miércoles, 26 de marzo de 2014

Padul: vega y lagunas (Granada)

Amanecer desde el Padul.

Entre cañas.

Enmarañada vegetación ocupando la ribera.

Huertas junto a la laguna.

Padul y su laguna.

A los pies de Sierra Nevada.

 "Madres" y de éstas hay mas de una.

Carriles que recorren la vega.

Las acequias o "ríos" que se hicieron para la desecación de la laguna.

El prolongado paso de carros consiguió dejar sus huellas.

Turbera en explotación.

Otros encharcamientos menores.

Sierra Nevada siempre de telón.

Canteras de grava.

Tampoco faltaron las palomas.

Aula de Naturaleza "El Aguadero".

Reflejos.

Juncos.

Focha común.

Pasarela para caminar sobre las aguas.

Carrizal.

Arboles lacustres.

Fuente de los Cerrillos.

Nigüelas.

Dúrcal.

Falla de Nigüelas.



Fecha:4-2-2014                                                       Restaurante                                  8'30h.
M.I.D.E.:2,2,2,2.                                                       Centro Visitantes                          9’00h
Duración: 4h. (Circular)                                           Restaurante                                12’00h     
Desnivel en subida: 00 metros                                Nigüelas                                   12'30 - 14'00h.  
Rangos de temperatura: de 4ºC a los 10ºC          
                                                                                


Al suroeste de Sierra Nevada y dentro del Parque Natural de Sierra Nevada, ocupando una amplia depresión se encuentran una serie de humedales que dependiendo de los años anegan desde 60 Has., hasta duplicar generosamente esa extensión algunos años si las lluvias son abundantes. Estas 300 Has. protegidas por las que se extiende el Parque Natural están repartidas entre terrenos de labor, carrizales (el más extenso del sur de España junto con las Tablas de Daimiel), y alrededor de una cuarta parte son terrenos encharcados o cubiertos de vegetación palustre.

A su riqueza biológica hay que sumar un evidente interés geológico, considerado como uno de los más importantes del sureste de la península a lo que habría que añadir el interés científico por el descubrimiento relativamente frecuente de restos de animales prehistóricos, aunque en ningún momento se han buscado de forma sistemática. Sólo han salido a la luz algunos huesos grandes de mamut y ciervos. Se trata de la única zona húmeda natural de Granada, provincia que por otro lado sufre un alto porcentaje de desertización, lo que lo convierte en un oasis para la vida animal habiéndose contabilizado hasta 185 especies distintas de aves, lo que nos puede dar una idea de su valor.

No es despreciable el valor paisajístico con Sierra Nevada siempre a la vista, generalmente con sus cimas blanqueadas por la nieve, destacando la imponente ladera que culmina en el Cerro del Caballo (3.025 m.); los numerosos manantiales que recorren la vega, además de un importante grupo de pozos artesianos ayudan a convertir esta depresión en un aula abierta tanto para escolares como para el público en general.

Todo el Parque Natural está surcada por numerosos canales de drenaje, conocidos localmente como “madres”; construidos por los lugareños entre los siglos XVIII y XIX con la intención de desaguar la primitiva laguna que llegó a ocupar bastante más extensión que la actual. El hecho de haber sido buena parte de esta depresión un lecho acuático hizo que se fuera acumulando una gruesa capa de turba que ha venido siendo explotada durante años y que ha posibilitado la existencia de otros encharcamientos más pequeños, cuyo nivel acuífero depende de la demanda de la explotación. Es la turbera más meridional de Europa.

Aunque hoy sólo he avistado una explotación “viva” recuerdo que al menos otras dos extraían turba en los años noventa. Una de ellas, a la que en alguna ocasión me acerqué para comprar, hoy tiene buena parte de la maquinaria, literalmente, medio sumergida en el agua. Allí quedó abandonada una tolva junto con alguna cinta transportadora y algunos elementos más.

Según la información consultada, el inicio de los senderos parte del mismo pueblo, junto a la Cruz de los Molinas (Avenida de Andalucía) para recorrer en primer lugar el Camino de los Molinos. Yo he decidido empezar junto a un restaurante en la antigua carretera nacional. Además de poseer un relativo amplio aparcamiento, está anunciado el inicio del sendero del Mamut. Sin embargo no será esta la dirección que yo escoja sino que me dirijo por un caminito interior hacia el Centro de Interpretación (dirección sureste) que durante los meses de invierno sólo abre los fines de semana.

Aquí arranca un carril que se adentra entre casas y parcelas de cultivo, dirección sur y que va a serpentear por buena parte del Parque enlazando casas, huertas, propiedades y explotaciones. Hay multitud de variantes que permiten hacer el recorrido más o menos corto, casi a gusto del consumidor. Ninguno de ellos me ha ocasionado problemas con la orientación ya que me he movido en todo momento entre dos referencias bastante nítidas y visibles. Por el sur la carretera a Cozvijar que se ve serpentear al fondo. Al norte la antigua nacional a Motril que además de verse, se oye por su intenso tránsito de vehículos, con su recorrido al pié de los montes que soportan las muy llamativas explotaciones de grava.

A lo largo del recorrido me voy a encontrar más de media docena de fuentes (ya que he escogido el recorrido largo), atravesaré diversas acequias (madres), algunas de ellas de amplio trazado en las que si se va en silencio es posible avistar, abundantes Fochas y Gallinetas comunes, las aves más abundantes esta mañana. Se ha dejado ver también algún Martín pescador, además de multitud de pequeñas aves como lavanderas, mirlos y garcillas boyeras y alguna que otra bandada de palomas.

Junto a la única explotación turbera (la turba es el resultado de una carbonización incompleta de material orgánico acumulado en el fondo de la laguna que debido a que es un combustible de escaso poder calórico, se utiliza como abono orgánico), que he avistado hoy existen dos encharcamientos muy someros que apenas eran atractivos para las aves. Por encima del Camino de Los Molinos me he detenido un rato, primero en la Fuente del Mal Nombre para después ascender un poco por la pétrea loma donde por debajo de una llamativa empalizada se han puesto en valor unas antiguas rodaduras del Camino Íbero – Romano (siglos VIII – III a.d.n.e.). A tramos muy visibles, se prolongan por al menos cien metros de forma paralela a la carretera.

Termino mi deambular por la zona haciendo los distintos itinerarios, estos ya señalizados que discurren por las diversas pasarelas de madera que recorren las zonas más emblemáticas de las Lagunas. Son recorridos lineales que me acercan a miradores, zonas de descanso, atalayas sobre los carrizales, así como algunas construcciones junto al agua para facilitar el avistamiento de la avifauna lagunera.

No faltan las leyendas sobre sitios concretos de la depresión. Entre ellos el denominado "Ojo Oscuro", lugar mítico para los lugareños, rodeado de misterio y características imposibles pero a pesar de ello difundidas y reafirmadas por todos a través del tiempo. Alimentada por la leyenda transmitida de boca en boca y refrendadas por otro lado a través de escritos que vienen a avalar las tradiciones. Sirva como ejemplo la afirmación de que pese a su pequeñez no tenía fondo y se prolongaba bajo la vega hasta el mismo mar, tanto es así que un carro de bueyes se hundió en él, siendo visto al cabo de mucho tiempo en la costa, junto a Almuñecar.

La realidad es bastante más simple. Cito de memoria un párrafo explicativo: Este acuífero que brota a escasos metros de la loma del Manar y junto a la antigua carretera de Granada a Motril, lago de escasos metros rodeado de abundante vegetación y del que aflora un caudal permanente y abundante tiene su origen en las filtraciones del río Dílar que por bajar de Sierra Nevada por una vertiente bastante más elevada que la depresión de Padul y por terrenos permeables, lo alimenta (F. Villegas Molina, El Valle de Lecrín).    

Otra característica llamativa de este entorno es la amplia y visible falla normal que se extiende entre las poblaciones de Nigüelas y Padul, ocupando las bases de las sierras de Dúrcal y del Manar. Aunque ahora se considera que está inactiva no tiene una gran antigüedad, ya que su datación no va mas allá de alrededor de un millón de años. Aporta un salto vertical que ronda los 1.000 metros que es el desnivel que separa las tierras de la laguna y la cima de la Sierra del Manar. Desde el año 2001 esta falla Nigüelas - Padul es Monumento Natural.

Para acceder hasta ella me desplazo hasta la población de Nigüelas para una vez atravesado el pueblo en su totalidad remontar cerro arriba por una estrecha carretera que además de acercarme hasta los cortes satinados y con inclinaciones próximas a los 45 grados de la propia falla, dispone de una serie de miradores desde los que se domina tanto la población como parte del barranco del río Torrente, con algunos paneles explicativos de la historia geológica de esta depresión.

Tras la visita a la Falla inicio el regreso atravesando la población de Dúrcal (carretera antigua), buscando el inicio de una subida hasta la cámara de carga de la central eléctrica de Dúrcal, que aunque tengo constancia de su existencia desconozco su arranque. Preparándome para otra futura caminata por esta sierra.

No quiero ni debo olvidar expresar mi agradecimiento a una pareja de la policía local de Dúrcal por su asesoramiento y ayuda, galante, atenta y precisa. Acciones como la suya, sin duda, revaloriza a la persona, así, en general.



Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.



miércoles, 19 de marzo de 2014

Río Verde (Sierra de Almijara - Granada)

Que mejor que empezar la jornada con un bonito amanecer.

Y si nos acercamos un poco para que las nubes adquieran más protagonismo?. 

Los colores predominantes de esta sierra: grises y blancos.

La carretera corta la línea de cimas de la sierra de Almijara.

A primera hora no tenía muy claro casi nada.

Amplia panorámica de esta sierra de Almijara.

Cascada de los árboles petrificados.

Río Verde.

Uno de los diques que se construyeron para frenar los arrastres.

Chorreras que forman el desagüe de la Pantaneta de Funes.

Lástima que no bajara más agua.

Imágenes que quedan en la memoria.

Profundo barranco por el que discurre  río Verde.

De nuevo junto al cauce.

Reflejos de mil soles.

Primero de los puentes colgantes que atravieso.

Jardines verticales escalan las paredes rocosas.

El color que le aporta el nombre al río.

Todas las laderas están colonizadas por la vegetación.

Uno de los miradores que jalonan el sendero (tercero y más bajo).

Totalmente encajonado durante este tramo. 

Poco más adelante de este segundo puente acaba mi progresión.

Pantaneta Cueva de Funes castigada por las fuertes rachas de viento.

Solo resta subir y subir.

Estas cimas las dejo para otro día. Motivos para volver...




Fecha:28-1-2014                                                 Collado de los Chortales              8'30h.
M.I.D.E.:2,2,3,3.                                                    Cascada Las Chorreras                 9’30h
Duración: 8h. (Lineal)                                          Río Verde                                 11'30-12’00h        
Desnivel en subida: 700 metros                          Pantaneta Cueva de Funes        13’45h.
Rangos de temperatura: de 1ºC a los 6ºC          Collado de los Chortales             16’30h.
                                                                                 


La Sierra de Almijara es el extremo sureste que junto a la de Tejeda y Alhama forman el conjunto de las sierras que se integran en el Parque Natural de su mismo nombre. Es un macizo calizo que ocupa la divisoria entre las provincias de Granada y Málaga a la vez que frontera física. La sierra de Almijara tiene su techo en el pico Matalascamas de 1.791 metros sobre el nivel del mar, cercano a la población de Nerja.

Durante mi recorrido de hoy van a tener una presencia permanente aunque con ejemplares aislados, debido a las excesivas talas y los incendios, diferentes especies de pinos, sabina rastrera, quejigos, encinas y carrascas con un matorral muy denso. Los espacios abiertos conquistado por plantas aromáticas: tomillos, lavandas y romeros compartiendo el terreno con los piornos. En las zonas más húmedas (segunda mitad del recorrido) abundan el boj y las adelfas. Y cuando la cota se acerca o baja de los seiscientos metros, aparecen los palmitos.

El río Verde es un sendero señalizado que se inicia en el kilómetro treinta de la carretera de La Cabra, en el paraje conocido como Collado de los Chortales. Aunque es bastante más conocido por desarrollarse actividades de barranquismo, el acceder andando y conocer buena parte de su recorrido alto es una opción muy interesante a la vez que atractiva, no excesivamente conocida ni utilizada y excelente oportunidad para adentrarse en éste extremo del Parque Natural.

Cien metros por encima del inicio del sendero hay un pequeño aparcamiento donde dejar los coches sin que molesten a nadie. A primera hora, cuando yo he llegado estaba totalmente vacío. Las ráfagas de aire muy violentas cimbreaban el coche y mucho más a mi cuando me he bajado para captar algunas instantáneas de las rojizas nubes iluminadas por el primer sol de la mañana. Empezar la jornada con un buen amanecer es una inmejorable forma de comenzar.

No me preocupan las fuertes rachas de viento porque sé que en cuanto baje durante unos minutos por el sendero estaré protegido. No obstante durante estos primeros minutos el frío aire y la baja temperatura me restan calor de forma alarmante. Antes de darme cuenta estoy tiritando a pesar de la mochila y el movimiento. Una vez que se aquieta el aire, recupero calor y reflejos rápidamente, alarmantemente adormecidos minutos antes.

Se tarda alrededor de una hora en bajar hasta la primera cascada del recorrido, tan atractiva como sugiere su propio nombre: de los Árboles Petrificados. Nombre que le aplican por haberse quedado olvidados algunos troncos en la cascada, donde el tiempo y los minerales disueltos en el agua los han calcificado. Bien visibles desde la base del pequeño salto, junto a la poza que recoge las aguas, llaman la atención por la originalidad. Aquí podemos optar por seguir el sendero que trepa unos metros para salvar un pequeño tajo o continuar por la pista forestal cercana hasta la Fuente de las Cabrerizas, junto al lecho del río.

Junto al cartelón que hay en la curva por encima de la fuente sigue el sendero acercándose hacia el río. Pero antes hay que detenerse frente a un conjunto de cascadas (si hay agua para formarlas), que han marcado toda una colina enfrentada ya que a través del tiempo han ido cambiando itinerarios, puliendo y decorando con distintos colores los diferentes recorridos. El agua baja desde la Pantaneta Cueva de Funes que está justo encima, aunque no es visible desde esta posición.

Sigo descendiendo para volver junto al cauce y cruzar el río para ascender bruscamente por la otra vertiente. El sendero, despechado, tiene que soslayar un profundo y prolongado cañón por lo que se eleva un centenar de metros. Discurre durante un tramo a media loma para dejarse caer nuevamente hasta las profundidades del barranco al encuentro de nuevo con el cauce. Todo el recorrido va a ser un juego obligado por lo orografía de acercamientos y alejamientos entre ambos. 

Cuando de nuevo se logran la reunificación sendero y río aparece un letrero: “fin de sendero”. Es un paraje con abundancia de pozas y pequeñas cascadas muy vistosas. En las pozas domina el profundo color verde que da nombre al curso. Yo prosigo, ignorando el cartel e intuyendo el escondido recorrido del sendero para primero, atravesar un pequeño puente colgante y después subir y bajar por las distintas vertientes, ya sin puentes (puesto que se los ha llevado la corriente), lo que me obliga a buscar lugares idóneos para cruzar (hoy el escaso caudal no me lo ha puesto demasiado difícil), hasta volver de nuevo a divorciarse sendero y cauce a causa de nuevos y estrechos desfiladeros.

De nuevo tengo que remontar, esta vez por la margen izquierda para tras llanear un rato volver a descender de nuevo al encuentro con el río. En mi nuevo acercamiento al cauce me asomo a una tríada de miradores escalonados, que situados estratégicamente permiten dominar buena parte del barranco que su estrechez no me ha permitido caminar. Para terminar cruzando de nuevo el río por otro puente colgante de mayor entidad que el anterior.

Poco después acaba mi avance por no encontrar sitio adecuado para volver a cruzar el cauce, lo que hace que abandone definitivamente mi seguimiento curso abajo. Debo estar muy cerca de la "Junta de los Ríos". Junto al último puente me detengo un rato para obtener unas fotografías y tomarme el bocadillo ya que lo hora así lo aconseja.

Desandar el camino hecho, ya que es un recorrido lineal, que sólo me permite pequeñísimas innovaciones. Alguna incluso debido a pequeños despistes propios que me obliga a vadear la corriente con alguna novedad respecto a la ida. Nada relevante si quiero retomar los tramos de sendero habilitados ya que salirme de ellos es muy problemático dada la espesura de la vegetación que lo inunda todo y que cuando lo intento me hace pagar un peaje nada despreciable entre pinchazos y arañazos.

Cuando regreso hasta la Fuente de las Cabrerizas decido acercarme hasta la Pantaneta, por lo que sigo la pista (dirección oeste) para tras superar una pequeña cuesta que no llega al kilómetro "darme de bruces" con ella. Vuelven a dejarse sentir las fuertes rachas de viento, mitigadas hasta ahora, que hacen esta hondonada muy molesta de caminar. El agua, muy rizada, da fe de la fuerza del aire. Esta pequeña lámina de agua alimentada por unas surgencias barranco arriba, sirve como hábitat permanente para una serie de aves que lo han adoptado como residencia, a las que puedo observar meciéndose en medio del “oleaje”.

Tras circundarla casi en su totalidad, retorno sobre mis pasos para acercarme hasta la Cascada de los Árboles Petrificados, desde donde se inicia la subida, larga y pronunciada, hasta la carretera donde abandoné el coche ésta mañana. Aquí coincido con un par de senderistas que había oído y avistado anteriormente, pero que por llevarles bastante ventaja no había creído conveniente esperar.

Me los encuentro en pleno avituallamiento. Tras los saludos y presentaciones de rigor decido esperar para hacer la subida aprovechando su compañía. Son dos maestros ya fuera de las labores docentes que pueden, al igual que yo, dedicar un día entre semana a estos menesteres. Iniciamos la ascensión con las paradas pertinentes, con la excusa de apreciar el paisaje o hacer alguna foto y la real de recobrar el “resuello”, ya que los repechones, que son varios, se las traen.

Algo más de una hora tardamos en alcanzar la bifurcación, casi arriba del todo. A la izquierda el sendero hasta su inicio. A la derecha el ramal que nos conduce hasta el pequeño aparcamiento donde esperan los vehículos. Algo antes de llegar me despido de José Luis y Antonio, ya que ellos han decidido no castigar más sus piernas. Yo, todavía con pasos por gastar en las mías, he decidido explorar un senderillo que avisté esta mañana y que el fuerte aire reinante a esas horas no recomendaba recorrer. Sin grandes ascensiones transita a media loma dirigiéndose hacia el sur.

Tras media hora de andar por él, prácticamente perdido entre la vegetación y entrecortado por algunos pequeños desprendimientos llego a una zona en que se sumerge, desapareciendo, entre la vegetación y aunque vuelve a mostrarse algo más lejos, no me quedan fuerzas ni ganas para seguirlo por lo que decido abandonar y dejar las ansias exploratorias para mejor ocasión. Así siempre tendré una excusa para volver.


Recordatorio: en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar con nosotros.