sábado, 2 de marzo de 2019

Picacho Alto (Sierra del Manar - Alayos de Dílar - Granada)

Nuestro objetivo al fondo y a la derecha:  Picacho Alto 1.750 metros.

A medio camino entre Ermitas.

Ermita Vieja.

Estanque unos metros por encima de la Ermita Vieja.

Reflejos.

Por encima de la Ermita entre pinares.

Mirando hacia la vega.

Indicador en Montellano.

En plena subida.

Las rocas, si sabemos mirarlas, nos hablan de su pasado.

El cauce del río Dílar junto al pueblo, detrás del humo.

Eran tan esquivas que casi se escapan de la foto.

Desde el collado empezamos a dominar este terreno.

Toda esta sierra dolomítica presenta estampas similares.

El Trevenque (izquierda) y el Corazón de la Sandía (derecha).

Desde la cima de Picacho Alto se puede seguir el senderillo que transita por las crestas.

Desde arriba hoy no nos ayudaba el día para captar amplias panorámicas.

Típicas formaciones en esta sierra: crestas de roca algo más dura que se resisten a la erosión. 


Barranco de Poca Leña. Nombres muy descriptivos.

Tapial junto al que discurre en paralelo un buen tramo del sendero en nuestra bajada.

Ermita nueva

Nota: Las fotos 8 y última pertenecen al recorrido pero están tomadas otro día con muy distinto cielo.




Fecha:23-10-2013                                                                 Ermita Nueva 8'30h.
M.I.D.E.:2,2,3,3.                                                                      Ermita vieja 9'40h.
Duración: 4'30h. (Semicircular)                                            Picacho Alto 10'30h.
Desnivel en subida: 750 metros                                             
Rangos de temperatura: de 13ºC a los 18ºC                         Ermita nueva 13'00h

Hoy he realizado en compañía de uno de mis hermanos una corta excursión recorriendo parajes a caballo entre dos sierras. Por un lado la Sierra del Manar y por otro Los Alayos de Dílar. La brevedad de la salida de hoy ha venido condicionada por mi estreno de unas plantillas para intentar corregir los defectos en la pisada que últimamente se venían agravando, lo que me ocasionaba frecuentes dolores y por tanto me estaban limitando durante los últimos meses ya que no me dejaban ni disfrutar en mis salidas ni conseguir mis objetivos.

Hoy quería probar la bondad de las soluciones y tras un resultado más que aceptable me he autoconvencido de que podré retomar la actividad en próximas semanas con la intensidad con la que la venía ejerciendo antes de las incidencias.

Habíamos programado para hoy la subida hasta el Picacho Alto (1.750 metros). Al no ser una subida excesivamente dura ni larga habíamos calculado que para las primeras horas de la tarde estaríamos de regreso y eso sin tener que madrugar excesivamente. Hemos iniciado la actividad, una vez aparcados en las inmediaciones de Ermita Nueva a las 8'30. El cielo prácticamente cubierto de nubes no nos ha permitido disfrutar de un bello amanecer como en otras ocasiones. La suave temperatura ha sido durante toda la jornada buena compañera de viaje.

Justo a las espaldas de la Ermita arranca (de la carretera asfaltada que se dirige hacia Otura) un carril terrero que junto a un seco cauce de un arroyo se dirige en dirección este entre campos dedicados al cultivo del almendro y el olivo hasta acercarnos a la línea de pinos que se divisan al fondo al pie de la ladera.

Precisamente en la entrada del sendero en el bosque de pinos de repoblación se inicia la subida para tras unos veinte minutos alcanzar un collado donde comienza a llanear y posteriormente a descender buscando una estrecha cañada arenosa por la que tendremos que remontar durante unos quinientos metros. Tras alcanzar una señal doble que nos indica que llevamos promediado el camino entre Ermitas, el sendero retoma la subida bruscamente por un tramo muy marcado y con mucha piedra pequeña y suelta. Empiezan los primeros sudores a pesar de ir en camiseta de manga corta.

Atravesamos la carretera perimetral del Parque, para tras otro tramo de sendero volver a encontrarnos con ella algo más arriba. A partir de aquí hay que seguirla durante unos minutos ya que nos va a acercar hasta Ermita Vieja (está totalmente reconstruida y en muy buen estado), cerrada y junto a ella unas higueras y algunos nogales rodeando una balsa preparada para abastecimiento de helicópteros en caso de incendio, todo ello en un recinto vallado al que no se tiene acceso. Unos metros por encima una antigua alberca con una fuente que la alimenta.

Aquí abandonamos la pista para retomar la senda que de nuevo atravesando los pinares salpicados de alguna encina y chaparras nos ayuda a recortar el curveo de la carretera a la que nos volveremos a integrar poco más arriba (Montellano). Ya tenemos enfrente la mole del Picacho Alto, pero aun nos queda alrededor de una hora para poder pisar su cima.

El terreno es el mismo que conocemos de las distintas subidas al Trevenque y de los Alayos, quizás con más vegetación a pesar de estar orientado predominantemente hacia el suroeste. Tendremos que atravesar algunas ramblas de arena antes de que el sinuoso sendero se encamine y nosotros con él, hacia la cima. Es una subida que no ofrece mayor dificultad que la de tomársela con tranquilidad, apreciando los distintos salientes picudos rocosos que logran destacar en las laderas por ser compuestos algo más compactos y duros que los de su entorno y aguantar mejor la erosión.

Estamos atravesando un arrecife formado hace algunos millones de años cuando este terreno estaba sumergido. Es difícil verlo pero en algunas de las muy fracturadas rocas que pisamos durante la subida se pueden ver los restos de su origen marino. Nos encontramos entre cotas 1.500 - 1.600 y con la colaboración de mi hermano localizamos algunas rocas con vestigios marinos.

Siempre me ha admirado la agilidad y capacidad de agarre que ostentan las cabras monteses en estos parajes tan complicados con paredes de más de 60 grados de desnivel sin soportes aparentes y con un terreno suelto. Hoy nos han dado una nueva muestra al salir desde debajo de unas chaparras, imagino que en busca de bellotas, asustadas por nuestro paso por el sendero algo por encima de ellas. Una docena de cabras han salido rapidísimas para en unos segundos poner más de trescientos metros de separación con nosotros antes de aminorar en su carrera y recobrar la tranquilidad.

Enseguida llegamos al collado quedando la cima del Picacho a nuestra derecha, sólo falta seguir el senderillo para coronar en escasos minutos y desde la cima dominar prácticamente toda la línea de crestas de los Alayos y la inconfundible silueta del Trevenque al noreste. De Sierra Nevada apenas podemos ver hasta la cota 2.800 (Radiotelescopio) porque todo lo que está por encima lo oculta la densa capa de nubes.

Iniciamos el descenso que hasta casi Montellano va a ser por el mismo itinerario usado para la subida. Ya abajo si tomamos un ramal a la derecha (hay que ir atentos porque esta marcado por un pequeño hito de piedras apiladas que pasa bastante desapercibido) que desciende por el Barranco de Poca Leña y Cuesta Blanca. Aprovecha en su primer tramo una rambla de arena suelta que en bajada moderada va perdiendo altura a la vez que nos lleva hacia el suroeste.

Acabada la cañada al llegar a la carretera aparece de nuevo el sendero que llaneando durante más de dos kilómetros por entre pinares discurre paralelo a un largo tapial fabricado con piedra local en seco que en su día servía para delimitar una finca privada del monte superior. Muy deteriorada y desecha a tramos, aun deja ver que en su día se elevaba alrededor de metro y medio delimitando la propiedad de una finca perteneciente al Marquesado de Dílar otorgado por el rey Alfonso XIII a favor de Pablo Díaz y Jiménez, Senador del reino (1.886).

Una vez divorciadas la muralla y el sendero estamos prácticamente abajo, solo nos resta unos centenares de metros para retornar junto al edificio de la Ermita Nueva dando por finalizado el recorrido de hoy.




Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.





1 comentario:

  1. Ahora sí lo he logrado. Me encantan los paisajes, muchos de ellos los he pateado con mi grupo de alumnos. También hemos dormido en Hermita Vieja. Un abrazo

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