez.

Escalinata interior que conduce a la segunda planta.

Vista amplia de la sala dedicada a los instrumentos de física.

Algunos de estos aparatos son de primeros del  siglo pasado: verdaderas joyas.

Muchos de ellos nos sirvieron a algunos para verificar principios físicos.

Hoy hemos recibido en esta sala prolijas explicaciones de José Luis.

En plena faena didáctica.

Cambiamos de sala y de motivos.

El pasillo alberga multitud de minerales y rocas.

Ejemplar donado recientemente.

La falta de espacio obliga a reunir elementos dispares.

Vitrinas pobladas de estáticas aves. Era costumbre para explicar un animal cazarlo y disecarlo.

Maquinaria de un gran reloj del edificio. Sigue en marcha.

Los grandes animales no caben en las vitrinas y deambulan por las alturas.

Aunque pacífico y tranquilo sus uñas no son de fiar.

El rey de las aves rapaces nocturnas no podía faltar.

Los peces ocupan también su espacio.

Maquetas desmontables para explicar los diferentes órganos. 

Los aparatos de los investigadores ocupan su espacio en el museo.

La fotografía ya ocupaba un espacio didáctico e ilustrativo.

No es este un museo en que se pueda tocar lo expuesto, salvo exccepciones. 

Aunque cuenta el Instituto con una excelente biblioteca, se han querido ubicar aquí algunos ejemplares.

Las vitrinas y expositores ocupan ambas paredes del largo pasillo.

Encerrados en viejos recipientes de cristal y ampollas sopladas, los ejemplares siguen esperando nuestra visita.

Fachada posterior del edificio, ocupado por un pequeño jardín.


Instituto Padre Suarez (Granada).

Aunque fundado en el año 1845 no será hasta el 1917 cuando se reubica en uno de los extremos (oeste) de la Gran Vía, ocupando un edificio modernista que inauguró el rey Alfonso XIII -aunque llevaba funcionando algunos años ya-, aprovechando la importante reforma urbanística que supuso la Gran Vía para Granada.

Figura vital en estos comienzos fue D. Rafael García y Álvarez, defensor y divulgador del Transformismo (Darvinismo). Esta defensa le costó la excomunión, pasando todos sus libros a engrosar el Índice de libros prohibidos y exhortando a todos los poseedores a deshacerse de ellos bajo pena también de excomunión.

No solo cuenta con un excelente y extenso museo de animales disecados, amplias colecciones de minerales, sino también una serie de máquinas e instrumentos primitivos y elementos de medida que se usaron en el aprendizaje de la física y la química sin olvidar una excelente biblioteca con algunos ejemplares de incalculable valor.

Pero además de todo eso y mucho más, que como institución educativa que ha cubierto ampliamente el último siglo y medio de vida, ha sido el “instituto” de Granada durante muchos años. En él recalábamos todos los que queríamos o podíamos seguir los estudios después de las escuelas básicas. Marcaba un hito en nuestra historia académica y personal cuando a los nueve años bajábamos (los que vivíamos en el Albayzín), tras haber superado los primeros años de aprendizaje en la Escuela Parroquial de el Salvador, para hacer el exámen de ingreso.
  
La puerta de entrada al enorme edificio, imponente por su tamaño para nosotros niños, nos introducía en un mundo totalmente ajeno. La solemnidad del procedimiento, la severidad de los rostros, las advertencias preliminares, los nervios del momento y una vez finalizada la prueba, la angustiante espera de los resultados. Luego, los primeros días del curso académico, perdidos entre largos pasillos e innumerables aulas a las que había que trasladarse para cada una de las materias, los horarios, etc. Todo un mundo nuevo que obligaba a una educación distinta en un ambiente ajeno.

Veníamos de una escuela en que durante años conocíamos a los dos maestros (el de los chicos D. Manuel y el de los mayores  D. Luis), las clases recoletas, sin apenas adornos, quizás un crucifijo y un mapa de España junto a la enorme pizarra, y la sempiterna enciclopedia de primer o segundo grado en que se nos hablaba de todo. Todo eso se cambiaba por muchos libros y aulas: uno y una por asignatura, lo que provocaba un continuo ir y devenir por pasillos en un perpetuo traslado en busca del aula correspondiente a la hora asignada.

Cada año profesorado distinto, personajes algunos respetables, otros risibles; algunos cordiales, otros temibles; algunos cercanos, otros distantes, algunos brillantes. Todos estos recuerdos han vuelto a mí cuando he decidido atravesar de nuevo las puertas del Padre Suarez para reconocerlo y conocerlo de nuevo. En mi visita de hoy recorriendo las distintas salas habilitadas para el museo –inaugurado en el año 1997-  en el sótano, para mostrar los tesoros -muchas de ellos en sentido literal-, que acumula gracias al empeño y dedicación de personas vinculadas a él durante su larga vida.

En la somera descripción que me propongo voy a seguir la excelente guía didáctica elaborada por D. Luis Castellón que hasta el año pasado fue el director del museo. Ubicado en la planta sótano del edificio se compone de tres salas y un pasillo, donde se exponen alrededor de 4.500 objetos. 

Si como en la Guía se nos aconseja empezamos por la Sala 2 (zoología) veremos mamíferos o animales con pelo, aves, y moluscos junto a otros animales interesantes (esponjas y corales). Todo etiquetado con su nombre científico. Cuando encontramos ejemplares en pareja de aves, se trata de macho y hembra por lo que podremos apreciar el dimorfismo sexual, si existe. Hacer notar que en el museo hay una docena de animales que ya están extinguidos.

En la Sala 3 encontramos arqueología científica: armarios con “artefactos”, que se utilizaban tanto para la enseñanza como para la investigación, (en algunos institutos la enseñanza se compatibilizaba con la investigación aunque suene raro hoy día). Muchos de ellos adquiridos durante el siglo XIX son auténticas joyas científicas y didácticas. Algunas de las maquetas de “papel maché” son estáticas, otras están formadas por piezas que encajan entre sí. Los tamaños aumentados de las maquetas ayudan a ver su interior y las distintas estructuras. Mención especial merece la colección de cajas del Dr.Kagerah (finales del XIX y posiblemente una de las pocas existentes en la actualidad), donde se muestran las diferentes fases de la elaboración de productos desde la materia prima hasta el producto finalizado: lana, algodón, café, vidrio, hierro, etc… de incalculable valor.

En el Pasillo hay toda una extensa colección de minerales, rocas y frascos con animales de difícil proceso de disecación por lo que se conservan en formol o alcohol. En los primeros expositores gran variedad de muestras pertenecientes a Granada, enseñando la gran diversidad minera de la provincia. En su etiquetado nos puede sorprender (si tenemos los conocimientos suficientes) el que se conserve la nomenclatura del siglo XIX, hoy en desuso por englobar en un solo término rocas diferenciadas en la actualidad… pero hay que recordar que estamos en un museo y éste museo habla de la Historia de la Ciencia. Llama la atención la colección de las tenias, alguna de ellas con ocho metros de longitud, entre otros parásitos.

Finalmente la Sala 1 es la de Paleontología. Ordenados los fósiles por orden cronológico –antigüedad-. Paleozoico, Mesozoico, Cenozoico y algunos del cuaternario, nos permite hacer un recorrido visual de la evolución animal durante los últimos 650 millones de años. Por falta de espacio y cierta afinidad se han incorporado a esta sala dos semilleros con indudable valor histórico. Adquiridos al Real Jardín Botánico de Madrid (fundado en tiempos de Fernando VI), en que se nos muestran algunos ejemplares de semillas conservadas en ampollas de vidrio soplado.

En esta guía falta una última sala habilitada posteriormente y dedicada a los “artefactos” –hecho con arte- utilizados en Física. Son máquinas que se usaban para demostrar la veracidad de los principios enseñados. Si hablamos de planos inclinados qué mejor que demostrarlo con un experimento, si tratamos de enseñar las propiedades del vacío ¿por qué no usar una máquina de vacío y demostrar que no podemos separar las dos mitades de una esfera en la que se ha hecho previamente?.

Para finalizar, agradecer a los profesores José Luis R. Campra y José Emilio Padilla, actuales responsables del museo, la entrega y disposición durante la visita guiada, a pesar de los recortes sufridos este curso para la atención del museo: 10 horas mensuales entre los dos para el cuidado y atención de visitas del museo, sin que a los responsables provinciales parezca que les importe en demasía el futuro del mismo. Animaros a pedir cita al museo para hacerle una visita y que nuestro interés consiga despertar de su laxitud o dejadez al Delegado Provincial habilitando fondos y recursos para que, por lo menos el curso que viene, permita dedicar a los encargados del mismo mas tiempo a su divulgación (liberando más horas a estos u otros profesores) de este museo único en el ámbito andaluz.

Ojalá consigamos que no se imponga la cerrazón, el desinterés y la desidia por parte de las autoridades académicas que tienen en su mano mejorar la enseñanza y conservar mediante su divulgación los excelentes recursos que este Instituto y su museo ponen a nuestra disposición. AMEN.


Teléfonos: 958276889  958893120 

Granada, 17 de noviembre de 2015

3 comentarios:

  1. Si te fijas bien, y dada la antigüedad del centro educativo, bastantes ejemplares, tanto de peces, moluscos, corales, etc, proceden de cuando España tenia bajo su soberanía a Cuba y Filipinas. Se ve que algunos profesores, trasladados allí como docentes, a su regreso, aportaban a la colección del Instituto. Aquí en Jaen, también ocurre, como en el antiguo Instituto Masculino, etc.

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  2. Sólo hice un curso en el Suárez: el Preuniversitario (1969-70). El edificio estaba decrépito y polvoriento. Pero guardo muchos gratos recuerdos de profesores y de compañeros.
    Las fotos y los comentarios del autor del blog, excelentes, como siempre.

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  3. Me parece hermosa tu curiosidad y que se centre en una joya como el Padre Suárez delante del que pasamos mil veces cada día y nunca se nos ocurre entrar y disfrutar de sus fondos más todavía. Un abrazo

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