miércoles, 31 de agosto de 2011

Laguna y Lagunillos del Corral del Veleta (Sierra Nevada - Granada)

Interior del refugio de la Carihuela, hoy perfectamente limpio.
En la cima del Veleta acompañado sólo por éste hambriento buscador de migas.
Por la mañana, durante la ascensión, las bajas nubes velaban la vista del Veleta.
Una vez iniciado el "Veredón" llegamos al "Mirador" desde donde contemplamos esta vista.
Boca del extremo este del fallido túnel que quería atravesar el Veleta.
Laguna del "Corral del Veleta", a fecha de hoy con hielo dentro y fuera lo que asegura su continuidad. 
Tajos del Campanario a través de los cuales se accede al Corral del Veleta.
Desde el interior del refugio del Túnel se contempla una interesante panorámica.
Vista general del Barranco del Guarnón, lecho del río del mismo nombre.
Reflejos del visitante en uno de los lagunillos.
Junto a la entrada del refugio caen estas pequeñas chorreras.
Otra vista de la Laguna del Corral del Veleta.
Panorámica desde la cima del Veleta.


Refugio de la Carihuela con el Veleta al fondo.
Ya de regreso paso junto a la Laguna de las Yeguas.



Fecha: 30-8-2011
Duración: 5h (22.215 p)
M.I.D.E.: 2,2,3,3
Desnivel en subida: 1.100 metros
Rango de temperaturas: 12ºC – 16’5ºC

Hace mucho tiempo que no ascendía al Veleta, unas veces porque no me interesaba perder un buen rato ya que iba a objetivos más lejanos y otras veces sencillamente porque me dirigía a otros lugares.

Hoy, día atípico por ser martes y porque en principio no tenía intención de subir ya que me había propuesto un mes sabático, al final viendo que el tiempo anunciaba nubes conforme avanzaba la semana, he decidido hacer una escapadita corta y  matar “dos pájaros de un tiro”. Por un lado ascender al Veleta, que ya ni me acuerdo cuando fue la última vez, por otro hacerlo por el tajo, que hace más todavía que no lo hago y también aprovechar para bajar al Corral del Veleta, para fotografiar los lagunillos y la laguna que allí se asientan.

Este año este habitual lagunillo se va a convertir en laguna, porque muy probablemente enlacen los ventisqueros de la zona con la temporada que viene dándole permanencia. Hoy a las diez de la mañana estaban duros como piedras bajo una leve capa de nieve blanda. Deben bajar las temperaturas bastante ya por las noches.

La parte superior del Corral del Veleta forma un depresión entre los tajos y la morrena frontal del extinto glaciar que aquí se aposentó hasta finales del pasado s. XIX. Esta depresión está completamente cubierta de hielo, lo que en su día fue la cabecera del glaciar aguanta bastante bien debido a las bajas temperaturas y a la mucha nieve que hay acumulada todavía.

En una pequeña hondonada al pié de los ventisqueros se forma una laguna cuando la nieve se retira lo suficiente para dejarle el sitio. Durante la mayor parte de la primavera y el verano no se ve por estar tapada y los años de poca nieve su vida es efímera ya que dura lo poco que resta hasta la fundición total del hielo que quede una vez descubierta. Este año a finales de agosto tiene hielo dentro del agua, lo que nos da idea de su temperatura y grandes ventisqueros a todo su alrededor.

Es el nacimiento del río Guarnón que tras recorrer algo más de un kilómetro  barranco abajo dona sus aguas al río Genil. En este corto y accidentado trayecto el río pierde  más de mil metros de cota.  Por su orientación y por su altura es donde más perdura la nieve de toda la sierra. Si algunos años consiguen perdurar algunos ventisqueros a la temporada siguiente, es sin duda aquí.

Esta mañana, mientras ascendía, las nubes algo bajas y a caballo de un rápido viento del sur a veces me tapaban la vista del Veleta. Aunque en ningún momento han representado una amenaza de lluvia, si parecía que pudieran entorpecerme el recorrido. No ha sido así porque el propio Veleta me ha protegido, una vez que me he introducido en el Corral. Aquí la calma era total e incluso el sol ha empezado a notarse.

La bajada al circo recogido entre los Tajos del Campanario, el propio Veleta, el Cerro de los Machos y Veta Grande  con su continuación hacia abajo mediante la Loma del Lanchar, ha sido relativamente cómoda por que los habituales ventisqueros que la entorpecen están ya bajos y dejan expedito el Veredón. Es una bajada por en medio de los tajos que nos acerca al Corral un poco por encima del refugio artificial formado por el túnel del Veleta que iniciaron simultáneamente a ambos lados del Veleta para horadándolo ahorrarse parte de la subida, en un trazado posteriormente desestimado. La parte del túnel de la cara oeste, después de su abandono se obstruyó. La parte este, ya en el Corral, se ha utilizado desde entonces como refugio artificial. Es una galería de una veintena de metros tajo adentro al que se le han puesto unas hileras de piedras superpuestas para reducir la bocana y minimizar el efecto del viento y las ventiscas.

Después de visitar la laguna y algunas otros lagunillos que se han formado al pié de los ventisqueros, todas por encima de la morrena, he vuelto sobre mis pasos hasta remontar de nuevo hasta “El Mirador” y desde aquí ha optado por ascender al Veleta pegado al tajo, a ratos por la propia cornisa. Hacía mucho tiempo que no hacía este recorrido y como el viento había amainado hasta quedar reducido a una fresca brisa me he animado a recordarlo.

Durante la subida por la cornisa de los tajos sólo cabe mencionar algunos momentos delicados cuando hay que atravesar algunas amplias lascas pulimentadas y con gran inclinación, aparte de estos momentos, la subida no ofrece mayor problema que los que da la propia ascensión. El ir pegado al tajo me permite ir admirando en todo momento las amplias vistas que el barranco me depara y una vez arriba, asomado a una roca saliente sobre el tajo, haciendo de mirador, vuelvo a contemplar la laguna allá abajo, muy abajo.  

Una vez arriba, me encuentro la cima curiosamente solitaria, no es habitual compartir esta alta cumbre sólo con algunos pequeños pájaros rondándote en busca de cualquier miga que se desprenda de tu bocadillo. Acostumbrados a aprovechar las sobras de los humanos, muestran gran confianza, que si nos mantenemos quietos un rato y les arrojamos alguna miga de pan, ni se lo piensan dos veces para acercarse hasta casi rozarte la bota.

El aire de esta mañana ha barrido el polvo del ambiente y ha dejado una nitidez que me permite contemplar los más pequeños detalles aun en la distancia. Desde la cima del Veleta hoy puedo distinguir las diferentes variantes de la vereda que suben loma arriba al Mulhacén así como la que atraviesa Loma Pelá. La posición del sol, no muy alta todavía ayuda a resaltar los contrastes y las diferentes tonalidades que muestra el paisaje. Recuerdo mi anterior caminata, de hace unas semanas, a las Lagunas de las Cabras y compruebo que al menos la más baja sigue existiendo junto con los borreguiles que la rodean. Definitivamente este año ha sido un buen año de nieves.

Decido bajar por el refugio de la Carihuela, también solitario en el momento de la visita y muy limpio. Me he limitado a cerrarlo ya que los últimos usuarios no han tenido la precaución de hacerlo y he seguido bajando hasta los Lagunillos de la Virgen y más tarde a la Laguna de la Yeguas, en un intento de hacer el recorrido lo más circular posible. Desde la Laguna el sendero es claro y no tiene pérdida y tras dejar a mi izquierda el complejo de Borreguiles y tras una hora de caminar llego al monumento a la Virgen de las Nieves, para enseguida acabar en el aparcamiento de la Hoya de la Mora, muy concurrido hoy.

Amenizo el relato de la excursión de hoy con otro que habla de árabes, diamantes y pérdidas: La leyenda de los tres diamantes





uentan que sintiendo el rey Muley Hacen que su fin estaba próximo, hizo llamar a su hijo el príncipe Abul 
Haxig a su retiro del castillo de Mondújar y recibiéndolo en su lecho de muerte le contó la historia de cómo un rico labrador llamado Al Hamar llegó a ser rey de Granada. Fiel practicante de su fe, Al Hamar desesperado ante el avance cristiano oraba un día a Alá suplicando algún medio para detenerlos, cuando escuchó una fuerte voz, a la vez que se le aparecía un espectro que, entregándole tres diamantes negros de inigualable belleza le hizo prometer que en la hora de su muerte los legaría a su sucesor, repitiédose esto de generación en generación. Solo de este modo la bandera del Islam ondearía para siempre en esta tierra. Acabada su historia, Muley Hacen contó a su hijo cómo a causa de la inestabilidad que se respiraba en el reino y ante la amenaza de una posible guerra, había escondido los diamantes en una profunda gruta, en lo mas alto de Sierra Nevada y dándole un pergamino con las indicaciones para hallarla expiró. Tuvo Abul Haxig sin embargo, la desgracia de caer en una emboscada, perdiendo el pergamino en la batalla y la vida pocos días después en brazos de su hijo Abú Abd Allah, no sin antes transmitirle el legado del abuelo. Así pues, comenzó a registrar la Sierra pero sin el pergamino era imposible encontrar la gruta y de este modo, el invierno vino sobre él, muriendo bajo sus heladas nieves. Se dice que el mismo día de su muerte Granada cayó en manos cristianas y que nadie pudo encontrar jamás los diamantes, que aun continúan ocultos en las profundidades de Sierra Nevada.

jueves, 25 de agosto de 2011

Lagunillo del Puerto - Laguna Juntillas (Sierra Nevada - Granada)



El sol comienza iluminando las cimas más altas.


Uno de los Lagunillos existentes en los Lavaderos.


Preparados para la foto.


El segundo Lagunillo ubicado en el circo glaciar de los Lavaderos.


Por la mañana el Marquesado estaba cubierto por las brumas.


Línea de Crestas que se encaminan hacia el Puerto de la Ragua.

Piedra de los Ladrones.

Lagunillo del Puerto, visitado demasiado tarde.

La Alcazaba y el Mulhacén desde una perspectiva distinta.

Uno de los manantiales, a media loma del Cerro Pelao, amenizando el tránsito.

Laguna de Juntillas

Aspecto de la vegetación que mantiene la Laguna.

Ya de vuelta, un rebaño sesteando y yo por estos cerros.



Fecha: 24-8-2011
Duración: 9h 30’  (46.6250 p)
M.I.D.E.: 2,3,3,4
Desnivel en subida: 1.600 m
Rango de temperaturas: 15ºC (7h 30’) – 27ºC (17h)


En mi afán de visitar todas las lagunas de Sierra Nevada, de las que por cierto me faltan pocas, voy acomodando las salidas semanales, para entre otras cosas, cumplir ese requisito. Una de las que me faltaban por visitar y cuando me refiero a visita, no sólo me refiero a ver físicamente la laguna, sino a visitar el entorno y la ubicación de la misma, era esta del Puerto de Trevélez. Paso tradicional, cuando los intercambios comerciales se hacían mediante animales, entre el Pueblo de Trevélez y por ampliación, los de su entorno geográfico, con la zona del Marquesado.

Cuando estos días pasados estuve, sobre el plano mirando la ubicación y el posible recorrido, ideé porque me pareció factible, un tramo de subida y bajada común, hasta el Refugio de Peña Partida y otro circular, circunvalando el  Cerro Pelao (3.181 m). Aunque el cerro no lo voy a coronar hoy, por quedar un poco fuera de trayecto, ya lo he hecho en otras ocasiones y le va el nombre que “ni pintado”.

Como decía anteriormente, mirando el plano 1:40.000, o traducido a términos de “andar por casa”, el recorrido entraba en un palmo. Hoy después de haberlo hecho he llegado a la conclusión, un poco tarde, de que debería de cambiar la escala de mi mapa o cambiar mi palmo recurriendo a algún familiar que lo tuviera algo más pequeño. La excursión se me ha hecho larga en exceso.

No voy a describir el trayecto hasta el Refugio por haberlo hecho en otras ocasiones (concretamente la última la semana pasada), así que me voy a permitir comenzar en el Refugio “Peña Partida”. Hoy en lugar de entrar a los Lavaderos por abajo (Sulayr) he ascendido un poco por la Loma de los Cuartos para entrar más alto al circo glaciar y rodeando el “Cerro Poco Trigo (2.668 m) atravesar todo el circo glaciar para ascender por la izquierda hasta el “Puntal de Juntillas” (3.139 m). Para hacer esta ascensión existe una vereda que haciendo un enorme zis-zas para pasar por el “Castillejo” (piedra que destaca a principio de loma), la recorre toda hasta arriba.

Yo, hoy, pletórico, he optado por ahorrarme las idas y venidas del sendero por la loma, así que la he cogido “monte a través” y con paso cansino pero sin reposo me he plantado arriba sin gran deterioro, aprovechando que la temperatura era fresca todavía y que corría, aún, una suave brisa.

Una vez arriba se deja el Picón de Jérez a la izquierda y el Cerro Pelao a la derecha y me encamino directo por las crestas hacia un conjunto de peñones encumbrando una falsa cima denominado “La Piedra de los Ladrones” (2.944 m), como veréis perdiendo rápidamente altura, para proseguir en bajada hasta el Puerto de Trevélez (2.600 m), paso natural entre esta parte de la Alpujarra granadina y la zona del Marquesado. Esta línea de crestas que se dirigen hacia el este, nacen justo aquí (aquí rompe la sierra la dirección dominante que traía hasta ahora), encaminándose hacia el  Puerto de la Ragua para adentrarse posteriormente en tierras almerienses. Ya ninguna de sus cimas alcanzará los tres mil.

Durante esta bajada ya divisé el Lagunillo y me pareció, en la distancia, que estaba seco, pero al estar rodeado de zona de prados con evidencias de agua,  apelando a mi defectuosa vista y en cumplimiento del trazado original previsto (1), me decido a seguir bajando para acercarme a él. Verifico que no me he equivocado en ninguna de las presunciones anteriores. Hay agua en los alrededores, de hecho un riachuelo para a unos metros del lagunillo, sin alimentarlo y por el mismo barranco discurren al menos tres riachuelos que sirven de nacimiento al río Puerto de Jerez que inicia su andadura en esta zona, originados por el deshielo de algunos ventisqueros que aun perduran en los tajos situados algo más arriba.

Una vez cumplimentada la visita, inicio el rodeo del Cerro Pelao intentando no perder cota de altura, con la intención de acabar  en la Laguna Juntillas. Es un largo recorrido que me facilita en parte un sendero que a media loma lo recorre. La cara este y más tarde la sur tiene varios nacimientos de agua, lo que causa sorpresa conociendo su cima, lo que ayuda a amenizar la larga travesía, ya que a esta cota (2.500-2.600) el recorrido se alarga exasperadamente, molestado permanentemente por un viento, a veces racheado, que aunque no llega a ser excesivamente fuerte, si lo suficiente para tenerme que encajar decididamente al gorra.

Para colmo, cuando creo que me acerco definitivamente a la laguna, el sendero opta por bajar hacia el río Juntillas, dejándome enfrentado a unos tajillos que no me agradan demasiado. Recurro  a subir unos doscientos metros “a capela” por una fuerte pendiente, hasta encontrar otro sendero que debí despreciar en algún momento de me recorrido anterior y que ahora acojo con regocijo.

Tras otro rato de caminata llego por fin a la Laguna Juntillas. Es una bonita laguna rizada casi siempre sus aguas por la brisa y creo que la única de Sierra Nevada que mantiene unas zonas de plantas acuáticas. Tras las fotos de rigor y sin demorarme demasiado retomo la ascensión hasta el Puntal que sirve de divisoria entre los Lavaderos y este otro circo glaciar. Esta subida se realiza por un amplio cascajal que en una media hora me sitúa arriba en el que en ninguna de mis visitas he logrado encontrar algo que se parezca a un sendero.

La bajada decido hacerla por la  Loma de los Cuartos, loma que cierra los Lavaderos por el lado contrario al que usé para la subida y a cuyo pié está situado el Refugio Peña Partida. Es un largo descenso donde se pierden algo más de setecientos metros de desnivel, que alterna zonas de pedregales (arriba) con otros más llevaderos, e incluso la parte más baja realmente cómoda de hacer ya que el terreno presenta pequeños aterrazamientos, lo que me invita siempre a abandonar el sendero y dirigirme directo hacia el Refugio.



(1)   Como en muchas ocasiones mis salidas son solitarias, tengo por norma atenerme al itinerario previsto y compartido en casa con anterioridad. Es conveniente hacerlo así por seguridad. En caso de tener que alterarlo sustancialmente debe comunicarse a alguien de tu entorno. Esta precaución es válida aunque se salga en grupo.


Nota: Hago la distinción entre Laguna y Lagunillo. La primera es una masa de agua que, salvo ocasiones axcepcionales de gran sequía, permanece de una temporada a otra con naturales bajadas de nivel pero sin mostrar el suelo. Lagunillo, en cambio, son aquellos embalsamientos de agua que no suelen permanecer  cuando los deshielos acaban con los ventisqueros de los que se alimentan, durante el mes de Agosto, generalmente.