Formación pétrea escogida como símbolo del espacio natural.
Torcal de Antequera
(Málaga)
Fecha:5-5-2014
Duración: 3h. (Circular)
Rangos de temperatura: de 13ºC a los 20ºC
Aprovechando
la obligatoriedad de acercar a uno de mis hijos hasta Antequera para coger el
ave hasta Barcelona, no me he podido resistir y aprovechar para hacerle una
nueva visita al Torcal. Estos fondos marinos que se vieron izados a más de mil
metros por encima del actual nivel del mar, están compuestos básicamente por
rocas calizas. El viento, el agua y la gelifracción han hecho el resto, dando
forma y formas a todas estas rocas.
Hace
ya algunos años realicé una visita familiar a esta sierra. Entonces las
obligaciones laborales de los mayores y las escolares de los pequeños nos
condicionaron a hacerla en fin de semana. Durante los días no laborales la
acumulación de visitantes es notoria y los gritos, las risas y los comentarios
en voz demasiado alta, enturbiaron una visita que a mí siempre me ha gustado
hacer en silencio y a ser posible en soledad. Es la forma en que a mi me gusta degustar la naturaleza.
Hoy,
lunes, después de dejar a mi hijo en la estación del ave (que apelan de
Antequera) pero que está ubicada a más de quince kilómetros de la ciudad y en
medio de un extenso olivar, he aprovechado para realizar una visita como había
soñado. La temprana hora ha hecho que sólo coincidiera con una pareja
extranjera que ha pernoctado en su caravana aparcada a la misma entrada.
Tras
dejarlos pasar por delante galantemente, no he vuelto a coincidir con ningún
otro visitante durante las más de tres horas que he empleado en hacer un
amplio, sosegado y exploratorio recorrido usando como guía el denominado
“sendero amarillo”. Antes, durante la subida, me he detenido en el Mirador Diego
Monea. Mirador que permite admirar toda la depresión ubicada al sur del
Torcal con la población de Villanueva de la Concepción ocupando un lugar
preferente.
Todavía
antes de adentrarme en el recorrido principal, me desvío unos metros para
visitar otro mirador: Las Ventanillas. Corto sendero que arranca junto al
Centro de Visitantes y que sirve de aperitivo mostrando formas rocosas llamativas, a la vez que nos invita a echar otro vistazo a la misma depresión sur con una perspectiva
algo diferente a la anterior. Cumplimentados los preámbulos me adentro, ya
definitivamente, en el recorrido en el que voy a ocupar las próximas tres
horas.
El
centro de Visitantes inicia su jornada a las diez de la mañana. Si en vuestro
acercamiento os cuadra la hora os recomiendo una visita previa a él, ya que os
ilustrará profusamente sobre lo que veréis después. Mi costumbre de iniciar las
visitas a horas tempranas me hacen recorrer primero e ilustrarme sobre lo que
visto después. De todas formas cuando los días alcanzan temperaturas cercanas a
los 30º C, como es el caso, conviene adelantar el inicio de las visitas en lo
posible.
No
voy a entrar en detalles del recorrido ya que considero que este tipo de
experiencias es muy personal, por lo que solo haré algunas consideraciones y
os dejo con las fotos que son bastante más elocuentes que yo. Debido a la
profusión de rocas con multitud de aristas, por las que hay que transitar, recomiendo calzado recio, preferiblemente
botas de montaña, con lo que nuestros pies irán suficientemente protegidos.
Existe
la costumbre de “nombrar” las singularidades rocosas. Ya me lo encontré en
Cuenca (Ciudad Encantada), donde incluso rotulaban al pie de las mismas o aquí, donde la información habla de algunas llamativas rocas aplicándole un nombre
por una imaginativa apariencia. Soy totalmente contrario a esta costumbre, ya
que pienso, que sobre todo los niños, tienen imaginación suficiente como para
ver diversas similitudes en cualquier accidente geográfico, nubes o rocas, como
es el caso de hoy; ¿por qué dirigir la imaginación hacia formas concretas limitando las prácticamente infinitas posibilidades que nos sugiere nuestra imaginación?.
Para finalizar me ha producido verdadera pena el espectáculo que ha servido de colofón a mi visita de hoy. Junto al Centro de Interpretación, en la terraza del bar, se exhibía una zorra totalmente carente del natural instinto de precaución, atraída por las galletas (saladas) que los visitantes les ofrecían para fotografiarse junto a ella. En plena crianza de su prole, ya que estaba amamantando, se ha acostumbrado a merodear por los alrededores a la captura de comida fácil y por supuesto no la más adecuada para ella. A cambio se ha domesticado tanto que casi permitía las caricias de los coyunturales fotógrafos. Incluso aparece su imagen como reclamo en los folletos publicitarios del espacio.
Sólo he puesto pié a algunas fotos, las demás considero que no lo necesitan.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas y éstas lo mas silenciosas posibles, todo lo
demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar
con nosotros.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por darme tu opinión