Más abajo, los bosquetes de ribera ya colorean el paisaje.
Fecha:31-10-2013 Rinconada
Nigüelas 8'15h.
M.I.D.E.:3,3,3,4. Caballo 10'15h
Duración:
7'30h. (Circular) Laguna Caballo 10'45h
Desnivel
en subida: 1.460 metros Refugio Ventura
12h
Rangos
de temperatura: de 2'5ºC a los 7ºC Peña Caballera
12'40-13h.
Río
Torrente 15'15h
Rinconada
Nigüelas 16h.
Hace
un par de años intenté el asalto al Cerro del Caballo (3.009 m)
desde Lanjarón y no pude concluir porque me faltaron fuerzas. Ya
entonces durante mi regreso imaginé una etapa que enlazara la subida
al Cerro y la etapa 3 del sendero Sulayr (Rinconada Tello) pero en
sentido inverso. Mi hermano José Antonio no conocía la subida al
Caballo por su vertiente oeste y en reiteradas ocasiones me había
insinuado la ascensión.
Hoy
hemos aprovechado que los pronósticos metereológicos eran excelentes y la
temperatura no muy alta para intentar complacer ambos deseos. Para
que este recorrido se pueda hacer en una sola jornada no cabe otra
que arrancar bastante arriba. Nuestras piernas no dan ya para
caminatas superiores a las siete u ocho horas con desniveles
superiores a los mil quinientos positivos.
Por
ello decidimos subir en coche hasta los cortijos Echeverría a través
de Nigüelas por una pista que remonta todo el barranco del río
Torrente hasta situarnos alrededor de la cota dos mil. El carril hay
que recorrerlo con cuidado y bastante despacio porque a las cerradas
y pendientes curvas hay que sumar el deficiente estado de
mantenimiento. Por aquí generalmente sólo transitan 4X4, pero los
turismos no suelen adentrarse por estos terrenos.
Junto
al Mirador de la Rinconada, ya superada la cota 2.000 arranca un
sendero denominado “De los tres Mojones” que recorre una de las
lomas que acceden hasta la cumbre del Caballo. Una vez aparcado el
vehículo en las inmediaciones iniciamos la ascensión por un claro
sendero que trepa decididamente, primero por entre un bosquecillo de
maltratados pinos. Observándolos nos da la impresión de que
permanecen por el sólo hecho de estar agrupados y porque los
periféricos resguardan a los del interior a costa del maltrato por
el frío y el viento a que ven sometidos buena parte del año.
Una
vez superada la cota que permite la existencia de especies arbóreas,
el paisaje se despeja, quedando únicamente la típica vegetación de
alta montaña con sus formas redondeadas altamente adaptada a las
inclemencias y la nieve. Esta subida está dividida en tres tramos,
cada uno coronado por un “mojón”, con vaguadas intermedias que
nos sirven para recuperar. El recorrido señalado en su primera mitad
por un sendero muy marcado se va diluyendo para quedar reducido a una
serie de hitos de piedra que indican dirección, aunque ahora en
verano, sin resto alguno de nieve son superfluos porque la cima
redondeada del Caballo siempre está visible.
Tras
dos horas de marcha coronamos. No descubrimos nada nuevo ninguno de
los dos por ser una cima frecuentemente hoyada, aunque siempre que se
alcanza una meta propuesta, aparece la satisfacción, aunque
moderada, por su consecución. Tras los minutos que ocupamos en
visualizar los paisajes que desde aquí arriba se dominan y un día
más, algo decepcionados por la neblina que nos impide abarcar
claramente el mar y nos oculta totalmente la costa africana,
iniciamos el descenso.
Primero
hasta el collado y después hasta la propia laguna y el refugio. Tras
la acostumbrada visita el refugio y constatar que se mantiene limpio
y cuidado después de los arreglos de hace algunos años, volvemos a
cerrarlo y retomamos la bajada por la cara sur en dirección, primero
hasta el inconcluso Refugio Lanjarón (Hoyo del Zorro 2.900 m) y
junto a él el proyecto de aljibe para abastecerlo de agua. Este
refugio, como muchos ubicados a gran altura en Sierra Nevada formaron
parte de un proyecto de construcción para dar cobijo a los
trabajadores de los viveros que tenían que servir para repoblar,
mayoritariamente de pinos, a esta sierra.
A
partir de aquí caben dos opciones, bien bajar por las crestas:
recorriendo toda la Loma del Caballo hasta Peña Caballera (2.253 m),
o bien seguir el sendero, que a ratos casi desaparece y que con un
descenso más brusco nos ayuda a perder altura para enlazar con el
recorrido de la Acequia Nueva (con apenas dos años de vida) que pasa
apenas unos metros por encima del Refugio Ventura. De nuevo se nos
abren dos posibilidades: seguir bajando hasta Tello, final del tramo
del Sulayr que queremos recorrer o seguir junto a la acequia hasta
los pies de Peña Caballera. Optamos por esta segunda posibilidad.
Bajo
la Peña la acequia muere desangrándose (cuando lleva agua, hoy
permanecía seca) en unos prados confirmando que se trata de una
acequia de careo. Aprovechamos la sombra que nos brindan unos
tajillos para tomarnos el bocadillo, tarea que apenas nos ocupa
veinte minutos y de nuevo estamos listos para acometer la segunda
parte de nuestro itinerario.
Este
tramo del Sendero Sulayr va a discurrir, casi todo el, por pista
remontando un desnivel de 600 metros hasta la Rinconada. Durante el
recorrido pasamos de la cuenca del río Lanjarón a la del río
Torrente. En nuestro caminar vamos a pasar por las inmediaciones de
diversos cortijos, todos ellos de factura nueva, imagino que
reconstruidos después del extenso incendio que asoló estos parajes
en el año 2005. Podemos rellenar agua en la fuente de Mailópez o
apreciar la típica construcción de alta montaña en una choza
levantada utilizando en sus muros piedra local de esquistos y techada con
haces de centeno local superpuestos que la hacen impermeable.
A
nuestra izquierda y más de mil metros más abajo el Valle de Lecrín
con su rosario de pueblos al fondo y a mayor altura Pinos del Valle,
a sus pies el embalse de Béznar; más a la izquierda aun el otro
embalse, el de Rules que vistos desde aquí se aprecia su cercanía ya que están
separados por un kilómetro escaso. Los pueblos de Dúrcal y Padul
con su lámina de agua brillante por los rayos de sol: La Laguna. Al
fondo las sierras de Tejeda y Almijara y algo más cercanas las de
Albuñuelas y Güájares. Cerrando la panorámica hacia la izquierda
la imponente mole caliza de la Sierra de Lújar.
Los
distintos barrancos que vamos atravesando están refrescados por
pequeños arroyos hasta llegar al último ocupado por el río
Torrente. Quizás el río que se despeña con mayor brusquedad de
toda la sierra ya que naciendo casi en la cota 3.000 a los pies del
Caballo, en apenas unos kilómetros pierde 2.000 metros para ya en
las cercanías de Nigüelas atemperarse. Tanto cauce abajo como hacia arriba se construyeron diques pétreos para frenar los materiales de arrastre
que por su desnivel son cuantiosos. Todos ellos están hace tiempo
colmatados.
Aun
nos queda algo más de media hora para acabar nuestro recorrido. En
suave pendiente durante este tramo, la carretera deja todavía a un
lado otro cortijo e incluso una antigua explotación minera algo por
encima de la propia pista. Terminadas las labores extractoras hace
años sólo permanece el gran hueco que en su día se le hizo a la
loma en busca del mineral. Enseguida accedemos a la curva (La Solana)
donde han habilitado un gran mirador desde el que se domina además
de todo el barranco del río Torrente con Nigüelas al fondo y el
Caballo en su cabecera, buena parte del Valle y las sierras antes
mencionadas.
En
este último tramo de carretera mi hermano me habla de los aspectos
geológicos que enseñan las piedras que han quedado expuestas por
el corte en el talud de la carretera, las curiosidades o los rompecabezas que los
estratos cuentan y que muchas veces son difíciles de explicar o
secuenciar.
Como
hemos aprovechado hace poco el río para refrescarnos y hemos bebido
en un manantial algo más arriba todavía, no nos demoramos mucho
aquí y ya en el coche reiniciamos la bajada con sumo cuidado y
lentitud ya que ahora en las primeras horas de la tarde los baches y
las profundas rodadas se aprecian mucho mejor que a la subida y trato
de esquivarlas cuando puedo o afrontar suavemente las ineludibles.
Nos llevará casi la hora hacer los trece kilómetros de bajada hasta el pueblo, para enseguida conectar con la autovía y llegar a Granada dando por finalizada la jornada.
Recordatorio:
en nuestras salidas al campo sólo debemos dejar nuestras pisadas,
todo lo demás: impresiones, fotos y residuos (orgánicos e
inorgánicos), deben regresar con nosotros.
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Vaya garbeo por la Sierra, por Sulair. Cómo se nota que te la has pateado a gusto. Te agradezco todas estas fotos, que significan aire fresco y autenticidad. Un abrazo
ResponderEliminarCertifico tu reconocimiento al Refugio del Caballo como me hacías notar en uno de tus comentarios. Juan Mateo
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