domingo, 22 de enero de 2012

Sierra Mágina I: majestuosa y mágica (Jaen).

Pegalajar
Amplias extensiones dedicadas al cultivo del olivo
Jimena
Fuente junto a la ermita.
Farallón donde se encuentra la Cueva de la Graja.
Pinturas rupestres.
Torreón-Castillo de Jimena.
Sierra Mágina entre brumas.
Albanchez de Mágina con su castillo guardándola.
Castillo de Albanchez.
Vista del pueblo de Albanchez desde el castillo.
Pasaje interno entre estancias.
Desafiante torreón del Castillo de Albanchez.
Llegando a Bedmar.
Adelfal de Cuadros.
Paseando por un túnel vegetal.
Mesas en el área recreativa de Cuadros.
Fin del sendero del Adelfal de Cuadros.
Santuario de la Virgen de Cuadros, por encima del río del mismo nombre.
Regresando.


Rodeando Sierra Mágina

Fecha: 21-1-2012


Hoy no voy a escribir sobre caminatas andando sino sobre recorridos en coche para visitar, mejor, rodear toda Sierra Mágina, con algunas paradas estratégicas para visitar rincones emblemáticos de esta comarca, tan contada y cantada por Muñoz Molina y tan desconocida para muchos granadinos, a pesar de estar relativamente cerca. Yo por razones, unas veces personales y otras laborales, he transitado por los aledaños de esta recoleta sierra en multitud de ocasiones, pero no ha sido hasta ahora que me he propuesto adentrarme algo más en ella.

Hoy ha sido una primera aproximación a esta sierra que en semanas o meses siguientes espero aumentar significativamente. Hasta ahora sólo conocía, de pasada Mancha Real, Jódar y poco más. Hoy he programado un recorrido circular que me ayude a hacerme una ligera idea de lo que es en extensión y belleza esta pequeña sierra que ocupa un lugar cercano a la capital. Para ello y tras un recorrido de algo más de doscientos kilómetros vamos a visitar Jimena, Albanchez de Mágina y el Adelfal de Cuadros (muy cerca de Bedmar), para regresar por Jódar y Guadahortuna.

Para acercarme a Mágina he optado por hacer la autovía de Jaén hasta tomar el desvío a Pegalajar, dejo este pueblo a la izquierda, sin entrar en él, porque ya lo conocía de otras visitas y porque el programa de hoy no me permite distraerme en otros lugares que no sean los escogidos. No por esto dejo de aconsejar a quien no lo conozca que es un pequeño pueblo serrano que merece nuestra visita y no nos desfraudará. Sigo hasta Mancha Real, quizás el pueblo más importante de toda esta vertiente de la sierra, para terminar en Jimena, primer objetivo de hoy.

A Jimena, además de ser un precioso pueblo con el encanto típico de los ubicados en las laderas de las montañas, me ha traido el poder visitar la Cueva de la Graja, donde se conservan pinturas rupestres. Se encuentran dichas pinturas en un abrigo del farrallón rocoso que protege el pueblo. Enclavada en la ladera norte del monte Aznaitín (1.745 m), marcando la transición entre las tierras de cultivo y la sierra, cueva dada a conocer en el año 1902 por un notario del pueblo.

Para comenzar el camino debemos situarnos junto a la ermita de la Cánava, ya en las afueras de la población. Aquí solicitaremos la llave de la cancela que protege la cueva, para iniciar la subida compartiendo camino con el acceso al campo de futbol. Una vez dejado éste a la derecha, ya al pié del amplio farrallón y con la cancela y el abrigo a la vista, sólo nos queda remontar la ladera alfombrada, por estar en umbría, de hierba con abundancia de rocas diseminadas, espinos, zarzas y esparragueras que nos llevarán hasta la verja. Una vez traspasada, aun nos quedan unos metros de camino por las rocas hasta llegar a la entrada.

Las pinturas que observo tienen diferentes tonalidades que van desde los castaños a los rojos. Colores obtenidos mediante pigmentos de origen mineral, (óxido de hierro y arcillas ferruginosas) mezclados con grasas animales. Aparecen varias representaciones: figuras zoomorfas y antropomorfas. Me ha llamado la atención una figura que puede representar un oculado (arte esquemático ibérico), con tentáculos y rodeado por figuras humanas con los brazos en asa. Aparecen también dos pinturas juntas y la de un individuo que semeja dar de comer a un animal.

Las pinturas merecen toda mi admiración y respeto, dándome a entender la ancestral necesidad del humano en expresarse y ya que el transcurso del tiempo no ha impedido que lleguen a nosotros las muestras expresivas de nuestros antepasados, considero nuestro deber asegurar que nuestros más remotos descendientes puedan seguir admirando muestras pictóricas tan escasas disfrutando de este singular enclave de nuestra remota historia.

La siguiente etapa nos va a llevar a Albanchez de Mágina. Ya el adjetivo me indica que su ubicación es a los pies de la sierra, siendo quizás el pueblo que más se adentra en ella. Ocupa una ladera coronada por el castillo, objeto de nuestra visita. Como en el anterior, aconsejo demorarse por la población para apreciar las distintas construcciones como la Torre del Reloj o la iglesia parroquial renacentista. Una vez cumplimentada la visita urbana me dirijo al ayuntamiento ya que el acceso que arranca antes de entrar al pueblo está cortado por unas obras.

Inicio la subida justo detrás del ayuntamiento por diversas calles con fuerte pendiente hasta salir del entramado callejero y encontrar un sendero. Llegar al castillo es una exigente aunque breve subida que será suficientemente recompensada una vez arriba, tras recorrer diversas rampas y ascender los más de cuatrocientos escalones que en diferentes tramos me separan del torreón, algunos de ellos escalando literalmente por entre peñas o angostos pasillos jalonados por paredes rocosas. Aunque el origen del castillo es discutido, lo adjudican algunos autores a la época islámica, aunque la configuración definitiva data probablemente del siglo XIV, una vez ya consolidada la presencia cristiana.

Notamos que las formas de sus esquinas son redondeadas, solución arquitectónica propia de los castillos de la Orden de Calatrava aplicando las redondeadas formas con el objetivo de repeler los proyectiles que las nuevas técnicas artilleras eran capaces de lanzar, haciendo que los impactos quedaran minimizados al conseguir el “deslizamiento” de los proyectiles. Construido de mampostería, sobre una roca en posición “inverosímil”, donde destaca el torreón superior, desafiante de las leyes de la gravedad y otro núcleo inferior con un aljibe, conservando el estuco que le aportaba la estanqueidad.

Una vez arriba dueños de perspectivas muy amplias y a poco de imaginación que poseamos, nos sugiere el enclave un perfecto dominio, vigilancia y control que estas fortificaciones tuvieron a lo largo de la Baja Edad Media. La posibilidad de enlazar visualmente con otros castillos de su entorno como el de Torres, Bedmar, Jimena, Jódar, Úbeda o Baeza, creando un sistema de vigilancia sumamente eficaz, lo que nos recuerda que estas tierras fueron durante largas épocas frontera muy inestable.

Desandamos recorrido ya que el acercamiento a Bedmar desde Albanchez no tiene continuidad por carretera, o al menos ni yo lo conozco ni le he encontrado reflejado en los mapas. Volved a Jimena para reencaminarnos hasta la población de Bedmar. Ya que no es éste nuestro objetivo, nos aprovecharemos de su obligado tránsito para el inexcusable “avituallamiento”, que aprovecho a su vez para solicitar información adicional sobre nuestro tercer objetivo programado para el día: el “Adelfal de Cuadros”.

Cuadros es un río que nace en el corazón de Sierra Mágina. Se apropia el rio Cuadros de las aguas de dos arroyos muy diferentes entre sí, el del Mosquito y el del Perú. El primero bastante agreste en su bajada y con una cueva que parece hecha por la mano humana por su entrada bastante circular; el segundo, con bastante mayor recorrido, con unas laderas plagadas de cornicabras y arces de montpelier, que si las visitamos durante el otoño nos regalan una explosión de color. Ambos comparten en sus orillas la abundancia de adelfas y una vez unidos sacrifican sus respectivos nombres para adoptar el de Cuadros.

Desde el mismo inicio del sendero percibimos dos claros protagonistas, la adelfa y el pino carrasco. El nombre “adelfa” proviene del griego y significa húmedo, lo que ya nos indica la querencia de ésta planta por las márgenes del agua. Es un arbusto que puede llegar a los cuatro metros de altura y alcanzar gruesos apreciables en sus ramas, manteniendo sus hojas de color verde oscuro de forma perenne. Florece durante la primavera y verano, deleitándonos con una floración de color generalmente rosa en su forma salvaje y raramente blanca, esta abundante floración es la característica que la hace muy usada en jardinería.

El adelfal que visitamos en el curso del río Cuadros es posiblemente uno de mayores de toda la península. Al no resistir las heladas, sólo las encontraremos en las zonas más bajas de la Sierra Mágina ya que es habitual durante el invierno ver blancas sus cimas cubiertas por la nieve, como ocurre hoy y junto a cursos de agua. Son venenosas (por lo que conviene vigilad a los críos para que no manipulen sus ramas y hojas), ramas que ostentan una gran capacidad de rebrote. Las acompañan en nuestro recorrido por este tramo del río los sauces llorones y las higueras, con ejemplares muy longevos. A lo largo del corto sendero veremos abundantes mesas donde poder merendar, ubicadas bajo la tupida sombre de las adelfas y cuando el follaje nos lo permita podemos divisar la Torre de Cuadros, desde la que se vigilaba todo el valle, hoy habilitada como mirador.

Más adelante el sendero se irá estrechando discurriendo bajo un auténtico túnel formado por las adelfas y el rumor del agua estará omnipresente por su cercanía, llegando un momento en que el barranco se vuelve bastante angosto. Aquí el agua discurre entre plantas de verde intenso: los berros, señal inequívoca de nacimiento de agua ya que requieren las características de: pura y cristalina. Es el primer nacimiento del Sistillo, y también el final de este sendero. Más arriba existe un segundo nacimiento con el mismo apelativo, ya que el arroyo fluye y se oculta en diferentes ocasiones, ofreciendo su mejor aspecto cuando las cumbres ostentan su manto blanco o en inviernos lluviosos.

Sólo nos falta acercarnos hasta el Santuario Virgen de Cuadros (siglo XV – XVII), situado en una de las laderas del cerrado valle del mismo nombre. Sobre él se ubica el torreón medieval que en tiempo de al-Andalus era un punto de comunicación más entre las tierras del norte y el reino nazarí de Granada. Este templo mariano, ejerce como morada de la patrona de Bedmar y de toda la comarca. El último domingo de octubre se celebra la romería en honor a la Virgen de Cuadros, procesionando la imagen desde Bedmar hasta el santuario por mujeres que ceden su sitio a los hortelanos del valle para que acaben de subirla hasta el templo. Rodean todo el santuario numerosas y caudalosas fuentes lo que otorga al paraje una alta humedad ambiental, sirva como muestra el que ostenta la propia placeta de entrada al Santuario adornado con peces de colores y vistosas macetas floridas.

Ya con el ocaso encima nos encaminamos hacia Jódar para enlazar con la carretera hasta Guadahortuna, Píñar e Iznalloz, para ya de nuevo en la autovía de Jaén regresar hasta Granada saboreando a ratos una preciosa y colorida puesta de sol.






Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.

2 comentarios:

  1. Muy hermosas fotos. Éxitos en el Concurso 20blogs.

    Te invito a que visites mi blog en la Sección de Cine, se llama “Cine para usar el Cerebro”.
    http://cineparausarelcerebro.blogspot.com/

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  2. Bonita ruta, tengo que ir a conocer la Sierra de Tejeda y sus tejos.

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