Los colores del bosque velados por la bruma.
Fecha:27-11-2013 Entre
dos cerros 8’00h.
M.I.D.E.:2,2,3,4. Cruce con Sulayr 10’40h
Duración: 7h Lineal Final etapa 11’30h
Desnivel en subida: 550 metros Cruce
con Sulayr 12’10h
Rangos de temperatura: de -3ºC a los 4'5ºC Aparcamiento 15h
En la vaguada que separa dos cerros dejo el coche
(Cerro del Tamboril 1.927 m. y el Cerro Alguacil con sus 2.004 m.). Aquí
arranca un sendero que va a recorrer toda la Cuerda del Alguacil, presentando
dos variantes: una que transita por las cumbres de la loma recorriendo las
cimas de la cuerda a la vez que va ganando altura de forma contínua 2.183,
2.203, 2.244 y paulatina hasta llegar a Los Califas con sus 2.336 m.; y la
otra variante que discurre por la misma loma a una cota algo inferior y sin altibajos dignos de mención hasta
desembocar en las propias faldas del Picón.
Para llegar tengo que acercarme primero hasta Güejar
Sierra, atravesar entera la población dirección Maitena, para una vez acabadas
las casas tomar un desvío a la izquierda anunciado como Cortijo Balderas. Es
una estrecha carretera sin mucho tráfico, aunque no por eso hay que relajarse.
Tras unos kilómetros llegamos al anunciado campig Balderas y dos kilómetros más
arriba nos encontramos un mirador desde el que se dominan buena parte de las
cimas emblemáticas de Sierra Nevada además del barranco por el que discurre el
río Maitena.
Todavía me queda un kilómetro más hasta alcanzar
el collado, coincidente con el término del asfaltado y el inicio de la tierra.
En total son 30 kilómetros desde Granada, 9 desde Güejar Sierra, 3 desde el
campig y uno desde el Mirador. A primera hora no me detengo mucho en el mirador
ya que la temprana hora no ayuda a apreciar ni los colores de la vegetación ni
las cumbres que no tienen todavía la luz necesaria que permita apreciar los detalles.
Cuando me bajo del coche el termómetro marca
-3ºC. Temperatura engañosa porque en cuanto me pongo en camino, hoy siempre en
suave pendiente, sin rampas bruscas en toda la jornada, no sólo se suaviza,
sino que mejora. Unos finos guantes han sobrado para impedir que se enfriaran
las manos y la habitual camiseta y una sudadera me han bastado.
Confiaba en que la nieve estuviera más alta. El
collado del Alguacil se encuentra a 1.900 metros de altura y comienzo a pisar
nieve nada mas echar a andar. Al principio escasa, dependiendo de la orientación
del sendero, apreciablemente abundante y dura en la cara norte de las lomas,
residual y más “pisable” en las solanas. Pero aun así me ha acompañado durante
toda la jornada; muy dura al tantearla junto al aparcamiento me ha hecho sumar los crampones a la mochila en previsión de su necesidad.
A pesar de la capa de nieve el sendero estaba muy
visible por las rodadas de algunos ciclistas y las pisadas de senderistas
anteriores. Tras una subida inicial algo más pronunciada, se prolonga por casi
tres horas recorriendo toda la larga loma de la Cuerda del Alguacil de forma muy suave, para una
vez rodeado el Alto de las Califas (2.450 m.) atravesar Hoyo Alto y recorrer
toda la cabecera de Camarate, hasta cruzarse, ya a los pies de Los Miradores en
la base del Picón con el Sendero Sulayr.
Durante el tiempo que he tardado en hacer este
recorrido, con un día totalmente calmo en cuanto a viento, voy divisando a mi derecha, primero la Loma de Maitena y después la de Papeles y siempre de
fondo los grandes de Sierra Nevada. Al inicio tengo enfrentado todo el barranco
del Guarnón con el Pico del Veleta cerrándolo, mostrándome su cara norte: el
tajo. A continuación los Crestones de Río Seco, el Puntal de la Caldera, el
Mulhacén y la Alcazaba.
Conforme avanzo en mi recorrido loma arriba voy
enfrentándome a la Loma de los Cuartos para enseguida mostrarseme en su
totalidad, desde una perspectiva novedosa todo el paraje de Los Lavaderos de la
Reina con el Cerro Poco Trigo en su centro, cuna del río Maitena. Avisto desde el
cerrado barranco inferior hasta el amplio circo glaciar de arriba y cerrando
todo, la contundente loma del Picón, con sus Miradores: Alto y Bajo hacia el
noreste y la línea de unión con el Puntal de Juntillas en la cota 3.000 hacia
el sur.
Una vez llegado al cruce con el Sulayr (en su
etapa 17 Postero Alto -Peña Partida): Piedra de los Soldados, abandono el
sendero que hasta ahora he transitado (Collado del Alguacil – Jérez del
Marquesado) para incorporarme al Sulayr. Tras una breve bajada enlazo con un
carril que acompañado de una acequia en suave pendiente va a recorrer buena
parte de la loma del Picón por debajo del Mirador Bajo. Tengo que cruzar el
Barranco de las Chorreras, rodear la cabecera del Arroyo Bernal y acercarme hasta el Cerro de los Bolos (2.000 m.) donde dejaré de ver la finca ganadera de
la Dehesa de Camarate por entrar en la cuenca del río Alhorí.
Pero hoy no voy a llegar tan lejos porque a
medio camino me encuentro unas amplias placas de hielo, que tras tantearlas no
me animo a atravesarlas para no calzarme los crampones o rodearlas. Esto unido a que las
nubes han iniciado una acelerada ascensión hacia el alto de Las Califas
ocupando ya todo Camarate me hace desistir de ir más lejos e inicio el regreso.
La suave temperatura ha comenzado a derretir lo
que esta mañana era duro hielo. El agua va empapando el ya de por sí húmedo
suelo formándose un barro que resbala quizá tanto como el hielo. Tras retornar
hasta la Piedra de los Soldados donde aprovecho para tomarme el bocadillo antes
de comenzar el largo recorrido de regreso que ahora he decidido hacer por las
crestas, uniendo todos los puntos altos que coronan la loma, la mayoría
señalizados con hitos (apilamientos de piedras).
El andar por las cresta es bastante más incómodo
que por el sendero, la vegetación que hay que ir continuamente esquivando y las
acumulaciones de nieve, a veces de bastante espesor hacen que el caminar sea
más lento y penoso, pero ya que he acortado el trayecto previsto para hoy,
tengo tiempo sobrado y me lo tomo con tranquilidad.
Desde la Piedra de los Soldados voy a seguir casi
a rajatabla la antigua valla ganadera que delimitaba por este lado sur la gran
Dehesa de Camarate. Aunque yo la sigo desde aquí, se prolongaba loma arriba
hasta el Mirador Alto y aun se puede apreciar la línea de postes escalar toda
la loma. El límite coincide casi en su totalidad con la cresta del Collado del
Alguacil, por lo que en mi caminar voy a ir paralela a ella en casi todo
momento.
La única subida con cierta entidad de todo el
recorrido es la que tengo que efectuar para coronar el Alto de Las Califas
(2.450 m) con su insoslayable bajada ya que es la cota más alta del día. El
resto de la jornada es buscar siempre el mejor itinerario para que el
acercamiento al collado donde aparqué el coche esta mañana sea lo más liviano
posible.
Todavía haré una breve parada en el Mirador
Puntal de las Majadas desde donde se nos ofrece una estupenda vista de toda
esta zona norte de la sierra que va desde el Veleta hasta el Picón de Jérez,
con todos sus picos más emblemáticos. Y bajo nosotros el cerrado barranco por
el que discurre el río Maitena que aunque el día no ayuda con algo de bruma que aporta una luminosidad poco clara ya muestra la gama de colores propia de últimos de
otoño.
Mas abajo, pasado Balderas, ya cerca de la
población de Güejar Sierra en la confluencia de los rios Maitena y Genil, los
bosques de ribera abajo y los rojizos castaños a media loma, colorean todo el
paisaje. Las casas del pueblo entre los azules del cielo arriba y el otro azul del
agua del pantano de Canales abajo, componen una estampa digna de contemplar sin
prisas, para disfrutar.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas, todo lo
demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e inorgánicos), deben regresar
con nosotros.
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Acabo de colgarle el teléfono a un tal Juan Gallegos Díaz, que es posible que tú conozcas de algo. Ahora que está cojo coyunturalmente, resulta que me he ofrecido de Lazarillo motorizado para ir a Nerja a no sé qué asunto oficial y hemos quedado mañana para que entre que vamos y entre que venimos hablamos, que es lo que realmente queremos. Qué maravilla de fotos de ese Sulair escepional que nos ofrece el privilegio cada día de poderlo contemplar gratuitamente casi desde que salimos de casa. No digamos quien, como tú, se dedica a patearlo a gusto y capricho. Te alabo el gusto, amigo. Un abrazo
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