Inicio del sendero en la parte alta del pueblo. |
Ganando altura se emplian horizontes. |
El reparto del agua. |
Cuidado cortijo en el camino. |
El Poblado. |
La ermita semidestrozada. |
Otra vista de la ermita. |
Central eléctrica "La Cebadilla". |
Las manchas verdes en los barrancos denotan la existencia de agua. |
Junto al agua la vegetación exuberante. |
El sendero casi cubierto por los helechos. |
Agua vivificadora. |
Todos se aprovechan de la humedad. |
Estructura de los pequeños puentes sobre el río. |
El zorro pedigüeño. |
El gato remolón. |
Cortijo de las Tomas, donde se bifurca el sendero. |
Las lomas por las que me muevo con el Veleta al fondo. |
Refugio Poqueira. |
Las líneas verdes de las acequias. |
En la distancia se perciben nítidas los cursos de las acequias. |
El agua: elemento vital. |
Los tres del barranco Poqueira: Capileira, Bubión y Pampaneira. |
Fecha:20-6-2012 Capileira 7’45h
Temperatura: 17’5
– 28’5 La Cebadilla 8’30h
Tiempo: 7H (31.000p) Divisoria
senderos 10’15h
Desnivel en
subida: 1.100 m Refugio
Poqueira 11’00h
M.I.D.E.: 2,2,3,3 Divisoria
senderos 12’00h
Capileira 14’30h
De los
numerosos pueblos de la Alpujarra granadina quizás los más conocidos y
fotografiados sean los que se encuentran en el Barranco del Poqueira. El más
alto de los tres que ocupan la loma izquierda del río es Capileira (1.500m) y
desde él arrancan una serie de senderos que escalan las cumbres de Sierra
Nevada.
El año pasado
hice un recorrido (Loma Púa) y descendí desde la Carihuela (en la ladera del
Veleta),hasta la cámara de carga de la central eléctrica de La Cebadilla
(Capilerira). Hoy me había propuesto hacer el recorrido desde el pueblo hasta
la central y proseguir loma arriba recorriendo un sendero denominado Acequias
del Poqueira. (PR-A23)
El recorrido
Acequias del Poqueira engloba el primer tramo del denominado Central de La
Cebadilla, hasta llegar a la propia central (PR-A69). Está concebido de forma
circular con un recorrido de unos 19 kilómetros, calificado como de dureza
media-alta y una duración estimada de unas 9 horas. Arranca el sendero en la
parte alta del pueblo junto a las últimas casas de la izquierda, conforme
subimos. Poco más abajo hay amplios aparcamientos donde dejar el vehículo.
Inicio el
recorrido con una muy fuerte subida que se va a prolongar hasta enlazar con el
carril que da servicio a la central. En este primer tramo, a ratos empedrado,
voy atravesando las distintas parcelas de cultivo a ambos lados y algunos
nogales, cerezos y castaños. También paso junto a algunos cortijos, muchos de
ellos abandonados y en estado ruinoso y algún otro muy bien conservado, vallado
y atendido aunque no de forma permanente.
Todo este
primer tramo con abundante vegetación y abundancia de agua en las márgenes, aun
en las cercanías del pueblo discurre amenizado por los numerosos trinos de los
pájaros que parecen especialmente extrovertidos a estas horas de la mañana.
Tras enlazar
con la pista de servicio de la central se acaba la subida y comienzo a baja para
rápidamente llegar al Poblado ubicado ya a pocos metros por encima del río en
su margen izquierda. Ocupado en su día por hasta doscientas personas que
trabajaban en la central, la mejora de las comunicaciones y la automatización
de la central, junto a las duras condiciones y el aislamiento, fue propiciado
el abandono total de las viviendas que en su día contó con escuela y capilla.
Hoy prácticamente todo destrozado. Basta conocer el abandono de alguna
propiedad para que la barbarie se imponga.
Un par de
cientos de metros más adelante, encaramada también en la orilla izquierda del
río se encuentra la central eléctrica de La Cebadilla (1.500 m). Junto a la
central abandono la pista y retomo un sendero señalizado que de nuevo en fuerte
ascensión escala metros para salvar un angosto desfiladero labrado por el río.
Bajo una abundante vegetación de castaños y encinas remonta por la ladera hasta
salvar el estrecho paso, para de nuevo entre llaneo y bajada volver a acercarse
al río a la vez que, en su tiempo, servía de acceso a algunos cortijos ubicados
a ambas orillas del río y hoy abandonados como casi todos los de la zona.
Aquí el río ha
labrado un cauce algo más ancho lo que permite que la vegetación sea más variada
y abundante, ando entre los helechos, zarzas, rosales, limoncillos y algún
sauce, vegetación que en algunos casos casi llega a cubrir el sendero, me
desplazo junto al agua, cruzando el cauce en reiteradas ocasiones por pequeños
puentes sustentados con troncos sobre pilares de piedras apìladas y cubiertos
de lajas planas y amplias recubiertas de tierra.
Tras el
enésimo cruce por un pequeño puente, el sendero decide afrontar de nuevo la
loma, y esta vez parece que con pretensiones de continuidad. Conforme voy
ascendiendo y separándome del cauce la vegetación cambia y ralea para más
arriba aparecer la típica vegetación serrana de aulagas junto con otras
espinosas, allá donde las piedras no son las dueñas del terreno.
Tras ganar
altura, junto a las ruinas de un antiguo cortijo, me “asalta” un zorro, que
merodeando a mi alrededor sin mostrar miedo alguno, se me acerca a menos de un
metro, creo que esperando recompensa alimentaria. Yo no doy nunca de comer a
los animales salvajes, por lo que me limito a hacerle algunas fotos y
observarlo. Algo más arriba sale a mi encuentro un gato que sin reparos de
ningún tipo viene a restregarse contra mi pierna para darme la bienvenida o
falto de mimos por la falta de presencia humana Este no espera comida y tras
unos metros de acompañamiento se desentiende totalmente de mí.
Tras unos
metros más de ascenso llego a un cortijo (Cortijo de las Tomas – 2.100 m) con
un gran redil que a estas horas ya han abandonado sin inquilinos, esparcidos
por las laderas en busca de pastos. Aquí se abren dos posibilidades: continuar
subiendo hasta el Refugio Poqueira u optar por el recorrido de las Acequias que
deja la ascensión y llanea a través de las lomas promediando entre dos
acequias.
Como es
temprano y el calor no es aun muy intenso decido seguir subiendo para acercarme
hasta el refugio. La orografía impide que se vea por lo que no se exactamente
cuanto me falta de ascensión para llegar, aunque tengo una referencia indirecta
con la loma del Mulhacén a la vista. En algo menos de una hora llego al refugio
(2.500 m), que no parece muy frecuentado hoy. Aprovecho para comer y dar una
vuelta por los alrededores. Me llama la atención la plataforma metálica elevada
habilitada como helipuerto unos metros por encima de la construcción.
He llegado a
la cota más alta en la excursión de hoy, por lo que no me queda sino volver a
bajar esta última y dura subida para una vez llegado de nuevo al Cortijo de las
Tomas, retomar el sendero de las Acequias del Poqueira. Este sendero
perfectamente marcado y señalizado atraviesa la loma a media altura entre las
dos grandes acequias que la recorren: una por encima que me ha parecido de careo,
y la segunda por debajo y que desde mi posición domino visualmente casi durante
todo el recorrido.
La mayorías de
estas acequias conforman una red que se
remonta a la Edad Media. Las acequias de careo discurren generalmente a mayor
altura y se usan para llevar los excedentes de agua del deshielo a las “simas”
u otras zonas para crear pastos. El conjunto de estas acequias suman un
recorrido de más de 142 km. A veces la
misma acequia cumple las dos funciones simultáneamente, la de careo y la de
riego.
Durante todo
este recorrido tengo enfrente los grande picos de Sierra Nevada avistados por
su cara sur, de izquierda a derecha avisto primero el Mulhacén, Loma Pelá, los
Raspones de Río Seco, el Cerro de los Machos y el Veleta y el largo recorrido
de la Loma Púa que desciende hasta la propia central eléctrica.
Todos los
barranquillos llevan agua, por lo que casi todo el recorrido de regreso el
paisaje se mantiene verde, las derramas de la acequia superior y los distintos
manantiales hacen que la diversidad vegetal sea un reclamo para las mariposas,
convirtiéndose su abundancia en llamativa. Tras el largo recorrido de regreso,
será casi al final cuando el sendero pierde altura con brusquedad, primero para
acercarse a la acequia que durante todo el recorrido ha permanecido por una
cota inferior. Una vez cruzada, tras una pronunciada bajada en zigzag, transitar
por un pinar y algo más tarde solaparse con un polvoriento carril que va a
desembocar en la carretera asfaltada de acceso que une el pueblo con el control,
en la subida hacia la loma del Mulhacén.
Descender
curveando por entre las casas altas del pueblo, en este tramo plagado de bares
y restaurantes, hasta llegar al aparcamiento donde aparqué el coche esta mañana
justo debajo del centro de interpretación, no sin antes refrescarme en la
fuente que existe en un lateral y junto a la que para el autobús de línea para
recoger a los pasajeros.
Recordatorio: en nuestras
salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás:
impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con
nosotros.
Espectacular recorrido y así mismo las fotos.
ResponderEliminarGracias por compartirlas.
Saludos.