miércoles, 28 de agosto de 2013

Hornillo de nuevo (Sierra Nevada - Granada)

Río Genil junto al aparcamiento.

Hortichuela.

Recorrido de la Vereda de la Estrella con Güejar Sierra al fondo.

La primavera en pleno apogeo.

La era del Cortijo de Cabañas Viejas.

Cortijo - Refugio de Cabañas Viejas.

Charca de Cabañas Viejas algo mas alta que el cortijo.

Camino del Hornillo.

Entre robles melojos.

Cortijo del Hornillo con su incomparable fondo.

Hornillo, zona habilitada para pernoctar.

Hornillo: vista general.

La balsa del Hornillo presentaba hoy este aspecto.

Acercándonos al Guarnón.

Circo glacial y cabecera del río Guarnón.

Cascada lateral poco antes de llegar al río.

Río Guarnón cota 2.000.

Verde sobre amarillo.

Antiguas zonas de cultivo junto al río.

Una de las minas de la Vereda de la Estrella.

Vereda de la Estrella.

El "abuelo".

Río Genil junto al aparcamiento.



Fecha: 5-6-2013                                                                      Bco. S. Juan        8'00h.
M.I.D.E.:2,2,3,3                                                                        Cortichuela          8'30h.
Duración: 7h (29.200p)                                                          Cabañas Viejas 10'10h.
Desnivel en subida: 900 metros                                             Hornillo              10'40h.
Rangos de temperatura: de 13ºC a los 22ºC                         Guarnón (río)    12'00h.
                                                                                                 Vereda Estrella  13'10h.
                                                                                                 Bco. S. Juan       15'00h.


Nos contagiamos las emociones como los virus, pero mucho más las negativas. Tenemos neuronas espejo y mecanismos que nos llevan a imitar a los demás, a sentir lo que sienten, de forma inconsciente. Las emociones negativas son señales de miedo y sabemos cuán atento está el cerebro al miedo. (Elsa Punset).

De nuevo inicio un recorrido a petición de mi acompañante, en este caso mi hermano José Antonio, que no lo conocía. La subida al Cortijo del Hornillo, siempre ha supuesto para mi una ascensión ilusionante, quizás por que en ella se dieron, la primera vez que la hice, factores muy singulares. Por un lado, yo entonces pertenecía a un grupo de voluntarios adscrito al Parque Nacional y subimos en grupo para iniciar la rehabilitación de la balsa situada algo por encima del propio cortijo.

Recuerdo que la balsa estaba prácticamente perdida, y comenzamos por ahondar el inexistente fondo de la misma. Con la primer golpe de hazada que dí en el terreno salió, milagrosamente íntegro, un sapo. Era verano y estos animales se entierran durante buena parte del año, para despertar en la temprana primavera movidos por el instinto reproductor. El sapo, de mediano tamaño, embarrado en mi mano es uno de los recuerdos que me mantienen ligado a esta balsa. Posteriormente los volví a tener en mi mano, bastante mas grandes, cuando la charca se había convertido en el habitat de una numerosa colonia.

Por otro lado siempre tenía presente una fotografía que usaron durante años como portada de uno de los mapas de Sierra Nevada, tomada precisamente junto a esta charca en que se reflejaba el Mulhacén y la Alcazaba en la lámina de agua. Durante años quedó la imagen perdida en la memoria, ya que no conocía el sitio. Cuando llegué por primera vez, aunque la charca estaba seca, lo reconocí al instante. Sostengo que cuando encontramos lugares anhelados por su impacto o por su belleza con actuaciones desarrolladas en los mismos la memoria los fija y almacena para el resto de nuestros vidas.

Hoy, desgraciadamente, he vuelta a encontrarme con el paraje bastante abandonado, no sólo la balsa, medio vacía y sin apenas aporte líquido, el propio cortijo tiene partes que se han venido abajo y la acequia que le da servicio esta inutilizada por desprendimientos y falta de mantenimiento. Invertimos cantidades cuantiosas en proyectos de recuperación que después no somos capaces de mantener, el paso del tiempo, ayudado desgraciadamente en muchas ocasiones, por algunos animales "irracionales", colaboran a que el deterioro sea mayor en magnitud acortando su vida normal.

He aparcado el coche en la confluencia del río Genil con el San Juan, en la explanada junto al Mesón. Enseguida nos hemos puesto en camino, primero por la Vereda de la Estrella, para una vez superado los primeros minutos de subida abandonarla por la derecha hacia la Hortichuela. Apenas tardamos una media hora en estar en las instalaciones de la Hortichuela, tras atravesar la valla delimitadora hemos recorrido las pequeñas construcciones y las dos pequeñas charcas habilitadas en la parte baja. Todo por debajo de la construcción original que actualmente sirve de cuadra para los equinos usados en las labores de acarreo en la zona.

Ascendemos por la pista para dejando las minas de serpentina a nuestra derecha llegar a una explanada junto a un redil metálico donde el carril muere y continúa ya el sendero. Fuerte subida de alrededor de media hora para plantarnos en la hondonada que ocupó el Cortijo del Hoyo donde el sendero nos ofrece dos opciones. El ramal de la derecha sigue su dura ascensión hasta Haza Mesa. El de la izquierda, que nosotros tomamos, nos acerca primero hasta el cortijo de Cabañas Viejas y después hacia el Hornillo llaneando a lo largo de la loma.

La subida fuerte ya está hecha, ahora el sendero, transita a media loma, algo por encima de la línea de bosque, casi todo él de roble melojo. Atravesamos algún barranquillo por el que baja agua y cruzamos una acequia (fuera de servicio). Atravesamos los antiguos pagos de al menos otro cortijo del que apenas quedan ni ruinas, identificable por los antiguos bancales de cultivo que todavía destacan en la loma. Tras pasar por un nacimiento, algo por debajo del sendero, llegamos a una nueva bifurcación. Tomamos el ramal que desciende hacia Cabañas Viejas (señalado por poste indicador) que nos lleva hasta la hermosa era, situada un poco por debajo del cortijo y que durante las tareas de rehabilitación de la zona fue habilitada como Helipuerto.

Algo más arriba el edificio del cortijo de Cabañas Viejas. Nave con cubierta típica de launa delimitada por “lajas” de piedra del lugar, dividida en dos habitaciones, una de ellas clausurada con condado por su mal estado según letrero informativo en la puerta. La otra en uso cuenta con una mesa, chimenea y un entarimado en alto para pernoctar en uno de sus extremos. Recuerdo que este cortijo se rehabilitó hace tres o cuatro años y ya está inservible en su mitad derecha.

Volvemos a ascender suavemente, primero para ver un par de espacios vallados dedicados a viveros de robles melojos, seguimos para acercarnos hasta la balsa que daba servicio al cortijo, hoy medio vacía aunque recibía un escaso aporte hídrico. Volvemos a enlazar con la vereda que tras una corta subida y tras atravesar un sugerente bosque de robles con fondo de la Alcazaba y el Mulhacén llegar hasta un pequeño collado desde el que se domina, por primera vez, todo el complejo del Hornillo.

Este cortijo, creo que el mayor de toda la cuenca del Genil, está compuesto de varias construcciones en las que se estuvo trabajando hace algunos años. La primera, una nave larga con tejado vegetal del entorno, a dos aguas dedicada a cuadra con un amplio aprisco a la entrada delimitado por muro de piedra. Unos metros más arriba y separados por una era dos barracones, de los que uno esta cerrado con candado y el otro cerrado también una de sus dos habitaciones. Un pequeño edificio anejo (por debajo del sendero) que se usaba como almacén, al que se la hundido parte de la techumbre completa el complejo. Ladera arriba a unos cincuenta metros se divisan unos muros de piedra en seco que cerraban otros apriscos, imagino que usados durante el estío ya que permanecían a cielo abierto.

En los alrededores un par de acequias a niveles diferentes y un gran espacio aparatado ganado en su día a la pendiente de las lomas, para cultivo, hoy convertido en prados verdes. Seguimos ascendiendo para llegar a la balsa con un pequeño abrevadero junto a ella. Tanto una como otro en claro estado de abandono. La balsa con apenas un palmo de sucia agua y sin apenas aporte nuevo. Imposible captar el reflejo de los “reyes” en su escasa lámina de agua. El abrevadero imagino que perdió su última humedad cuando se derritierron las nieves que lo estuvieron cubriendo, echa en falta una mano amiga que lo recomponga antes de que se venga abajo también.

A pesar de ser consciente de los tiempos “económicos” que corren, la impresión es que solicitamos partidas europeas para rehabilitar parajes emblemáticos, acequias de riego o de careo, recuperación de balsas, etc, con el pleno convencimiento de que una vez rellenados los formularios y tomadas las fotos que ilustran los trabajos, olvidarlos hasta tiempos mejores en que podamos volver a pedir partidas para lo mismo, porque ya todo ha recobrado su aspecto primitivo.

Decidimos acercarnos, por el trazado de la acequia hasta el río Guarnón, alrededor de la cota 2.000 m., aprovechando que está en desuso. En su recorrido veremos por qué: hay tramos que se han desplomado ladera abajo, otros en los que se ha cegado por algún desprendimiento y en los escasos metros en los que por ella corre el agua, ésta lo hace en sentido contrario hasta encontrar alguna brecha por la que abandonarla y seguir barranco abajo. Una verdadera pena emplear tanto trabajo y dinero para esto.

El río Guarnón nace a los pies del tajo del Veleta, recoge el agua de todo el circo glaciar delimitado por los propios tajos del Veleta, el Cerro de los Machos y los tajos del Campanario que encierran su cabecera y hoy bajaba con un caudal y bravura dignos de elogio. Alimentado por los amplios ventisqueros de su zona más alta (2.800 m.-3.300 m.), que actualmente están en pleno deshielo, recibe aportes por todos lados. El profundo barranco en V que lo contiene y su gran desnivel (alrededor de 1.500 m. en apenas tres kilómetros de recorrido antes de unirse al Real), hace que todos los aportes se unan buscando el curso principal que discurre por el centro del barranco.

Sólo nos queda regresar, esta vez por el sendero, que nos conducirá, primero al collado, junto a las antiguas ruinas de otro cortijo, para salir del barranco y después en fuerte bajada dejarse caer hasta la Vereda de la Estrella. Una vez en ella, alrededor de dos horas para volver al punto de partida, tras pasar junto a la Mina de la Probadora, el desvío hacia el Vadillo, o sentir la amplia sombra del “abuelo”, castaño más que centenario que está declarado Monumento Natural de la provincia. Sólo nos queda iniciar la vuelta a Granada, después de atravesar la atractiva población de Güejar Sierra, Pinos Genil y Cenes de la Vega.


Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.


miércoles, 21 de agosto de 2013

Lagunillo del Puerto de Trevélez (Sierra Nevada - Granada)

Refugio Postero Alto.

Mi sombra ya señala el primer objetivo.

Bifurcación del sendero a media subida.

Primer barranco que atravieso.

Desde la Puerta del Alhorí.

Río Alharí y buena parte de su primer tramo.

En pleno deshielo.

Pequeño circo glaciar donde nace el río Alhorí.

Ventisquero de la ladera suroeste del Picón.

Alcazaba y Mulhacén desde Cerro Pelao.

Borreguiles del Puerto.

Algo por encima del Lagunillo. 

Cuando se allana el terreno el arroyo forma meandros.

Ya lo tengo a la vista.

Trata de camuflarse reflejando su entorno.

Lagunillo con el Cerro de Trevélez al fondo.

Joyas de Sierra Nevada: Fritillaria lusitanica.

Joyas de Sierra Nevada:  Eumigus ribioi.

Puerto de Trevélez.

Penúltimo ventisquero junto a las Casillas de los Rojos.

Lo que queda del Cortijo de Casas Nuevas (Casillas de los Rojos).

Fuerte descenso hasta el refugio.

A media bajada me detengo para observar el Picón.

Desde el Refugio se divisa casi todo el recorrido de hoy.


Fecha:26-6-2013                                                                 Postero Alto 7'45h.
M.I.D.E.:3,3,3,3.                                                                    Bifurcación 8'30h
Duración: 7h' (31.300p) (Semicircular)                             Nac. Río Alhorí 9'30h.
Desnivel en subida: 1.200 metros                                       Picón de Jérez 10'30h
Rangos de temperatura: de 14'5ºC a los 27ºC                   Lagunillo del Puerto 12h.
                                                                                               Ref. Postero Alto 14'45h


Al igual que en otros deportes de resistencia, el montañero también necesita ese punto de gozo en el padecimiento, de relación amistosa con el dolor y la extenuación, para alcanzar el éxito. Quien no halla un punto de satisfacción en la agonía, en esa estrecha línea que separa el agotamiento del umbral del esfuerzo, difícilmente llegará a ser bueno.

Hacía tiempo que tenía programada una subida al Lagunillo del Puerto de Trevélez (2.650 m), ya que la anterior vez subí muy avanzado el verano y me lo encontré totalmente seco. Para que este año no me pasara algo similar he venido “vigilando” la nieve en la zona para intentar llegar en el momento oportuno. Es un lagunillo que apenas tiene fondo y se encuentra retirado de los distintos arroyos que circulan por el barranco, por lo que el único aporte líquido que recibe es el de un par de ventisqueros que están en los tajos cercanos algo por encima de él. Una vez que se agotan los mismos y con este calor es cuestión de días que desaparezca el lagunillo también.

Hoy tenía pensado que me acompañara mi hermano, pero otras obligaciones lo han retenido en Granada, así que he excursionado solo. La salida desde el Refugio Postero Alto por ser el punto más cercano la habíamos elegido para darlo a conocer a mi hermano ya que me había manifestado que nunca había subida esta cara del Picón.

Aunque el objetivo hoy era el Lagunillo, el intentar darle más entidad a la excursión a la vez que hacerla, al menos en parte, circular me ha hecho incluir el Picón de Jérez  (3.0890 m.) en el recorrido. Así la ascensión por el río Alhorí hasta su nacimiento, subir hasta el Picón por la cara este, desplazarme por las crestas hasta Cerro Pelao (3.181 m) y bajar hasta el Lagunillo para ya desde el Puerto volver hasta el Refugio.

Jerez del Marquesado está a los pies del Picón de Jérez, a unos 80 kilómetros de Granada. Una vez llegado al pueblo, que hay que atravesar, se recorren otros dos kilómetros en dirección oeste (tengo que rodear la población por la derecha en el sentido de la marcha, sin adentrarme en su centro), hasta llegar a una gran construcción que sirve de punto de reunión al personal del Parque Nacional.

Junto a esta casa arranca la pista que durante 10 kilómetros, ascendiendo por las lomas entre bosques de pinos de repoblación, cumple dos objetivos. Facilita el acceso para vehículos tanto al Área Recreativa como al Refugio Postrero Alto, muy cercanos entre sí los dos y enlaza con el Sendero Sulayr ya que el propio refugio es inicio y final de sendas etapas del mismo; por otro lado permite acceder a las cumbres de Sierra Nevada por su cara este dejándonos a los excursionistas a los pies del Picón de Jérez que a su vez es inicio de la llamada Travesía de Sierra Nevada, para salir por el Caballo y Nigüelas.

La subida desde el Refugio Postero Alto hoy se me ha hecho doblemente dura ya que al desnivel que hay que remontar se le han sumado las nada despreciables molestias de una buena cantidad de moscas que han decidido usarme como soporte para su ascensión. Las numerosas cabezas de ganado vacuno favorece, sin duda, la abundancia de moscas que han decidido acompañarme durante buena parte de la subida.

Inicia el sendero la ascensión por el propio cortafuegos a las propias puertas del refugio, escalando la ladera de forma brusca y continuada. Este es el peor tramo hoy para mí ya que me veo dando manotazos continuamente intentando espartar a los dípteros con escaso éxito. Tras algo más de una hora de marcha y con la paciencia ya bastante desgastada, llego a la bifurcación del sendero. Aquí arranca el tramo circular que voy a hacer yo.

A la izquierda el sendero sigue escalando loma en busca del Puerto de Trevélez. A la derecha, el ramal que escojo yo, se desvía en suave pendiente, buscando acercarse, primero a un arroyo que recorre el primer barranco que cruzo para después, tras acceder a la “Puerta del Alhorí”, desde la que se divisa buena parte del barranco con sus dos bandas laterales verdes, el sendero atravesará el gran barranco labrado por el río, que desde aquí se ve y se oye. A la derecha se distingue el paraje denominado Chorreras Negras (sitio donde “aterrizó” el avión americano en los años 60 y que hubo que auxiliar).

Todavía queda un rato para que río y sendero se acerquen. El encuentro se produce en la cota 2.300 metros y a partir de aquí la vereda asciende pegada al margen derecho del río hasta su mismo nacimiento. A medio camino he dejado pastando algunas vacas y con ellas algunas de las cansinas moscas que se han servido de mí en la ascensión. El resto me ha ido abandonando durante el último tramo de subida junto al río, imagino que atraídas por el frescor del agua y la abundancia de excrementos de las vacas.

Durante toda la subida permanece el Picón visible y cuanto mas me acerco a él más se aprecia la dura ascensión que he de afrontar si quiero coronarlo. Los casi trescientos metros de acompañamiento al río se hacen más amenos por la vegetación permanente y el rumor del agua, pero eso no los hace más suaves. Y una vez en el nacimiento el simple mirar hacia la cumbre algo oculta por la propia loma ya da idea de lo que queda por “sufrir”.

Nace el río en un pequeño circo glaciar cerrado en su cara sur por unos imponentes tajos que retienen abundantes ventisqueros a 2.680 metros de altura al sureste y algo más bajos que el Picón. A partir de aquí aunque la nieve se hace más presente, el agua debe circular por el subsuelo, ya que no la vuelvo a ver. Estos algo mas de trescientos metros que me restan por ascender se me hacen muy pesados por tener que esquivar algún ventisquero y porque el piso es de piedra suelta que dificulta el agarre, no consigo descubrir rastro alguno de sendero y como acostumbro cuando tengo el objetivo a la vista y no avisto sendero opto por la línea recta.

Una vez arriba, tras atravesar el Ventisquero del Caballón y dado que la cima no tiene atractivo ninguno, salvo el motivo para hacerse la foto, cresteo en dirección hacia Cerro Pelao, pasando por el Puntal de Juntillas (3.1.39 m). Quiero ver la nieve que acumulan las lomas del Mulhacén y la Alcazaba ya que las tendremos que atravesar dentro de un par de semanas en otra excursión programada, para acto seguido dejarme caer casi por el propio barranco hacia la ubicación del Lagunillo.

La bajada la he de hacer con precaución, hay agua por doquier y ya se sabe que las suelas de las botas mojadas no agarran nada en las piedras que es el otro elemento abundante durante la misma. El recorrido, sin prisas, merece la pena ya que aparecen arroyos por todos lados, a veces se pierden filtrados para aparecer algo más abajo por alguna fisura de las rocas, saliendo a borbotones.

Otros atraviesan los ventisqueros horadándolos, pero todos bajan bastante a la izquierda de la ubicación del Lagunillo. Éste, apartado, ocupa una somera cubeta de apenas unas decenas de centímetros en su punto central y más bajo de profundidad que recibe varios aportes de los ventisqueros ubicados por encima y protegidos por los tajos a los pies del Horcajón. La desaparición de estos marcará la existencia del propio Lagunillo.

Hoy estaba colmado y se permitía incluso desaguar mediante un abundante emisario que tras una breve bajada se unía rápidamente al río Puerto Trevélez. Tras una media hora de relajo aprovechado para comer, rodeo todo el barranco intentando ganar algo de cota hasta enlazar con el sendero que barranco arriba une Trevélez con el Marquesado a través del Puerto. Camino antiguamente muy transitado ya que era el más corto entre ambas comarcas.

Desde arriba del Puerto diviso al fondo primero el Refugio señalado por el cortafuegos y mas lejos y bajo todavía las casas del pueblo. Tengo que descender casi 1.200 metros de cota para el primero y otros seiscientos más para llegar a Jerez. En esta bajada, muy soleada, quedan aun un par de ventisqueros con cierta entidad. El segundo junto a las Casillas de los Rojos: en otros mapas denominado como Cortijo de Casas Nuevas (sólo un montón de piedras con algunos restos de ladrillos), va a ser la última oportunidad de beber durante toda la bajada.

El tener en casi todo momento el Refugio a la vista hace engañoso este largo tramo de bajada que suma a su longitud la fuerte pendiente de la que presume en todo momento y en mi caso, el haberla bajado entre las una y las tres de la tarde, horario en que el sol se hace sentir, sin olvidar añadir el cansancio acumulado de la jornada.

Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.



miércoles, 14 de agosto de 2013

Lavaderos de la Reina (Sierra Nevada - Granada)

Hasta los mas acostumbrados sufren percances y éste fue funesto.

A media subida hacia el refugio.

Refugio Peña Partida (2.450 metros) el punto más alto del Sulayr.

Y si soñáramos con caras siniestras. 

Los Lavaderos en su totalidad.

Cuando es cuesta abajo ¿quién para el agua?.

El fuerte viento modelaba las nubes.

Formas.

Cuando el suelo está empapado toda el agua va por la superficie.

Las cascadas aportan la belleza a los Lavaderos.

Laguna artificial y acequia Papeles.

Hasta tres lagunillos por encima de la principal.

Estos efímeros lagunillos duran lo que la nieve de su contorno.

La brisa rizaba la superficie y ya estábamos protegidos.

Lagunillo principal de los Lavaderos al pie del cerro Poco Trigo.

Cascada principal de los Lavaderos.

El color de los borreguiles nos indican cuando estaban cubiertos de nieve.

Los túneles horadados siempre son sugestivos.

A fuerza de pasar el camino queda "oscuro".

Por doquier nacimientos de agua.

Blanco sobre blanco.

Ventisqueros en plena fase de deshielo.

Curiosidades geológicas.

Hoy de tres en tres.



Lavaderos de la Reina

Fecha:17-6-2013                                                                             Barrera 8h.
M.I.D.E.:2,2,3,3.                                                                                Peña Partida 9'10h
Duración: 7h                                                                                     Trincheras 10h.
Desnivel en subida: 700 metros                                                      Lavaderos de la Reina 11'15h
Rangos de temperatura: de 19ºC a los 19'5ºC                               Barrera 15h.



La salida de hoy estaba programada para hacer un recorrido casi circular por el entorno de los Lavaderos de la Reina. Habíamos (me acompaña hoy mi hermano José Antonio) pensado dejar el coche en la barrera que hay en la Loma de Maitena para remontar, ya andando hasta el refugio, subir por las Buitreras hasta el Pico de la Justicia para descender a lo largo del barranco y apreciar todo el recorrido del río Maitena desde su nacimiento hasta la toma de la acequia del Tío Papeles.

Esas eran las intenciones, la realidad ha sido bien distinta. Como somos los dos madrugadores y preferimos andar con el sol bajo, a las 8 de la mañana ya estábamos aparcados en la cota 2.000 de la Loma Maitena, junto a la barrera. Enseguida nos separamos: tenía mi hermano la creencia de que subir la primera media hora por la pista o por el sendero era, en tiempo, lo mismo y hoy ha querido comprobarlo.

El ha subido por la pista y yo he cogido el sendero. Ha demostrado tener razón ya que hemos llegado a la par los dos, con una ventaja por su parte, la parte de ascensión que él ha hecho ha sido mas suave y mas prolongada, lo que siempre va bien para empezar la jornada; la mía: más explosiva. Reunificados los caminos y tras superar a un trío que llevaba otro ritmo mucho más relajado nos hemos acercado hasta el Refugio, aunque su visita no es obligada, ya que algo antes arranca una falsa pista que recorta ascendiendo loma arriba hasta enlazar con el sendero.

Pero fiel a mi costumbre de visitar los refugios en mis salidas serranas, hoy hemos comprobado que el de Peña Partida esta limpio y cerrado, lo que debería ser su estado normal, últimamente en mis visitas a otros me he encontrado de todo.

Seguimos la ascensión loma arriba. Hasta ahora no nos ha molestado el aire, posiblemente por estar protegidos. A partir de que ascendemos y nos acercamos a la cresta, recorrido natural de la ascensión, empieza a castigarnos un viento racheado que a veces nos hace inclinarnos para compensarlo. Es en todo momento del sur y conforme ganamos altura, el gana en fuerza: calculamos que en algunos momentos debe alcanzar alrededor de los cien kilómetros por hora con lo que ya sentimos peligrar nuestra integridad.

Cuando llegamos a la cota 2.700 m. aprovechamos unas viejas trincheras de las que permanecen los muros para resguardados y valorar opciones. Apenas si tenemos dudas, sobre todo después de apreciar las formas típicas que están adoptando las nubes por encima de nosotros. A pesar de la altura a las que se encuentran se aprecia claramente que el aire las moldea generosamente. Optamos por descender e introducirnos cuando la pendiente del largo ventisquero que protege este flanco de los Lavaderos nos lo permita.

Cuando perdemos altura y nos introducimos ya en el circo de los Lavaderos la situación cambia radicalmente. El aire cesa y la temperatura nos invita a recorrer todo el espacio. Hay arroyos por todos lados, algunos de ellos dificultan su vadeo dada la gran cantidad de agua que llevan. Como uno de los objetivos de la excursión por mi parte era fotografiar los diferentes lagunillos, lo primero que hacemos es dirigirnos hacia el Cerro Poco Trigo, a cuyos pies se encuentran.

Para sorpresa nuestra nos encontramos antes de llegar al principal hasta otros tres escalonados superiores y que desagüan uno en otro antes de alimentar al principal. La nieve es abundante y estos días de sol están haciendo que el deshielo esté en pleno apogeo. Recorrer los lagunillos superiores, de vida efímera, antes de llegar hasta el Cerro. En nuestras visitas a los Lavaderos ni mi hermano ni yo habíamos subido este pequeña prominencia. Hoy lo hacemos pensando que desde arriba quizás haya una buena vista del conjunto de los lagunillos e incluso de todos los Lavaderos.

Fotografiados los protagonistas seguimos remontando ya que a los dos nos gusta entrar en este paraje por arriba y recorrer el curso del río Maitena con sus múltiples saltos y cascadas. Hoy a pesar de ser lunes coincidimos con una docena de personas que han escogido el mismo destino que nosotros. O somos todos muy prudentes y no nos arriesgamos más de lo necesario o ayer eran unos irresponsables. Me entero de que ayer domingo hubo cinco actuaciones en los Lavaderos por parte del Sereim: tobillos, hombros, etc.

Tras recorrer buena parte de los saltos y chorreras que el río afronta en su rápido descenso, llegamos junto al nacimiento de la acequia y ya por sus márgenes iniciamos el regreso. Pero todavía nos demoramos un rato junto a la balsa artificial (bastante desatendida, por cierto) que muestra evidentes signos de abandono con partes de sus muros de piedra de contención caídos, en cuanto el agua consiga abrir la más mínima brecha se romperá toda ella. Hoy estaba llena a rebosar.

Ahora sí decidimos volver por el mismo trazado de la acequia, aunque ésta actualmente va sumergida, de vez en cuando se delata por los respiraderos o por los ruidos que hacen las burbujas del agua en la canalización. Todavía tenemos que cruzar tres o cuatro ventisqueros que cortan el sendero, ubicados en los barrancos, aguantan algo más por su situación norteña.

Después de recorrer la cañada de los Lavaderos de la Reina el regreso, ya sea por el sendero que recorre la Loma Maitena o por el trazado de la acequia Papeles, se me hace largo y monótono. A pesar de ser un recorrido de algo menos de dos horas y prácticamente en su totalidad en suave bajada, la sensación de monotonía siempre es recurrente.





Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.