miércoles, 31 de diciembre de 2014

Paso de los viajeros románticos (Güejar Sierra - Granada)



Junto a los paneles informativos, tanto el inicio como el final del recorrido.

Conforme voy ascendiendo por la loma,  Güejar se va mostrando.

La balización utilizada para la señalización de este recorrido.

Bien alto ya me giro y descubro que el sol inunda el pueblo.

Balsa junto al área de descanso que sirve de enlace entre el primer y segundo tramo del sendero. (Alberca de Hoya Peña)

Vista más general del área de descanso, por debajo del Hotel Santa Cruz. (Alberca de Hoya Peña).

En el punto más alto del recorrido, junto al campo de fútbol del hotel.

Comienzo a descender hacia el profundo Barranco de las Vívoras.

La primera de las ventanas pétreas que me encuentro a lo largo de la jornada. 

Arroyo del Castillejo.

Las columnas pétreas se levantan majestuosas entre la vegetación.

Ya de regreso rodeo para observar desde enfrente esta vista bastante completa de la escarihuela.

Colina en la que se construyó el castillo, desde donde se dominan amplios territorios.

Los escasos vestigios que han llegado hasta nuestros días.

Desde la cima de la colina del "Castillejo" se controla mucho territorio.

Eje norte-sur del castillo. Podemos hacernos una idea de sus dimensiones.

Desde la colina gemela, a la que me desplacé para contemplar el pantano, mirando hacia atrás.

Durante el tránsito entre colinas divisé algunos ejemplares de cabra montés.

No me desfraudó la amplitud de la vista sobre el pantano de Canales.

Fuente Perrancano, punto de transición entre tercer y cuarto tramo del sendero.

Nueva ventana pátrea que me encuentro durante el cuarto tramo.

De nuevo entre parcelas privadas me detengo junto a esta pequeña alberca.

Río Genil justo antes de convertirse en "cola" del Pantano de Canales.




Fecha:19-11-2014                                                                  Río Genil (Central Castañar)       8’00h.
M.I.D.E.:2,2,3,3.                                                                      Área descanso y Hoya Peña           9’00h.
Duración: 4h30’  (Circular) (11’8 km.)                            Hotel Santa Cruz                              9’30h.                        
Desnivel en subida: 610 metros                                          Fuente Perrancano                        10’45h.                   
Rangos de temperatura: de 7’5ºC a los 19ºC                    Castillejo                                     11’00 – 11’30h.
                                                                                                   Fuente Perrancano                           11’45h.
                                                                                                   Río Genil (Central Castañar)        12’30h.


Esta ruta con el sugerente nombre de “Paso de los viajeros románticos”, que presentó el propio ayuntamiento de Güejar Sierra en prensa el pasado 11 de octubre mediante una invitación a todos aquellos -propios y foráneos- que quisieran conocer y reconocer el sendero habilitado que arrancando desde abajo, junto al río Genil, en la cola del pantano de Canales, se encarama por el "Castañar de Güejar" primero, para dirigirse posteriormente hasta las inmediaciones del Hotel Santa Cruz, ascendiendo por lo que tradicionalmente se ha conocido por los lugareños como “el Monte”.

En el pasado, lugar de recogida de leña (cotas 1.200-1.700), dada la gran cantidad de encinas que ocupaban todo el terreno por encima de los terrenos bajos dedicados al cultivo de nogales, castaños y cerezos, con espacios dedicados a las hortalizas y hoy reducto de gran interés.

Es un recorrido circular que no conozco y que hoy me he propuesto andar. Esta loma enfrentada al pueblo de Güejar Sierra sustenta los dos primeros tramos del sendero, y podríamos afirmar que casi diseñado para admirar la estampa de la población siempre enfrentada. Hoy, ya que en su día no me sumé a la invitación municipal, quiero remediar mi desconocimiento dedicándole la jornada al completo. En caso de que el recorrido se me quede algo corto intentaré sumarle algo más de distancia para convertirla en una de las jornadas habituales mías.

Tras atravesar buena parte de la población de Güejar, frente al edificio-casa cuartel de la guardia civil, arranca una estrecha carretera asfaltada que desciende hasta el río Genil. Por ella bajo hasta alcanzar el puente junto a una pequeña central eléctrica (Castañar). Antes de cruzar el puente aparco el coche y ya andando he ido buscando los paneles anunciadores del principio del sendero.

Tras cruzar el río hay que dejar la carretera que asciende hasta Haza Llana a la izquierda y seguir unos centenares de metros un carril cementado (con canaladuras) que nos acercará hasta el inicio del sendero. Junto a los paneles informativos están el inicio y el final del recorrido, ya que es circular. En algún sitio he leído alguna indicación de la conveniencia de hacerlo en el sentido de las agujas del reloj, y yo acepto la sugerencia por puro desconocimiento.

Arranca el sendero con fuerte pendiente recortando curvas de un carril que asciende también por la loma para dar servicio a los numerosos cortijos que se asientan en esta ladera. Estos primeros pasos recorren las lindes de fincas privadas, junto a muros de piedra delimitadores, hasta que una vez ganada altura, las parcelas privadas ceden el protagonismo al encinar, chaparras y majuelos. Lo que no cambia es la pendiente que en algún tramo es agobiante.

Está el recorrido dividido en cuatro tramos. Este primero me va a acercar hasta un área de descanso, en la que han habilitado unas mesas y bancos junto a una antigua balsa de riego (alberca de Hoya Peña), que hoy presumía de agua tanto a su entrada como en la salida. Es un rincón cercano a un paredón rocoso, englobado dentro del encinar, en donde lo único que sobra es la visión del tendido eléctrico que lleva suministro al hotel ubicado más arriba. Las torretas metálicas que soportan los cables causan un fuerte y excesivo impacto visual.

Hasta aquí y tras una hora de marcha he subido las dos terceras partes de toda la ascensión del recorrido. Encima de mí ya diviso el edificio del hotel Santa Cruz y punto señalado como finalización del segundo tramo. El sendero sigue ascendiendo con el mismo ímpetu bajo pinar que apenas me deja ver el paisaje a mi alrededor. Sí noto la cercanía de las construcciones por la cantidad de basuras y desechos que voy avistando junto al camino: sillas rotas, restos de tubos, escombros constructivos, algunos utilizados incluso en los laterales del sendero.

Sorpresivamente se abre el paisaje dejándome ver, tanto las construcciones como las cimas de los montes colindantes, todos ellos caracterizados por sus crestas rocosas. El panel informativo de final de este segundo tramo a la vez que inicio del tercero ocupa un pequeño rellano junto a una de las esquinas (norte) del campo de futbol del hotel. Una huérfana mesa con bancos completa el área. He alcanzado el punto más alto del recorrido (1.500 metros), a partir de ahora sólo queda descender.

Pero antes de iniciar el descenso, me desvío hacia los bungalow esparcidos en las cercanías del edificio principal y nominados todos ellos con nombres de frutales. Son construcciones de piedra local con una sola planta y en su mayoría pareados. Destaca la gran chimenea de la que presumen todos ellos. Algo más retirado el edificio principal del hotel acogiendo el resto de los servicios.

Pero el sendero gira hacia el oeste, huyendo de lo urbanizado, llaneando unos metros para enseguida dejarse caer de forma abrupta por una preciosa, pronunciada y larga escarihuela hasta alcanzar la parte mas profunda del Barranco de las Víboras. De sobra conocido en su parte alta por atravesarlo la carretera de acceso a Sierra Nevada, paso obligado hacia la estación de esquí. Barranco totalmente desconocido para mí en su zona media y baja que adivino va a ser la que recorreré con ayuda de este tramo de sendero.

Casi abajo del todo, cerca del cauce del arroyo, avisto una gran piedra horadada formando una “ventana”. Abandono la mochila y los bastones junto al sendero y hacia ella me dirijo para hacerle algunas fotos. Este tipo de formas erosivas atraen, al menos en mí, la atención de forma permanente y dado que nuestras sierras son calcáreas, estas curiosidades se suelen dar con cierta frecuencia. Una vez satisfecha mi curiosidad regreso a la disciplina del sendero para terminar de bajar hasta el fondo y centro del hermoso Barranco de las Víboras.

Un generoso arroyo lo recorre hoy por lo que el sendero, tras cruzarlo, cambia de márgen mientras lo acompaña perdiendo altura. El profundo y estrecho barranco por donde discurre el arroyo obliga a éste a ascender en algunos tramos separándose del cauce para volver poco después a su encuentro. En este juego de acercamiento-alejamiento llego hasta una zona en que aparecen olivos a la vera del sendero.

Dispersos por la zona ya indican una actividad humana; si a ellos sumamos algunos nogales y cerezos, vestigios de conducciones para el agua y algunos restos de negras mangueras plásticas esparcidas por doquier, los indicios se convierten en seguridades. Pero no consigo avistar el cortijo ni sus ruinas. Lo que si encuentro es la “Fuente Perrancano”, final de este tercer tramo. Aquí, junto a ella aparecen dos postes indicadores señalando hacia la misma dirección con leyendas distintas: Castillejo, Purche.

Subir al Purche no me atrae, pero hacerlo al Castillejo sí. Tras cruzar de nuevo el arroyo asciendo por el sendero para encararme enseguida a un cerro donde ya diviso en su cima las ruinas de las murallas del mencionado Castillejo. Una vez arriba constato que el diminutivo despectivo no corresponde con la extensión e importancia que en su día tuvo este emplazamiento defensivo que ocupó toda la cima de la colina y sus muros se extendían aun por las laderas. Actualmente sólo puedo admirar algunas escasas ruinas.      

Cerca y con continuidad física a esta cima se encuentra otra a la que me acerco por intuir que ha de ofrecer buenas y amplias vistas sobre el pantano de Canales. Antes de alcanzar la cima consigo avistar las primeras y únicas cabras de todo el día. El ser este terreno de caza (por los muchos cartuchos vistos durante todo el recorrido) estos ejemplares no me dan apenas tiempo de “dispararle” con la cámara ya que se apresuran a poner mucha distancia y rápido entre ellas y yo.

Después de regresar de nuevo al sendero original prosigo la bajada para completar el recorrido circular. Todavía me detengo de nuevo ante otra piedra horadada por la erosión que queda algo por debajo del camino. El sendero vuelve a vadear parcelas privadas hasta desembocar de nuevo en el carril cementado que abandoné al principio. Sólo tengo que recorrer unos centenares de metros y algunas curvas para aparecer junto a los paneles informativos en los que me documenté esta mañana, algo por encima de la cola del pantano.

Aun me faltan unos centenares de metros para regresar junto al río Genil, a la vera de la central eléctrica donde, aprovechando un ensanchamiento de la carretera, aparqué el coche hace unas horas. El regreso decido hacerlo ascendiendo por la carretera de Haza Llana hasta el centro de interpretación del Dornajo, ya en la carretera de acceso a la estación de esquí de Sierra Nevada. Quiero ubicar visualmente parte del recorrido andado hoy desde la otra ladera del Barranco de las Víboras.



Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

El agua en la Alhambra (Granada)




EL AGUA EN LA ALHAMBRA
Visita guiada por especialistas (Maria Cullell)

La visita de hoy, nada que ver con la de hace una semana, (ni por interés, ni por duración -5 horas-, ni por organización -perfecta-, ni por capacidad didáctica de la guía), trata de introducirnos en los primeros años de la ocupación de la colina de la Sabyka. Por ello nuestra guía cree conveniente comenzarla en lo alto de una de las grandes torres de la Alhambra (Homenaje) para poder abarcar visualmente, el primitivo emplazamiento de algún torreón defensivo, así como los trabajos y dificultades que supuso abastecer el emplazamiento de agua desde el próximo y bastante más bajo río Darro. A pesar de las dificultades obvias se decide ampliar el asentamiento, primero agrandando y reforzando la zona defensiva (Alcazaba), para después seguir edificando hasta convertirlo en residencia de la jerarquía nazarí.

Granada, 30 de noviembre de 2014 


Las visitas a la Alhambra deben ir acompañadas con una inmensa dosis de imaginación para ser capaces de ver a través de su estado actual e imaginarnos, ayudados por la excelente guía que hoy nos acompaña, cómo era hace 1.200 años, cuando realmente alguien se fijó en la colina de la Sabika, enfrentada a la colina del Albayzín y de similar altura y decide que es un excelente lugar para comenzar a construir un bastión defensivo.

Requisito imprescindible para garantizar cualquier asentamiento es asegurar el abastecimiento de víveres y agua. Este emplazamiento no era el más idóneo por no contar ni con lo uno ni con lo otro. Hay que proveerlos mediante un acceso al barranco por el que corre el río Darro, la vía fluvial mas cercana y más asequible (simultáneamente se construye el Aljibe de la Alcazaba , s.XI y la Puerta de las Compuertas, s.XII).

La colina de la Sabyka ennfrentadao a la otra colina donde se levanta el Albayzín, residencia de la población.

Cualquier Alcazaba o recinto amurallado cuenta con torreones que van a servir tanto como puestos para la vigilancia, como para uso de sus dependencias internas como almacenes o viviendas.

La alcazaba de la Alhambra está cerrada por fuertes y altas murallas jalonadas de potentes torres  de las que la mas alta es la Torre de la Vela, le sigue en importancia la del Homenaje (la usada generalmente por la autoridad del complejo -Al-Hamar-), que es donde hemos comenzado la visita hoy porque desde su terraza almenada tenemos una vista impresionante del entorno y podemos captar perfectamente la ubicación y las dificultades para el suministro de agua.

La amplia terraza almenada que corona la torre a la que accedemos después de ascender por estrechas escaleras seis plantas, dejando atrás durante nuestra subida multitud de dependencias, con nula o escasa iluminación que apenas conseguía penetrar por pequeños huecos practicados en las paredes -hoy un día nublado-. Creyendo que me iba a mover por espacios abiertos no tuve la precaución de proveer linterna y la eché en falta.

El acceso a la terraza de la Torre del Homenaje (habitualmente cerrada al público) se hace por esta estrecha bocana, final de los distintos tramos de escaleras con escalones bastante altos y con una significativa pendiente. Decidamente la Alhambra no contemplaba la posibilidad de dotarse con lo que hoy entendemos por un "acceso universal".

La Torre del Homenaje es la más norteña del paño en que su ubica. Hacia el sur y siempre comunicada por gruesa muralla y amplias estancias hay otras dos (Quebrada y Adarguero) que cierran todo el lado este del recinto fortificado.

Una vez terminada la construcción de la Alcazaba y asegurada la llegada de agua mediante la construcción de una acequia que tras recorrer seis kilómetros suministraba el agua desde el río Darro (la toma está ya cerca y por debajo de Hüetor Santillán), se comienzan a edificar otros edificios, estos bastante más lujosos ya que están dedicados a residencia de la élite dominante del momento. La famosa Torre de Comares con sus cuarenta metros de altura cobijando en su interior el Salón del Trono es un claro ejemplo de la distinta utilidad que estas otras torres tenían y la brutal disparidad entre exterior e interior..

Cuando nos acercamos a los Palacios Nazaríes, el lujo y la riqueza ornamental -siempre interna- llama poderosamente la atención aunque sólo sea por contraste con lo visitado anteriormente. Las albercas ocupando los patios  las fuentes generalmente en lugares centrales y destacados, los regueros de agua, las yeserías adornando paredes, los artesonados policromados en techumbres, columnas profusamente trabajadas y pintadas, etc., nos transportan a un  paraíso.

La simplicidad de las fachadas exteriores, incluso muchas de ellas sin ventanas siquiera a la calle, contrasta con las decoraciones exquisitas de sus interiores. La vida se hace dentro de los edificios por lo que no se escatiman esfuerzos, aislándose del exterior. Tanto es así que por la decoración se puede deducir el nivel social y económico de sus habitantes. 

El pabellón sur del Patio de los Leones, habitualmente cerrado al público, nos permite acceder a la parte alta, ya adjunta al palacio de Carlos V, donde se supone que pudo estar la madraza, aunque en palabras de nuestra guía de hoy, hay muchos usos que se ignoran de muchas de las estancias alhambreñas por no haber encontrado documentación que los certifiquen. Ella manifestaba su completa seguridad de que en el norte de Marruecos y Túnez, donde se repatriaron los habitantes granadinos tras su expulsión, quedan por descubrir muchos tesoros escritos que nos hablen de esta construcción. 

El Patio de los Leones recibe el nombre por los 12 ejemplares que soportan la taza de su fuente central. Se han querido ver diferentes analogías en la distribución de los espacios de este patio, los canales por los que circula el agua partiendo el espacio total en cuatro cuadrados interiores. De los pabellones arranca cuatro canales de mármol blanco en representación de los cuatro ríos del mundo islámico: el Nilo -miel-, el Eúfrates -leche-, el Tigris -agua- y el Yayhun -vino-. El "bosque" de columnas, etc. Y los leones que se han representado tradicionalmente como símbolo de poder y realeza. El león representa el fuego, la lucha contínua, la luz solar, la mañana, la victoria...

Las arquerías corridas a lo largo de los cuatro lados del patio (124 columnas rememorando un claustro cristiano) lo han convertido en uno de los prototipos arquitectónicos más admirados, aunándose en este espacio tres tipos de decoración: decoración vegetal, decoración geométrica y decoración epigráfica (horror vacui).

"Aquello era delicioso, pero muy pequeño; no hallé la grandeza y el espacio que había imaginado. Sin embargo, según iba avanzando por debajo de aquellos arcos y a través de aquellos patios y salas, tenía la sensación de que el espacio se dilataba". Hans Christian Andersen (Viaje por España).

Sala de los Mocárabes. "Los salones ocupados hasta hacía poco por los infieles enturbantados, estaban ahora llenos de damas distinguidas y de cortesanos cristianos, que recorrían con viva curiosidad aquel palacio de tanto renombre, admirando sus patios rebosantes de tanto verdor y sus fuentes que manan sin cesar, sus salas decoradas con elegantes arabescos, y el esplendor de sus techos dorados y pintados de brillantes colores". Washington  Irving. (Crónica de la conquista de Granada).

El acceso a lugares vedados para el público visitante habitual me permite acceder a rincones desde donde se aprecian detalles y perspectivas muy distintas a las que estoy habituado. La Alhambra tiene la gran virtud de a pesar de las múltiples visitas efectuadas, tener la capacidad de seguir sorprendiéndome con algún rincón, un espacio, una vista novedosa.

La Fuente del los Leones desde una visión casi cenital permite apreciar el conjunto de forma distinta, visualizando otros detalles que quedan ocultos a la habitual mirada a "ras de suelo" y la obligada separación del monumento tras el actual cordón de seguridad. 

Sin agua tampoco se puede entender el Generalife con su doble función. La de estancia veraniega diurna, ya que por carecer de sistema defensivo propio desaconsejaba permanecer en su interior durante las noches y como huerta que satisfacía buena parte de las necesidades alimenticias de los habitantes palaciegos.

Aunque el Partal aparenta ahora ser una serie de jardines, e incluso así se les denomina (jardines del Partal), en su día estuvieron estos espacios ocupados por diversas viviendas reales, de las que nos queda su construcción principal con el gran albercón central donde se refleja el pabellón norte.

Hoy la Alhambra es esto, lo que actualmente vemos en nuestras visitas, pero hay estudiosos que nos recuerdan que no siempre fue así. Los jardines plantados en las antiguas ubicaciones palaciegas reales, nos han hecho creer que siempre ha sido así, sobre todo cuando vemos setos centenarios y arboles majestuosos que nos llevan fácilmente a la creencia de su permanencia desde siempre. Las excavaciones han demostrado que todas estas parcelas escalonadas estaban ocupadas por edificaciones, e incluso que la vegetación sembrada posteriormente ayudó a destruir y ocultar.

El enlace entre la Alhambra y el Generalife se hacía por un paso al pie de la Torre de los Picos, (a través de una gruesa puerta (Puerta del Arrabal) se accede a una zona de caballerizas  (de factura posterior por el Conde de Tendilla)) y tras atravesar otra puerta -de Hierro- por estar chapada en su exterior por este material, en la que con dificultad -por el deterioro- aun se pueden apreciar los emblemas de los Reyes Católicos), se salía finalmente a la actual Cuesta de los Chinos.  

Como cualquier edificio que consigue permanecer a lo largo de siglos va sufriendo amputaciones y/o añadidos de los diferentes moradores que lo ocupan, esas ocupaciones y esas mutaciones son precisamente las que lo mantienen en pie ya que lo adecuan en sus usos a los tiempos.


Al otro lado de la Cuesta de los Chinos y tras atravesar una cancela accedemos a una larga rampa que permitía el acceso a las distintas huertas que componían el Generalife. A la izquierda la Huerta Colorada; a la derecha Huerta Grande, Huerta de Fuente Peña y Mercería. Separadas por recios muros de contención ya que ocupaban distintos niveles en la colina. 
De nuevo el agua como elemento imprescindible en cualquier huerta, aparecen en esta fuente dos espacios, uno primero y más bajo para abrevadero de los animales y un segundo interior y mas alto para otros usos.

Otro de los entornos habitualmente vedados a las visitas es la propia Huerta Colorada. Este espacio abancalado por debajo del Patio de la Alberca (Generalife) del que recibe los sobrantes de agua, se sigue cultivando mediante acuerdo con una empresa en la actualidad.

Hemos llegado por accesos inusuales hasta el Patio de la Alberca. Estamos en la cota por donde entra una de las acequias que surten de agua a estos Palacios. Mas tarde se construiría otra algo más alta para poder regar espacios superiores. Entre ambas construcciones y para paliar la carestía de agua hasta la finalización de la segunda se construyó la infraestructura del Albercon, con lo que se consigue poner en riego otras zonas mas altas que la propia acequia y por ello imposibles de regar hasta ese momnento. 

Detrás del pabellón norte del Generalife todavía hay un pequeño jardín, volado sobre la ladera y asomado a la ciudad, con una amplia fuente circular central, que durante mucho tiempo, se confundió con una gran palmera (inducido el error por un grabado que así lo representaba); era el potente surtidor de dicha fuente que se elevaba por encima de los muros aparentando el árbol y que se avistaba desde la ciudad.

Patio del ciprés de la Sultana. La ubicación en la ladera de la colina obliga a los arquitectos a diseñar patios, fuentes y estanques a diferentes niveles para adecuarse al terreno en que construyen. En el Generalife, los jardines abancalados y las escalinatas para acceder a otras dependencias son comunes. 

La mayoría de los surtidores consiguen que se eleve el agua por diferencia de presión. Cuando se hace pasar a velocidad un caudal de agua desde una tubería amplia o otra bastante más angosta, se consigue una presión extra que obliga a elevarse el agua a su salida por la boquilla del surtidor hasta compensar la diferencia de presión.

En la parte más alta del Generalife visitable se ubica la Escalera del Agua que nos acerca hasta el Mirador Romántico: edificio acorde con el gusto imperante en el primer tercio del s. XIX.  Son tres tramos de escalones delimitados por anchos muros rematados con una serie de amplias tejas invertidas, por las que se deslizan sendos regueros de agua provenientes de la acequia Real.  A la vez que hacen de pasamanos sentimos el frescor del agua en las manos. En el centro de los descansillos, entre tramos de escalones, a ras de suelo se sitúan pilas circulares que también manan agua. 

Los descansos entre escaleras se ensanchan para adoptar la forma circular y los regueros laterales imitan el formato obligando al agua a remansarse para volver a precipitarse al llegar al siguiente tramo de bajada.

Tras abrir una cancela que da al exterior del recinto nos encontramos junto al último tramo de la acequia real antes de que entre, ya sumergida en el recinto palaciego. Actualmente el suministro líquido del complejo Alhambra-Generalife no depende exclusivamente de estos aportes como en su origen, pero se siguen manteniendo porque es un recurso didáctico impresionante: tanto el diseño de la acequia como la perfección de su trazado. 

El grupo de la visita guiada de hoy atendiendo a las amenas explicaciones de nuestra guía María junto a la entrada de la Acequia Real al Generalife.

Como colofón y punto final de la visita programada para hoy visitamos "Los Albercones". A este de la foto y original árabe (Estanque de las Damas) s. XIV; le acompañan otros dos, de factura posterior edificados por Torres Balbá (1926) y Prieto Moreno (1960), que además de asegurar el suministro de agua, son un recurso a usar en caso de incendio. Se ha sugerido, por la ornamentación tan cuidada del suelo que rodea éste albercón y la escasa profundidad del mismo, que el uso exclusivo como recinto acumulador de agua no estaría justificado, aventurándose al menos, otro uso alternativo y complementario: posible recinto de baño, ya que sólo el primero no justificaría la complejidad del solado en espiga utilizando  los gruesos ladrillos colocados de canto (material laborioso y caro).